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Ciudadela ibérica de Calafell para niños

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La Ciudadela Ibérica de Calafell es un lugar arqueológico muy especial que se encuentra en el municipio de Calafell, en la Costa Dorada de Tarragona. Lo que hace única a esta ciudadela es que ha sido reconstruida usando técnicas de arqueología experimental, lo que permite a los visitantes ver cómo era la vida de los Iberos hace muchísimos años.

Este sitio ha sido excavado desde 1980 por los arqueólogos Joan Santacana y Joan Sanmartí. La ciudadela, que está frente al mar, era un lugar fortificado que se fundó a principios del siglo VI a. C.. Se cree que fue el centro de una importante comunidad de la tribu ibérica de los Cossetanos. Dentro de sus fuertes murallas, que incluso tienen una torre que parece romana, había un palacio y muchas otras construcciones. La ciudadela fue modificada a finales del siglo IV a. C. y su abandono se relaciona con los conflictos de la época romana, cuando las tribus ibéricas se enfrentaron a Roma.

La Ciudadela Ibérica de Calafell es el primer sitio arqueológico en la península ibérica que ha sido reconstruido sobre sus propios restos. Esto se logró gracias a un proyecto de Joan Santacana entre 1992 y 1994. Es un gran ejemplo de cómo se puede reconstruir un lugar antiguo para que la gente aprenda de forma divertida. La reconstrucción permite entrar en las casas, subir a las murallas y torres, y ver copias de objetos que usaban los íberos (los objetos originales están en museos).

¿Quién investiga la Ciudadela Ibérica de Calafell?

Archivo:Calafell - vista ciudadella
Vista de la reconstrucción de la ciudadela ibérica de Calafell.

El proyecto de la Ciudadela Ibérica de Calafell es llevado a cabo por dos grupos de investigación de la Universidad de Barcelona. Estos grupos son el de Arqueología Clásica, Protohistórica y Egipcia, y el de Didáctica del Patrimonio (DIDPATRI).

Los científicos principales de la Ciudadela son el Dr. Joan Sanmartí, un experto en arqueología que ha estudiado cómo se desarrollaron las sociedades ibéricas y cómo cambiaron con la llegada de los romanos. También están el Dr. Joan Santacana y Francesc Xavier Hernández, del departamento de Didáctica de las Ciencias Sociales, quienes son especialistas en cómo enseñar sobre el patrimonio y han creado muchos proyectos para ello.

La Ciudadela Ibérica de Calafell es gestionada por la Fundación Castell de Calafell, un organismo del ayuntamiento que se encarga de promover, cuidar y estudiar el patrimonio del municipio. El alcalde de Calafell preside este organismo.

Colaboraciones y redes de la Ciudadela

Desde 2007, la Ciudadela de Calafell forma parte de la red europea EXARC (Exchange on Archaeological Research and Communication). Esta red reúne sitios arqueológicos y centros que comparten la misma forma de trabajar y de enseñar sobre la arqueología experimental.

Además, la Ciudadela Ibérica de Calafell es parte de la Ruta de los Iberos desde sus inicios. Esta ruta, impulsada por el Museo de Arqueología de Cataluña (Gerona), busca fomentar el turismo cultural en los lugares donde vivieron los íberos.

¿Cómo evolucionó la fortaleza de Calafell?

La ciudadela ibérica de Calafell cambió mucho a lo largo de los siglos. Se construyó en la segunda mitad del siglo VI a. C.. Las primeras casas eran largas y se organizaban en forma de círculo, pegadas a un muro que servía de muralla.

¿Por qué se fundó la Ciudadela de Calafell?

En la antigüedad, la costa entre Cunit y Tamarit tenía muchas zonas húmedas con gran variedad de animales y plantas. Estos recursos naturales atrajeron a los íberos a esta área. Estar cerca del mar era bueno para la pesca, la defensa y el comercio, y hacía el clima más suave. También había buenas condiciones para la caza, mucha luz y grandes bosques de robles para obtener madera. Antes de la ciudadela, ya hubo un asentamiento más pequeño en la zona.

Cambios y crecimiento de la Ciudadela

Hacia finales del siglo V a. C. y principios del siglo IV a. C., el poblado sufrió grandes cambios. Se hizo más pequeño (quizás para mejorar la defensa) y se construyó una nueva muralla al norte con torres. A esta muralla se pegaban casas alargadas, aunque en el centro del poblado aparecieron casas grandes de forma cuadrada. La entrada de la muralla estaba junto a una torre de guardia para que los vigilantes pudieran controlar quién entraba y salía. Las calles de esta época eran rectas y tenían canales para el agua de lluvia.

En el siglo III a. C. se construyeron casas nuevas y muy grandes en la zona norte, a las que se accedía por pasillos. Esta fue la época de mayor esplendor de la ciudadela. Sin embargo, fue abandonada poco a poco a partir de finales del siglo III a. C. y principios del siglo II a. C., principalmente por los conflictos de la época romana. Durante el siglo II a. C. solo quedaron unas pocas casas, y en el siglo I a. C., después de que el poblado ibérico fuera abandonado, se construyó una gran casa romana en la parte sureste del lugar.

¿Cómo eran las casas y la vida en la Ciudadela?

La construcción más importante para los íberos era la casa, que era el centro de la vida familiar. Una casa ibérica típica era un edificio rectangular con una sola habitación y no más de 40 metros cuadrados. Pero no todas eran iguales: las casas de las familias importantes eran más grandes y complejas, con varias habitaciones para diferentes actividades, e incluso podían tener un segundo piso. Estas casas también eran lugares de reunión.

Evolución de las casas en Calafell

Las primeras casas complejas en la ciudadela de Calafell aparecieron en el siglo IV a. C.: tenían 3 habitaciones y unos 60 metros cuadrados. Con el tiempo, se hicieron más grandes y con diseños más complejos. En el siglo III a. C. se construyeron casas enormes, de entre 280 y 370 metros cuadrados, a las que se accedía por un pasillo. La importancia de estas grandes casas se debe a que la ciudadela era el hogar de una aristocracia guerrera y dueña de tierras, que vivía con sus sirvientes. Se calcula que la ciudadela tenía unos 65 habitantes, con un promedio de 5 personas por casa.

Espacios públicos y rituales

Los edificios públicos eran muy pocos. Podía haber algún almacén o lugar para rituales, pero su arquitectura no era muy diferente de la de las casas. A menudo, las únicas diferencias estaban en los acabados interiores y en los objetos que contenían. En Cataluña no se conocen santuarios íberos grandes, pero sí se cree que existían "montañas sagradas".

Lo más relacionado con los rituales en las construcciones era la creación de pequeños altares y el entierro de partes de animales o de bebés bajo el suelo de las casas. El entierro de animales se interpreta como parte de sacrificios para la fundación de edificios. El entierro de bebés podría ser una forma diferente de darles un tratamiento funerario, ya que los adultos eran incinerados. Los animales sacrificados en la ciudadela de Calafell eran principalmente ovejas y cabras, pero también perros y gallos. Algunos lugares tienen pequeños altares y muchos huesos de animales bajo sus suelos, lo que sugiere que eran pequeños santuarios. El entierro de bebés en la ciudadela es poco común, y los pocos que existen se encuentran bajo la llamada "Casa del Caudillo".

Servicios y tecnología en la Ciudadela

En la ciudadela de Calafell, se encontraron sistemas para recoger agua. En el siglo V a. C. se construyó un pozo de 10 metros de profundidad y 1.60 metros de diámetro. Además, la ciudadela tenía molinos. Los molinos íberos más comunes eran los de rotación, que se usaban para moler cereales y habas. También usaban molinos "de vaivén" para procesar minerales. Finalmente, la ciudadela contaba con un horno de pan comunitario que alcanzaba los 350 grados.

La Ciudadela Ibérica de Calafell hoy

En la localidad de Calafell, en Tarragona, se ha reconstruido la ciudadela ibérica. Los arqueólogos que la han excavado y reconstruido tal como era en el siglo III a. C. tenían como objetivo principal mostrar exactamente cómo vivían los antiguos íberos dentro de esta ciudadela. Algunos restos encontrados sugieren que fue habitada más tarde por los romanos.

Una gran torre de asalto de madera frente a la muralla nos da una idea de cómo eran los asedios en aquella época, aunque la ciudadela no fue tomada, sino que sus habitantes la abandonaron.

Las casas, silos (lugares para guardar grano), almacenes, talleres y demás han sido construidos con gran precisión. Hay paneles informativos para los visitantes que explican cómo era un día normal dentro de esta pequeña fortaleza.

¿Cómo se reconstruyó la Ciudadela?

En 1992, se comenzó a reconstruir una gran parte del asentamiento, siguiendo modelos de países nórdicos, especialmente del sitio de la Edad del Hierro de Eketorp (en la isla de Öland en Suecia). La reconstrucción se hizo después de un estudio técnico muy cuidadoso y siguiendo las reglas de la arqueología experimental. El interior de las construcciones se amuebló con copias de objetos, teniendo en cuenta los objetos originales encontrados durante la excavación.

¿Qué aprendemos de la arquitectura reconstruida?

En la Ciudadela Ibérica de Calafell, podemos observar la resistencia, la humedad y las filtraciones de los techos de las casas que se reconstruyeron. Las observaciones directas y las notas que se toman de todo esto están dando pistas de que una mayor inclinación de los techos permite que sean más impermeables, lo contrario de lo que se pensaba antes. Por ahora, son observaciones visuales directas, y se seguirá investigando para confirmarlo.

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