José Rodríguez-Medel para niños
Datos para niños José Rodríguez-Medel Briones |
||
---|---|---|
![]() |
||
Información personal | ||
Nacimiento | 9 de diciembre de 1888 Siruela, (Badajoz) ![]() |
|
Fallecimiento | 18 de julio de 1936 Pamplona ![]() |
|
Nacionalidad | Española | |
Información profesional | ||
Ocupación | Militar | |
Lealtad | ![]() ![]() |
|
Rama militar | ![]() |
|
Mandos | Comandancia de Navarra (1936) | |
Rango militar | Comandante (Guardia Civil) | |
Conflictos |
|
|
José Rodríguez-Medel Briones (nacido en Siruela, Badajoz, el 9 de diciembre de 1888 y fallecido en Pamplona el 18 de julio de 1936) fue un comandante de la Guardia Civil en Navarra durante la Segunda República Española. Su fallecimiento ocurrió mientras intentaba organizar a los guardias para defenderse de una rebelión militar.
Contenido
¿Quién fue José Rodríguez-Medel Briones?
José Rodríguez-Medel Briones fue un militar español que dedicó su vida a la Guardia Civil. Es recordado por su lealtad al gobierno de la Segunda República Española en un momento de gran tensión en el país.
Sus primeros años y carrera militar
José Rodríguez-Medel llegó a Pamplona en 1908 como oficial de la Guardia Civil. Aunque había pedido ser trasladado a Madrid, su destino fue Pamplona. Allí conoció a Lucía Carmona, con quien se casó en 1911. Tuvieron siete hijos.
Con el tiempo, José obtuvo el título de ingeniero oficial y se mudó con su familia a Granada. En 1917, decidió tomar un permiso especial sin sueldo para dedicarse a un trabajo civil. Esto le permitía mantener su puesto en el ejército, pero ganar más dinero para su numerosa familia.
En 1933, regresó a la Guardia Civil como comandante. Pidió ser enviado a Madrid o Pamplona. Fue destinado a Madrid como ayudante de un general.
Un momento difícil en España
En la época de 1936, España vivía un periodo de mucha inestabilidad. Había diferentes grupos políticos con ideas muy distintas. En Navarra, algunos grupos se sentían preocupados por la presencia de milicias armadas.
El general Emilio Mola fue enviado a Pamplona por el gobierno. Allí, Mola comenzó a organizar una rebelión militar. El gobierno, para intentar controlar la situación, decidió enviar a José Rodríguez-Medel a Pamplona. Su misión era tomar el mando de la Comandancia de la Guardia Civil de Navarra.
Su llegada a Pamplona y el desafío
José Rodríguez-Medel se despidió de su familia pensando que sería por pocos días. Mola, que ya conocía a Medel, vio su nombramiento como un obstáculo para sus planes.
Cuando Medel llegó a Pamplona, visitó al gobernador y al alcalde, pero no al general Mola. Mola lo consideró una ofensa y lo llamó a su oficina. Medel fue con su uniforme completo, incluyendo su sable. Mola le pidió que dejara el sable fuera, pero Medel se negó, diciendo que el sable era parte de su uniforme como jefe de la Guardia Civil.
El gobierno sabía que había una conspiración militar en marcha. El inspector general de la Guardia Civil, el general Sebastián Pozas, ordenó a Medel que preparara a sus hombres. Debían establecer una línea de defensa en Tafalla para aislar a Navarra por el sur.
El último día de José Rodríguez-Medel
Mola intentó convencer a Rodríguez-Medel de unirse a la rebelión, pero Medel se mantuvo fiel al gobierno.
Mola le preguntó por teléfono: — ¿Para usted no importa nada la salvación de España? ¿Qué haría usted si se implantase el comunismo? — Cumplir con mi deber —contestó Medel. Mola insistió: — ¿Y cuál sería su deber? — Obedecer las órdenes del poder constituido.
Después de hablar con el gobernador, Medel recibió la orden de agrupar a sus guardias y dirigirse a Tafalla. Contaría con el apoyo de otras fuerzas y organizaciones.
Al llegar a la Comandancia, Medel ordenó a todos los guardias que se prepararan para el traslado. Eran las 8 de la tarde. Reunió a los guardias y les dijo: “Supongo que todos estaréis dispuestos a seguirme. No tengo por qué decir a dónde ni con qué objeto, porque los militares tienen la obligación de seguir a sus jefes sin más. Lo único que puedo decir es que es preciso hacer un esfuerzo supremo, del que necesita el Gobierno es estos instantes”. Terminó su discurso con un “Viva la República”. Hubo un silencio, y luego volvió a gritar “Viva la República”, a lo que esta vez le respondieron “Viva España”.
Cuando José Rodríguez-Medel se dirigía a la columna de guardias que esperaban en la calle, recibió disparos de uno de los guardias que se habían unido a la rebelión. Falleció en el acto.
¿Cómo ocurrió su muerte?
Durante muchos años, la versión oficial de su muerte decía que Medel había disparado primero, hiriendo a un guardia, y que luego le dispararon en defensa propia. Sin embargo, un testigo de 22 años en ese momento, José Antonio Balduz, contó años después una versión diferente. Él vio a un grupo de guardias y escuchó un disparo, y Medel cayó al suelo.
Se ha confirmado que Rodríguez-Medel recibió dos disparos por la espalda. Esto se sabe por el informe del juzgado y por los orificios en su uniforme, que su familia guardó. Esto sugiere que fue un ataque inesperado, sin un enfrentamiento previo. Un documento reciente, aportado por un hijo de los guardias rebeldes, sugiere que el conductor del comandante pudo haber sido el autor de los disparos.
Después de su fallecimiento, el coronel Beorlegui tomó el control de la situación. Los rebeldes intentaron ocultar lo sucedido. El periódico local del día siguiente publicó una pequeña nota diciendo que había sido un "accidente desgraciado".
La familia de Medel se enteró de su muerte por la radio. Su esposa e hija viajaron a Pamplona, pero los militares solo les ofrecieron una fosa común para enterrarlo. Finalmente, una prima de su esposa consiguió permiso para enterrarlo en un panteón familiar, pero sin ninguna inscripción. Semanas después, otro capitán de la Guardia Civil que apoyaba a Medel, Ricardo Fresno Urzaiz, también falleció.
Otros oficiales de la Comandancia de Pamplona fueron juzgados por su comportamiento en esos días. Un guardia civil, Pablo Ardanaz, fue condenado a muerte y ejecutado en octubre de 1936.
Es importante saber que José Rodríguez-Medel no fue la primera persona en fallecer en la península ibérica en la Guerra Civil Española. Horas antes de su muerte, ya se habían producido enfrentamientos y fallecimientos en otras ciudades.