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Ágnes Heller para niños

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Datos para niños
Ágnes Heller
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Ágnes Heller en 2018
Información personal
Nacimiento 12 de mayo de 1929
Budapest (Reino de Hungría)
Fallecimiento 19 de julio de 2019
Balatonalmádi (Hungría)
Causa de muerte Ahogamiento
Sepultura Cementerio judío de la Calle Kozma
Nacionalidad húngara
Lengua materna Húngaro
Familia
Cónyuge
  • Ferenc Fehér
  • István Hermann (desde 1949)
Educación
Educada en Universidad Eötvös Loránd (Filosofía; 1947-1951)
Alumna de Georg Lukács
Información profesional
Ocupación filósofa, socióloga, profesora y autora
Empleador
Movimiento Escuela de Budapest
Partido político Partido Comunista
Miembro de Academia de Ciencias de Hungría
Distinciones Premio Concordia
Premio Hannah Arendt

Ágnes Heller (nacida en Budapest, el 12 de mayo de 1929, y fallecida en Balatonalmádi, el 19 de julio de 2019) fue una importante filósofa, socióloga, profesora y escritora de Hungría.

Al principio de su carrera, fue una pensadora destacada en un grupo de ideas políticas. Con el tiempo, sus puntos de vista evolucionaron hacia una forma de pensamiento más centrada en la sociedad y la democracia. Además de sus ideas sobre la sociedad y la política, también se interesó por la ética (el estudio de lo que está bien y mal) y otras ramas de la filosofía. Su forma de pensar siempre estuvo atenta a los cambios del mundo y mostró un desarrollo constante a lo largo de su vida.

¿Quién fue Ágnes Heller?

Los primeros años de vida de Ágnes Heller

Ágnes Heller creció en una familia de origen judío de clase media. Su padre, Pál Heller, aunque cambiaba de trabajo con frecuencia, usó sus conocimientos de leyes y de alemán durante la Segunda Guerra Mundial para ayudar a muchas personas a conseguir los documentos necesarios para salir de Europa.

En 1944, el padre de Ágnes fue enviado a un campo de concentración, donde falleció antes de que terminara la guerra. Ágnes y su madre lograron evitar ser enviadas gracias a la suerte y a su habilidad para adaptarse a situaciones difíciles.

La influencia de los eventos históricos en su pensamiento

Ágnes Heller explicó que los eventos difíciles de su juventud tuvieron un gran impacto en su trabajo. Ella siempre se preguntaba: "¿Cómo pudo pasar esto? ¿Cómo puedo entenderlo?".

Esta experiencia, junto con vivir en un sistema de gobierno muy estricto, la llevó a hacerse preguntas similares: "¿Cómo puede la gente hacer cosas así? ¿Qué es la moralidad? ¿Qué es el bien y el mal? ¿Qué puedo hacer ante la injusticia?". También se preguntaba: "¿Qué tipo de mundo permite que estas cosas sucedan? ¿Qué es la modernidad?".

Sus estudios y decisiones importantes

En 1947, Ágnes Heller empezó a estudiar física y química en la Universidad de Budapest. Sin embargo, ese mismo año cambió a la filosofía. Esto ocurrió después de que su novio la animara a escuchar las clases del filósofo György Lukács, quien hablaba sobre la relación entre la filosofía y la cultura.

Aunque al principio no entendía todos los términos filosóficos, se sintió muy interesada porque los temas de las clases coincidían con sus propias preguntas sobre cómo vivir en el mundo moderno, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial y los eventos difíciles que había vivido. En ese momento, Ágnes Heller decidió seguir las ideas de un movimiento político y social en lugar de emigrar a Israel. Ese mismo año, 1947, se unió a un partido político.

La vida diaria como parte de la sociedad

¿Qué es la vida cotidiana?

La vida cotidiana se refiere a todas las actividades que hacemos cada día para satisfacer nuestras necesidades y seguir viviendo. Es lo que hacemos habitualmente, tan común que a veces no le prestamos atención. Es la realidad que compartimos con otras personas y que forma la base de cómo se crea y se mantiene nuestra sociedad.

Para Ágnes Heller, la vida cotidiana es una parte fundamental de nuestra existencia en sociedad. Ella decía que "la vida cotidiana es el conjunto de actividades que permiten que las personas se reproduzcan y, a su vez, hacen posible la reproducción de toda la sociedad. En toda sociedad hay vida cotidiana; sin ella, no hay sociedad".

La vida cotidiana es un fenómeno universal que ocurre en todas las sociedades. Es el conjunto de acciones que las personas realizan en sus condiciones sociales para vivir. Es el espacio central donde cada persona desarrolla su personalidad, usando todas sus habilidades intelectuales, emocionales y prácticas. Como decía Heller, es la vida de la persona completa.

La vida cotidiana y la reproducción de la sociedad

Para que una sociedad exista, es necesario que las personas se reproduzcan a sí mismas. El lugar donde ocurre esta reproducción es la vida cotidiana.

Heller explicó: "Para reproducir la sociedad, es necesario que las personas se reproduzcan a sí mismas como individuos. La vida cotidiana es el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de las personas; a su vez, crean la posibilidad de la reproducción social".

El concepto de "reproducción" incluye que las personas se mantengan a sí mismas y también que se mantengan las relaciones sociales, el entorno, las costumbres y los valores de esa sociedad. Es decir, es la forma en que cada uno de nosotros se mantiene en un contexto específico. Heller señala que la reproducción de los individuos es un hecho social desde el principio, porque las actividades que realizamos siguen patrones y costumbres creadas por la sociedad. Cuando una persona se reproduce, reproduce directamente su entorno cercano e indirectamente a toda la sociedad. La reproducción individual y la reproducción social son dos partes del mismo proceso.

Las actividades sociales son "objetivaciones"

Las actividades que forman parte de este proceso de reproducción son actividades sociales que deben "objetivarse", es decir, hacerse visibles y separarse del individuo. Se consideran actividades sociales:

  • Los impulsos y motivaciones que se convierten en acciones.
  • Las consecuencias de las acciones que tienen un significado social. Estas se incorporan a la vida cotidiana como "necesidades sociales" esenciales para la reproducción de las personas.

No todas las "objetivaciones" tienen la misma importancia. Por ejemplo, lavarse los dientes no tiene el mismo significado que estudiar en la universidad.

La vida cotidiana es, por un lado, el lugar donde las personas se reproducen y sus acciones se hacen visibles en el presente. Por otro lado, es el espacio donde se hacen realidad las ideas y costumbres sociales de generaciones anteriores. En resumen, la vida cotidiana une las acciones sociales del presente y del pasado.

Cómo nos socializamos y maduramos

Desde que nacemos, llegamos a un mundo que ya existe y es independiente de nosotros. Nacemos en una familia, un vecindario, una ciudad y un país específicos.

En este proceso, primero debemos aprender y entender nuestro entorno, no solo los objetos, sino también sus significados: los modelos y formas de comportamiento para vivir en este mundo.

En las muchas actividades que realizamos, usamos nuestras habilidades y conocimientos prácticos, que adquirimos durante el proceso de socialización. Esto significa aprender a manejar las cosas y entender las relaciones sociales. Cuando una persona puede manejar su propia vida de forma independiente, se considera que ha madurado para el mundo en el que vive.

Podemos distinguir dos etapas en este proceso:

  • La socialización primaria: Ocurre en la niñez, cuando la persona se convierte en parte de la sociedad.
  • La socialización secundaria: Es el proceso posterior que introduce a la persona ya socializada en nuevas áreas del mundo de su sociedad.

La particularidad y la especificidad: dos aspectos del ser humano

El ser humano es a la vez "particular" (único) y "específico" (parte de una especie). La particularidad es parte del mundo, pero para satisfacer sus necesidades, el ser humano debe diferenciarse de él. La identidad de una persona se construye al identificarse con un "nosotros" (un grupo) y al diferenciarse del mundo, a lo largo del proceso de socialización. Esta identidad es construida socialmente y, por lo tanto, es específica, aunque la persona no lo sepa. Por eso, las necesidades que se expresan a través de la identidad son siempre específicas, aunque los motivos de sus acciones sean particulares.

Sin embargo, la persona no puede entender de forma espontánea la conexión entre sus necesidades y la especie humana. Pero ambas características —la particularidad y la especificidad— existen en ella y funcionan juntas. La persona realiza actividades que, más allá de su objetivo particular, la llevan a identificarse con un "nosotros", como una extensión de sí misma; por ejemplo, pertenecer a un club deportivo o una universidad.

Darse cuenta de que la "especificidad" (ser parte de la especie humana) está presente en nuestra "particularidad" (ser únicos) es el primer paso para tener una relación consciente con la especie.

Cuando esto sucede, la persona puede organizar y priorizar su vida, eligiendo dentro de ciertos límites.

Pero esta separación entre particularidad y especificidad no es una característica de la vida cotidiana en general, sino de ciertas sociedades, donde la especificidad se ha vuelto ajena a la particularidad.

El ser humano, como ser social, muestra la coexistencia de la particularidad y la especificidad. En el proceso de convertirse en un individuo, la persona empieza a darse cuenta de lo específico, sin lograr aún una relación consciente con la especie. La particularidad cambia su significado: deja de ser un fin para el individuo y se convierte en un medio para el desarrollo de la especie.

Premios y reconocimientos

  • Doctora honoris causa de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (2017).
  • Premio Friedrich Nietzsche (2019).

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Ágnes Heller Facts for Kids

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