Portillo de Gilimón para niños

El portillo de Gil Imón fue una pequeña puerta que formaba parte de la antigua muralla de Madrid. Se encontraba al final de la calle de San Bernabé, en un lugar conocido como Campillo de Gilimón. Este sitio estaba entre la ronda de Segovia y la calle del Águila, cerca de la Basílica de San Francisco el Grande. El portillo desapareció durante el siglo XIX.
Recibió su nombre de Baltasar Gil Ymon de la Mota, quien fue un juez y un caballero importante.
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El Portillo de Gil Imón: Una Puerta en el Madrid Antiguo
El portillo de Gil Imón era una de las entradas a la ciudad de Madrid cuando esta estaba rodeada por una muralla. Era una puerta pequeña, pero importante para los habitantes de la zona.
¿Qué Era el Portillo de Gil Imón?
Un "portillo" es una puerta pequeña o un paso estrecho. El portillo de Gil Imón era una de estas entradas en la muralla que protegía Madrid hace muchos años. Estaba ubicado en una zona que hoy conocemos como el centro de la ciudad.
¿Quién Fue Gil Imón?
El nombre del portillo viene de un señor llamado Baltasar Gil Ymon de la Mota. Él era un licenciado, lo que significa que tenía estudios universitarios. También fue fiscal del Consejo Real de Castilla y presidente de Hacienda en el año 1622. Era dueño de casas y terrenos en esa área. En su honor, más tarde se nombraron una calle y una travesía (un callejón) en la misma zona.
¿Cómo Era el Portillo?
El portillo de Gil Imón tenía una forma de arco de medio punto, como la mitad de un círculo. Encima del arco, tenía una parte triangular llamada frontispicio. A cada lado del arco, había una pilastra, que es como una columna plana pegada a la pared. Su fachada miraba hacia el sur. Una pintura de principios del siglo XX hecha por José Sancha nos muestra cómo era este lugar.
Su Importancia en la Historia de Madrid
Junto al portillo de Gil Imón, había una fuente que recibía agua de un sistema llamado el "viaje de agua del bajo Abroñigal". Esto era muy importante para los vecinos de la zona.
También se sabe que, a mediados del siglo XIX, desde el portillo de Gil Imón salían las diligencias. Las diligencias eran como autobuses de la época, que transportaban personas y mercancías a otras ciudades. Esto nos muestra que era un punto de partida y llegada importante para los viajes.
El Portillo en la Literatura
El famoso escritor Benito Pérez Galdós mencionó el portillo de Gil Imón en varias de sus novelas. Por ejemplo, en su obra Fortunata y Jacinta (publicada en 1887), describe cómo uno de sus personajes visita este lugar:
Siguió ella tras el entierro, y al llegar a la parte baja de la calle de Toledo, tomó a la derecha por la calle de la Ventosa y se fue a la explanada del portillo de Gilimón, desde donde se descubre toda la vega del Manzanares. Harto conocía aquel sitio, porque cuando vivía en la calle de Tabernillas, íbase muchas tardes de paseo a Gilimón, y sentándose en un sillar de los que allí hay, y que no se sabe si son restos o preparativos de obras municipales, estábase largo rato contemplando las bonitas vistas del río. Pues lo mismo hizo aquel día. El cielo, el horizonte, las fantásticas formas de la sierra azul, revueltas con las masas de nubes, le sugerían vagas ideas de un mundo desconocido, quizás mejor que este en que estamos; pero seguramente distinto. El paisaje es ancho y hermoso, limitado al Sur por la fila de cementerios, cuyos mausoleos blanquean entre el verde oscuro de los cipreses. Fortunata vio largo rosario de coches como culebra que avanzaba ondeando; y al mismo tiempo otro entierro subía por la rampa de San Isidro, y otro por la de San Justo. Como el viento venía de aquella parte, oyó claramente la campana de San Justo que anunciaba cadáver.
Este pasaje nos ayuda a imaginar cómo era el lugar y las vistas que ofrecía en el pasado.