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Liberto para niños

Enciclopedia para niños

En la Antigua Roma, a un liberto (libertus) se le llamaba así a un esclavo que había sido liberado. Este liberto mantenía un vínculo especial con su antiguo dueño, a quien llamaba patrón (patronus), mostrando un gran respeto. La libertad se obtenía a través de un proceso legal llamado manumisión. Aunque los libertos eran considerados diferentes a los ciudadanos nacidos libres, llegaron a tener un papel muy importante en la sociedad romana.

En un sentido más amplio, la palabra liberto o liberta se usa para referirse a cualquier esclavo o esclava a quien se le ha concedido la libertad por parte de su patrón.

Los libertos en la Antigua Roma

Durante el Imperio romano, los libertos representaban aproximadamente el 15 % de la población. Su presencia era notable en muchas ciudades y actividades.

¿Cómo se obtenía la libertad en Roma?

La libertad se conseguía mediante la manumisión, que era un acto voluntario del dueño para liberar a su esclavo. Aunque un liberto nunca sería exactamente igual a un ingenuus (un ciudadano romano nacido libre), la manumisión le permitía mejorar su posición en la sociedad. El nivel de libertad que obtenía dependía del estatus de su antiguo amo. Podía convertirse en un extranjero (peregrino), un ciudadano latino o un ciudadano romano. Los esclavos con habilidades especiales, conocimientos en finanzas o en la fabricación de productos tenían más posibilidades de ser liberados por sus dueños.

Tipos de manumisión en el Imperio Romano

Existían diferentes formas de manumisión, que se dividían en dos grupos principales según la época:

  • Manumisiones solemnes: Estas daban una libertad completa y derechos de ciudadano.
    • Manumissio vindicta: Se realizaba frente a un magistrado. El dueño, el esclavo y un oficial estaban presentes. Se usaba una vara (vindicta) de forma simbólica, quizás tocando al esclavo para indicar el fin de su propiedad sobre él. Así, el esclavo se convertía en ciudadano romano. Este método existía desde los inicios de la República romana.
    • Manumissio censu: Si el esclavo era incluido en el censo (lista oficial de ciudadanos) con el permiso de su dueño, se convertía en ciudadano romano. Esto era común en el Alto Imperio.
    • Manumissio testamento: El dueño podía liberar a sus esclavos en su testamento. A veces, esta libertad dependía de una condición, como que el esclavo pagara una cantidad de dinero o realizara ciertos servicios a los herederos. Mientras la condición no se cumplía, el esclavo se llamaba statuliber.
    • Manumissio in ecclesia: Introducida por el emperador Constantino, consistía en una declaración del dueño ante un obispo y la comunidad cristiana, expresando su deseo de liberar al esclavo.
  • Manumisiones no solemnes: Estas daban una libertad más limitada, donde el esclavo no obtenía todos los derechos de un ciudadano romano, sino que se convertía en un latinus iunianus. Sin embargo, el pretor (un tipo de magistrado) los protegía para que no volvieran a ser esclavos.
    • Manumissio inter amicos: El dueño anunciaba a sus amigos, en privado, su deseo de liberar al esclavo. Al principio, esto no tenía efecto legal, pero con el tiempo, el pretor comenzó a proteger a estos libertos.
    • Manumissio per epistulam: La libertad se declaraba en una carta dirigida al esclavo.
    • Manumissio per mensam: El dueño permitía al esclavo sentarse a su mesa, un gesto simbólico de libertad.
    • Manumissio sacrorum causa: Una declaración de libertad hecha por el dueño por motivos religiosos.
    • Manumissio apud IIviros: Si el dueño era menor de veinte años, se requería la aprobación de un grupo de decuriones (consejeros de la ciudad) para que la manumisión fuera justa.

El emperador Augusto estableció que los esclavos debían tener al menos treinta años para ser liberados, y los dueños, al menos veinte. También limitó el número de esclavos que un dueño podía liberar por testamento a cien, aunque no había límite para las manumisiones en vida.

Los dueños podían liberar a sus esclavos por varias razones: para que el esclavo muriera libre y tuviera derecho a una sepultura digna, para mostrar que habían sido buenos amos, o como recompensa por el trabajo del esclavo, permitiéndole seguir con sus tareas pero con un estatus superior.

Algunos esclavos no podían ser liberados, como los tesoreros que manejaban grandes sumas de dinero, para poder investigarlos si había problemas. Los esclavos públicos, que pertenecían a los municipios y no a personas, tampoco podían ser liberados por vindicta. Sin embargo, el Estado podía otorgar la libertad a un esclavo en casos especiales, como si descubría al asesino de su amo o si se le había prometido la libertad al comprarlo y no se cumplía.

Deberes y obligaciones de los libertos

Una vez liberado, el liberto adoptaba el nombre de su antiguo dueño, y su propio nombre se convertía en su apellido (cognomen). Si el dueño era una mujer, el liberto tomaba el nombre de su padre.

Los libertos tenían tres tipos de obligaciones hacia su antiguo patrón:

  • Obsequium: Era el respeto y los honores que el liberto debía rendir a su patrón, incluyendo oraciones y ofrendas.
  • Operae: Eran un número de días de trabajo que el liberto prometía realizar cada año para su patrón. Se dividían en:
    • Officiales: Tareas especializadas que realizaban trabajadores y artesanos para su patrón.
    • Fabriles: Trabajos de fabricación que podían beneficiar a otros, pero que se hacían a favor del patrón.

Las operae no podían impedir que el liberto se ganara la vida. Las officiales no se heredaban, pero las fabriles sí.

  • Bona: Eran deberes económicos. Incluían:
    • Munera: Regalos obligatorios en ocasiones especiales como nacimientos o matrimonios.
    • Dona: Regalos en circunstancias más excepcionales.

La vida económica de los libertos

A menudo, los dueños dejaban una pequeña pensión (alimenta) a sus antiguos esclavos en su testamento. También podían darles dinero o un terreno para su tumba, o incluso un lugar en su propia tumba.

Muchos libertos no se iban de la casa de su antiguo dueño, sino que seguían viviendo allí y haciendo el mismo trabajo, pero con más dignidad. Otros eran enviados a diferentes lugares para ejercer una profesión y compartir las ganancias con su antiguo amo, especialmente si habían tenido que pagar por su libertad.

Los libertos se dedicaban a muchas profesiones, sobre todo a aquellas que los ciudadanos nacidos libres no querían hacer. Algunos libertos estaban muy bien educados y eran expertos en oficios que habían aprendido como esclavos. Muchos llegaron a ocupar puestos importantes en la administración, incluso formando parte de la clase de los caballeros (ordo ecuestre).

La vida social y política de los libertos

Aunque los libertos estaban bajo la protección de su antiguo amo, tenían algunas limitaciones legales y sociales. Por ejemplo, no podían dedicarse a la política, pero sí podían votar.

Los hijos de los libertos nacidos después de la manumisión eran libres. Y los descendientes de la tercera generación de un liberto ya podían disfrutar de todos los derechos políticos de cualquier ciudadano libre.

Con la llegada del Imperio, los emperadores necesitaban personas para organizar y mantener sus oficinas, incluyendo asuntos políticos. Para esto, usaban principalmente a sus propios esclavos y libertos, que formaban parte de la "familia del emperador" (Familia Caesaris). Estos individuos, por su cercanía al emperador, tenían acceso a puestos de poder que eran inaccesibles para otros esclavos y libertos. Como los hombres libres no querían empleos permanentes que limitaran su libertad, los gobernadores y emperadores usaban a esclavos y libertos para los cargos administrativos.

La ley Aelia Sentina establecía que los esclavos que habían sido castigados, torturados, culpables de un delito, o que habían luchado en la arena, no podían ser liberados. A ellos se les daba el título de peregrini dediticii, que era un estatus inferior.

Los libertos, al igual que los esclavos, no tenían el derecho de connubium (matrimonio legal), por lo que sus uniones se consideraban contubernium (una especie de convivencia). Sin embargo, podían formar una familia. Muchos libertos seguían viviendo con sus compañeros después de ser liberados, y es común ver sus nombres juntos en monumentos funerarios. Solo más tarde, con las leyes Iulia y Papia Poppea, pudieron casarse con personas nacidas libres, aunque con algunas restricciones, como la prohibición de que senadores y sus descendientes se casaran con libertos.

A pesar de que los libertos nacidos como esclavos no podían alcanzar los estatus sociales más altos, sí podían participar en la vida pública. Por ejemplo, a través de los seviri Augustales, muchos libertos lograron una posición respetada en la sociedad romana. Estos grupos eran muy activos en la financiación de proyectos locales mediante generosas donaciones a templos, juegos, caminos y otras infraestructuras.

El objetivo de los seviri Augustales era dar un estatus a miembros de la comunidad que, por alguna razón, no podían ser magistrados cívicos. Aunque el cargo de augustalis duraba solo un año, la dignidad que se obtenía duraba toda la vida. La mayoría de los augustales eran libertos. Con sus donaciones, lograron reducir el estigma de la esclavitud y mejorar sus relaciones con los ciudadanos nacidos libres.

En muchos municipios, los libertos tienen una gran cantidad de epitafios (inscripciones en tumbas) en comparación con su número en la población. Una de las razones para construir grandes epitafios era celebrar su logro de convertirse en ciudadanos y su éxito económico después de años de esclavitud. Algunos epitafios mencionan sus donaciones, mostrando su participación pública. Por ejemplo, una inscripción de M. Licinius Privatus cuenta que donó 50.000 sestercios al tesoro de su municipio.

En las monedas romanas de los años 126-125 a.C., a menudo se representaba la "capa de la libertad", que usaban los libertos al ser liberados. La diosa Libertas (Libertad) aparecía en un carro, sosteniendo las riendas, con las capas de la libertad en una mano y la vindicta (la vara usada en la manumisión) en la otra. La libertad era vista como una diosa, y estas monedas expresaban ideas sobre la libertad que recordaban la esclavitud y sus injusticias.

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