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Envidia para niños

Enciclopedia para niños
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Retrato de una mujer demente o terriblemente celosa, Théodore Géricault (1791–1824).

La envidia es un sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer uno mismo lo que tiene el otro, sea en bienes, cualidades superiores u otra clase de cosas tangibles e intangibles. La RAE la ha definido como tristeza o pesar del bien ajeno, o como deseo de algo que no se posee.

La envidia para el cristianismo

La Envidia es considerado por la Iglesia católica como un pecado capital porque genera otros pecados; el término "capital" no se refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a muchos otros pecados y rompe con el amor al prójimo que proclama Jesús.

San Gregorio Magno (*ca. 540 en Roma – †12 de marzo de 604), fue el sexagésimo cuarto Papa de la Iglesia católica; fue quien seleccionó los siete pecados capitales, y se mantuvo por la mayoría de los teólogos de la Edad Media.

Para Santo Tomás de Aquino, la envidia es "tristeza del bien de otro".

Dante Alighieri en el poema de El Purgatorio, define la envidia como "Amor por los propios bienes pervertido al deseo de privar a otros de los suyos." El castigo para los envidiosos es el de cerrar sus ojos y coserlos con alambres de hierro, porque habían recibido placer al ver a otros caer. En la Edad Media el famoso cazador de brujas, el cardenal Peter Binsfeld le atribuyó a la envidia el demonio llamado Leviatán, un demonio marino y que era solo controlado por Dios.

La envidia en el psicoanálisis

En el ámbito del psicoanálisis la envidia es definida como un sentimiento experimentado por aquel que desea intensamente algo poseído por otro. La envidia daña la capacidad de gozar y de apreciar lo que posee uno mismo. Es el factor más importante del socavamiento de los sentimientos de amor, ternura o gratitud. La envidia es un sentimiento enojoso contra otra persona que posee o goza de algo deseado por el individuo envidioso, quien tiene el impulso de quitárselo o dañarlo. A diferencia de los celos, que comprenden un vínculo de por lo menos tres personas, la envidia se da de a dos. La persona envidiosa es insaciable porque su envidia proviene de su interior y por eso nunca puede quedar satisfecha, ya que siempre encontrará otro en quien centrarse.

La envidia en la psicología

Según refieren los investigadores en psicología evolucionista David M. Buss y Sara E. Gil, la Envidia tiene un fundamento evolucionista ya que posibilita comprender el lugar en donde la persona se encuentra para contrarrestarlo.

De este modo, la envidia, según la psicología evolucionista, sería una emoción que nos motiva a mejorar, y de ahí su lógica en el mejoramiento de la evolución. Así se entiende que la comparación social juega un papel fundamental en la manera en que nos percibimos a nosotros mismos.

Primera definición - Tristeza o pesar del bien ajeno.
De acuerdo a la primera definición, la envidia es sentir tristeza o pesar por el bien ajeno. De acuerdo a esta definición lo que no le agrada al envidioso no es tanto algún objeto en particular que un tercero pueda tener sino la felicidad en ese otro. Entendida de esta manera, es posible concluir que la envidia es la madre del resentimiento, un sentimiento que no busca que a uno le vaya mejor sino que al otro le vaya peor.
Segunda definición - Emulación, deseo de algo que no se posee.
De acuerdo a la segunda de las acepciones, la envidia se puede encuadrar dentro de la emulación o deseo de poseer algo que otro posee. Siendo en este caso que lo envidiado no es un sujeto sino un objeto material o intelectual. Por lo tanto en esta segunda acepción la base de la envidia sería el sentimiento de desagrado por no tener algo y además de eso el afán de poseer ese algo. Esto puede llegar a implicar el deseo de privar de ese algo al otro en el caso de que el objeto en disputa sea el único disponible.
  • Una tercera posibilidad para comprender lo que la envidia implica sería la combinación de las dos acepciones mencionadas anteriormente. Cualquiera sea el caso, la envidia es un sentimiento que nunca produce nada positivo en el que lo padece sino una insalvable amargura.
  • Otra definición de envidia, es que el envidioso cuenta mentiras sobre la persona a la que envidia o las cosas que tiene, para poder tenerlas, en ocasiones la envidia puede hacer que el envidiado muera a manos del envidioso.

La envidia en España

El escritor de la generación del 98, Miguel de Unamuno afirmaba que era el rasgo de carácter más propio de los españoles, "íntima gangrena española", y para ejemplificarlo escribió su novela Abel Sánchez, en que el verdadero protagonista, que significativamente no da título a la obra, ansioso de hacer el bien por la humanidad, solo recibe desprecio y falta de afecto por ello, mientras que el falso protagonista, que sí da título a la obra, recibe todo tipo de recompensas y afecto por lo que no ha hecho. Jorge Luis Borges coincidía en ello: "Los españoles siempre están pensando en la envidia. Para decir que algo es bueno dicen: es envidiable". Cervantes, en sus consejos a Sancho, la llama "raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes". Para Francisco de Quevedo, es un pecado especialmente inútil y que no da satisfacción alguna: "Muerde y no come".

Iconología

Los griegos habían divinizado la envidia porque en su lengua phlohnos es masculino. Los romanos la hicieron diosa e hija de la noche. La comparaban a la anguila pues estaban en la creencia que este pez tiene envidia a los delfines. Su nombre Envidia significa el que no ve con buen ojo. Los griegos le daban también el nombre de mal ojo y para librar a sus hijos de las influencias de este genio, tomaban con el dedo el cieno que había en el fondo de los baños y señalaban sus tiernas frentes.

Esta superstición permanece aún entre los griegos modernos, los cuales temen la Envidia o mal ojo. Se representa esta deidad bajo la forma de un viejo espectro femenino con la cabeza ceñida de culebras, los ojos fieros y hundidos, el color lívido, una flaqueza horrible, con las serpientes en las manos y otra que le roe el seno. Algunas veces se pone a su lado una hidra de siete cabezas. La Envidia es un monstruo que el más brillante mérito no puede vencer.

Se la pinta también despedazando un corazón y con un perro a su lado. Uno de los principales empleos de la Envidia era el servir de guía a la Calumnia. De este modo la ha pintado Apeles. Rubens la pintó en Londres y en uno de los cuadros de Luxemburgo bajo la figura de una mujer muy flaca y de una palidez extrema. Poussin ha pintado este monstruo mordiéndose el brazo y sacudiendo las serpientes que rodean su cabeza. El tiempo que levanta la verdad abatida, arroja por tierra la Envidia.

Ha sido pintada, también por Jean Jouvenet en Rennes, en el cuarto del consejo del parlamento y por Francisco le Moine en Versalles, en el cuadro de La divinización de Hércules, en el cual se ve aterrada bajo la carroza del semidiós.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Jealousy Facts for Kids

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