Bula de Lucio III para niños
La Bula de Lucio III fue un documento muy importante emitido por el Papa Lucio III en el año 1182. Esta bula confirmaba que las iglesias de Calatayud y de los pueblos cercanos (conocidos como la Comunidad de aldeas de Calatayud) eran dueñas de sus propiedades. Esto ya había sido establecido antes por el rey Alfonso I de Aragón en unas leyes llamadas los Fueros de Calatayud.
¿Qué es la Bula de Lucio III?
Una bula es un tipo de documento oficial que emite el Papa. En este caso, la Bula de Lucio III sirvió para asegurar que las iglesias de Calatayud y sus alrededores mantuvieran las tierras y bienes que les había dado el rey Alfonso I de Aragón. Esto era muy importante para la estabilidad de la región en esa época.
El Idioma de la Bula: Latín y Aragonés
Aunque la mayor parte de la Bula de Lucio III está escrita en latín, que era el idioma oficial de la Iglesia en ese tiempo, es muy interesante porque menciona algunos nombres de lugares (topónimos) en aragonés. Esto nos ayuda a entender cómo se hablaba en esa región hace muchos siglos.
- Algunos ejemplos de nombres en aragonés son: Berdello, Castellon, Cervera, Terrer, Turrillo y Vadiello.
- Otros nombres de lugares aparecen en latín, como Fontes, Rosca y Paracollos.
La bula menciona muchas iglesias y pueblos, confirmando sus propiedades. Por ejemplo, se nombran iglesias importantes de Calatayud como la Iglesia de Santa María la Mayor, la Iglesia de San Andrés y la Iglesia de Santiago, entre muchas otras de la ciudad y de la Comunidad de Calatayud.
¿Cómo se conservó la Bula?
Los documentos originales de los Fueros de Calatayud y la Bula de Lucio III estaban muy deteriorados con el tiempo. Por eso, en el siglo XIII, el rey Alfonso III de Aragón mandó restaurar el manuscrito y confirmó de nuevo los Fueros.
Sin embargo, el documento original restaurado no se ha conservado hasta hoy. Lo que tenemos son copias muy bien hechas que nos permiten conocer su contenido:
- Una copia se encuentra en el Archivo de Barcelona.
- Otra copia fue hecha en 1554 por orden de la Justicia de Aragón y se guarda en el Archivo parroquial de Calatayud.
- También existen ediciones impresas hechas por historiadores como Don Muñoz y Bofarull.
- Había otra copia que pertenecía a Don Miguel Monterde.
Es curioso ver cómo en las copias más antiguas, como la de Barcelona, todavía se leen los nombres de lugares en aragonés, como Berdello y Castellon. Pero en las ediciones más recientes, como la de Bofarull, estos nombres ya aparecen más "castellanizados", es decir, adaptados al idioma castellano, como Berdeyo o Casteyon. Esto muestra cómo el idioma ha ido cambiando a lo largo de los siglos.