Miguel de Molinos para niños
Miguel de Molinos Zuxia (Muniesa, Teruel, 30 de junio de 1628 - Roma, 28 de diciembre de 1696) fue un escritor y teólogo español. Es conocido por ser el creador del quietismo, una forma de pensamiento espiritual. Su enseñanza se conoce como molinosismo. Es importante no confundirlo con el molinismo de Luis de Molina, otro teólogo español del siglo XVI.
Contenido
¿Quién fue Miguel de Molinos?
Sus primeros años y estudios
Miguel de Molinos nació en 1628 en Muniesa, un pueblo de Teruel, España. Sus padres fueron Pedro Molinos y Ana María Zuxia.
Desde los 18 hasta los 34 años, Molinos vivió en Valencia. Allí estudió en el Colegio de San Pablo, dirigido por los jesuitas. Obtuvo un doctorado en teología y se hizo sacerdote. También fue sacerdote en la iglesia de San Andrés de Valencia.
Molinos también tenía permiso para ser confesor de monjas. Participó en la Cofradía Escuela de Cristo, un grupo que promovía la reflexión espiritual. En 1665, la Diputación del Reino de Valencia le pidió que viajara a Italia para ayudar en el proceso de beatificación de Francisco Jerónimo Simó.
Su vida en Roma y la Guía espiritual
Finalmente, Miguel de Molinos se estableció en la iglesia de San Alfonso en Roma. Allí se hizo muy famoso como predicador y guía espiritual. Muchas personas importantes se convirtieron en sus seguidores. Se le consideraba una persona muy dedicada a la vida espiritual y con gran sabiduría.
Tuvo contacto con líderes religiosos importantes, como el general de los jesuitas, Giovanni Paolo Oliva. Incluso se escribió con la reina Cristina de Suecia y fue amigo del papa Inocencio XI.
En 1675, Molinos publicó en italiano su libro más importante, la Guía espiritual. El subtítulo de la obra era "Que desembaraza al alma y la conduce por el interior camino para alcanzar la perfecta contemplación y el rico tesoro de la interior paz". En este libro, Molinos explicaba su forma de acercarse a Dios. Creía que el objetivo final era amar a Dios, y para lograrlo, el alma debía estar pura y tranquila, sin preocupaciones ni pensamientos que la distrajeran. A esto lo llamó "quietud". Pensaba que esta quietud creaba un "vacío espiritual" que era el camino más rápido para llegar a Dios.
¿Qué pasó con Miguel de Molinos y la Inquisición?
Los problemas con la Inquisición
Los primeros problemas de Molinos con la Inquisición comenzaron en 1678. Las críticas venían principalmente de dos jesuitas, Gotardo Bell’Uomo y Paolo Segneri.
Molinos escribió una obra llamada Defensa de la contemplación alrededor de 1679-1680, pero nunca fue publicada. Los ataques de los jesuitas contra él fueron incluidos en el Índice de libros prohibidos en 1681. La Guía espiritual de Molinos fue denunciada por el cardenal D'Estrées, quien era embajador del rey Luis XIV de Francia en Roma y antes había sido amigo de Molinos.
Miguel de Molinos fue arrestado el 18 de julio de 1685, junto con algunos de sus seguidores. El proceso fue largo porque era difícil encontrar pruebas de que sus enseñanzas fueran incorrectas solo con su libro.
El juicio y la condena
Durante el proceso, Molinos fue acusado de algunas acciones inapropiadas. El contenido exacto de su juicio no se conoce porque los documentos fueron destruidos un siglo después por funcionarios de la Inquisición.
El 13 de septiembre de 1687, Molinos se retractó de sus errores en la iglesia de Santa María sopra Minerva. Fue condenado por "inmoralidad y heterodoxia". Su condena incluía:
- Vestir siempre un hábito especial.
- Rezar diariamente un Credo y un tercio del Rosario.
- Confesarse cuatro veces al año.
- Permanecer en prisión de por vida.
Su amigo, el papa Inocencio XI, confirmó la sentencia el 20 de noviembre de 1687 con un documento llamado Coelestis pastor.
Nueve años después, Molinos fue trasladado de la prisión a un monasterio en Roma, donde falleció el 28 de diciembre de 1696.
El legado de Miguel de Molinos
La influencia de su obra
La obra de Molinos, especialmente su Guía espiritual, marcó el final de una importante tradición de pensamiento espiritual en España. Aunque no tuvo mucha influencia en España, sí fue muy popular en otros países. Fue traducida a varios idiomas como latín, francés, holandés, italiano, alemán e inglés. En solo quince años, se hicieron veinte ediciones en diferentes lenguas.
El quietismo de Molinos tuvo un gran impacto, sobre todo en Italia. Varios cardenales fueron amigos de Molinos, y algunos incluso adoptaron abiertamente sus ideas. Se decía que el propio papa Inocencio XI parecía estar a favor de Molinos.
En Francia, el quietismo también causó debates. Personas como el padre François Lacombe, madame Jeanne Guyon y Fénelon difundieron estas ideas. Fénelon apoyó las enseñanzas de Molinos sobre el amor a Dios. Finalmente, Bossuet intervino y logró que estas ideas dejaran de extenderse.
La contemplación en el quietismo
Para Miguel de Molinos, la contemplación tenía dos significados: era el objetivo de la unión espiritual con Dios y también el método para alcanzarla. En este método, Molinos usaba conceptos como la "aniquilación" (dejar de lado el ego), el "recogimiento" (concentración interna), la "muerte espiritual" y la "oración de quietud". Esto significaba suspender el uso de la palabra y el entendimiento.
Esta forma de contemplación fue vista con sospecha por algunos teólogos. Había un choque entre dos tipos de espiritualidad: la que no usaba el razonamiento y se centraba en la contemplación, y la que sí usaba el razonamiento y la meditación, defendida por los jesuitas, que eran los principales críticos del quietismo.
Los argumentos principales contra Molinos eran que su enseñanza:
- Fomentaba la tendencia natural a evitar el esfuerzo espiritual.
- Exageraba la importancia de la gracia divina, lo que parecía liberar a las personas del esfuerzo personal.
- Promovía una pasividad excesiva, eliminando la voluntad y la responsabilidad.
- Modificaba la idea de la unión con Dios, llevando a una visión donde la diferencia entre la persona y Dios se desdibujaba.
Molinos también escribió otras obras como La devoción de la buena muerte (publicada en 1662 bajo otro nombre) y Tratado de la comunión cotidiana.
Miguel de Molinos siempre quiso regresar a su pueblo natal, Muniesa, pero nunca pudo hacerlo.