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Fortín romano de La Calzada de Béjar para niños

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El fortín romano de La Calzada de Béjar es una antigua fortificación construida por los romanos. Se encuentra en el municipio de La Calzada de Béjar, en Salamanca, España, justo al lado de la famosa calzada romana conocida como la Vía de la Plata.

¿Por qué los romanos construyeron fortificaciones en Hispania?

Los romanos llegaron a la península ibérica, a la que llamaron Hispania, en el año 218 a.C. Desembarcaron en Ampurias y comenzaron a expandir su control. Después de varias batallas, lograron dominar toda la península en el año 19 a.C. Una vez terminadas las guerras, algunas legiones romanas se quedaron en la zona. Su misión era mantener la paz y ayudar a que la cultura romana se extendiera por todo el territorio.

Así, se fundaron ciudades importantes como Astorga (Astúrica Augusta) a finales del siglo I a.C. y Mérida (Emérita Augusta) en el año 25 a.C. Mérida se convirtió en la capital de la provincia de Lusitania, y Astorga fue una ciudad clave en la provincia de Tarraconense. Para conectar estas ciudades y facilitar el movimiento de soldados, el comercio y la cultura, los romanos vieron la necesidad de construir grandes caminos.

La Vía de la Plata: Un camino histórico

Archivo:Fortín romano de La Calzada de Béjar, vista desde sendero
Fortín romano de La Calzada de Béjar, vista desde el sendero de acceso.
Archivo:Esquina del Fortín romano de la Calzada de Béjar
Esquina del Fortín romano de la Calzada de Béjar, con sillares de granito en la esquina y mampostería en los muros.

Esta importante calzada romana se conocía originalmente como el Itinerario XXIV de Antonino. Más tarde, durante la época árabe, recibió el nombre de Vía de la Plata, quizás por el brillo de sus piedras. Fue construida sobre un camino más antiguo, que ya usaban los tartesios, durante el gobierno del emperador Augusto (siglo I a.C.).

Los ingenieros romanos eran muy hábiles y construían sus caminos con varias capas de materiales:

  • Statumen: Grandes rocas en la base.
  • Rudus: Piedras más pequeñas mezcladas con cal y arena.
  • Nucleus: Grava y tierra bien compactada.
  • Summa crusta: Piedras planas que formaban la superficie del camino.

Todo el camino estaba rodeado por dos bordes de grandes piedras para mantenerlo firme. Para cruzar ríos, los romanos construían puentes resistentes con pilares y arcos. En el centro de los pilares, ponían unas piedras especiales llamadas tamajares, que ayudaban a desviar la fuerza de la corriente del río.

¿Cómo se medían las distancias en la Vía de la Plata?

Las distancias a lo largo de la calzada se marcaban con unas columnas de piedra llamadas miliarios. Estos miliarios eran como los puntos kilométricos de hoy en día, pero indicaban las millas romanas. Cada miliario tenía inscripciones que informaban sobre:

  • El nombre del emperador que gobernaba en ese momento.
  • El cónsul romano (un alto cargo del gobierno).
  • Si el miliario se colocó cuando se construyó el camino o cuando se reparó.
  • El número de la milla romana desde el punto de origen, que en este caso era Mérida.

Por ejemplo, un miliario encontrado cerca del fortín, el CXXXIX, indica que fue colocado entre los años 98 y 99 d.C., durante el segundo consulado del emperador Trajano. También señala que se encontraba a 139 millas romanas de Mérida. A lo largo de la calzada, también había manssio, que eran como posadas donde los viajeros podían descansar.

El fortín romano de La Calzada de Béjar

Archivo:Vista interior del fortín romano de La Calzada de Béjar
Vista interior del fortín romano de La Calzada de Béjar.

El fortín de La Calzada de Béjar está situado junto a la calzada romana, en la Milla CXXXVIII. Se encuentra entre dos antiguas posadas romanas: Caelionicco (cerca de Puerto de Béjar) y ad Lippos (en Valverde de Valdelacasa).

Este fortín está en un lugar estratégico, en una zona elevada a menos de un kilómetro al este de la calzada. Desde allí, se podía controlar todo el camino y sus alrededores, vigilando el paso entre la meseta y la llanura de Extremadura. Fue construido entre los siglos III y IV d.C., durante el Bajo Imperio romano. Su función principal era controlar y vigilar el paso de personas, mercancías y tropas, asegurando la seguridad y el comercio. Las ciudades romanas más cercanas eran Cáparra y Salmantica.

Hoy en día, todavía se conservan los muros exteriores de granito del fortín. Miden aproximadamente 29 metros de largo por 27 metros de ancho. Se cree que el tejado era de madera y tenía dos caídas, por la forma en que aún se pueden ver sus estructuras.

¿Pudo tener otros usos?

Archivo:Arco de la puerta de entrada al fortín romano de la Calzada de Béjar
Arco de la puerta de entrada al fortín romano de la Calzada de Béjar, realizado con sillares de granito.

Aunque se le conoce como fortín romano, existen otras ideas sobre qué pudo ser esta construcción.

Una de estas ideas, propuesta por Saturnino Jiménez, sugiere que podría haber sido un antiguo templo celta. Esta hipótesis se basa en la forma y el tamaño del edificio, que no tiene ventanas. Además, se sabe que la zona estuvo habitada por tribus antiguas, como los vetones. Cerca del fortín, al oeste, hay un manantial donde se han encontrado inscripciones de antes de la llegada de los romanos.

Otro estudio también piensa que su origen es romano, pero no para uso militar. Por su diseño y tamaño, se ha sugerido que podría haber sido un "nevero". Un nevero era un edificio donde se guardaba nieve para conservar alimentos que se transportaban por la Vía de la Plata.

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