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Defensiva y ofensiva para niños

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Archivo:RIAN archive 613474 Red Army men attacking
Soldados en acción durante un conflicto.

En el ámbito militar, la ofensiva es la forma en que un ejército ataca a su oponente. La defensiva es la manera en que un ejército se prepara para resistir y rechazar un ataque. Quien ataca busca al oponente para superarlo, mientras que quien se defiende intenta evitar ser superado.

La ofensiva se caracteriza por el movimiento, la acción y la iniciativa. En cambio, la defensiva renuncia a la iniciativa y espera el ataque para repelerlo, buscando resistir el impacto.

Según el experto Carl von Clausewitz, la ofensiva es la forma "más fuerte" con un objetivo de acción, y la defensiva es la forma "más débil" con un objetivo de resistencia.

Muchos expertos militares han dicho que la ofensiva es mejor que la defensiva, ya que creen que solo la ofensiva puede llevar a una victoria clara. Sin embargo, en la práctica, ninguna de las dos se presenta de forma pura.

Quien ataca no lo hace en todas las partes del campo de batalla. En el lugar del conflicto, ataca con fuerza el punto donde quiere ganar. Así, guarda energía para usarla en el lugar clave, donde necesita ser superior.

De igual manera, quien se defiende no solo rechaza los ataques. También busca debilitar al oponente con su resistencia. Luego, cuando ve una buena oportunidad, pasa a la ofensiva (esto se llama defensa activa).

¿Qué es una ofensiva a gran escala?

Una ofensiva a gran escala puede ser parte de una guerra o una característica importante de la política de seguridad de un país. También puede ser uno de varios elementos de una guerra, como ocurrió con el Reino Unido en 1941, que participó en varios frentes. Generalmente, estas ofensivas necesitan que más de 250.000 soldados participen en las operaciones. Esto incluye la planificación conjunta de diferentes ramas de las fuerzas armadas, como las tropas de defensa aérea que se integran en el plan general de operaciones en tierra.

Ofensiva y defensiva en la estrategia militar

La ofensiva suele ser el resultado de una política de ataque y casi siempre busca la conquista de un territorio.

La defensiva, por lo general, es el resultado de una política de resistencia. Su objetivo es mantener la situación actual sin buscar expandirse. A veces, un ejército se ve forzado a la ofensiva por las circunstancias, aunque no lo desee.

Para una ofensiva, es esencial tener más soldados o más armamento. A medida que un ejército avanza en territorio enemigo, debe proteger sus rutas de comunicación. También debe vigilar y rodear lugares fortificados, y atender a objetivos secundarios, como los puntos de resistencia. Si no tiene suficientes soldados, corre el riesgo de quedarse sin fuerzas para la batalla decisiva. El debilitamiento del atacante beneficia al que se defiende. Si el atacante retrocede, el defensor puede reunir sus tropas y prepararse para luchar con menos desventaja.

Al que ataca le interesa terminar el conflicto rápidamente. Así evita que las fuerzas de ambos lados se igualen. Si sus fuerzas fueran menores que las del oponente, se vería obligado a defenderse. Por el contrario, al que se defiende le conviene prolongar la resistencia y ganar tiempo. Espera un cambio favorable que le permita pasar a la ofensiva.

Para que una ofensiva tenga éxito, es importante:

  • Ser rápido en la preparación de las tropas.
  • Tener más soldados y mejores equipos de combate.
  • Avanzar y atacar por sorpresa al enemigo.
  • Obligar al enemigo a luchar en condiciones desfavorables.
  • Concentrar las tropas en el lugar adecuado en el momento justo.

En cuanto a la defensiva, su objetivo es:

  • No dispersar sus fuerzas intentando cubrir todas las posibilidades.
  • No depender demasiado del terreno, manteniendo la libertad de movimiento.
  • Debilitar al invasor con pequeños enfrentamientos y operaciones secundarias.
  • No arriesgar el resultado de la campaña en una sola batalla decisiva.
  • Atraer al atacante hacia el interior de su territorio para debilitarlo.
  • Aprovechar los errores del enemigo para atacarlo sin dudar.
  • Si el enemigo divide sus fuerzas, maniobrar por dentro para vencerlas por separado. Un ejemplo de esto fue Napoleón Bonaparte en su Campaña de los Seis Días en 1814.

Ofensiva y defensiva en el campo de batalla

La ofensiva en el campo de batalla tiene las mismas características de movimiento, fuerza e iniciativa que la ofensiva estratégica.

Ataca quien cree que puede expulsar al enemigo de sus posiciones. Esto puede ser porque tiene más soldados o porque tiene una moral más alta, como los prusianos en la Batalla de Sadowa.

La defensiva aprovecha el mejor conocimiento del terreno. También compensa la inferioridad de tropas eligiendo buenas posiciones y usando fortificaciones.

Normalmente, se refuerza el lado por donde se quiere atacar. Esto significa que en una parte del frente se realiza un ataque para distraer. Mientras tanto, se acumulan muchas fuerzas en otra parte para dar el ataque principal. Este ataque se dirige al punto clave para lograr el éxito. A veces, la parte de la línea que distrae no solo demuestra fuerza, sino que se defiende de verdad. Un ejemplo fue el ala derecha francesa en la Batalla de Austerlitz. Su misión era contener el ataque de los rusos, mientras Napoleón rompía el centro de la línea de los aliados. Esto ocurre cuando las fuerzas no están muy desequilibradas y ambos lados creen que pueden atacar. Entonces, o ambos dirigen su esfuerzo principal al mismo punto, lo que causa un choque. Uno de los dos sigue atacando y el otro se defiende. O atacan puntos diferentes de la línea de batalla, y la ofensiva y defensiva ocurren al mismo tiempo. El éxito final lo logra quien sigue su plan con más constancia. No se desvía del objetivo principal por los problemas que haya tenido la parte de la línea que se defendía. En la defensiva, los puntos más peligrosos son siempre los lados. Esto se debe a que los ataques frontales son muy costosos, como en la Batalla de Gravelotte. La tendencia a rodear las posiciones enemigas es casi natural.

La forma en que se distribuyen las tropas en el campo de batalla no cambia mucho entre la ofensiva y la defensiva.

En cuanto a la forma de luchar, en la ofensiva, el fuego es solo un medio para acercarse al enemigo. La verdadera fuerza de la ofensiva está en el movimiento, es decir, en el avance continuo y en la maniobra de rodear al enemigo. En la defensiva, el fuego es casi todo.

Al que ataca le conviene usar la noche, la niebla y las características del terreno. Esto le permite acercarse al enemigo sin ser visto y sufrir menos bajas.

Los tipos de operaciones ofensivas que se han visto a lo largo de la historia son:

  • La marcha hacia el contacto (o marcha hacia el combate).
  • El reconocimiento de fuerza.
  • El ataque coordinado.
  • La explotación del éxito.
  • La persecución.

La marcha de contacto es la operación ofensiva que permite a una fuerza militar acercarse al enemigo y establecer contacto. Generalmente, aunque no siempre, ocurre antes del ataque.

El reconocimiento de fuerza es una operación limitada. Su objetivo es probar la ubicación, los recursos, la composición y las debilidades del enemigo. También busca obtener otra información.

El ataque es una operación ofensiva que debe ser muy bien pensada, planeada, preparada, ejecutada y continuada. La coordinación necesaria entre las tropas de movimiento (infantería y caballería), el apoyo de fuego (artillería) y el apoyo de combate (ingeniería, comunicaciones) hace que a menudo se le llame ataque coordinado.

La explotación del éxito es una acción para obtener los mejores resultados posibles de una victoria. Su propósito es evitar que el enemigo organice una nueva defensa o realice un contraataque. Es la fase más importante de la maniobra ofensiva.

La persecución es una acción ofensiva contra una fuerza enemiga que intenta escapar. Su objetivo principal es destruir por completo a la fuerza enemiga.

La defensiva no solo usa el fuego. Es importante recordar que una defensiva pasiva no puede llevar a un buen resultado. La defensiva es más fuerte cuanto más se parece a la ofensiva en su forma de actuar. Por eso, el contraataque y la reacción ofensiva son también formas de acción efectivas. Esto es especialmente cierto cuando el atacante está debilitado por el fuego y ha perdido su impulso, dejando de avanzar y desanimándose.

Ejemplos de ofensivas históricas

  • La Batalla de Stalingrado fue una batalla muy importante de la Segunda Guerra Mundial. En ella, Alemania y sus aliados lucharon contra la Unión Soviética por el control de la ciudad de Stalingrado (hoy Volgogrado). La batalla ocurrió entre agosto de 1942 y febrero de 1943. Fue conocida por los combates muy cercanos y por la gran cantidad de víctimas. Es una de las batallas más sangrientas de la historia, con casi dos millones de bajas en total. Las grandes pérdidas del ejército alemán la convirtieron en un punto clave de la guerra. Después de Stalingrado, las tropas alemanas no recuperaron su fuerza inicial y no lograron otra victoria importante en el este.
  • La Ofensiva del Tet fue una campaña de ataques sorpresa. Ocurrió en enero de 1968 por parte de las fuerzas del Frente Nacional de Liberación de Vietnam y el Ejército Popular de Vietnam del Norte. Atacaron al gobierno de Vietnam del Sur, a Estados Unidos y a sus aliados. Los ataques fueron contra centros de mando civiles y militares en todo Vietnam del Sur. El nombre de la ofensiva viene de la festividad del Tết, el año nuevo vietnamita, cuando ocurrieron los primeros grandes ataques.
  • Una ofensiva naval, como el ataque japonés a Pearl Harbor, puede tener grandes efectos en las estrategias de un país. Requiere un gran esfuerzo logístico para destruir las capacidades navales del enemigo. También puede usarse para detener el transporte marítimo enemigo, como en la Batalla del Atlántico en la Segunda Guerra Mundial. Las ofensivas navales también pueden ser más pequeñas, a nivel táctico.
  • Una ofensiva aérea es una operación que puede describir varios tipos de acciones, generalmente limitadas a tipos específicos de aviones. Las ofensivas con aviones de caza buscan principalmente lograr el control del aire en un espacio o territorio. Una ofensiva de bombarderos a veces se llama ofensiva de bombardeo estratégico. Fue muy usada por los Aliados a gran escala durante la Segunda Guerra Mundial. El uso de aviones de ataque terrestre para apoyar ofensivas en tierra también se considera una ofensiva aérea. Un ejemplo es la fase inicial de la Operación Kutúzov y la Operación Polkovodets Rumyantsev del Ejército Rojo, donde cientos de aviones Il-2 se usaron en masa para superar a las tropas terrestres.

Tácticas ofensivas de la OTAN: un enfoque básico

La OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) es una alianza militar de 30 países de Europa y América del Norte. Fue creada en 1949. Su objetivo principal es asegurar la seguridad y defensa de sus miembros, principalmente a través de la defensa conjunta y la prevención de ataques. Las tácticas ofensivas son una parte clave de la estrategia militar de la OTAN. Están diseñadas para evitar ataques, proteger los intereses de la alianza y mantener la estabilidad en el mundo. Las tácticas ofensivas de la OTAN se centran en una acción militar rápida, coordinada y efectiva. Usan una combinación de guerra convencional, operaciones de inteligencia y tecnología avanzada.

Uno de los principios más importantes de la estrategia ofensiva de la OTAN es el despliegue rápido. Las fuerzas de la alianza están organizadas para responder rápidamente a cualquier amenaza o conflicto que pueda surgir en su área de operaciones. La OTAN ha creado fuerzas de reacción rápida, como la Fuerza de Respuesta de la OTAN (NRF). Esta es una fuerza multinacional muy flexible que puede ser enviada en pocos días para enfrentar crisis. La capacidad de desplegarse rápidamente es crucial para que la OTAN mantenga su superioridad militar y evite que los conflictos se hagan más grandes. Esto es especialmente importante en regiones donde los oponentes podrían intentar desafiar la integridad territorial de la OTAN.

Otro aspecto fundamental de las tácticas ofensivas de la OTAN son las operaciones conjuntas y combinadas. La doctrina de la OTAN destaca la necesidad de una coordinación cercana entre las diferentes ramas de las fuerzas armadas (ejército, marina, fuerza aérea y fuerzas especiales). También es importante la cooperación entre las fuerzas armadas de los países miembros. Las tácticas ofensivas modernas requieren que estas fuerzas trabajen juntas sin problemas. Deben integrar sus capacidades y apoyarse mutuamente. Por ejemplo, tener control del aire suele ser necesario para un ataque terrestre exitoso. Las fuerzas aéreas proporcionan bombardeos, apoyo cercano a las tropas y recopilación de información. Al mismo tiempo, las fuerzas especiales pueden usarse para operaciones específicas, como el reconocimiento, el sabotaje o la eliminación de objetivos importantes.

El concepto de unión va más allá de las unidades militares. Incluye agencias de inteligencia, logística y estructuras de mando. Las operaciones de la OTAN a menudo dependen de grandes redes de inteligencia para recolectar y analizar datos. Esto proporciona a los comandantes información precisa y a tiempo. Esta información ayuda en la toma de decisiones, asegurando que las operaciones sean enfocadas, eficientes y precisas.

Otro principio clave es la movilidad estratégica y la logística. La capacidad de la OTAN para mantener una operación ofensiva depende mucho de la planificación logística. También depende de asegurar que las tropas, equipos y suministros puedan moverse de manera eficiente. Durante una ofensiva, las fuerzas de la OTAN deben poder mantener las cadenas de suministro. Deben transportar personal y proporcionar apoyo a las unidades que operan, a menudo a través de grandes distancias y terrenos variados. La alianza ha invertido mucho en el desarrollo de capacidades de transporte especializadas. Esto incluye el transporte aéreo estratégico, el transporte marítimo y las rutas terrestres. Esto asegura que las tropas puedan ser reforzadas y reabastecidas rápidamente durante las operaciones de combate.

Además, las tácticas ofensivas de la OTAN implican el uso de tecnología avanzada y armamento de precisión. En las últimas décadas, las innovaciones tecnológicas han cambiado las operaciones militares. Han permitido realizar operaciones ofensivas más precisas, menos destructivas y muy eficientes. Las fuerzas de la OTAN usan sistemas de armas avanzados, como municiones guiadas con precisión, drones y capacidades cibernéticas. Estas tecnologías permiten ataques dirigidos a infraestructuras clave o unidades enemigas. Así se minimizan las bajas civiles y se reducen los daños no deseados.

Finalmente, las operaciones psicológicas (PSYOPS) son importantes en el enfoque de la OTAN hacia las tácticas ofensivas. Estas operaciones buscan influir en las ideas, actitudes y comportamientos de las fuerzas enemigas y de las personas en las zonas de conflicto. Las PSYOPS pueden incluir la difusión de mensajes estratégicos a través de medios de comunicación, folletos o transmisiones. El objetivo es afectar la moral del enemigo y desestabilizar a sus líderes.

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