Marcelino Sanz de Sautuola para niños
Datos para niños Marcelino Sanz de Sautuola |
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Marcelino Sanz de Sautuola y Pedrueca | |
Nacimiento | 2 de junio de 1831 Santander (España) |
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Fallecimiento | 30 de marzo de 1888 Santander (España) |
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Residencia | Puente San Miguel | |
Nacionalidad | Española | |
Familia | ||
Padres | Santiago Sanz de Sautuola y Ortiz de Taranco Gertrudis Pedrueca Velarde |
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Cónyuge | María Concepción de Escalante y Prieto | |
Hijos | María Sanz de Sautuola | |
Información profesional | ||
Ocupación | Antropólogo, arqueólogo, naturalista, rock art specialist, abogado y jurista | |
Área | Historia y antropología | |
Conocido por | Descubridor científico y estudioso de la cueva de Altamira | |
Notas | ||
No vivió para ver el reconocimiento mundial de su gran descubrimiento | ||
Marcelino Sanz de Sautuola y Pedrueca (nacido en Santander, Cantabria, el 2 de junio de 1831 y fallecido en la misma ciudad el 30 de marzo de 1888) fue un importante naturalista y experto en prehistoria de España. Es conocido por ser el descubridor científico de las famosas pinturas de la cueva de Altamira.
Contenido
¿Quién fue Marcelino Sanz de Sautuola?
Marcelino Sanz de Sautuola nació en una familia con buena posición económica en Santander. Desde joven, mostró un gran interés por las ciencias naturales, la botánica y la geología. Estudió Filosofía y Letras, y luego Derecho en la Universidad de Valladolid.
Aunque era abogado, no necesitó ejercer su profesión. En cambio, se dedicó a administrar los bienes de su familia y a sus pasiones científicas. Con el tiempo, también se interesó mucho por la prehistoria, el estudio de las épocas anteriores a la escritura.
Sus primeros intereses y reconocimientos
Marcelino era una persona muy activa en su comunidad. En 1859, recibió un premio por su participación en una exposición de agricultura. También fue el primero en plantar un eucalipto en su finca en 1863. Incluso publicó un informe sobre cómo este árbol se adaptó a Cantabria.
Además de sus estudios, ocupó cargos importantes en juntas y comisiones de Santander. Esto demuestra su compromiso con su ciudad y sus intereses variados.
El camino hacia la arqueología
Con el paso de los años, Marcelino desarrolló un gusto especial por la arqueología y la antropología. En 1866, fue nombrado miembro de la Real Academia de la Historia. En 1872, se convirtió en vicepresidente de la Comisión de Monumentos de la Provincia de Santander.
Un viaje a la Exposición Universal de París en 1878 fue clave para él. Allí, vio objetos prehistóricos que le recordaron a los que ya tenía en su propia colección. Esto lo animó a investigar y explorar cuevas en Cantabria de forma más organizada.
El descubrimiento de la Cueva de Altamira
Fue en esta época cuando un trabajador de sus fincas, Modesto Cubillas, le habló de una cueva que había descubierto en 1868. Marcelino ya la había visitado en 1875, pero el gran momento llegó en el verano de 1879.
Mientras exploraba la cueva con su hija María, de ocho años, ella miró hacia el techo y exclamó: "¡Mira, papá! ¡Bueyes pintados!". Así fue como descubrieron las impresionantes pinturas de la cueva de Altamira. Estas pinturas son tan importantes que se les conoce como la "Capilla Sixtina del arte rupestre".
La primera publicación y el escepticismo
En 1880, Marcelino presentó las pinturas y sus ideas sobre ellas en un libro llamado Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander. En este libro, mostró un dibujo completo de las pinturas en el techo de la cueva.
La publicación causó un gran impacto. Sin embargo, muchos expertos en prehistoria de la época, como Gabriel de Mortillet y Émile Cartailhac, no creyeron que las pinturas fueran tan antiguas. Pensaban que la técnica y los colores tan vivos no podían ser de la prehistoria. Algunos incluso sugirieron que las pinturas habían sido hechas recientemente.
En España, también hubo quienes dudaron. Solo unos pocos, como Juan Vilanova y Piera, profesor de Paleontología, defendieron la autenticidad de las pinturas junto a Sautuola. Un informe de 1881, encargado por Cartailhac, declaró que las pinturas eran modernas. Por esta razón, las pinturas de Altamira fueron ignoradas por más de veinte años.
El reconocimiento póstumo de Altamira
Lamentablemente, Marcelino Sanz de Sautuola no vivió para ver cómo su gran descubrimiento era reconocido. Falleció catorce años antes de que se confirmara la autenticidad de las pinturas.
El reconocimiento comenzó en 1895, cuando se descubrieron grabados similares en Francia. Los trabajos de Henri Breuil llevaron a más descubrimientos de arte rupestre parecido. En 1902, Breuil confirmó que los hallazgos de Altamira eran auténticos.
Poco después, Émile Cartailhac, uno de los principales críticos de Marcelino, publicó un artículo llamado "Mea culpa d'un sceptique" (Mi culpa de un escéptico). En él, reconoció su error y mostró su respeto y admiración por el trabajo de Marcelino. Incluso visitó la cueva en 1902 con Breuil para disculparse con la familia de Sautuola.
Las técnicas modernas de datación han confirmado que las pinturas de la cueva de Altamira fueron creadas hace entre 11.000 y 19.000 años. Los descubrimientos de Sanz de Sautuola son fundamentales para el estudio del arte paleolítico.
La hija de Marcelino, María Sanz de Sautuola y Escalante, quien descubrió las pinturas, se casó en 1898. Su nieto fue Emilio Botín, quien llegó a ser presidente del Banco Santander.
Altamira en el cine
En marzo de 2016, se estrenó en España una película llamada Altamira. Esta película, dirigida por Hugh Hudson y protagonizada por Antonio Banderas, cuenta la historia de Marcelino Sanz de Sautuola y su descubrimiento.
Véase también
En inglés: Marcelino Sanz de Sautuola Facts for Kids