San Martín de Bañuelos para niños
El coto de San Martín de Bañuelos era una finca especial que se encontraba en el pueblo de Caleruega, en la provincia de Burgos, España. Estaba situado a orillas del río Bañuelos. Después de unos cambios importantes en el siglo XIX, esta finca se transformó en lo que se conoció como el coto de la Quiñonera o de Valdequintana. Era un lugar con casas y edificios dedicados a la agricultura y la ganadería, todo bajo un mismo dueño. La gente vivió allí hasta la década de 1920.
Contenido
¿Qué era San Martín de Bañuelos?
Un "coto" es como una gran propiedad privada, a menudo con tierras de cultivo, pastos y edificios. El coto de San Martín de Bañuelos era un ejemplo de esto. Al principio, no tenía un pueblo, sino más bien edificios para el ganado y molinos. Con el tiempo, se le empezó a llamar San Martín de Bañuelos a partir del siglo XVI.
Los primeros pobladores: La Edad Media
Se sabe que en los alrededores de este lugar hubo varios pueblos pequeños en la Alta Edad Media, alrededor del siglo X. Algunos de estos pueblos eran Bañuelos de Gómez Gutiérrez (más tarde Bañuelos de Ruy Muñoz) y Bañuelos de la Calzada. Este último estaba junto a una antigua calzada romana que conectaba las ciudades de Clunia y Sasamón.
Descubrimientos arqueológicos
En el año 2011, se hicieron excavaciones en Bañuelos de la Calzada. Los arqueólogos descubrieron que este pequeño pueblo tenía al menos una iglesia pequeña y tres casas. Lamentablemente, fue abandonado en el siglo XI, probablemente a causa de un incendio.
Cambios de dueño: La Desamortización
Es muy probable que el pueblo de Bañuelos de la Calzada fuera el origen del coto de San Martín de Bañuelos. En el año 1273, el Rey Alfonso X entregó este coto al Señorío de Caleruega, y su dueño pasó a ser el Real Monasterio de Santo Domingo de Caleruega, que pertenecía a la Orden de Predicadores.
Así, el coto permaneció en manos de las monjas dominicas de Caleruega durante unos 500 años. Tenía alrededor de 500 hectáreas de tierras y montes, con varios edificios para el ganado. Sin embargo, en 1855, hubo un gran cambio en España llamado la desamortización de Madoz, impulsada por el ministro Pascual Madoz.
La llegada de Pedro Mediavilla
Durante esta desamortización, se expropiaron (se quitaron legalmente) al Real Monasterio un total de 684 hectáreas. Entre estas propiedades estaba el coto de San Martín de Bañuelos. Se dividió en dos partes, y la más importante para Caleruega fue comprada en 1862 por Pedro Mediavilla, un señor de Madrid. Él mandó construir de inmediato el nuevo pueblo que hoy está despoblado, conocido entonces como coto de la Quiñonera o de Valdequintana.
¿Cómo era el Coto de la Quiñonera?
Cuando Pedro Mediavilla decidió construir el coto de la Quiñonera, creó un pequeño pueblo con casas bajas alrededor de una plaza central rectangular. Cerca de allí, construyó un pequeño templo y una casa grande. También había naves y corrales para los animales, y un palomar al otro lado del río.
Aprovechando la tradición de hacer vino en la zona de la Ribera del Duero, también se construyó un gran lagar (donde se pisa la uva) con una bodega al lado. Todo esto servía para complementar las tierras y estructuras que había comprado del antiguo coto de San Martín de Bañuelos.
El abandono del coto
Este nuevo coto de la Quiñonera tuvo un tiempo de prosperidad. Sin embargo, por el descuido de sus dueños, en la década de 1920, la gente dejó de vivir allí y el lugar quedó completamente abandonado. En la década de 1940, el Ayuntamiento compró el coto, lo dividió en parcelas y las repartió entre los vecinos. Así, tanto el antiguo coto como el pueblo desaparecieron.
Actualidad
Hoy en día, del coto de la Quiñonera solo quedan en pie, aunque en muy mal estado, la bodega y parte del lagar. El palomar ha sido restaurado recientemente por el Ayuntamiento, junto con una bodega que es muy antigua, de la época del rey Alfonso VIII de Castilla. Del pueblo, solo se pueden ver los cimientos desde arriba. También quedan algunos corrales y tenadas (lugares para guardar el ganado), muchos de ellos en ruinas, esparcidos por lo que antes fue el coto de San Martín de Bañuelos.