Monasterio de San Julián y Santa Basilisa de Ruiforco para niños
El monasterio de San Julián y Santa Basilisa de Ruiforco fue un antiguo centro religioso que ya no existe. Estaba ubicado cerca del pueblo de Ruiforco de Torío, en la provincia de León (España).
Fue fundado por un caballero llamado Rumforco durante el reinado de Alfonso III de Asturias. Este lugar es conocido porque allí permanecieron, después de que se les impidiera ver por orden de Ramiro II de León, los reyes Alfonso IV de León y Alfonso Froilaz, junto con los hermanastros de este último, Ordoño y Ramiro. En el año 1063, el monasterio pasó a formar parte de una importante propiedad llamada Infantado de Torío.
Contenido
Historia del Monasterio de Ruiforco
El monasterio de San Julián y Santa Basilisa de Ruiforco se construyó junto a una ermita antigua a principios del siglo X. Su fundador fue el caballero Rumforco, quien recibió la tarea de repoblar una gran área cerca del río Torío. Los monjes que vivían allí seguían las reglas de San Isidoro, un importante sabio de la época. Antes de fallecer, Rumforco entregó todas sus tierras cercanas al río Torío a los monjes del monasterio.
Disputas y Decisiones Reales
Durante el reinado de Alfonso IV de León, hubo un desacuerdo entre los monjes del monasterio de Ruiforco y los habitantes de los pueblos de Manzaneda de Torío y Garrafe de Torío. Para resolverlo, el rey Alfonso IV viajó con su corte a Manzaneda. El 29 de enero del año 931, el rey estableció los límites del pueblo de Manzaneda. La decisión real favoreció a los monjes, quienes mantuvieron la posesión de todas las tierras que Alfonso III había dado a Rumforco.
Un Lugar de Confinamiento Real
En el año 932, los reyes Alfonso IV de León y Alfonso Froilaz, junto con los hermanastros de este último, Ordoño y Ramiro, fueron privados de la vista por orden del rey Ramiro II de León, quien era hermano de Alfonso IV. Después de esto, fueron llevados al monasterio de Ruiforco, donde permanecieron hasta el final de sus días. Algunos historiadores sugieren que Ramiro II pudo haber creado una especie de señorío con las propiedades del monasterio. Esto habría permitido a su hermano y a los otros prisioneros reales tener un lugar donde vivir, aunque estuvieran confinados.
El Monasterio Cambia de Manos
En el año 1063, el rey Fernando I de León y su esposa, la reina Sancha de León, donaron el monasterio de Ruiforco al monasterio de San Isidoro de León. Así, el monasterio de Ruiforco pasó a formar parte del Infantado de Torío, una importante posesión de la realeza. La última vez que se menciona el monasterio de Ruiforco en un documento fue en el año 1526.
Hoy en día, uno de los pocos restos que se conservan del antiguo monasterio es un tímpano. Este tímpano, que es una pieza decorada de piedra, está colocado sobre una ventana en el muro sur de la iglesia de San Julián y Santa Basilisa de Ruiforco de Torío. Fue creado en el siglo XII y muestra la imagen del Agnus Dei (el Cordero de Dios).
¿Quiénes Descansaron en Ruiforco?
El monasterio de Ruiforco fue el lugar de descanso final para algunos miembros de la realeza leonesa:
- Alfonso IV de León (nacido alrededor del 899 y fallecido en 933). Fue Rey de León e hijo de Ordoño II de León y de la reina Elvira Menéndez.
- Onneca Sánchez (fallecida en 931). Fue la esposa de Alfonso IV y la hija del rey Sancho Garcés I de Pamplona y de la reina Toda Aznárez. También fue la madre del rey Ordoño IV de León.
- Alfonso Froilaz (nacido alrededor del 911 y fallecido alrededor del 932). Fue rey de León y de Galicia, e hijo del rey Fruela II de León.
- Ordoño y Ramiro Froilaz (fallecidos en 932). Ambos eran hijos del rey Fruela II de León y de la reina Urraca.
Tiempo después, el rey Alfonso V de León ordenó que los restos de todos estos miembros de la realeza fueran trasladados. Fueron llevados a la Basílica de San Isidoro de León, donde se colocaron en una fosa común. Esta fosa estaba en un rincón de una de las capillas, junto a los restos de otros monarcas leoneses. Sobre esta fosa común, el rey Alfonso V mandó construir un altar dedicado a San Martín, un obispo muy respetado.