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Fábrica de harinas y electricidad La Alianza para niños

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Datos para niños
Fábrica de harinas y electricidad La Alianza
Harinera e hidroeléctrica 'La Alianza'.jpg
Tipo Fábrica, panadería y central eléctrica
Catalogación Catalogación General
Localización Puente Genil (España)
Coordenadas 37°23′13″N 4°46′42″O / 37.386844444444, -4.7783138888889

La Fábrica de Harinas y Electricidad «La Alianza» es un edificio muy importante en la historia de Puente Genil, una localidad en la provincia de Córdoba. Este lugar fue especial porque albergó la primera central eléctrica de Andalucía. Esto hizo que Puente Genil fuera el primer pueblo de Andalucía y el segundo de España (después de Barcelona) en tener electricidad.

El edificio tiene un estilo francés, con forma rectangular y paredes muy gruesas, de unos 74 centímetros. Por dentro, verás columnas de hierro y vigas de madera. El suelo es de madera de 25 milímetros de grosor. Por fuera, está hecho de ladrillos y piedra caliza. Lo más notable de este edificio es su belleza y lo bien que funcionaba para su propósito.

Dentro de la fábrica, aún se conserva una turbina única del año 1878, la única de su tipo en Andalucía. Para que esta turbina funcionara, se necesitaba mucha más agua que para los molinos antiguos. Por eso, se hizo más ancho el canal que desviaba el agua del río. Hoy en día, la fábrica se mantiene tal como era.

La rueda principal de la turbina está escondida bajo tierra. Esta rueda movía otra rueda dentada que, a su vez, hacía funcionar ocho ruedas más pequeñas. Estas ruedas movían los molinos en el piso de arriba. En el penúltimo piso, hay maquinaria de Austria-Hungría que usaba electricidad para producir harina más fina y de mejor calidad que los métodos manuales. Más tarde, se añadió un piso extra que se usó para guardar las harinas.

Historia de la Fábrica La Alianza

La Alianza, que empezó como un molino, fue parte de una propiedad importante en el pasado. En el siglo XIX, algunos escritos la describieron por error como un edificio de la época árabe, debido a las piedras grandes que se ven en la planta baja.

Los Primeros Molinos de Agua

El molino, conocido como "la seña del Marqués", pertenecía a familias nobles. En esa época, la gente tenía que pagar para usar estos molinos, que servían tanto para moler trigo como aceitunas.

Los molinos de agua, llamados "aceñas", se dividían en dos partes: la "aceña chica" y la "aceña grande". La aceña chica tenía dos piedras para moler, y la grande, una.

Para que funcionaran, se usaba una rueda exterior que aprovechaba la fuerza del agua al caer. Esta energía se convertía en movimiento, haciendo girar unos palos que, mediante engranajes, movían otra rueda. Esta rueda, a su vez, movía una piedra fija llamada "solera", que tenía una superficie rugosa para el grano de trigo. Encima de la solera, se colocaba otra piedra, la "volandera", que aplastaba el grano.

En 1732, la aceña chica fue renovada. Se cambió la rueda vertical exterior por una rueda horizontal, un invento español que mejoró el rendimiento. Esto hizo que el agua se llevara a la rueda subterránea a través de un canal. El río se desvió con una presa, creando la Isla del Obispo.

Con el tiempo, la aceña grande desapareció al ampliarse la fábrica eléctrica. Se descubrió que la aceña chica era una extensión de la aceña grande, y se encontraron restos antiguos en el fondo del pozo de la aceña grande.

El Siglo XIX y la Llegada de la Electricidad

En 1807, se hizo una reforma y se grabó una inscripción que decía: "Este pozo se desenvolvió en 1807".

A principios del siglo XIX, se eliminaron los antiguos sistemas de propiedad, lo que permitió que la gente construyera sus propios molinos. Esto impulsó un gran desarrollo en Puente Genil. De hecho, el Marqués vendió el molino a Rafael Reina y Dolores de Carvajal.

En 1878, la fábrica de harinas se amplió con un nuevo edificio. Fue diseñado por el francés Leopoldo Lemoniez, quien también creó el puente de hierro de la localidad.

En 1888, la fábrica pasó a manos de la empresa Baena – Jurado y Cía. Ellos vieron la oportunidad de usar la turbina para generar electricidad. Así, el 11 de agosto de 1888, inauguraron la primera mini central hidroeléctrica. Esto permitió iluminar algunas calles de Puente Genil, como Don Gonzalo y Contralmirante Delgado Parejo.

Como solo se iluminaban unas pocas calles, el resto de la población se quejó. Por eso, en 1894, se construyó una segunda central eléctrica, llamada La Aurora, que funcionaba con máquinas de vapor.

En el año 1900, las empresas La Aurora y San Cristóbal (que era Baena – Jurado y Cía.) se unieron para formar La Alianza.

Francisco Baena, uno de los socios, no estuvo de acuerdo y se mudó a Málaga. Al regresar, construyó otra fábrica de electricidad y la ermita del Carmen.

El Siglo XX y el Progreso Industrial

En 1903, fue necesario construir otra central eléctrica en La Alianza. La maquinaria era de fabricación suiza y francesa, y los paneles eléctricos eran de la empresa SIEMENS. Había dos turbinas: una grande de 1903 y otra más pequeña de 1922. Esta ampliación fue realizada por Manuel Delgado Delgado entre 1922 y 1923. Se cuenta que una persona del pueblo, conocida como "La Nodriza", ayudó al técnico alemán que vino a montar las turbinas, ya que este no hablaba español.

Es interesante saber que, mientras en la capital Córdoba no había centrales eléctricas, Puente Genil ya tenía tres: La Alianza, La Aurora y El Carmen. Hasta 1950, Puente Genil estaba más avanzada que la capital de su provincia en este aspecto. Esto llevó a un gran progreso industrial en esos años, gracias a varios factores:

  • La llegada y el desarrollo del ferrocarril.
  • Las empresas de electricidad que ya existían.
  • El espíritu emprendedor de la gente de negocios de la época.

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