El Descendimiento (Gregorio Fernández) para niños
Datos para niños El Descendimiento |
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Autor |
Pedro León Sedano:
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Creación | 1623-1624 (modificado en 1757) | |
Ubicación | Iglesia de la Santa Vera Cruz de Valladolid (Castilla y León, España) | |
Estilo | barroco | |
Material | madera policromada | |
El Descendimiento es una importante obra de arte creada entre 1623 y 1624 por el escultor Gregorio Fernández. Fue modificada en 1757 por Pedro León Sedano. Este grupo de esculturas se lleva en procesión cada Viernes Santo en la Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor por la Cofradía del Descendimiento y Santísimo Cristo de la Buena Muerte. La obra pertenece a la Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz y se encuentra en la Iglesia de la Santa Vera Cruz de Valladolid (Castilla y León, España).
Contenido
Historia de la Obra
¿Cómo se creó El Descendimiento?
El contexto de su encargo
La creación de El Descendimiento se dio en un momento de renovación para la Cofradía de la Santa Vera Cruz en la década de 1620. La Cofradía quería tener nuevas esculturas para sus procesiones. Las imágenes que tenían antes eran muy antiguas y de poca calidad. Por eso, decidieron reemplazarlas por tallas de madera, que durarían mucho más.
Esta idea de usar esculturas de madera ya la había iniciado Francisco del Rincón en 1604. Gregorio Fernández, el autor de El Descendimiento, también había creado otras obras importantes para procesiones. Entre ellas están Sed tengo en 1612 y La Sexta Angustia en 1616. La Cofradía de la Santa Vera Cruz ya le había encargado a Fernández otras obras antes de El Descendimiento. Estas obras fueron muy innovadoras y establecieron un estilo en la escultura procesional de Castilla. El Descendimiento es considerado una de las obras más destacadas del barroco por su técnica y realismo.
El encargo al artista
El grupo escultórico de El Descendimiento está formado por siete figuras. Estas son: Cristo, Nicodemo, José de Arimatea, la Dolorosa, San Juan, María Magdalena y un sayón. Varios historiadores del arte confirmaron que la obra fue hecha por Gregorio Fernández.
El contrato para esta obra se firmó el 16 de junio de 1623. En él, Fernández se comprometía a entregar el conjunto en menos de doce meses. También debía seguir un modelo en cera que le había dado la Cofradía. El precio de las esculturas no se fijó de antemano. En cambio, un platero llamado Francisco Díez debía estimar su valor. El precio se basaría en el valor de otras esculturas que Fernández había hecho para la Cofradía en 1619.
Un problema de pago
Fernández entregó todas las piezas de la obra en 1624. Gracias a esto, el grupo pudo salir en procesión el 27 de marzo de 1625. Aunque el escultor cumplió con su parte del contrato, la Cofradía no le pagó todo lo acordado. Por esta razón, Fernández inició acciones legales para reclamar su dinero.
De hecho, Fernández nunca recibió el pago completo por esta obra. En el testamento de su viuda, María Pérez, en 1661, se menciona que la Cofradía aún debía una gran cantidad de dinero por el conjunto. Años más tarde, en 1667, la deuda fue reclamada de nuevo en otro proceso judicial.
¿Por qué se reemplazó una imagen?
En 1757, la Cofradía de la Santa Vera Cruz decidió retirar la imagen de la Dolorosa del grupo. Esto se debió a que las procesiones estaban perdiendo importancia y a la gran devoción que la gente sentía por esa talla. Ese mismo año, la imagen fue reemplazada por una réplica hecha por Pedro León Sedano.
La nueva imagen de la Dolorosa se colocó en el altar principal de la Iglesia de la Santa Vera Cruz. Desde entonces, se la conoce como Nuestra Señora de los Dolores de la Vera Cruz. La idea era que esta imagen, al ser la principal de la Cofradía, desfilara en su propio paso y cerrara la procesión. A veces, El Descendimiento no podía salir por falta de personas para cargarlo.
Sin embargo, el hecho de que la Dolorosa cerrara la procesión causó quejas de otra Cofradía, la de Nuestra Señora de las Angustias. Ellos sentían que se estaba copiando su propia procesión, que también terminaba con su imagen principal. La Cofradía de la Santa Vera Cruz defendió sus derechos y finalmente ganó la disputa.
El incidente de «El Reventón»
El grupo escultórico de El Descendimiento es conocido también como «El Reventón» por un suceso ocurrido en 1741. Según un relato de la época, cuando el paso intentaba entrar en la Iglesia de la Santa Vera Cruz, se inclinó. Un hombre que lo cargaba quedó atrapado contra un pilar de la puerta y resultó gravemente herido. Fue llevado al hospital.
No se sabe con certeza qué pasó con el hombre, pero algunas fuentes dicen que falleció. Este trágico evento pudo haber influido en la falta de personas para cargar el paso. Por eso, El Descendimiento no salió en procesión durante varios años en el siglo XVIII. Desde este incidente, y hasta hoy, el conjunto desfila sobre una plataforma con ruedas.
La Cofradía actual
Poco antes del final de un conflicto importante en España, el 26 de marzo de 1939, se creó una cofradía. Su objetivo era llevar el paso de El Descendimiento. Desfilaron por primera vez al año siguiente con túnicas verdes y capas rojas.
El atuendo actual de la cofradía se usa desde 1941. Consiste en una túnica y un capirote morados, con cinturón, capa y guantes blancos, y calzado negro. En 1954, esta cofradía se unió con la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte. Desde entonces, desfilan con El Descendimiento en la Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor el Viernes Santo.
¿Cómo se restauró la obra?
En 1967, el conjunto fue restaurado por Juan García Yúdez y Joaquín Cruz Solís porque estaba muy deteriorado. La imagen de Cristo necesitaba una limpieza profunda y que se fijara la pintura. También se reconstruyó una parte del pie izquierdo y se corrigieron problemas en la mano derecha. Se rellenaron huecos en la cabeza, espalda, pies y manos. Además, se retocó el color en algunas zonas.
La figura de Nicodemo también fue restaurada. Se reconstruyeron partes del tronco, el hombro y algunos dedos. Se quitaron alambres y telas que sujetaban la cabeza. La talla tenía partes faltantes en la ropa y daños en el pie izquierdo. Se decidió no quitar las capas de pintura añadidas después, ya que quedaba muy poca pintura original.
En cuanto a José de Arimatea, su cabeza y un brazo estaban sueltos. Fue necesario reconstruir varios dedos y partes de su ropa. La imagen del sayón también necesitó reparaciones en una manga y en seis dedos de las manos. Se reforzaron las piernas y se eliminaron capas de pintura para ver la original.
Las otras tres imágenes también fueron restauradas. A San Juan se le reconstruyó un brazo y le faltaban varios dedos y partes del cabello y el manto. Se cubrieron grietas y se quitó pintura añadida. La Magdalena tuvo cuatro dedos de la mano derecha reconstruidos y presentaba grietas en la ropa y el cabello. Su brazo derecho estaba casi desprendido.
Finalmente, la Dolorosa tenía muchas grietas. Se reconstruyeron dos dedos de la mano izquierda y partes de la túnica y el manto. Se recolocaron las manos y se quitaron capas de pintura y barniz oscurecidos.
Descripción de las Esculturas
Las imágenes del conjunto
El grupo escultórico pesa 3500 kilos y está formado por siete imágenes. Todas ellas se inspiraron en la pintura El descendimiento de Cristo de Pedro de Campaña (1547). Las esculturas son muy realistas y tienen detalles como ojos de cristal, dientes de hueso y uñas de cuerno.
La obra tiene una composición diagonal muy marcada si se mira de frente, algo típico del estilo barroco. Si se ve de lado, forma un triángulo. Hay dos puntos que atraen mucho la atención: Cristo y la Dolorosa, que equilibran el conjunto. La obra se divide en dos partes: la parte de arriba, más física (con Cristo, Nicodemo y José de Arimatea), y la parte de abajo, más emotiva (con San Juan, María Magdalena y la Dolorosa).
La figura de Cristo
Cristo aparece ya sin vida, siendo bajado de la cruz después de que le quitaran los clavos de las manos. Su cuerpo es sostenido por José de Arimatea y Nicodemo. El torso parece apoyarse en la mano izquierda de José de Arimatea para no caer. Sus pies aún están clavados, un brazo extendido y el otro flexionado.
Esta imagen es la única de un crucificado que Fernández talló con tanto detalle anatómico. Es muy realista y muestra mucho sufrimiento. El cuerpo está cubierto por un paño de pureza. La talla tiene ojos entreabiertos, barba, bigote y cabello ondulado. Su piel es de color mate y todo el cuerpo está cubierto de heridas sangrantes con colores intensos. Se ven las marcas de los clavos y la herida de la lanza.
La figura de Nicodemo
Nicodemo está en la escalera de la izquierda, detrás de la cruz. Tiene una barba larga y rizada y aparece inclinado sobre el travesaño. Su ropa es del siglo XVII: un sayo largo de color rojo con botones, mangas anchas y ajustadas en el antebrazo, pantalones marrones, botas del mismo color y un turbante blanco. Originalmente, sostenía una corona de espinas que ahora no está.
La figura de José de Arimatea
La imagen de José de Arimatea se encuentra en la escalera de la derecha, delante de la cruz, como contrapunto a Nicodemo. Está de espaldas al espectador, con un brazo flexionado sobre el travesaño y el otro extendido hacia el torso de Jesús, como si quisiera evitar que el cuerpo cayera. Su rostro es muy expresivo, con arrugas marcadas. Su peinado y vestimenta son de la moda del siglo XVII, con un sombrero blanco, un sayo verde, mangas abullonadas y pantalones rojos.
La figura del Sayón
El sayón mide 1,69 metros de alto. Está de pie a los pies de la cruz, sosteniendo un martillo para quitar los clavos. Aunque en esa época era común representar a los sayones con rasgos exagerados, este tiene un rostro juvenil con pestañas finas y cabello ondulado. Su vestimenta incluye un jubón corto marrón, mangas amarillas, pantalones ajustados y un gorro oscuro.
La figura de San Juan
San Juan mide 1,76 metros de alto. Se encuentra con los brazos extendidos y se dirige hacia la cruz, como si fuera a recibir el cuerpo de Jesús. Fernández rompe con la forma tradicional de representar a este apóstol, dándole mucho movimiento. Su cuerpo está adelantado, mostrando un rostro que sugiere una gran emoción. Tiene piel mate, pestañas pintadas, cabello rizado y un rostro sin barba. Viste una túnica verde oliva y un manto rojo con pliegues amplios.
La figura de María Magdalena
La Magdalena mide 1,82 metros de alto. Está cerca del cuerpo de Jesús, con el brazo derecho extendido y la mano izquierda sobre el pecho, sosteniendo un pañuelo blanco y el manto. Su manto es rojo con pliegues anchos y rígidos, y su túnica es de color musgo. Su cabello está recogido en un moño con cintas rojas. La forma en que lleva el manto es similar a la de algunas pinturas de santas. Su expresión facial es parecida a la de las Dolorosas.
La figura de la Dolorosa
Esta es la imagen más destacada del conjunto. Originalmente, estaba en la parte delantera de la escena. La escultura se inspira en otras representaciones de la Virgen. En 2023, la talla fue coronada oficialmente. Mide 1,30 metros y aparece sentada en un banco bajo, con los brazos abiertos y las manos extendidas. Su rostro está levantado y ligeramente girado, con una expresión de dolor y súplica.
Al igual que San Juan, María está en posición de recibir el cuerpo de su hijo. Es una imagen muy realista y con mucho movimiento. Un experto la describió así: «El diseño, los paños y el arte de sus tocas son excelentes, y en cuanto a la belleza de la cabeza, si los ángeles del cielo no bajan a hacerla más bella, de mano de hombre no hay más que esperar».
Como imagen de dolor, sostiene una espada de plata que parece atravesarle el pecho. Este detalle se añadió cuando la talla fue separada del grupo. La espada se retira durante las procesiones para evitar daños. En una restauración en 1985, se encontró un trozo de periódico dentro de la manga derecha, con una súplica relacionada con un conflicto en Cuba de 1896.
La imagen tiene ojos que probablemente se colocaron en el siglo XVIII durante una restauración. Viste una túnica roja, un manto azul y dos velos. La ropa tiene pliegues marcados, y los velos se cruzan y recogen sobre el hombro derecho. La Virgen calza zapatos negros. Fernández tuvo libertad para crear esta pieza con mucho movimiento, algo típico del barroco. La Virgen expresa sus emociones con las manos y el rostro. Además de la espada, lleva una diadema de plata con una cruz y doce estrellas.
El paso procesional
La escena está montada sobre un paso con ruedas. Este paso tiene dos plataformas que se pueden separar 50 centímetros con un sistema hidráulico. Durante la Semana Santa, se le añade vegetación seca y adornos de corcho. También tiene seis faroles en las esquinas y en el centro, y varios focos. Alrededor de la plataforma hay decoraciones talladas en madera de nogal.
Este paso actual fue creado en 2002 y reemplazó a uno anterior similar. Catorce cofrades lo llevan. Se exhibe montado y sin elevar durante todo el año en su propia capilla en la Iglesia de la Santa Vera Cruz.
El Legado de la Obra
El Descendimiento es el paso principal de la Cofradía del Descendimiento y Santísimo Cristo de la Buena Muerte. Es una de las obras más importantes de Gregorio Fernández y una de las piezas más destacadas de la escultura barroca española. Es el único paso que se conserva montado en la Iglesia de la Santa Vera Cruz y el único en Valladolid que muestra las figuras en la misma posición que su autor las concibió.
Esta obra es también el primer conjunto procesional hecho en madera policromada y a tamaño natural que trata este pasaje bíblico. Muchos escultores hicieron copias en el siglo XVII para lugares como Zamora, Astorga y Sahagún. Destacan dos réplicas importantes: una de Francisco Díez de Tudanca en 1663 para Medina de Rioseco, y otra contratada en 1674 para Medina del Campo, que no se conserva.
Antes de la obra de Fernández, ya existían otros conjuntos sobre este tema, pero de menor tamaño. Sin embargo, este tipo de escenas no se exploró a fondo hasta el siglo XIX. Esto se debía a la complejidad y el costo de estas obras, y a la tradición de representar el Descendimiento de forma teatral en España.