Pozo de nieve de Montesol para niños
Datos para niños Pozo de la Nieve |
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Localización | ||
País | ![]() |
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Ubicación | Montesol, Cáceres | |
Dirección | Calle Los Milanos, s/n | |
Coordenadas | 39°29′04″N 6°22′38″O / 39.484373, -6.377169 | |
Información general | ||
Usos | Nevero artificial (abandonado) | |
Construcción | 1630 | |
Diseño y construcción | ||
Fundador | Antonio Fernández | |
El Pozo de la Nieve de Montesol es una construcción antigua, del siglo XVII, que se usaba para guardar nieve. Se encuentra en la ciudad de Cáceres, en España. Hoy en día, solo quedan sus ruinas en el barrio de Montesol, en una zona llamada Paseo Alto. En el año 2020, el Ayuntamiento de Cáceres empezó a trabajar para proteger este edificio, considerándolo parte importante de la historia de la ciudad.
Contenido
¿Dónde se encuentra el Pozo de la Nieve?
Este pozo está en el barrio de Montesol, que forma parte del distrito Norte de la ciudad. Se ubica en la ladera norte de un cerro conocido como Paseo Alto.
Debido a que está en una zona con pendiente, solo se puede llegar a él por caminos pequeños. Esta ubicación fue elegida a propósito, ya que los pozos de nieve se construían en las laderas de los cerros que recibían menos sol (llamadas umbrías) para que la nieve se mantuviera fría por más tiempo.
La historia del Pozo de la Nieve
¿Para qué se usaban los pozos de nieve?
Hace muchos años, antes de que existieran los refrigeradores, la nieve era muy importante para conservar alimentos y bebidas, especialmente en los meses calurosos. Los ayuntamientos de las ciudades se encargaban de conseguir y guardar la nieve.
En Cáceres, la nieve era traída por arrieros (personas que transportaban mercancías con animales) desde la sierra de Gredos, en lugares como Candelario y Piornal.
Construcción y primeros años
El Pozo de la Nieve de Montesol fue construido en 1630. Su construcción fue impulsada por un cirujano llamado Antonio Fernández. Varios constructores de pozos de Portugal participaron en su edificación.
Abandono y recuperación
A principios del siglo XIX, el pozo dejó de usarse y se convirtió en un lugar para tirar basura. En 1844, el Ayuntamiento de Cáceres decidió que alguien lo rehabilitara para volver a usarlo. Manuel Salgado fue quien se encargó de esta tarea, y el constructor Tomás Tejeda lo reconstruyó, añadiéndole una casa y oficinas.
El fin de la era de la nieve
El uso del pozo de nieve disminuyó a finales del siglo XIX. Esto ocurrió porque un farmacéutico llamado Joaquín Castel comenzó a fabricar hielo de forma industrial en Cáceres. Su fábrica, llamada La Providencia, usaba el agua de los manantiales cercanos. Con la llegada del hielo fabricado, los pozos de nieve dejaron de ser necesarios.
El pozo en la ciudad moderna
A partir del siglo XX, la ciudad de Cáceres creció y el pozo, que antes estaba fuera de la ciudad, quedó rodeado de edificios. En los años 1920, se construyó un cuartel militar cerca.
Entre 1988 y 2008, la zona tuvo un gran desarrollo urbano. El cuartel se convirtió en una zona residencial, y se construyeron nuevos barrios como La Zambomba y Montesol. El Pozo de la Nieve quedó dentro del nuevo barrio de Montesol. Se salvó de ser demolido porque estaba en una ladera, y había terrenos más planos disponibles para construir viviendas.
Protección del patrimonio
En 2018, la asociación de vecinos de Montesol mostró su preocupación por el estado del pozo, ya que era el único edificio histórico del barrio y no se sabía quién era su dueño. La policía local investigó y descubrió que el edificio era una antigua vaquería en ruinas que había pasado a ser propiedad pública.
En 2020, el Ayuntamiento de Cáceres comenzó los trámites para incluir el Pozo de la Nieve en la lista de edificios protegidos de la ciudad. Esto ayudará a que pueda ser restaurado en el futuro.
¿Cómo es el Pozo de la Nieve?
El lugar donde se encuentra el pozo es un conjunto de dos edificios en ruinas. El edificio principal, de forma casi rectangular, es donde está el pozo original del siglo XVII. A este se le añadió otro edificio más tarde.
El pozo tiene una forma cilíndrica, como un tubo, con cinco metros de ancho y diez metros de profundidad. Dentro del pozo, la nieve se prensaba para convertirla en hielo, colocando capas de medio metro separadas por ramas de plantas. Se accede al pozo por una pequeña puerta con una escalera.
La estructura del pozo está en mejor estado que la del edificio que lo rodea, pero su cúpula (el techo en forma de bóveda) corre riesgo de derrumbarse. Por seguridad, el acceso al lugar está prohibido hasta que el Ayuntamiento pueda restaurarlo.