Sepulcro de Diego de Covarrubias para niños
El sepulcro de Diego de Covarrubias es un monumento funerario muy especial que se creó en la segunda mitad del siglo XVI. Se encuentra en la catedral de Segovia, en España, dentro de la capilla del Cristo del Consuelo. Este sepulcro honra la memoria de Diego de Covarrubias y Leiva, quien fue una persona muy importante en su tiempo.
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El Sepulcro de Diego de Covarrubias: Un Monumento Histórico
Este sepulcro es una pieza de arte e historia que nos permite conocer más sobre las personas importantes del pasado. Es un ejemplo de cómo se honraba a los líderes de la época.
¿Quién fue Diego de Covarrubias?
Diego de Covarrubias y Leiva fue un hombre con muchos cargos importantes. Fue un líder religioso en varias ciudades, como Santo Domingo, Ciudad Rodrigo, Segovia y Cuenca. Además, ocupó un puesto muy alto en el gobierno de España, siendo presidente del Consejo de Castilla. Esto significa que era una figura clave tanto en asuntos religiosos como en la administración del reino bajo el rey Felipe II.
¿Dónde se encuentra este sepulcro?
Al principio, el sepulcro de Diego de Covarrubias estaba en otra parte de la catedral de Segovia, en una zona llamada el trascoro. Con el tiempo, fue trasladado a su lugar actual, la capilla del Cristo del Consuelo. Esta capilla es un espacio tranquilo y hermoso dentro de la gran catedral.
¿Cómo es el sepulcro?
El sepulcro está hecho de alabastro, un tipo de piedra muy fina y suave que se usaba mucho en el siglo XVI para esculturas. La figura de Diego de Covarrubias está representada acostada, como si estuviera descansando. Esta forma de representar a los difuntos era muy común en los monumentos funerarios de esa época.
En la parte frontal del sepulcro, hay una inscripción en latín que nos da información sobre él. Dice que fue un ilustre señor, obispo de esa santa iglesia y presidente de España bajo el rey Felipe II. También menciona que falleció el 22 de octubre de 1577, cuando tenía 65 años.
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Sepulcro de Diego de Cobarruvias en la catedral de Segovia.
