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La canal de Mancorbo en los Picos de Europa para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
La Canal de Mancorbo en los Picos de Europa
Carlos de Haes - Los picos de Europa.jpg
Año 1876
Autor Carlos de Haes
Técnica Óleo sobre lienzo
Estilo Paisaje realista
Tamaño 168 cm × 123 cm
Localización Museo del Prado, (Madrid, España)

La Canal de Mancorbo en los Picos de Europa es una obra realizada por el pintor paisajista de origen belga pero afincado en España Carlos de Haes en 1876. Este lienzo representa el culmen del paisaje realista en España que fue creado durante la etapa de madurez del artista donde dominaba a la perfección las técnicas pictóricas, suponiendo la transformación del género y convirtiéndose, además, en la obra más importante del artista. Se introdujo, en la mano de Haes, una nueva manera más fidedigna de representar la naturaleza, lejos de las escenas idealizadas de los románticos pero sin alejarse de lo poético.

La obra se expuso en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1876, en plena fama del pintor y más tarde fue comprada por el Estado para colocarlo en el Museo Nacional de Pintura y Escultura, actual Museo del Prado, de Madrid, aunque en 1899 fue enviado al recién constituido Museo de Arte Moderno, en el cual permaneció hasta 1971, en que regresó definitivamente al Prado.

El paisaje realista en España

Durante el siglo XIX, el gusto artístico en España se decantaba por la pintura de historia, religiosa y de género quedando el paisaje relegado a un segundo plano como una mera decoración en paredes y muebles, aunque fue muy practicado por las mujeres al considerarlo idóneo para ellas. Además, nunca tuvo una buena consideración entre algunos artistas al pensar que la práctica de la pintura de paisaje no necesitaba de la habilidad del dibujo. La característica principal de este género era el trabajo inicial con bocetos al óleo y elaborados a plain air, pero al contrario que los impresionistas, estos paisajes eran acabados en el estudio. Aunque es cierto que el trabajo al aire libre se inicia en esta época, ya en el siglo XVIII la pintura veneciana de la veduta intentaba representar ese realismo a través de la cámara oscura, incluso la pintura de historia usaba estos mismo recursos para sus escenas. Algunos artistas de esos años, como Joseph Venet y Pierre-Henri de Valaenciannes, también recomendaban la práctica de la pintura al natural como una forma de aprender a plasmar los distintos efectos de contraluces y los cambios cromáticos producidos por estos.

Poco a poco fue aumentando el gusto gracias a la nueva burguesía que necesitaba deleitarse con la belleza, pero será con la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1858 donde el paisaje realista comenzó su periplo. A esto hay que agradecerle a Carlos de Haes y a su obra Vista tomada en las cercanías del Monasterio de Piedra con el que ganó el certamen representando un escenario real, alejándose así de las imágenes idealizadas del romanticismo. No obstante, un año antes ya se predecía con la exposición de otro de sus lienzos, Vista del Palacio Real desde la Casa Campo que presentó para la cátedra en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Los referentes de este nuevo panorama fueron los artistas ingleses que viajaron a España en busca de nuevos ambientes, como lo hicieron David Rober y Jonh Frederick Lewis o los franceses con personalidades como Joseph Venet, citado anteriormente, pero lo que marcó al género fueron las influencias llegadas de los flamencos y holandeses que, desde el siglo XVII, ya mostraban un carácter mucho más empírico en cuanto a la escena paisajística se trataba. También el paisaje clasicista de Poussin y Carracci fueron relevantes para este nuevo género.

Años después incontables pintores siguieron los pasos de Haes atraídos por el encanto de una naturaleza más sincera y objetiva, especialmente a partir de su etapa como profesor en la Academia desde 1860. Aquí aportó un nuevo sistema pedagógico para el aprendizaje del paisaje mediante salidas a los parajes de la geografía española con el objetivo de practicar el dibujo al aire libre y saber plasmar los distintos efectos de la luz en la orografía, como indicaban Joseph Venet y Pierre-Henri de Valaenciannes, pero también enseñó una nueva forma de interpretar la naturaleza para poder apreciar lo espiritual detrás de ella. No se trataba de representar una visión fidedigna de la realidad sino de obtener un nuevo punto de vista sobre la vida y lo que la rodea introduciéndose en los misterios del entorno.

Los cambios que surgieron no fueron solamente artísticos, sino también implicó un pequeño avance hacia la modernidad en España, cada vez más cerca de lo científico a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

Crítica en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1876

Tras catorce años desde su última presentación en una Exposición Nacional de Bellas Artes, Haes se presenta otra vez en 1876 con tres lienzos: Costa de Lequeitio, Garganta de la Hermida y La Canal de Mancorbo en los Picos de Europa. Fue denominada como la Exposición Nacional más mediocre hasta esa fecha y aunque no recibió ningún premio, a consecuencia de los cambios de la normativa que especificaban que todo aquel que hubiera ganado más de dos veces la medalla de Honor ya no se le permitía volver a recibirla, salió ileso de las críticas de los jueces: ...en algunas (obras) del Sr. Haes que figuran en la Exposición, pueden ver nuestros copistas del natural como se busca la belleza superior por el camino de la verdad....

Gracias a ello, el cuadro fue adquirido meses después por el Estado para el Museo Nacional de Pintura y Escultura, del que luego pasó al Museo de Arte Moderno, para finalmente regresar de nuevo al Prado en 1971.

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