Invasiones germánicas en la península ibérica para niños
Las invasiones germánicas en la península ibérica ocurrieron en el siglo V. Fueron parte de grandes movimientos de pueblos por Europa, que llevaron al fin del Imperio romano de Occidente. La península ibérica, que los romanos llamaban Hispania, vio cómo su organización política y administrativa se desmoronaba.
En el año 409, llegaron a la península varias oleadas de pueblos. Entre ellos estaban los vándalos y los suevos, que eran pueblos germánicos. También llegaron los alanos, que venían de la región del Cáucaso. Estos pueblos se movieron porque otros, como los hunos, los empujaban. Los vándalos venían de lo que hoy es Polonia, y los suevos estaban relacionados con los anglos y sajones, que se asentaron en Inglaterra.
Aunque los romanos reconocieron la llegada de estos pueblos y llegaron a acuerdos para que se asentaran en diferentes zonas de Hispania, los suevos fueron los únicos que lograron establecerse de forma más estable y crear un reino. Se dice que "rápidamente cambiaron la espada por el arado y se hicieron amigos". Fundaron un reino en la zona de la antigua Gallaecia romana, que incluía el norte del actual Portugal, con Braga como su capital. Este reino se expandió más tarde hacia el sur.
Los visigodos, otro pueblo germánico, habían hecho un foedus (un tipo de alianza o acuerdo) con el Imperio romano. Su misión era ayudar a los romanos a expulsar a los otros invasores y devolver Hispania al control romano. Sin embargo, en la práctica, los visigodos actuaron como una autoridad propia, reemplazando a la romana. Se asentaron con más fuerza en la parte central de la península ibérica.
Estos grupos de pueblos no eran muy numerosos. A pesar de ello, lograron dominar rápidamente las provincias romanas, que ya estaban debilitadas y sin un gobierno fuerte. Una vez asentados, no encontraron mucha resistencia por parte de la población local. Esto se relaciona con la caída del Imperio romano de Occidente. La economía se vio afectada, y las ciudades y los campesinos sufrieron. La forma en que se organizaba la sociedad romana estaba cambiando, y las clases altas se convirtieron en una especie de nobleza, mientras que las clases bajas, incluidos los campesinos, se encontraban en una situación de dependencia.
Con estas llegadas, muchos de los sistemas de organización del estado romano desaparecieron, aunque la organización de la Iglesia cristiana se mantuvo. La mayoría de la población hispanorromana era cristiana.
Contenido
- ¿Cómo se desarrollaron los eventos?
- La sociedad en la época de las invasiones
- Aspectos socioeconómicos en la Hispania de las invasiones
- Cronología de las invasiones germánicas en la península ibérica
- Galería de imágenes
¿Cómo se desarrollaron los eventos?
Hispania al inicio de las llegadas (406-411)
El Imperio romano de Occidente vivía momentos difíciles cuando llegaron los pueblos germánicos, con muchas rebeliones. Se cuenta que el 31 de diciembre del año 406, alanos, vándalos y suevos cruzaron el río Rin, que estaba congelado, cerca de Maguncia. Entre los años 406 y 409, estos pueblos se movieron libremente por las Galias (actual Francia), realizando ataques. Finalmente, cruzaron los Pirineos por el puerto de Somport, y un general romano llamado Geroncio facilitó su entrada en la península ibérica.
El cruce del Rin (406)
La noche del 31 de diciembre de 406, varios grupos de pueblos germánicos y otros, como los vándalos y suevos, cruzaron el río Rin. Este no fue un evento aislado, sino que ocurrió porque el Imperio romano había retirado tropas de la frontera del Rin para defender Italia de otra invasión. Esto dejó la frontera desprotegida.
La rebelión de Constantino III
Las tropas romanas que defendían la frontera del Rin no regresaron a sus puestos. La defensa se encargó a los francos, otro pueblo germánico. Esta decisión no gustó a la nobleza galorromana, que se sintió abandonada por el gobierno romano. El cruce del Rin por los pueblos germánicos y sus ataques a las ricas villas de la Galia provocaron que surgieran líderes locales que se armaron para defenderse.
A partir del año 407, la provincia de Britania (actual Gran Bretaña) también se volvió inestable. Los soldados y habitantes de allí se rebelaron y nombraron a sus propios emperadores, sintiéndose abandonados por Roma. Uno de ellos, Flavio Claudio Constantino, logró consolidar su poder.
Constantino dejó Britania y desembarcó en Boulogne, con la intención de controlar la Galia. Tuvo mucho apoyo de la nobleza local. Después de algunas batallas, sus generales lograron avanzar hasta Arlés, donde Constantino estableció su base.
Sus primeras decisiones fueron fortalecer los pasos de los Alpes y los Pirineos para evitar ataques de Roma. También hizo acuerdos con algunos pueblos germánicos. El resto de los pueblos se vieron obligados a moverse hacia el sur de la Galia y quedaron bloqueados por los Pirineos. Constantino quería fundar una dinastía, así que nombró a su hijo César y lo casó con una noble para ganarse el apoyo de la población.
El clan de Honorio
A finales del año 407, Constantino decidió entrar en Hispania para evitar ser atacado por Roma desde dos frentes. El emperador Honorio envió tropas a Pamplona en el 408. Un gran ejército al mando del hijo de Constantino, Constante, y otros generales, entró en Hispania y se dirigió a Mérida. Apenas encontraron resistencia.
Dos primos de Honorio, Dídimo y Veridiano, que eran líderes importantes en Hispania, decidieron responder al ataque. Formaron un ejército con campesinos de sus grandes propiedades. La batalla no tuvo un ganador claro, así que Constante se retiró a la Tarraconense (noreste de Hispania) esperando refuerzos. Los primos de Honorio avanzaron hacia el norte y obligaron a Constante a luchar de nuevo. Esta vez, Constante obtuvo una gran victoria y capturó a los líderes. Después de la batalla, los restos del ejército de Honorio se refugiaron en ciudades amuralladas como Pamplona. Constante se reunió con su padre en Arlés y dejó a Geroncio como su lugarteniente en Zaragoza.
La rebelión de Máximo: el paso de los Pirineos
La situación política en el Imperio cambió drásticamente con la muerte de Estilicón, un importante general romano, en el 408. Honorio se vio obligado a reconocer a Constantino como coemperador en el 409 debido al avance de los visigodos. Como parte del acuerdo, Geroncio fue reemplazado por otro general. Ante esto, Geroncio se rebeló y nombró a Máximo como emperador, estableciéndolo en Tarraco (Tarragona). Máximo hizo un pacto con los alanos, suevos y vándalos, que estaban saqueando la Galia. Les permitió cruzar los Pirineos por las calzadas romanas de Somport y Roncesvalles. Mientras tanto, Geroncio atacó a Constantino y obtuvo varias victorias.
El acuerdo con los pueblos germánicos consistía en que se asentarían en la Península como fuerzas de ocupación al servicio de Máximo. Las fuentes indican que hubo saqueos porque Máximo no podía pagar a sus aliados, así que les permitió el pillaje como forma de pago.
Honorio observaba estos eventos desde lejos, ocupado con la invasión de Italia por Alarico, que llegó a saquear Roma en el 410 y capturó a la hermana del emperador. Sin embargo, la muerte del rey visigodo y la llegada de un ejército de Constantinopla permitieron a Honorio enfrentarse a Constantino, quien se refugió en Arlés. En el 411, Honorio pasó a la ofensiva y sus generales sitiaron a Constantino en Arlés.
En la primavera del 411, Geroncio entró en la Galia y derrotó y mató a Constante. Su camino hacia Arlés estaba libre, pero allí se encontró con el ejército de los generales de Honorio. La mayoría de las tropas de Geroncio se unieron a los romanos, así que tuvo que huir a su base en Tarraco. La victoria de los romanos fue total, ya que lograron tomar Arlés y capturar a Constantino III. Por su parte, Máximo tuvo que abandonar su posición en la Tarraconense y refugiarse entre los vándalos.
El acuerdo del 411
Todo indica que Máximo firmó un acuerdo con los pueblos germánicos asentados en Hispania. Por este acuerdo, los germánicos formarían parte del ejército de Máximo como aliados, a cambio de recibir territorios en la Península.
La forma exacta en que se repartieron las tierras no está del todo clara. Algunas fuentes dicen que se hizo "a suertes", lo que podría significar que se crearon "sortes" (lotes de tierra concedidos a los pueblos germánicos bajo un sistema de hospitalidad).
Parece más lógico pensar que el establecimiento de estos pueblos en la península se hizo según su poder militar. Así, los pueblos más fuertes elegirían primero las zonas donde se asentarían. La única zona libre de asentamientos germánicos fue la Tarraconense, donde estaba Máximo. Esto apoya la idea de un acuerdo entre Máximo y los pueblos germánicos.
Alanos
Los alanos eran el pueblo más poderoso de los que cruzaron el Rin. Su líder recibió las extensas provincias de Lusitania y Cartaginense. Como eran pocos, se concentraron en las grandes propiedades de tierra.
Vándalos
Los vándalos se dividieron en asdingos y silingos, y se asentaron de forma independiente:
- Los silingos, más poderosos, recibieron la fértil provincia de la Bética (sur de Hispania).
- Los vándalos asdingos se asentaron en la zona oriental de Gallaecia.
Suevos
Los suevos se asentaron en la parte occidental de la Gallaecia. Gracias a que su reino duró mucho tiempo, tenemos más información y restos arqueológicos de sus asentamientos.
La principal ciudad sueva fue Bracara (actual Braga), que se convirtió en su capital. Otra ciudad importante fue Lucus Augusta (actual Lugo). En estas dos ciudades se asentó la mayor parte de los 30.000 suevos. Esto les permitía no ser absorbidos por la mayoría de la población galaicorromana (unos 700.000). Esto sugiere que gran parte del territorio de Gallaecia no fue afectado por los ataques suevos.
Las demás ciudades importantes solo tenían pequeños destacamentos suevos para controlarlas. Por ejemplo, Oporto fue usada como fortaleza en varios momentos de la historia sueva.
Primera acción visigoda en Hispania: Las campañas de Walia (411-418)
La llegada al poder de Ataúlfo marcó un cambio importante para los visigodos. Después de la muerte de Alarico en Italia (410), Ataúlfo se trasladó a la Galia. En el 412, el rey visigodo Ataúlfo se estableció en el valle del Ródano. Quería obtener un territorio para asentarse y alimentos de Honorio, a cambio de devolverle a su hermana Gala Placidia, que había sido capturada en el saqueo de Roma, y a algunos rebeldes. Honorio prometió darles comida, pero el envío de cereales no se produjo porque un general romano se había rebelado en la provincia de África. Además, Roma hizo un acuerdo con los burgundios en el Ródano, lo que causó una fuerte ruptura entre los visigodos y el Imperio.
En el 414, Ataúlfo se casó con Gala Placidia (hermana del emperador) y estableció una corte en Narbona y luego en Burdeos, imitando a la imperial. También apoyó a un antiemperador en la Galia. Honorio respondió enviando a Constancio a luchar contra los visigodos. Estos, acorralados, decidieron pasar a la Tarraconense y se establecieron en Barcelona.
Ataúlfo cambió su política, buscando un acercamiento con Roma. Esto no fue bien visto por la facción antirromana, y a principios del verano del 415, fue asesinado. Walia, hermano del rey asesinado, intentó reclamar el trono, pero otra facción puso en el poder a Sigerico.
Sigerico estuvo en el trono solo seis días, pero sus acciones mostraron rápidamente sus intenciones. Mató a los hijos de Ataúlfo y tomó medidas contra Gala Placidia. Esto provocó la reacción de Walia, quien lo derrocó.
Walia intentó cruzar a África, pero una tormenta frustró el intento visigodo. Acorralado y sin provisiones, se vio obligado a firmar un acuerdo con Honorio. Walia se comprometió a entregar a Gala Placidia y a expulsar de Hispania a los pueblos germánicos asentados. A cambio, el emperador Honorio entregaría una gran cantidad de trigo a los visigodos.
Entre el 416 y el 418, los visigodos lucharon contra los vándalos silingos y los alanos, a quienes derrotaron y aniquilaron. En el 417, Walia entró en la Bética y derrotó a los vándalos silingos, capturando a su rey. En el 418, el rey alano murió a manos de los visigodos. Como resultado, Gunderico se proclamó rey de vándalos y alanos en el 419.
Cuando Walia se preparaba para atacar a los otros pueblos, Honorio llamó a los visigodos para que se asentaran en la Aquitania secunda, estableciendo la capital del reino en Burdeos. Pero sin permiso romano, Walia trasladó la capital a Tolosa, ocupando la Narbonensis prima. Walia murió ese mismo año, y Teodorico I, hijo de Alarico, se convirtió en el primer rey del Reino visigodo de Tolosa.
El poder de los vándalos (418-429)
Los vándalos se asentaron en Hispania entre el 409 y el 429. Este período es poco conocido porque después se marcharon al norte de África, donde formaron un reino importante que dominó el Mediterráneo occidental y llegó a saquear Roma en el 455.
La provincia de Gallaecia, ocupada por vándalos asdingos y suevos, no sufrió las expediciones de castigo de Walia. La cercanía geográfica de ambos pueblos y su poca movilidad en la provincia romana hicieron inevitable el enfrentamiento. Así, en el 419, hubo una batalla entre los suevos y los vándalos. Las causas no están claras, pero parece que los suevos intentaron abrirse paso por territorio vándalo para ocupar nuevas tierras.
Roma buscaba mantener un equilibrio de fuerzas entre los pueblos germánicos para que ninguno se hiciera demasiado fuerte en la península y representara un peligro para el Imperio. Por eso, en el 420, un general romano atacó a los vándalos asdingos, que eran más numerosos y peligrosos que los suevos, y los obligó a levantar un asedio. Los romanos persiguieron a los vándalos hasta Braga, donde fueron derrotados, aunque gran parte de la población vándala pudo huir hacia la Bética.
En este mismo año, Gunderico impulsó una segunda rebelión de Máximo, que se había refugiado entre los suevos. El general romano sofocó la rebelión y capturó a Máximo, quien fue llevado a Rávena y ejecutado.
En el 421, la situación de los vándalos en la Bética era precaria. Roma envió un nuevo ejército al mando del general Castino. Este ejército era mucho más poderoso y contaba con la ayuda de aliados visigodos. Sin embargo, algunos líderes abandonaron el ejército antes de la batalla, dejando a las tropas romanas desorganizadas. Los vándalos los aniquilaron fácilmente. Castino tuvo que retroceder hasta Tarraco, dejando el sur de la península a merced de los vándalos.
En los años siguientes, los vándalos se expandieron gradualmente. En el 426, llegaron al Mediterráneo, apoderándose de la Bética y la Cartaginense, e incluso ocuparon las islas Baleares. Desde los puertos mediterráneos, los vándalos practicaron la piratería en todo el Mediterráneo occidental, llegando a poner en peligro el suministro de trigo a Roma. Esta expansión no se entiende sin el apoyo de algunos hispanorromanos, que incluso facilitaron la salida de los vándalos hacia África.
La inestabilidad política y el vacío de poder en Roma, tras las muertes de Honorio (423) y Constancio III (421), favorecieron tanto la expansión sueva como la vándala. En Roma, después de una breve rebelión, se impuso Valentiniano III, quien gobernaría bajo la regencia de su madre Gala Placidia. Hubo una lucha por el poder en el Imperio, que finalmente ganó el último gran general romano, Aecio.
En el 429, un líder militar suevo realizó una incursión hacia el sur y fue derrotado por los vándalos. Ese mismo año, murió Gunderico, y el nuevo rey fue Genserico. Este fue llamado por un general romano para ayudarlo contra el emperador. Cuando los vándalos llegaron a África, la paz con el Imperio se había restablecido, pero Genserico decidió quedarse en la provincia africana. Así, los vándalos desaparecieron por completo de la península ibérica.
Genserico calculó cuántos barcos necesitaba para su pueblo. Se estima que unos 80.000 hombres cruzaron el estrecho, de los cuales 15.000 eran guerreros. A ellos se unió un pequeño grupo de alanos.
Expansión del reino suevo (429-457)
Después de que los vándalos de Genserico abandonaran la península ibérica, los suevos eran el único pueblo germánico en Hispania, asentados en Gallaecia. El poder del Imperio romano, representado por Valentiniano III, se ejercía sobre el resto de las provincias. Sin embargo, el poder romano era cada vez más débil, y las élites hispanorromanas tenían cada vez más capacidad para tomar sus propias decisiones.
Los suevos fueron el primer pueblo que creó un reino propio en la península ibérica, alrededor de la ciudad de Bracara, donde se asentó la mayoría de la población germánica. Su líder era el rey Hermerico (406-438), quien había facilitado la entrada de los suevos en Hispania y el acuerdo del 411 para su establecimiento definitivo.
Alrededor del año 430, los suevos realizaron incursiones en el interior de Gallaecia, pero fueron rechazados por los galaicorromanos desde sus fortalezas. Hermerico rompió el acuerdo del 411 porque quería mejorar las tierras que le correspondían y recuperar su prestigio. Finalmente, se llegó a una paz muy inestable, ya que al año siguiente Hermerico volvió a atacar la Gallaecia que no estaba bajo su control. Esto significa que en el interior de Gallaecia había zonas que no estaban controladas ni por los suevos ni por el Imperio. El obispo Idacio de Chaves incluso encabezó una embajada para pedir ayuda al general romano Aecio.
En el año 432, Idacio regresó con un general romano, y en el 433, gracias a la mediación de la Iglesia, Hermerico firmó la paz con los galaicorromanos. Hermerico, ya enfermo y anciano, firmó un tratado definitivo con la población de Gallaecia en el 438 y abdicó en su hijo Rechila. Ese mismo año, Rechila derrotó a Andevoto en el río Genil, obteniendo un gran botín. El hecho de que la "plebe de Gallaecia" (la población local) pudiera firmar un tratado de paz muestra la independencia de las élites locales.
Durante el reinado de Rechila, los suevos se expandieron. Ignoró el reparto de zonas del tratado de Roma e invadió la Bética, luchando contra los hispanorromanos. Los venció en la batalla del río Genil (438), donde consiguió mucho oro y plata. En el 440, sitió y tomó Mérida, la capital de Lusitania, que fue incorporada al reino suevo. Tomó Sevilla en el 441, pasando a dominar la Bética y la Cartaginense. También se enfrentó a la piratería vándala. Finalmente, en el 446, derrotó a un general romano que había entrado en la península para devolver Hispania al control romano. A su muerte, solo la Tarraconense estaba bajo control romano, aunque también sufrió ataques suevos.
En el 448, Requiario sucedió a su padre y cambió su política, acercándose a los galorromanos y visigodos. Intentó atraer a los primeros convirtiéndose al cristianismo católico, aunque esta conversión fue personal y no de todo su pueblo. Para ganarse el apoyo visigodo, se casó con la hija del rey Teodorico I.
El rey suevo se sintió seguro con su posición diplomática. De camino a Tolosa, donde se casó, realizó campañas contra los vascones. A su regreso, en el año 449, se desvió hacia el valle del Ebro y atacó Zaragoza y saqueó Lérida, junto con grupos de rebeldes.
La expansión de los suevos se debió a que, a pesar de ser una minoría, los vándalos se fueron al norte de África, y los suevos, al no tener rival en la península, se expandieron por Gallaecia, Lusitania, Cartaginense y la Bética (429-456). En el 456, Roma envió a Teodorico II contra los suevos, al mando de Requiario, quienes fueron derrotados en la batalla del río Órbigo, poniendo fin a su fase de expansión.
Las crónicas de la época nos dicen que en el 430, Gallaecia tenía dos poblaciones: los galaicorromanos y los suevos, que se establecieron en las zonas rurales y rara vez ocupaban una ciudad (excepto Braga y Lugo). No sabemos exactamente cuántos suevos se establecieron en el noroeste peninsular. Las estimaciones varían entre 20.000 y 35.000, sobre una población de Gallaecia de unos 700.000 habitantes.
Establecimiento visigodo en Hispania (456-507)
Campaña de Teodorico II
Los suevos eran un pueblo aliado del Imperio, pero las acciones de Requiario los llevaron a la ruina. Requiario se casó con una princesa visigoda, hija de Teodorico I, y se unió a un movimiento rebelde que atacó Tarazona, saqueó Zaragoza y se apoderó de Lérida. También participó en la batalla de los Campos Cataláunicos (451), donde murió el rey visigodo Teodorico I. Aecio, el mejor general de Roma, murió en el 454, lo que permitió los ataques vándalos a Roma, que fue incendiada en el 455.
Ante esta debilidad, Teodorico II puso en el trono a Avito, que era el general de la Galia. Requiario, sintiéndose débil, atacó de nuevo la Cartaginense, que había vuelto a dominio romano, y la Tarraconense, donde consiguió un gran botín. Incluso acuñó su propia moneda. Esta situación llevó a los visigodos y burgundios, como pueblos aliados de Roma, a luchar por los intereses imperiales. Atacaron a los suevos, que fueron derrotados en la batalla del río Órbigo en el 456. Después ocuparon Braga, y el rey suevo tuvo que retirarse a Oporto, donde fue capturado y ejecutado. También ocuparon Mérida, dejando allí en el poder a un visigodo. A su regreso a Tolosa, los visigodos arrasaron Astorga y Palencia. Solo una fortaleza, Coyanza, resistió eficazmente y rechazó el asedio visigodo.
En el 457, Teodorico II envió parte de su pueblo a los Campos Góticos y ocupó Palencia y Astorga, mientras los suevos seguían divididos apoyando a diferentes reyes. En el 475, se llegó a la paz, y en el 476, Remismundo accedió al poder suevo. Otro problema fue la ocupación de Alicante y Cartagena por los vándalos.
Paralelamente, sabemos por un cronista que alrededor del año 400, piratas hérulos atacaron la costa cántabra y de Vardulia en el año 456.
Crisis del reino suevo
El reino suevo, después de la intervención visigoda, se encontraba en una grave crisis. Es sorprendente cómo pudo sobrevivir. Un hecho clave fue la rebelión de Agiulfo, establecido en Mérida con una guarnición visigoda, quien intentó tomar el poder y se proclamó rey de los suevos. Su rebelión fue rápidamente sofocada, y en el 458, murió en Oporto.
Maldras fue nombrado rey en Braga (457), apoyado por la zona sur de Gallaecia. Al mismo tiempo, Frantan obtuvo el apoyo de la zona norte. Ambos reyes gobernaron por separado en sus áreas de influencia e intentaron fortalecer su posición. Maldras intentó recuperar la influencia sueva en Lusitania, que saqueó, tomando Lisboa. Después de la muerte de Frantan, saqueó el valle del Duero.
Los intentos de los emperadores romanos y Teodorico II lograron la paz, y un ejército tomó Sevilla pacíficamente. Aunque a la muerte del emperador en el 461, se produjeron nuevos ataques. Los suevos lucharon contra la ciudad de Coímbra, que tomaron en el 467. Ese mismo año, se llegó a la paz con un pueblo local, probablemente cerca de Tuy.
Remismundo hizo la paz con Teodorico II, y hubo una gran influencia visigoda en el pueblo suevo, hasta el punto de que se cree que la conversión de Remismundo a una rama del cristianismo se debe a esta situación.
Asentamientos visigodos en Hispania
Eurico (466-484) mantuvo la misma política que Teodorico II, pero con más fuerza. Ante la toma de Lisboa por los suevos, respondió con un ataque y en el 468, tomó de nuevo Mérida y los arrinconó en el noroeste peninsular.
La sociedad en la época de las invasiones
Se estima que entre 80.000 y 300.000 visigodos migraron a la península, un número pequeño para llevar a cabo sus conquistas. En la Península, después de expulsar a los enemigos del Imperio, encontraron unos cuatro millones de hispanorromanos.
Relaciones entre germánicos e hispanorromanos
Hubo convivencia entre ambos pueblos. Las fuentes hablan de épocas de paz, de guerra y de evangelización. Hay menciones de convivencia con los suevos. Parte de la población se unió a los pueblos germánicos para evitar pagar impuestos. La población romana se distinguió por formar poderes autónomos. Los galaicos y lusitanos estaban romanizados, mientras que los suevos vivían en el campo, excepto en Oporto. Los problemas de convivencia se manifestaron en conflictos debido a las diferencias de idioma y costumbres.
Existió el problema de los "bagaudas hispanos", un movimiento de población con varias interpretaciones. Hacia mediados del siglo V, se registraron episodios violentos atribuidos a los bagaudas en la Tarraconense y en el valle del Ebro. Algunos dicen que era un movimiento religioso, ya que a estos grupos se les llamaba "herejes". Se menciona que en el 456, la zona de Gallaecia fue arrasada por ladrones, con robos y muertes.
En el 443, sabemos que se enviaron generales romanos a Hispania para enfrentarse a los bagaudas, a quienes derrotaron en Araciel (Navarra). El líder bagauda atacó Tarazona y se le unió el rey suevo Requiario, quienes devastaron Zaragoza y tomaron Lérida. Ante esta situación, Teodorico II entró en la península y puso fin al movimiento bagauda, enviando a luchar contra él a un príncipe visigodo que contó con el apoyo romano.
El movimiento bagauda se refiere a los movimientos surgidos en el valle del Ebro. Algunos historiadores argumentan que no fue un movimiento social, sino que fueron los vascones, ya que el centro del movimiento estaba en Vasconia. Además, la derrota de estos se produjo en esta misma región, y los ataques a la Iglesia se deben a que los vascones eran paganos.
El reparto de tierras
La cuestión del reparto de tierras ha sido muy estudiada. Hubo varias etapas. Al principio, cuando los pueblos germánicos entraron en el Imperio, se establecieron en tierras imperiales. Un pacto establecía que los germánicos se asentarían en un tercio de las casas y recibirían alimentos del tesoro romano, a cambio de luchar en el ejército romano. Esto cambió cuando los pueblos germánicos llegaron con sus familias. Entonces se produjo un reparto de tierras, y se les concedió un tercio de las casas y parte de los campos, lo que se llamaba "sortes". A los visigodos que recibían estos lotes de tierra se les llamaba "consortes".
Hay diferentes teorías sobre cómo se hizo el reparto. Algunos historiadores sugieren que se repartieron las grandes propiedades de tierra, mientras que las propiedades pequeñas no se repartieron.
En las grandes propiedades:
- Un tercio eran tierras del señor.
- Dos tercios eran tierras concedidas a los pueblos germánicos.
- Un tercio eran para los romanos en propiedades que no eran de señores.
Otra teoría, defendida por otros historiadores, es que también se repartieron las propiedades pequeñas. Las propiedades comunales no se repartieron. Esto ocurrió en la Galia y se sabe por un acuerdo del 418 con Walia.
Otra forma de reparto se produjo cuando los visigodos entraron en España, cuando ya no existía un Emperador. Según algunos, los visigodos expulsaron a los hispanorromanos y se asentaron en sus tierras. Se estima que el asentamiento visigodo fue de unos 200.000 individuos, lo que explica que la toponimia (nombres de lugares) tenga muchos nombres de origen godo, y que la arqueología haya encontrado muchos objetos visigodos en la zona.
Sistema de poblamiento
A finales del siglo VI, el proceso de integración de los visigodos en la sociedad ya estaba avanzado. Los visigodos llegaron en diferentes oleadas a finales del siglo V, después de la caída del Reino visigodo de Tolosa y en el 531. Después de un rey llamado Amalarico, se habla de migraciones populares visigodas, lo que significa que la mayoría de la población no militar se trasladó.
Podemos hacer un resumen de los diferentes grupos de población en la península:
- Suevos: Permanecieron en Gallaecia. Se estima que llegaron entre 30.000 y 35.000 suevos, de los cuales unos 8.000 eran guerreros. La mayor concentración se encontraba en ciudades como Braga y Oporto, que fue la capital del reino y su fortaleza más importante.
- Visigodos: Su número era mucho mayor que el de los suevos. Se calcula que eran unos 200.000 individuos, incluyendo a los visigodos establecidos en la Septimania (sur de Francia). Esto significa que los visigodos representaban entre el 4 y el 5% de la población total, que era de unos cinco millones de hispanorromanos.
Entre los asentamientos visigodos, podemos distinguir dos tipos: los populares y los militares.
Los asentamientos populares
El pueblo visigodo tenía características que los diferenciaban de los demás habitantes:
- Eran cristianos de una rama específica (arrianos).
- Tenían una vestimenta particular.
- Usaban adornos específicos (confirmado por la arqueología).
- Tenían sus propios cementerios, al menos en el siglo VI.
Según los estudios, la mayoría de los cementerios visigodos del siglo VI se encuentran en la Meseta Central, en zonas como Burgos, Segovia, Guadalajara, Madrid, Cáceres y Soria. En esta época, la población visigoda se enterraba separada de los hispanorromanos, en cementerios con tumbas alineadas. Sin embargo, en los cementerios del siglo VII, ya no se puede distinguir si los enterrados eran visigodos o hispanorromanos; de hecho, fueron los hispanorromanos quienes adoptaron las formas de enterramiento visigodas.
Los asentamientos aristocráticos militares
Los historiadores sugieren que la clase noble visigoda estaba formada por unas 1.500 familias, lo que podría corresponder a entre 7.000 y 10.000 individuos. Estos se distribuían por todo el territorio por razones administrativas, políticas y militares. En algunas ciudades, como Toledo (la capital del reino), aumentó el número de nobles visigodos, que se dedicaban a las armas y a cargos públicos. Mérida era otra plaza importante, ya que desde allí se controlaba la Bética, donde había constantes rebeliones de la población hispanorromana. Otras ciudades importantes eran Barcelona y Tarrasa, donde se han encontrado numerosas tumbas visigodas.
Otras regiones tuvieron asentamientos estratégicos, como en la zona de los vascones (para controlar sus incursiones) o en los Pirineos (para controlar el paso). También en Septimania para controlar los ataques de los francos. En el sur, frente a la frontera bizantina, aparecieron guarniciones militares para proteger el territorio y usarlas como base de operaciones. También se encontraron en Gallaecia para controlar a los suevos, y en la Bética para controlar a la población hispanorromana, que era muy importante allí. En el norte, se conoce una frontera con guarniciones y fortificaciones en lugares como Amaya (Burgos) o Victoriacum (Álava), y Olite en Navarra.
La ciudad de Pamplona es donde mejor se han estudiado los cementerios, diferenciando los visigodos de los hispanorromanos. También en los Pirineos se encontraron campamentos con guarniciones. En Narbona, había un grupo de militares que incluso se enfrentaban a Toledo cuando había luchas por el poder entre diferentes reyes.
También había otros grupos de pobladores en menor proporción:
- Bretones: Se situaban entre Ferrol y el río Eo. Habían llegado huyendo de la invasión de los anglos y sajones en Britania, y otros de la región de Bretaña. Tuvieron su propia diócesis con sus particularidades.
- Africanos: Se situaban en la Bética y en el valle del Guadiana. Su llegada se debió primero a la persecución de los vándalos hacia la población católica y luego a la conquista del reino vándalo por los bizantinos.
- Sirios y griegos: Algunos llegaron con la presencia bizantina en la península (sobre todo a Cartagena y Málaga), y otra gran parte eran comerciantes. Se establecieron en Tarragona, Mérida, Sevilla, el valle del Guadiana, Trujillo, etc.
- Judíos: Tuvieron una gran importancia en el comercio y se encontraban en las ciudades, coincidiendo con los comerciantes. En algunas ciudades llegaron a ser tan numerosos que tenían su propio barrio, como en Granada. También eran importantes en Tortosa, Elche, Mérida, Toledo, Zaragoza, etc. Se extendieron por tierras de la Bética y la Tarraconense. Se sabe que en el 612, un rey visigodo prohibió a los judíos tener siervos o esposas cristianos. Su importancia se debía a que eran prestamistas, por lo que siempre estuvieron en conflicto con la Iglesia. Solo los judíos de la Septimania se libraron de estas represiones, ya que a los visigodos no les interesaba que los judíos apoyaran a los francos.
Este período vio un florecimiento importante de la Iglesia hasta la llegada de un rey llamado Leovigildo. Durante la regencia de Teodorico el Grande, se celebraron reuniones importantes de la Iglesia. Además, otro rey, Teudis, aunque era de una rama diferente del cristianismo, respetó a la Iglesia católica y permitió que se celebraran concilios.
La Iglesia se preocupó en este período por la buena preparación de los clérigos. Para ello, se crearon escuelas en las catedrales y monasterios. De estas escuelas surgieron grandes escritores y obispos. También se preocuparon por las normas de los monasterios. Nacieron las "iglesias propias" (iglesias creadas por particulares que nombraban a un sacerdote y a las que podía asistir cualquiera; su objetivo era hacer las tierras más seguras) y también iglesias privadas, a las que solo podían entrar los que el dueño quisiera.
Las influencias de África llevaron a la creación de numerosos monasterios. En el siglo VI, la acción misionera de la Iglesia fue muy importante y favoreció la conversión al catolicismo.
Aspectos socioeconómicos en la Hispania de las invasiones
Los repartos de tierras
Localización de los asentamientos visigodos
Un historiador, Wilhelm Reinhart, dibujó en 1945 un mapa de cementerios que mostraba una densa población visigoda en la Meseta Central. Los asentamientos visigodos en España fueron pocos y se concentraron en una zona relativamente pequeña: sobre todo en el valle medio del Ebro, en la zona oriental y central de la cuenca del Duero, y en las partes más al norte de la Meseta Sur, en las actuales provincias de Toledo y Guadalajara.
Los grandes cementerios visigodos del siglo VI se han encontrado principalmente en las dos mesetas de Castilla, ubicados sobre todo en los valles del Duero y del Tajo. Destacan lugares como Herrera de Pisuerga (Palencia), Castiltierra, Duratón y Madrona (Segovia), El Carpio de Tajo (Toledo) y Daganzo de Arriba (Madrid). En esta época, la población visigoda se enterraba separada de los hispanorromanos, en cementerios con tumbas alineadas, que eran simples fosas señalizadas con un pequeño montículo de tierra.
Cronología de las invasiones germánicas en la península ibérica
Algunas fechas pueden variar ligeramente según las fuentes.
- 409: Invasión de Hispania por los vándalos (asdingos y silingos), los suevos y los alanos.
- 411: Las provincias hispanas se dividen entre ellos.
- 414: Los visigodos llegan a Hispania; capturan Barcelona.
- 415: Asesinato del rey visigodo Ataúlfo en Barcelona.
- 416: Walia, rey de los visigodos, es encargado por el Imperio romano de Occidente de expulsar a los pueblos germánicos de Hispania.
- 418: Los alanos y los silingos son derrotados y aniquilados por los visigodos (los supervivientes se unen a los asdingos); los suevos y los asdingos son devueltos al noroeste de la península ibérica.
- 419: Guerra entre suevos y vándalos.
- 420: Asterio, conde romano de Hispania, obliga a los vándalos a salir de Gallaecia; muchos de ellos son masacrados en Braga durante su retirada. Abandonando Gallaecia, los vándalos invaden la Bética.
- 422: Guerra en Bética entre los vándalos y los romanos.
- 426: Saqueo de Sevilla y de Cartagena por los vándalos; devastan las islas Baleares.
- 429: Después de derrotar al jefe suevo Hermigar, los vándalos, bajo el liderazgo de Genserico, dejan Hispania para el norte de África.
- 431: Los suevos arrasan Gallaecia; el obispo Idacio de Chaves pide sin éxito la ayuda del general romano Aecio.
- 433: Habiendo fracasado en su misión, Idacio negocia la paz entre los suevos y los hispanorromanos.
- 438: Requila, rey de los suevos, derrota a las tropas romanas.
- 439: Se apodera de Mérida.
- 441: Sevilla cae en manos de los suevos de Requila, quienes someten a toda la Bética y la Cartaginense.
- 445: Los vándalos de África saquean las costas de Hispania y se llevan a muchas familias cautivas.
- 446: Los suevos abandonan Gallaecia, derrotan a las tropas romanas y devastan las provincias hispánicas que quedaron bajo el dominio romano.
- 448: Salidos de Gallaecia, vuelven a invadir las provincias hispánicas para devastarlas.
- Censorio, conde del Imperio romano de Occidente, es ejecutado por un rey suevo.
- 449: El rey suevo Requiario saquea Vasconia, arrasa los alrededores de Zaragoza y se apodera de Lérida, donde toma numerosos prisioneros.
- Los bagaudas sorprenden a un grupo de soldados aliados de Roma en la iglesia de Tarazona y los matan a todos.
- 453: Los suevos hacen las paces con los hispanorromanos y les devuelven la Cartaginense.
- 454: Los visigodos intervienen en Tarraconense y derrotan a los bagaudas que asolan la provincia.
- 456: Los suevos saquean las comarcas de Cartagena e invaden la Tarraconense.
- Piratas hérulos saquean el litoral de Lugo y las regiones costeras de Cantabria y de la Vardulia.
- Los suevos atacan de nuevo la Tarraconense, que saquean; Vuelven a Gallaecia con gran número de prisioneros.
- El emperador romano de Occidente encarga a los visigodos y a los burgundios que luchen contra los suevos. Estos últimos son aplastados cerca de Astorga; su capital, Braga, es tomada y saqueada. Requiario, su rey, es capturado en Oporto y ejecutado.
- División de los suevos en dos grupos (numerosos conflictos).
- 457: Los visigodos toman Mérida; a su regreso a la Galia, saquean Astorga, donde los habitantes son masacrados o esclavizados, y Palencia.
- Asesinato de un rey suevo cerca de Oporto.
- 459: Los suevos devastan Lusitania y toman Lisboa, donde ejecutan a muchos romanos y acumulan botines.
- Asolan Gallaecia.
- Asesinato del rey suevo Maldras.
- 460: Un ejército visigodo invade la Bética a petición del rey Teodorico II.
- 461: Teodorico envía nuevas tropas a Bética.
- Los suevos, dirigidos por Remismundo, devastan partes de Gallaecia.
- La masacre de nobles romanos aumenta la hostilidad entre suevos e hispanorromanos.
- 462: Los suevos hacen una incursión repentina en Lugo el día de Pascua y masacran a sus habitantes.
- Nueva paz entre los hispanorromanos y los suevos.
- Los visigodos saquean la comarca de Lugo.
- Los suevos arrasan Chaves y hacen prisionero a su obispo, Idacio.
- Los visigodos se apoderan de Santarém.
- 464: "Los suevos —dice Idacio de Chaves—, engañosos y desleales como siempre en sus promesas, arrasan, según su costumbre, varios lugares de la pobre Gallaecia".
- El rey suevo Rémismond reunifica a los suevos y hace las paces con los visigodos.
- Los suevos entran astutamente en Coímbra, roban a una noble familia y toman muchos prisioneros.
- 465: Cometen "los excesos más horribles" en el país de los "Aunonais"; el rey visigodo Teodorico II envió embajadores a Rémismond, quien se rio de ellos y los despidió de inmediato.
- 466: "Guerra cruel" de los suevos en el país de los Aunonenses, luego "se esparcieron, según su costumbre, en varios lugares para saquearlos, y al cabo de unos meses, el rey de los suevos pasó a Lusitania".
- 467: Los suevos saquean Coímbra; los habitantes de la ciudad son hechos prisioneros o son dispersados.
- 469: Los visigodos del rey Eurico rompen con Roma y se apoderan de la Tarraconense, la Cartaginense y la Lusitania; los suevos toman de nuevo Lisboa.
- Los visigodos, al enterarse de la toma de Lisboa, entraron en Lusitania y saquearon tanto a los suevos como a los romanos.
- Los Aunonenses hacen las paces con el rey de los Suevos, y este último invade ciertos lugares de Lusitania y la región de Astorga para emprender saqueos; los visigodos a su vez saquearon los alrededores de Astorga y también saquearon regiones de Lusitania.
- 473: Eurico envía a un conde a apoderarse de Pamplona y de Zaragoza: toda la nobleza romana de la región muere en una única batalla.
- 474: Toma de Tarragona por los visigodos.
- 475: El emperador romano de Occidente concluye con el rey visigodo Eurico un tratado por el que reconoce su autoridad sobre sus conquistas en Hispania.
- 476: Caída del emperador Rómulo Augústulo, que marca el final del Imperio romano de Occidente; Eurico es señor de casi toda Hispania.
- 496: Un hispanorromano se rebela en la Tarraconense contra el dominio visigodo.
- 497: Los visigodos reprimen la revuelta.
- 506: Nuevo levantamiento en la Tarraconense contra la dominación visigoda liderado por Pedro, un hispanorromano; se reprime la revuelta y Pedro es capturado y ejecutado en Tortosa tras la toma de la ciudad por los visigodos.
Galería de imágenes
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Distribución de la península entre suevos, vándalos y alanos entre 409 y 429. La autoridad imperial únicamente se ejerce en la provincia Tarraconense, y los visigodos se concentran en la Galia. Amplias zonas de la cordillera Cantábrica quedan fuera de todo control, precisamente donde la presencia de pueblos prerromanos había tenido mayor continuidad (principalmente vascones y cántabros).