Fueros de Calatayud para niños
Los Fueros de Calatayud eran un conjunto de leyes y reglas especiales que el rey Alfonso I de Aragón, conocido como "el Batallador", concedió a la ciudad de Calatayud el 26 de diciembre de 1131. Estas leyes eran muy importantes porque ayudaban a organizar la vida en la ciudad y a atraer a nuevas personas para que vivieran allí.
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¿Qué eran los Fueros de Calatayud?
Los fueros eran como una constitución o un código de leyes particular para una ciudad o región. En el caso de Calatayud, estas reglas especiales buscaban fomentar el crecimiento de la ciudad después de su reconquista. Al tener sus propias leyes, los habitantes de Calatayud tenían ciertos derechos y deberes que los diferenciaban de otras zonas.
Reglas Importantes para la Ciudad
Los Fueros de Calatayud incluían varias disposiciones clave que afectaban la vida diaria de sus habitantes:
- Perdón para los nuevos habitantes: Si alguien se mudaba a Calatayud para vivir allí y no había cometido delitos graves, se le perdonaban algunas penas anteriores. Esto animaba a la gente a establecerse en la ciudad.
- Gobierno de la ciudad: La ciudad era gobernada por un "corregidor". Esta persona era nombrada directamente por el rey y su cargo no era para toda la vida, sino por un tiempo determinado.
- Relación con los pueblos vecinos: Los pueblos y aldeas cercanas dependían de Calatayud para asuntos militares y de justicia. Sin embargo, estos pueblos tenían la libertad de formar su propia organización, conocida como la "Comunidad de aldeas de Calatayud".
- Poder de la nobleza: En Calatayud, las familias nobles tenían poca influencia y poder, lo que era diferente a otras ciudades de la época.
- Iglesias: Las iglesias de la ciudad eran consideradas parte del patrimonio de ciertas familias o instituciones.
- Sistema de justicia: La justicia era administrada por unos "regidores", que se encargaban de los casos cada semana. Si un problema era muy serio, intervenía el juez principal de Calatayud.
- Tierras comunales: Las "dehesas" (tierras de pasto) eran de uso común para todos. Esto significaba que cualquier persona de la comunidad de aldeas tenía derecho a llevar a su ganado a pastar en ellas.
¿Qué pasó con los documentos originales?
El documento original de los Fueros de Calatayud, junto con otro documento importante llamado la Bula de Lucio III (1182), se deterioró mucho con el tiempo. En el siglo XIII, el rey Alfonso III de Aragón ordenó que el manuscrito fuera reparado y confirmó de nuevo las leyes.
Sin embargo, el documento original restaurado no se ha conservado hasta nuestros días. Lo que sí tenemos son varias copias muy bien hechas que nos permiten conocer el contenido de estos fueros:
- Una copia se encuentra en el Archivo de Barcelona.
- Otra copia, hecha en 1554 por orden de la Justicia de Aragón, se guarda en el Archivo parroquial de Calatayud.
- Existen ediciones publicadas por historiadores como Don Muñoz y Bofarull.
- También se conoce una copia que perteneció a Don Miguel Monterde.
Véase también
- Bula de Lucio III (1182)