Cientos para niños
Los cientos fueron un tipo de impuesto que se estableció en la Corona de Castilla a partir del año 1629. Imagina que era como un porcentaje extra que se añadía a otro impuesto ya existente, llamado alcabala. Las alcabalas eran un impuesto sobre las ventas, algo así como el IVA de hoy, pero de aquella época.
Este impuesto de los cientos fue propuesto por las Cortes, que eran como una asamblea o parlamento de la época, y luego aprobado por el rey. Su objetivo principal era conseguir dinero para cubrir gastos específicos del reino. Aunque al principio se pensó que serían temporales, al final se unieron de forma permanente a las alcabalas.
Contenido
Los Cientos: Un Impuesto Antiguo en España
¿Qué Eran los Cientos?
Los cientos eran un aumento porcentual sobre las alcabalas, un impuesto que se cobraba por las ventas de productos. Por ejemplo, si la alcabala era del 10%, un "ciento" del 1% significaba que se añadía un 1% más al precio de venta. Este dinero extra se usaba para financiar las necesidades del reino.
El Primer Ciento: Nace un Impuesto
El primer "ciento" se estableció en febrero de 1629. Era un impuesto del uno por ciento sobre todas las ventas. Se creó para conseguir el dinero necesario para un "servicio" o gasto importante de 12 millones de ducados que se necesitaba ese año.
¿Para Qué se Creó el Primer Ciento?
Este primer ciento se pensó como un impuesto que afectaría a casi todos los productos que se vendían, incluso aquellos que normalmente estaban libres de pagar alcabala. La única excepción era el pan cocido, que tenía una protección especial para que su precio no subiera. También se aplicaría en las ferias, que solían estar exentas de impuestos.
¿Quiénes Debían Pagar este Impuesto?
El impuesto de los cientos debía cobrarse en todo el territorio de la Corona de Castilla, tanto en las tierras que pertenecían directamente al rey (llamadas realengo) como en las que eran propiedad de nobles (conocidas como señorío). Con esta medida, se esperaba recaudar un millón y medio de ducados al año. Esto representaba la mitad de lo que se recaudaba con las alcabalas y otros impuestos de la época.
Las Dificultades y Otros Cientos
La idea de los cientos generó muchas protestas. La gente no estaba contenta con este nuevo impuesto. Debido a estas quejas, el impuesto no pudo recaudar tanto dinero como se esperaba. Las reformas en la Hacienda (el sistema de finanzas) de la época eran difíciles de implementar y a menudo no lograban sus objetivos, porque el sistema de las monarquías autoritarias no permitía cambios muy grandes.
El Segundo y Tercer Ciento
Con el tiempo, se establecieron más "cientos". En 1642, se creó un "segundo ciento". Este añadía un dos por ciento a las ventas y otro dos por ciento a los alquileres. Su objetivo era conseguir un "servicio de dos millones" de ducados. Al igual que el primero, este también se quedó de forma permanente. Luego, en 1656, se concedió un "tercer ciento" para recaudar un "servicio de tres millones de ducados", y también se mantuvo en el tiempo.
El Cuarto Ciento: Un Impuesto Permanente
La forma definitiva de este impuesto llegó en 1664 con el "cuarto ciento". Este último ciento se destinó a pagar los intereses y a devolver el dinero de los "juros", que eran como préstamos o bonos del gobierno. Con la creación de este cuarto ciento, quedó claro que los cientos se habían convertido en un impuesto fijo y permanente en la Corona de Castilla.