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Historia de Manlleu para niños

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Historia de Manlleu: Un Viaje en el Tiempo

Manlleu es una localidad con una historia muy antigua, que se remonta a miles de años. Aquí te contamos cómo ha evolucionado a lo largo del tiempo.

Los Primeros Habitantes y la Época Romana

Los primeros signos de que hubo personas viviendo en Manlleu, en la provincia de Barcelona, España, son del Neolítico (hace unos 4300 a 2500 años antes de Cristo). Se han encontrado restos cerca de la ermita de San Jaime y en el cerro Puig-guardial. En 1986, se descubrieron dos esqueletos en un almacén subterráneo que datan de la Edad del Cobre (hace unos 2000 a 1800 años antes de Cristo). Esto nos dice que en ese lugar había un asentamiento al aire libre donde la gente se dedicaba a la agricultura y la ganadería.

También hay objetos de la Edad del Bronce (entre 1200 y 650 años antes de Cristo) en la zona del Fugurull. Esto sugiere que allí existió un poblado, que sería el origen de las tribus íberas que vivieron más tarde, conocidas como ausetanos en la comarca de Osona.

Cuando los romanos llegaron en el siglo II a. C., la sociedad de los ausetanos cambió mucho por su influencia. Esto se ve en el sitio arqueológico de Can Caseta, un asentamiento rural que existió hasta el siglo II, y en Puig-guardial. Sin embargo, de la época romana solo se han encontrado algunos objetos sueltos.

La Edad Media: Nacimiento y Crecimiento

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Iglesia de Santa María, Manlleu

El primer documento que menciona Manlleu es de 906, cuando se consagró la iglesia de Santa María. En ese documento, el nombre de la población aparece como "Mauseolo" y "Masleolo". Más tarde, en la Edad Media, se usó "Mesleo" y, a partir del siglo XII, "Manleo" y "Manlevo". El primer centro del pueblo se formó alrededor de la iglesia de Santa María, en el cerro que hoy se conoce como Dalt Vila.

Entre 1084 y 1098, se creó un monasterio en la iglesia de Santa María, donde vivía una comunidad de religiosos. Este monasterio fue acumulando muchas propiedades a partir del siglo XII. En esa época, también había un castillo en Manlleu, construido probablemente hacia el siglo XI, que tuvo nobles gobernantes llamados de Orís-Manlleu. Hoy no queda nada de este castillo, ya que sus últimos restos, conocidos como "El Castellot", desaparecieron a mediados del siglo XIX. De esta época también son algunas iglesias románicas en las afueras, como Sant Esteve de Vilacetrú y Sant Julià de Vilamirosa.

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Sant Esteve de Vilacetrú, Manlleu

El crecimiento del pueblo alrededor de la iglesia llevó a la construcción de murallas con tres entradas y la creación de calles y plazas. En una de ellas, la plaza Quintana, se celebraba un mercado semanal desde 1308.

Los siglos XIV y XV fueron difíciles en toda Europa debido a una enfermedad grave llamada peste negra y varias guerras. Manlleu también sufrió sus efectos, y la población disminuyó mucho. Sin embargo, a finales del s. XIV, el pueblo ya se había recuperado. Prueba de ello es que en 1396 se empezó a construir el puente de Can Molas (terminado hacia 1440), que fue una gran mejora al unir las dos orillas del río Ter.

Después de estas dificultades, Manlleu empezó a recuperarse lentamente durante el s. XVI. Un factor importante para este crecimiento fue la fabricación de productos de lana.

Siglos XVI al XVIII: Expansión y Cambios

A principios del s. XVI, el antiguo pueblo amurallado se expandió por última vez, incluyendo la plaza de Dalt Vila. Sin embargo, la gente también empezó a construir casas fuera de las murallas, siguiendo los caminos antiguos, como la calle de Defora (hoy calle de Torelló).

El primer escudo conocido de Manlleu es de 1582 y se puede ver en una casa al principio de la calle de Torelló. Durante el s. XVII, Manlleu siguió creciendo fuera de las murallas, y se formaron nuevas calles como el Call del Ter (hoy calle Enric Delaris), y las calles del Pont, de Sant Pere, de Sant Martí y de la Cavalleria.

El monasterio pasó por un tiempo de dificultades, pero en 1571 se reconstruyó su claustro en estilo gótico-renacentista. Algunas de sus arcadas aún se conservan. En 1592, el monasterio de Manlleu pasó a depender de otro convento hasta mediados del s. XIX.

Durante los siglos XVI y XVII, Manlleu, como el resto de Cataluña, sufrió problemas de seguridad y disputas entre grupos. La familia Bellfort de Manlleu participó activamente en estas disputas. La torre de defensa de su masía, que aún existe, es un testimonio de esas épocas.

En la Guerra de los Segadores, un personaje importante de Manlleu fue Fray Bernadí, quien representó a la Generalidad ante el rey. Durante la Guerra de Sucesión Española, Manlleu apoyó a Felipe V debido a su rivalidad con la cercana ciudad de Vich, que apoyaba a Carlos de Austria. Manlleu fue una de las pocas poblaciones catalanas que apoyó a Felipe V. Por ello, al terminar la guerra, Felipe V le dio a la villa el título de "Fidelísima" y otros beneficios que se guardan en el Archivo municipal.

Durante el s. XVIII, Manlleu vivió un tiempo de prosperidad y crecimiento. Se construyeron más casas en los caminos y se formó una nueva zona en lo que hoy se conoce como Baix Vila.

La economía de este siglo cambió mucho. La fabricación de textiles creció, pasando de la lana al algodón, y estos productos se vendían por todo el país. Esto fue el inicio del gran desarrollo textil del s. XIX. Al final del s. XVIII, el crecimiento económico y urbano llevó a la construcción de una nueva iglesia más grande y de estilo barroco, en el mismo lugar que el antiguo templo medieval.

El Siglo XIX: La Revolución Industrial

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Plaza de Fra Bernadí, Manlleu

A principios del s. XIX, aparecieron las primeras fábricas, que poco a poco reemplazaron el trabajo que se hacía en casa. En la segunda mitad del siglo, la especialización en tejidos de algodón se intensificó, y Manlleu experimentó un rápido desarrollo industrial. Al igual que otras poblaciones cercanas al río Ter, Manlleu aprovechó la fuerza del agua para mover los telares de las fábricas.

La primera fábrica de la que se tiene registro fue la de Domingo Feyner en 1829. Usaba la energía del agua de un antiguo canal que, desde finales del s. XVII, movía la rueda de un molino.

La creación de un canal industrial permitió que surgieran fábricas a su orilla, como La Seda o Can Barola. En la misma época, se formaron colonias industriales, como la de Rusiñol o la de Casacuberta, que mostraban los grandes cambios sociales y económicos. Este crecimiento industrial provocó un rápido aumento de la población, lo que hizo necesario un plan urbanístico. Este plan, realizado por J. Calvet en 1883, proyectó las nuevas expansiones del Baix Vila y la construcción de la plaza de Fra Bernadí. También se abrieron nuevas carreteras, como la de Vich (1864), la de Torelló (1865) y la de La Gleva (1886). A pesar de las mejoras económicas, la vida de los trabajadores empeoró, ya que pasaron de vivir en casas a pisos pequeños con condiciones de vida difíciles.

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Ermita de Sant Jaume, Manlleu

A mediados del s. XIX, y a pesar de las dificultades, se dio más importancia a la educación. Aparecieron las primeras escuelas públicas, impulsadas por los fabricantes: El Carme (1856) y La Salle (1880). Aunque había muchas personas que no sabían leer ni escribir, surgieron los primeros periódicos, como El Ter (1897), y varias asociaciones de todo tipo, como El Progreso (1862), La Juventud Católica (1877) o El Centre Ocellaire (1894).

Entre los hechos importantes de esta época están la reconstrucción de la ermita de Sant Jaume (1857), la llegada del ferrocarril (1879), la fábrica de gas (1860) que se usó para iluminar fábricas, calles y casas, la construcción del santuario de Puig-agut (1886) y la fundación de la Caja de Ahorros Comarcal de Manlleu (1896).

Siglos XX y XXI: Modernización y Crecimiento Reciente

Los primeros años del s. XX estuvieron marcados por una crisis en la industria textil. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial, en la que España se mantuvo neutral, impulsó la industria catalana, incluyendo la de Manlleu. Dos cambios importantes fueron la electrificación, que evitó depender del agua del río, y el mantenimiento de la industria textil como actividad principal. También surgieron nuevas industrias en los sectores metalúrgico, alimentario y de maquinaria. Destacan empresas como Conductores Eléctricos Roqué (1923), la fábrica de refrescos Casa García (1875), La Piara, de embutidos (1923) y Platt-Saco-Lowell, de maquinaria textil (1908).

A lo largo del siglo, se crearon y fortalecieron varias asociaciones para mejorar la situación social de los trabajadores. En 1914, varias cooperativas de Manlleu se unieron para formar la Mútua de Pa i Queviures. También se buscó dar formación a los jóvenes trabajadores, y se creó el Patronato de Cultura (1929), impulsado por Josep Sanglas i Alsina, un fabricante local. Una mejora importante en la salud fue la creación del hospital de Sant Jaume (1913), que fue demolido recientemente.

El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República Española. En 1934, la proclamación del Estat Català solo causó pequeños problemas en el pueblo. El inicio de la Guerra Civil Española el 18 de julio de 1936 trajo un tiempo de dificultades. La iglesia sufrió daños, excepto el campanario y parte de la fachada. Las tropas vencedoras ocuparon Manlleu el 4 de febrero de 1939, y se iniciaron cambios importantes en el gobierno y la sociedad.

Las dificultades de la posguerra se agravaron con una inundación en octubre de 1940, que complicó la recuperación industrial. Como consecuencia de la inundación, se construyó el barrio de Gràcia para dar vivienda a las personas que la habían perdido. Para evitar futuras crecidas del río, en 1968 se empezaron a construir muros de contención, que se terminaron en 1985.

A partir de 1959, Manlleu experimentó un gran crecimiento en todos los aspectos. Una gran cantidad de personas llegaron de otras partes, especialmente del sur de la península, haciendo que la población de Manlleu creciera de 9.410 habitantes en 1960 a 15.054 en 1975. Esto llevó a un gran desarrollo urbano, con la creación del Barrio de l’Erm, con edificios que simbolizan el crecimiento industrial de la época. Desde entonces, se han construido varios edificios públicos para satisfacer las necesidades de la población en educación, cultura y salud. Entre ellos, las escuelas públicas Puig-agut (1972) y Pompeu Fabra (1982); la de Casals Gràcia (1973); el Instituto de Bachillerato Antoni Pous i Argila (1986); el Mercado Municipal (1983); el Centro de Atención Primaria (1992); El Museo Municipal (1983) y el Museo Industrial del Ter. También se crearon instalaciones deportivas como el pabellón, piscinas públicas y pistas de tenis. Para concentrar las industrias, se crearon los polígonos industriales de La Coromina y, más tarde, el del Verdaguer.

En 1979, se celebraron las primeras elecciones municipales democráticas. Joan Usart fue el primer alcalde democrático desde la República y ocupó el cargo hasta 1995. Luego, Ramon Sitjà fue elegido en 1995, seguido por Joaquim Vivas en 1999. En 2003, Pere Prat asumió la alcaldía, y volvió a ganar en 2007.

El siglo XXI ha traído un nuevo impulso a la economía, lo que ha provocado un notable aumento de la población debido a la llegada de personas de otros países (especialmente de Marruecos) y una rápida expansión urbana. El "Proyecto de Intervención Integral del Barri de l’Erm de Manlleu”, aprobado por la Generalidad de Cataluña en 2004, implica una importante remodelación urbana, destacando la demolición de los “Pisos de Can García”. Este proyecto también busca promover la buena convivencia y la integración social de los nuevos habitantes.

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