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Doctrina de la justificación para niños

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La doctrina de la justificación es una idea muy importante en la teología cristiana. Se refiere a cómo las personas pueden ser consideradas justas o buenas a los ojos de Dios. Es como si Dios nos declarara inocentes o nos ayudara a ser mejores, a pesar de nuestros errores.

Esta idea es clave en el cristianismo y ha sido un tema de mucho debate a lo largo de la historia. Las diferentes formas de entenderla, especialmente sobre si la fe (creer en Dios) o las buenas acciones (obras) son más importantes, han causado separaciones entre grupos cristianos como los protestantes y los católicos.

Afortunadamente, en tiempos más recientes, ha habido esfuerzos para que estos grupos se entiendan mejor. Por ejemplo, la Iglesia católica y la Federación Luterana Mundial firmaron un acuerdo llamado Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación en 1999. Esto fue un gran paso para la unidad entre ellos.

La justificación en la fe cristiana

¿Qué dice la Biblia sobre la justificación?

En los textos antiguos, como los escritos en hebreo, se usan palabras que significan "ser justo" o "declarar a alguien justo". A veces, se refieren a ser justo en un sentido legal, como en un juicio.

En el libro de Isaías, se menciona que Dios ofrece salvación a su pueblo de forma gratuita, lo que implica perdonar sus errores. También se dice que la fe es importante para recibir este perdón, como se ve en el libro del Génesis.

En las cartas de Pablo en el Nuevo Testamento, se usan palabras griegas que significan "hacer justo" como un regalo de Dios.

Al principio, los pensadores cristianos no se enfocaron directamente en la justificación, sino en cómo la gracia divina (el favor de Dios) ayuda a las personas. Pero con la Reforma Protestante en el siglo XVI, este tema se volvió central.

La justificación durante la Reforma

Durante la Reforma, los teólogos protestantes, como Martín Lutero, criticaron algunas ideas de la Iglesia católica. Lutero creía que la justificación era tan importante que decía que era el punto que "hace que la Iglesia se mantenga en pie o caiga". Por eso, se opuso a las indulgencias, que eran una forma de obtener perdón a cambio de dinero o acciones.

Según Lutero, la única manera de que una persona sea justificada es a través de la fe sola. Esto significa confiar en que Dios, por su gran bondad, perdona a quienes han cometido errores. Para Lutero, este perdón no borra completamente la tendencia humana a cometer errores, pero Dios decide no tomarla en cuenta. Por eso, decía que una persona justificada es a la vez justa y, en cierto sentido, sigue teniendo esa tendencia a equivocarse. Sin embargo, esa fe debe mostrarse a través de buenas acciones.

Hubo un intento de encontrar un punto medio con la idea de la "doble justificación", que decía que somos justificados por Jesús, pero también somos llamados justos por nuestras buenas acciones. Pero esta idea no fue aceptada ni por el Papa ni por Lutero.

El Concilio de Trento y la justificación

El Concilio de Trento fue una reunión muy importante de la Iglesia católica que se llevó a cabo en el siglo XVI. En 1547, el concilio abordó el tema de la justificación, que era el punto más debatido con los luteranos.

El concilio explicó que, aunque la naturaleza humana fue afectada por los errores del pasado, las personas aún tienen la capacidad de elegir (libre albedrío). También afirmó que la salvación viene por Jesús, pero no todos se salvan, solo aquellos que se unen a Él, por ejemplo, a través del bautismo.

El concilio enseñó que la justificación es un regalo de Dios (gracia divina) que perdona los errores y también transforma a la persona, haciéndola más santa y renovada. Para recibirla, se necesita tanto la acción de Dios como la libertad y las buenas acciones de la persona para prepararse.

Se explicó que las causas de la justificación son:

  • Causa final: La gloria de Dios y la vida eterna.
  • Causa eficiente: Dios mismo.
  • Causa meritoria: Jesucristo.
  • Causa instrumental: El bautismo.
  • Causa formal: La santidad de Dios.

El concilio también confirmó que no basta solo con la fe para la justificación, sino que es necesario vivir las tres virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y seguir los mandamientos. La fe es el comienzo y la base de la salvación, y es un regalo gratuito.

La definición de justificación que dio el Concilio de Trento es:

El paso del estado, en que el hombre nace hijo del primer Adán, al estado de gracia y de adopción de hijos de Dios por el segundo Adán, Jesucristo salvador nuestro
DS 1524

La justificación en la Iglesia Católica

Para los católicos, la justificación es el cambio de ser una persona con errores a ser una persona en estado de gracia y ser considerado hijo de Dios a través de Jesús. Esto incluye una transformación de la persona, pasando de un estado de imperfección a uno de santidad. Esta transformación es posible gracias a lo que Jesús hizo por nosotros, y se recibe a través de la fe y los sacramentos. La Iglesia Católica enseña que "la fe sin obras está muerta" y que la fe se hace completa con las buenas acciones.

La teología católica explica que todas las personas nacen con una tendencia a cometer errores, heredada desde el principio de la humanidad. Siguiendo a San Agustín, la Iglesia Católica dice que las personas no pueden hacerse justas por sí mismas; necesitan la gracia de la justificación. El bautismo, que está muy relacionado con la fe, "purifica, justifica y santifica" a la persona, liberándola de sus errores. Esto se llama justificación inicial, que es el comienzo de la vida cristiana.

A medida que una persona avanza en su vida cristiana, sigue recibiendo la gracia de Dios a través del Espíritu Santo y de los sacramentos. Esto ayuda a combatir los errores y a ser más justo en el corazón y en las acciones. Si alguien comete un error grave, puede recuperar la justificación a través del sacramento de la Reconciliación.

Al final, en el Juicio Final, las acciones de cada persona serán evaluadas, y se mostrará que los justos son verdaderamente justos. Esto es la justificación permanente.

El diálogo entre grupos cristianos en el siglo XX

El tema de la justificación siempre ha estado presente en las conversaciones entre protestantes (especialmente luteranos) y católicos. En 1957, un libro de Hans Küng sobre la justificación ayudó a reducir las diferencias, y se iniciaron muchos estudios sobre este tema. Desde 1972, se han publicado varios documentos que buscan limar asperezas y entender los puntos en común, aunque también señalan las diferencias.

El documento más importante es la Declaración conjunta sobre la doctrina de la Justificación, firmada el 31 de octubre de 1999 en Augsburgo. Esta fecha es simbólica porque es el aniversario de cuando Lutero publicó sus 95 tesis. Lo más importante de este documento es que, además de aclarar los puntos de vista de ambos lados y recordar lo que tienen en común, afirma que si las teologías católica y protestante se entienden como se resumen en el texto, no hay razón para que se condenen mutuamente.

Comparación de ideas

Tanto católicos como protestantes creen que son justificados por la gracia de Dios a través de la fe. La diferencia principal es que para los católicos, esta fe debe ser activa y mostrarse en la caridad y las buenas acciones, mientras que para la mayoría de los protestantes, la fe es suficiente por sí misma, aunque las buenas obras son un resultado de esa fe.

Archivo:Vega - De iustificatione doctrina universa, 1572 - 4322876
Andrés de Vega, De iustificatione doctrina universa, 1572
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