IV Concilio de Toledo para niños
El Cuarto Concilio de Toledo fue una reunión muy importante que se llevó a cabo en la ciudad de Toledo el 5 de diciembre del año 633. En este evento, estuvo presente el rey Sisenando y fue dirigido por Isidoro, quien era obispo de Sevilla.
La reunión se realizó en la iglesia de Santa Leocadia, un edificio que había sido construido por orden del rey anterior, Suintila. Asistieron sesenta y nueve obispos. Por primera vez, algunas personas importantes, llamadas Viri Illustris, también estuvieron presentes. Sin embargo, ellos no firmaron los documentos ni tenían derecho a votar. Desde entonces, su asistencia se hizo una costumbre.
Durante este concilio, se tomaron decisiones sobre varios temas. Hubo acuerdos sobre las creencias religiosas, cómo debía funcionar la Iglesia y cómo se debía tratar a los monjes y a las personas que hacían penitencia. También se discutió sobre el trato a los judíos y a los esclavos de la Iglesia. Además, se tomaron decisiones políticas importantes.
El rey Suintila, que había sido derrocado, fue declarado culpable de crímenes. Se mencionó que había actuado de forma injusta y que se había enriquecido a costa de los más pobres. El concilio decidió su destino. También se desterró a Geila y se le quitaron sus bienes.
Contenido
¿Qué decisiones importantes se tomaron en el Cuarto Concilio de Toledo?
La primera "constitución" escrita
El canon 75 de este concilio es muy significativo. Se considera la primera "constitución" escrita en la península ibérica y, posiblemente, en toda Europa. Fue tan importante que el V Concilio de Toledo ordenó que se leyera al inicio de todas sus sesiones y de los concilios futuros.
Este canon establecía varias cosas:
- Cuando el rey muriera, su sucesor sería elegido por los líderes más importantes del reino y los obispos, reunidos en un concilio. Esto significaba que la monarquía sería electiva, es decir, el rey sería elegido, no heredaría el trono automáticamente.
- Se castigaría severamente a quienes rompieran su juramento de lealtad al rey, intentaran hacerle daño o quisieran tomar el trono por la fuerza.
- El rey Sisenando prometió gobernar con moderación, bondad, justicia y respeto hacia todos los pueblos.
- Los clérigos (miembros de la Iglesia) que tomaran las armas contra el rey serían castigados. Se les enviaría a un monasterio para que hicieran penitencia.
- El concilio no quería que los obispos formaran parte de los tribunales que condenaban a los rebeldes. Esto se debía a que no debían participar en derramar sangre, ni siquiera la de los traidores. Esta postura sugiere que el clero no estaba totalmente en contra de Suintila ni muy a favor de Sisenando.
- Sisenando hizo varias concesiones al clero. Les dio el derecho de revisar las quejas, vigilar a los nobles y jueces, y eximió a los clérigos de pagar impuestos.
Decisiones religiosas y de la Iglesia
Normas para la Iglesia y sus miembros
El Cuarto Concilio de Toledo aprobó setenta y cinco reglas, llamadas cánones. Cuarenta y ocho de ellas trataban sobre las creencias religiosas, la disciplina y la administración de la Iglesia. Ocho cánones eran sobre monjes y penitentes, diez sobre los judíos y ocho sobre los esclavos de la Iglesia que habían sido liberados. El canon 75, que ya mencionamos, era de tipo político.
Se establecieron reglas estrictas para ser obispo:
- Una persona no podía ser obispo si había cometido un delito, si había sido hereje (alguien con creencias diferentes a las de la Iglesia), si se había casado dos veces, si había tenido una pareja fuera del matrimonio o si se había casado con una viuda.
- Tampoco podían ser obispos los esclavos, los funcionarios públicos, las personas que no sabían leer ni escribir, y los menores de cuarenta años.
- La elección de un obispo correspondía al clero y al pueblo de la diócesis (la zona que el obispo gobernaba), con la aprobación de otros obispos importantes. Aunque a menudo, el rey era quien designaba a los obispos.
Reglas sobre los esclavos de la Iglesia
Los derechos que un antiguo dueño tenía sobre un esclavo liberado (convirtiéndose en su "Patrono") se volvieron permanentes para los esclavos de la Iglesia. Según el canon 70, los liberados por la Iglesia y sus descendientes nunca podrían librarse de su protección, ya que la Iglesia "nunca muere". Si intentaban evitarlo, su libertad podía ser anulada.
También se limitó la capacidad de los clérigos y obispos para liberar a los esclavos de la Iglesia. El canon 67 decía que los clérigos que no habían aportado nada propio a la Iglesia no debían liberar a los siervos de la Iglesia, ya que esto causaría daño a sus bienes. Estos esclavos liberados podían ser reclamados por el siguiente obispo. Sin embargo, el canon 68 permitía a un obispo liberar a un esclavo de la Iglesia si ofrecía dos esclavos de igual valor a cambio. El canon 69 permitía a los sacerdotes liberar a algunos siervos de la Iglesia si era una recompensa por lo que habían aportado, pero estos liberados y sus bienes seguirían bajo la protección de la Iglesia.
Desde el año 633, se permitió que algunos esclavos de la Iglesia fueran elegidos para ser diáconos o sacerdotes. Pero debían ser liberados antes de su ordenación. Después de su muerte, sus bienes pasarían a la Iglesia.
Ser vendido como esclavo también se consideraba un castigo. Por ejemplo, el canon 43 decía que una mujer que estuviera "unida a los clérigos" sería separada por el obispo y vendida, y los clérigos serían castigados con penitencia.
Otras disposiciones importantes
- Para evitar que los obispos tomaran los bienes de las iglesias de su diócesis que habían sido construidas por fieles, se les prohibió tomar más de un tercio de los donativos, rentas e ingresos de esas iglesias. Si no cumplían, los donantes o sus herederos podían pedir al sínodo (una reunión de obispos) que les devolviera lo tomado.
- Se prohibió que una persona que no fuera clérigo (un laico) administrara los bienes de una iglesia.
- El concilio también se encargó de establecer normas para las ceremonias y fechas del bautismo y el Viernes Santo. Hizo lo mismo con los sermones, el ayuno y las oraciones. Se unificó la costumbre de la tonsura (un corte de pelo especial para los clérigos), que era diferente en algunas provincias. El libro del Apocalipsis fue declarado oficial, a pesar de que había cierta oposición.
- Se dieron varias normas a los clérigos y subdiáconos sobre sus costumbres. Se ordenó que los sacerdotes estuvieran vinculados a la diócesis donde habían sido ordenados, de forma similar a como un campesino estaba ligado a la tierra que cultivaba.
Normas sobre los judíos
Las leyes contra los judíos fueron bastante estrictas. Especialmente para aquellos que "fueron convertidos a la cristiandad a la fuerza", como ocurrió en tiempos del rey Sisebuto (canon 57). El canon 60 establecía que los hijos e hijas de los judíos debían ser separados de sus padres para que no siguieran sus creencias. Se les entregaría a un monasterio o a cristianos que temieran a Dios. El canon 63 forzaba la separación de matrimonios entre cristianos y judíos si el cónyuge judío no se convertía.
Se prohibió a los judíos ocupar cargos públicos, y esta prohibición se extendió a los nacidos de padres judíos (canon 65). Además, se confirmó que los judíos no podían poseer, comprar o recibir como regalo esclavos cristianos (canon 66). Incluso se estableció que quien ayudara a los judíos, ya fuera un laico, sacerdote u obispo, sería expulsado de la Iglesia y castigado severamente (canon 58).
Reuniones anuales de obispos
Se confirmó que debía celebrarse una reunión anual de obispos (un sínodo) en cada provincia. Estas reuniones debían ser tranquilas, sin alborotos, interrupciones, charlas sin importancia, risas o gritos. Quienes no cumplieran estas reglas serían expulsados de la reunión y no podrían participar en la Iglesia por tres días.
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Fourth Council of Toledo Facts for Kids