Alcabala para niños
La alcabala fue un impuesto muy importante en la antigua España. Era un cobro que se hacía sobre el comercio, es decir, cada vez que se vendía o compraba algo. Este impuesto era la principal fuente de ingresos para la Hacienda Real, que era como el "ministerio de finanzas" del rey.
Aunque el diezmo (otro impuesto) también era grande, la mayor parte de ese dinero iba a la Iglesia católica, y solo una parte al rey. Por eso, la alcabala era el impuesto que más dinero directo le daba al rey. A menudo se usaba la palabra en plural: las alcabalas.
Tipo de impuesto | Impuesto sobre el comercio |
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Período | Antiguo Régimen de España |
Recaudador principal | Hacienda Real |
Contenido
¿De dónde viene la palabra "alcabala"?
La palabra "alcabala" viene del árabe hispánico alqabála. En árabe, su significado original se relacionaba con "el contrato" o "el impuesto acordado con el gobierno".
¿Cómo empezó este impuesto?
Al principio, la alcabala era un impuesto local. Lo administraban los concejos, que eran como los ayuntamientos de la época. Se tienen registros de estas alcabalas locales desde el siglo XI. Es posible que se inspiraran en impuestos similares que ya existían en la España musulmana.
Este impuesto funcionó a nivel municipal hasta que el rey Alfonso XI lo pidió para todo el reino. Esto ocurrió en las Cortes de Castilla (una especie de parlamento) reunidas en Burgos. El rey lo quería por tres años para conseguir dinero y financiar el sitio de Algeciras (1342-1344).
Más tarde, en 1349, las Cortes de Alcalá de Henares volvieron a conceder el impuesto para el sitio de Gibraltar. Esta situación se repitió varias veces. Finalmente, en 1393, las Cortes de Madrid le dieron la alcabala al rey para siempre. Esto hizo que la alcabala se convirtiera en un impuesto permanente y que el rey pudiera usarlo libremente. Incluso podía vender el derecho a cobrarlo o regalarlo a personas importantes.
¿Cómo funcionaba la alcabala?
Al principio, la alcabala era el 5% del valor de lo que se vendía. Después, subió al 10%. Sin embargo, esta tasa no siempre se aplicaba de forma estricta. Existían leyes muy detalladas sobre cómo cobrar este impuesto, que se recogieron en documentos llamados Cuadernos de alcabalas.
El alcabalatorio era el libro donde estaban todas las leyes y normas para cobrar y repartir las alcabalas. También se llamaba alcabalatorio a la lista de personas o bienes que debían pagar este impuesto.
En teoría, la alcabala era un impuesto universal. Esto significa que todas las personas y todas las cosas que se vendían debían pagarlo. Pero la Corona (el rey) concedió muchas excepciones. Esto hizo que el impuesto fuera menos importante de lo que podría haber sido si se hubiera aplicado a todos sin excepción.
¿Quiénes estaban exentos de pagar la alcabala?
Algunas personas y grupos no tenían que pagar la alcabala:
- El propio rey.
- Las casas de la moneda (donde se fabricaban las monedas).
- Los que recibían la bula de Cruzada (un permiso especial de la Iglesia).
- Los eclesiásticos (personas de la Iglesia) cuando vendían productos de sus tierras.
- Algunos empleados de la casa real, como el carnicero o el boticario del rey.
- Territorios enteros, como el reino de Granada o las ciudades de Fuenterrabía y Simancas.
- Algunos conventos o personas específicas que recibían un privilegio real.
¿Qué bienes estaban exentos?
La alcabala se cobraba tanto por la venta de muebles (cosas que se pueden mover) como de inmuebles (como casas o terrenos). Los Reyes Católicos decidieron que no se pagara alcabala por los libros, las mulas y las aves de caza. Más tarde, el rey Felipe II añadió a esta lista las armas y otros artículos de menor valor económico.
Además, algunos actos importantes no pagaban alcabala, como:
- Las dotes matrimoniales (bienes que una mujer aportaba al matrimonio).
- Las sucesiones (herencias).
- Los alquileres de casas o tierras.
- Los censos e hipotecas.
En general, las personas que vivían de rentas (como alquileres de tierras) podían recibir sus ingresos completos y hacer la mayor parte de sus compras sin pagar alcabalas.
¿Cómo se cobraba la alcabala?
A veces, el derecho a cobrar las alcabalas se transfería a los señoríos jurisdiccionales (territorios gobernados por nobles). Esto podía ser por compra, por regalo del rey o incluso por usurpación (tomarlo sin permiso).
Como era difícil cobrar este impuesto directamente, la mayoría de las veces se hacía por "encabezamiento". Esto significaba que el rey cedía temporalmente el derecho a cobrar las alcabalas al reino (a las Cortes). A cambio, las Cortes le daban al rey una cantidad fija de dinero. Luego, las Cortes repartían este cobro entre las ciudades que las representaban, y estas ciudades lo repartían a su vez entre sus pueblos. Este sistema causaba muchas desigualdades.
Además, la cantidad que se cobraba realmente era mucho menor de lo que se esperaba. Incluso las alcabalas que el rey debía cobrar directamente, la mayoría de las veces no las cobraba un funcionario público, sino un arrendador (una persona que pagaba una cantidad al rey para tener el derecho de cobrar el impuesto y quedarse con la diferencia).
La rebelión de las alcabalas en Quito
En el Virreinato del Perú, específicamente en la Real Audiencia de Quito (lo que hoy es Ecuador), el rey de España decretó un nuevo impuesto de alcabala. Quería recaudar dinero para construir una flota que defendiera el comercio de los piratas. Sin embargo, la gente de Quito no aceptó este nuevo impuesto y se levantó en armas.
El presidente de la Audiencia de Quito, Barros de San Millán, tuvo que huir. Finalmente, Alonso Moreno de Bellido, el líder de la revuelta, y otros compañeros, fueron ejecutados por las autoridades españolas. Esto ocurrió entre los años 1592 y 1593.
Incrementos posteriores
A partir del siglo XVII, se le fueron añadiendo a la alcabala otros impuestos llamados "cientos". Estos eran incrementos teóricos que se usaban para pagar los "servicios de millones", que eran otras contribuciones al rey.
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Alcabala Facts for Kids