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Facundo y Primitivo (mártires) para niños

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Facundo y San Primitivo
Archivo:Ss. facundo y primitivo
San Facundo y San Primitivo
en las fiestas patronales de Las Quintanillas

San Facundo y San Primitivo
en las fiestas patronales de Las Quintanillas
Información religiosa
Festividad 27 de noviembre

El nombre de San Facundo dio origen al de la ciudad de Sahagún, que se encuentra al sureste de la provincia de León.

Los datos históricos sobre estos santos son un poco confusos. Se cree que vivieron en el siglo III. Se dice que San Marcelo y Santa Nonia eran los padres de estos dos hermanos. Ellos vivieron cerca del río Cea, en lo que hoy es la provincia de León.

Existen diferentes relatos sobre la fecha exacta de su fallecimiento. Un libro antiguo llamado El Breviario de Sahagún dice que ocurrió entre los años 161 y 180. Sin embargo, un documento del siglo XI señala que fue en el siglo III.

La historia de San Facundo y San Primitivo

Todos los relatos sobre la historia de San Facundo y San Primitivo coinciden en lo siguiente:

Un día, el cónsul Ático, que era un líder romano en la zona de Cea, ordenó que todos los habitantes ofrecieran un sacrificio a un ídolo romano.

Los dos hermanos se negaron, explicando que seguían la fe de Jesucristo. Por esta razón, fueron encarcelados.

¿Qué les pasó a los hermanos?

La Historia del Real Monasterio de Sahagún, escrita por el monje Romualdo de Escalona en el siglo XVIII, cuenta lo que les sucedió:

Los dos jóvenes se mantuvieron firmes en su fe. El cónsul Ático les aplicó muchos castigos. Los arrojaron a un horno encendido y les dieron una bebida que se suponía que era dañina, pero no les hizo ningún efecto. Esto sorprendió a un acusador, quien cambió su forma de pensar.

Después, los hermanos sufrieron más tormentos. Fueron estirados en un potro, les arrancaron los nervios con garras de hierro y les echaron aceite hirviendo. También les aplicaron antorchas encendidas.

Más tarde, les sacaron los ojos y los colgaron boca abajo de un lugar muy alto. Cuando pensaron que habían fallecido, los bajaron. La gente se asombró al verlos ilesos y curados.

Alguien entre la multitud dijo que veía a dos seres divinos que traían palmas y coronas para Facundo y Primitivo. Al escuchar esto, el cónsul Ático ordenó que les cortaran las cabezas para evitar la coronación.

Se dice que de sus cuellos brotaron sangre y agua, lo que se interpretó como una señal de que Dios aceptaba su sacrificio y su fe. Después de esto, sus cuerpos fueron arrojados al río Cea.

Esto habría ocurrido el 27 de noviembre, alrededor del año 304.

El hallazgo de sus cuerpos

Sus cuerpos fueron arrojados al río y, según la tradición, fueron encontrados en el lugar donde más tarde se construirían el Monasterio y la ciudad de Sahagún. Sus reliquias, que son objetos relacionados con ellos, se guardan en la Iglesia de San Juan de Sahagún en esa misma ciudad.

Relatos de sus vidas

Archivo:Ourense, catedral 09-61b
Martirio de los santos en el retablo de los santos Facundo y Primitivo de la Capilla Mayor de la Catedral de Ourense

Según la primera Crónica anónima de Sahagún, hay dos historias importantes sobre estos santos. La primera es sobre su fallecimiento, y la segunda cuenta cómo San Facundo ayudó a liberar a un prisionero en tiempos difíciles, después de la muerte de Alfonso VI.

El primer relato

El primer relato dice así:

"Para todos los que lean o escuchen este libro y crónica, por información cierta y relatos verdaderos de padres antiguos, que sepan que en el tiempo en que el noble y poderoso señor Marco Antonio gobernaba el Imperio Romano, los nobles caballeros y bienaventurados de Jesucristo, Facundo y Primitivo, nacidos y criados en España, y allí, ante la presencia del Señor, viviendo con mucha fe y devoción, dejando al mundo ciego una gran luz celestial y ejemplos virtuosos, terminaron su vida muy religiosa y completa con un final muy glorioso y muy acepto y agradable al Señor. Finalmente, derramada su preciosa sangre de sus cuerpos sagrados, sus almas merecieron, por la gracia divina, subir al trono más alto de la gloria celestial."

El segundo relato: La liberación del prisionero

El segundo hecho ocurrió en el siglo XI y se describe así:

"En la hora más silenciosa de una noche, antes de que el gallo anunciara la luz con su canto, un joven prisionero, cansado por el peso del hierro, se durmió. Un hombre de edad madura y aspecto honorable, vestido con un manto blanco, se le apareció. Lo despertó y le preguntó qué hacía. El joven, sorprendido, respondió: '¿Qué otra cosa puedo hacer, pobre de mí, sino llorar mis desgracias? Estoy atormentado por el hambre y la sed, cansado por el frío y muy afligido por las duras cadenas'.

El hombre le dijo: '¿Por qué no huyes? ¿Por qué no puedes escapar de las penas que sufres y no te esfuerzas por salir de aquí?' El joven respondió: 'No puedo, porque tengo las piernas atadas con hierro y mis pies no puedo enderezar, pesados por el gran peso de los hierros. Y aunque estuviera suelto, mi huida sería impedida por la pesada piedra de molino que está encima, y las manos de los caballeros armados, y la puerta de la casa firmemente cerrada'.

El hombre le dijo: 'No temas, intenta y haz lo que puedas, porque confío en que la bondad divina te ayudará. Y porque tú sufres tanto, te consolará. Así que, ten valor y no temas. Y una vez fuera, ve rápido a la iglesia. Sabe que yo soy el de Jesucristo, Facundo, quien te manda y aconseja estas cosas'.

Al escuchar esto, el joven se levantó y se puso de pie, aunque seguía atado con hierro. Puso la mano sobre la tabla y la piedra de molino con la que la puerta de la cárcel estaba cerrada, y con un pequeño empujón la quitó y la lanzó. Ya fuera, se acercó a los caballeros, que dormían profundamente y roncaban.

Como no se despertaron con el sonido de los hierros, se acercó a la puerta y quitó la tranca de madera, la cerradura y el candado de hierro, y la abrió fácilmente sin llave alguna. Al abrir la puerta, vio a los perros guardianes dormidos y se asustó mucho. Temiendo que si sentían su partida ladrarían y despertarían a los caballeros, quienes lo atacarían con sus espadas, retrocedió y regresó a la cárcel.

Así, atónito y confundido, sin saber qué hacer, yacía muy asustado. Y luego, la persona que se le había aparecido estuvo de nuevo ante él, y regañando su pereza y negligencia, le aconsejó otra vez que se fuera. Pero como él razonaba y decía que no podría huir por la presencia de los caballeros y la crueldad de los perros, el hombre que se le apareció le dijo: 'Sal fuera, no temas a los caballeros, ni te asustes de los perros, porque debes saber que nadie te atrapará ni te sentirá'.

Dichas estas cosas, la persona que le hablaba se fue. Pero él, pensando mucho en su corazón, salió de la cárcel, y paso a paso, muy despacio, pasó junto a los caballeros que roncaban. Y, abriendo la puerta, se dirigió temblando entre los perros dormidos. Pero ellos, por permiso divino, como si estuvieran sin sentido, como si fueran de madera o de mármol, no solo no ladraron, sino que ni siquiera levantaron la cabeza.

Una vez pasados los perros, el hombre, sintiendo que había sido liberado por la ayuda divina, poco a poco, con los grilletes puestos y haciendo sonar los hierros, llegó a las puertas de la iglesia y llamó. Por casualidad, los monjes ya se habían levantado para celebrar el servicio religioso. Y ya estaban cantando, como es costumbre.

Y, al llamar él a la puerta, vino el sacristán. Abierta la puerta, el joven contó detalladamente todo lo que le había sucedido y cómo la ayuda divina lo había favorecido por medio de sus santos. Y, llegado ante el altar, estuvo postrado hasta que terminó el servicio de la mañana. Y llegada la mañana, la guardia del monasterio llamó al herrero y le quitaron los hierros y lo dejaron ir.

En ese tiempo yo no estuve presente, porque temiendo el peso de mis pecados, en ese año, por devoción y oración, fui a visitar Tierra Santa, es decir, los lugares de la vida del Señor, su nacimiento, su sufrimiento, su resurrección, su ascensión y su santo sepulcro. Y por eso, como ya dije, no estuve presente. Pero del sacristán y de los otros monjes oí todo lo dicho."

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Facundus and Primitivus Facts for Kids

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Facundo y Primitivo (mártires) para Niños. Enciclopedia Kiddle.