Pragmática de conversión forzosa para niños
Una pragmática de conversión forzosa es el nombre que los historiadores dan a ciertas leyes importantes que se publicaron a principios del siglo XVI en España. Estas leyes fueron emitidas por los Reyes Católicos y el rey Carlos V. La más conocida es la Pragmática del 14 de febrero de 1502.
Esta ley parecía dar a elegir a los musulmanes que vivían en la Corona de Castilla (llamados mudéjares) entre irse del país o convertirse al cristianismo. Los que se convertían pasaron a ser conocidos como moriscos.
Contenido
La conversión de los mudéjares
En la Corona de Castilla
La opción de elegir entre el bautismo o la expulsión que ofrecía la Pragmática del 14 de febrero de 1502 no era real. Esto se debe a que no se les permitía salir del reino. Tres días después, el 17 de febrero de 1502, otra ley les prohibió abandonar el país.
Así, el bautismo se convirtió en la única opción. Se realizaron ceremonias masivas donde los sacerdotes rociaban agua bendita sobre la gente. Desde ese momento, se les consideraba cristianos. Cualquier práctica religiosa diferente podía ser vista como una herejía. Sin embargo, la Inquisición española se enfocó más en los judeoconversos (judíos convertidos) que en los moriscos.
La fecha exacta en que se hizo obligatorio el bautismo fue distinta en cada lugar de la Corona de Castilla. Fue en 1501 en el reino de Granada y en 1502 en el resto.
Entre 1515 y 1516, los mudéjares de Navarra también tuvieron que bautizarse o ser expulsados. Esto ocurrió después de que el Reino de Navarra se uniera a Castilla en 1515.
El Reino de Granada
Desde 1491, las leyes que regulaban la vida de los musulmanes en Granada eran muy respetuosas con sus derechos. Les permitían seguir con su religión y costumbres. Pero a partir de 1499, esta política cambió. El Cardenal Cisneros impuso medidas más estrictas.
Aprovechando algunos levantamientos, las garantías de las leyes iniciales dejaron de aplicarse.
La Pragmática del 20 de julio de 1501 prohibió que los moriscos de otras partes de Castilla entraran en el reino de Granada. Esto fue después de que se ordenara la conversión forzada solo para los moriscos granadinos.
En 1516, Cisneros intentó obligar a los descendientes de musulmanes a dejar su ropa y costumbres. Esta medida se pospuso por unos años. Lo mismo ocurrió con una prohibición similar en 1526.
En la Corona de Aragón
Los mudéjares de la Corona de Aragón (de Valencia, Aragón y Cataluña) fueron obligados a bautizarse o ser expulsados en 1525. Esto fue por un decreto del rey Carlos V.
En el Reino de Valencia, los mudéjares ya habían sufrido conflictos durante las Germanías (1519-1523). Estos conflictos enfrentaron a las ciudades cristianas con las zonas rurales donde vivían muchos campesinos musulmanes. Los mudéjares del Reino de Aragón fueron bautizados en 1526.
El Reino de Valencia
Las Germanías de Valencia fueron un conflicto social. Una de sus consecuencias fue el debate sobre si las conversiones de los mudéjares durante los disturbios eran válidas o no, ya que habían sido forzadas.
En febrero de 1525, un grupo de expertos religiosos en Valencia decidió que las conversiones debían considerarse válidas. El Papa Clemente VII también apoyó esta decisión. El 15 de mayo de 1524, emitió un documento que permitía la expulsión de quienes no se bautizaran. También liberó a Carlos V de sus promesas de respetar las costumbres de los mudéjares.
Con este apoyo, y después de negociaciones, se emitió la Cédula del 4 de abril de 1525. Esta ley obligaba a los mudéjares de Valencia a elegir entre la conversión y el exilio. Sin embargo, se acordó que la Inquisición no intervendría con ellos durante cuarenta años. Esto benefició a los señores, ya que no perdieron a sus campesinos, pues la mayoría no se fue al exilio.
Consecuencias
Con el paso del siglo XVI, las condiciones de vida de los moriscos de Granada y Valencia se hicieron más difíciles. Aumentó la presión para que abandonaran sus costumbres.
El Decreto de las Cortes de Monzón, de 1528, prohibió la lengua, la vestimenta y las costumbres de los moriscos relacionadas con la comida, los matrimonios y los funerales. Sin embargo, se impidió el control efectivo de la Inquisición a cambio de un pago.
La situación cambió mucho después de la Revuelta de las Alpujarras (1568-1571). Esta revuelta fue causada por nuevas leyes restrictivas del rey Felipe II. El conflicto fue muy intenso y fue duramente controlado.
Después de la revuelta, se tomó una medida drástica: la población morisca de Granada fue dispersada por otras partes de la Península. Las Alpujarras fueron repobladas con cristianos de origen antiguo. Desde entonces, se consideró la posibilidad de una expulsión definitiva de todos los moriscos de España. Esto ocurrió por orden del rey Felipe III en 1609.