Capital social (sociología) para niños
El capital social es como la energía o el pegamento que une a las personas en un grupo. Mide cómo colaboran las personas y cómo aprovechan las oportunidades que surgen de esas relaciones. Se basa en cuatro cosas principales: el cariño, la confianza mutua, las reglas que se siguen y las redes de amigos o conocidos.
En resumen, el capital social mide qué tan bien se lleva un grupo de personas y qué tan fácil les resulta trabajar juntos. Se trata de la capacidad de colaborar y hacer cosas en equipo.
El término "capital social" se parece al de "capital económico" (dinero, propiedades), pero se refiere a las conexiones entre personas. Al principio, se usó en la educación a principios del siglo XX. Luego, en la década de 1960, se empezó a usar en teorías de desarrollo económico. Aunque a veces se ignoraba en los modelos económicos, volvió a ser importante en los años 80. Muchos expertos en sociología y economía alternativa lo usaron.
Una forma sencilla de entenderlo es: "No solo es importante lo que sabes, sino a quién conoces". Francis Fukuyama lo describe como las reglas que hacen que dos partes cooperen. Personas importantes que han estudiado este tema son Robert Putnam (en 1993) y James Samuel Coleman (en 1988).
El valor de las redes sociales (tus amigos, tu familia, tus compañeros de clase) es tan importante que muchas organizaciones lo consideran al crear sus planes. Incluso el Banco Mundial lo ha reconocido, aunque con algunas consideraciones.
Es importante saber que el capital social no siempre produce cosas buenas. A veces, puede generar que algunas personas o grupos sean excluidos. Por ejemplo, si un grupo tiene conexiones muy fuertes, podría usarlas de formas que no benefician a toda la sociedad, o para actividades que no son correctas.
Historia del capital social
Aunque la idea de "capital social" se ha usado de vez en cuando desde 1890, se hizo más común a finales de los años 90. El primer uso registrado es de Lyda Hanifan en 1916.
Desde hace mucho tiempo, los pensadores han discutido sobre cómo la vida en comunidad se relaciona con los cambios en la sociedad y el hecho de que las personas se vuelvan más individuales.
Primeras ideas (Siglos XVIII y XIX)
Muchos filósofos, desde la antigüedad hasta el siglo XVIII, como Aristóteles y Tomás de Aquino, destacaron el poder de la comunidad para organizarse. Sin embargo, a finales del siglo XVIII, surgió la idea del "Homo Economicus", que se enfoca en que las personas actúan principalmente por su propio interés económico.
A pesar de esto, muchos pensadores siguieron cuestionando la relación entre la sociedad moderna y la importancia de las instituciones antiguas, como la familia y las comunidades tradicionales.
El concepto base del capital social es mucho más antiguo. Pensadores como James Madison y Alexis de Tocqueville ya hablaban de la importancia de la unión social y las conexiones en el siglo XIX. John Dewey pudo haber usado el término "capital social" directamente en su libro La escuela y la sociedad en 1899, aunque no lo definió.
En la primera mitad del siglo XIX, Tocqueville observó que los estadounidenses solían reunirse para discutir muchos temas. Él notó que una mayor participación de la gente ayudaba a que la democracia funcionara mejor.
El siglo XX y la popularización del concepto
El artículo de Lyda Hanifan de 1916 sobre el apoyo a las escuelas rurales es uno de los primeros lugares donde aparece el término "capital social". Hanifan lo definió así:
No me refiero a las propiedades o al dinero, sino a aquello en la vida que hace que esas cosas materiales sean más útiles en el día a día de las personas. Me refiero a la buena voluntad, la amistad, la ayuda mutua y las relaciones sociales entre un grupo de personas y familias que forman una comunidad. Si puedes conectar con tu vecino, y él con otros vecinos, se acumulará capital social. Esto puede satisfacer tus necesidades sociales y mejorar mucho las condiciones de vida de toda la comunidad. La comunidad entera se beneficiará de la cooperación de todos sus miembros, y cada persona encontrará en sus relaciones las ventajas de la ayuda, la amistad y el compañerismo de sus vecinos.
Jane Jacobs también usó el término a principios de los años 60, refiriéndose al valor de las redes de personas. El científico político Robert Salisbury lo propuso como un elemento clave para la formación de grupos de interés en 1969.
El sociólogo Pierre Bourdieu usó el término en 1972 y lo explicó más tarde, comparándolo con otros tipos de capital como el económico o el cultural. Sociólogos como James Coleman (1988) y Barry Wellman & Scot Wortley (1990) también ayudaron a popularizar el concepto. A finales de los años 90, el capital social se hizo muy conocido, siendo el centro de un programa de investigación del Banco Mundial y tema de libros populares como Bowling Alone de Robert Putnam.
Todas estas ideas contribuyeron al desarrollo del concepto de capital social. La forma moderna de entender el capital social busca unir la importancia de la comunidad para construir confianza con la importancia de la libertad individual, para crear una sociedad más unida. Por eso, el capital social generó tanto interés en el mundo académico y político.
¿Qué es el capital social?
El capital social tiene muchas definiciones e interpretaciones. David Halpern dice que es popular porque "tiene un toque económico fuerte, pero también reafirma la importancia de lo social". Para los investigadores, es útil porque puede explicar muchos resultados diferentes.
El capital social se ha usado para explicar por qué algunos líderes tienen más éxito, cómo crecen las empresas nuevas, cómo mejoran los grupos diversos, el valor de las alianzas entre empresas y cómo mejoran las relaciones en las cadenas de suministro. Es un recurso que las personas obtienen de sus conexiones sociales y que usan para lograr sus metas.
Robert D. Putnam (1993) sugirió que el capital social facilita la cooperación y las relaciones de apoyo mutuo en las comunidades. Otros se enfocan en los beneficios personales que una persona obtiene de sus redes sociales. Nan Lin, por ejemplo, lo ve como "una inversión en relaciones sociales con beneficios esperados".
Desafíos en la definición
Algunos expertos han dicho que la definición de capital social no es muy precisa. Por ejemplo, Portes (2000) señala que el término se ha usado tanto que podría perder su significado original. La palabra "capital" se usa por analogía con el dinero, porque el capital social también tiene beneficios (aunque son más difíciles de medir). Sin embargo, a diferencia del dinero, el capital social no se gasta al usarlo; al contrario, se pierde si no se usa. En este sentido, es parecido al "capital humano" (las habilidades y conocimientos de una persona).
Robison, Schmid y Siles (2002) revisaron varias definiciones y concluyeron que muchas no cumplen con los requisitos formales. Ellos proponen que el capital social se defina como "simpatía": si alguien siente simpatía por ti, tienes capital social; si tú sientes simpatía por otros, les proporcionas capital social.
El capital social es diferente de la teoría económica del "capitalismo social", que explora si el socialismo y el capitalismo pueden coexistir.
Las formas del capital (según Bourdieu)
Pierre Bourdieu distingue tres tipos de capital: el económico (dinero, bienes), el cultural (conocimientos, habilidades) y el social. Él define el capital social como "el conjunto de recursos reales o posibles que están relacionados con tener una red duradera de relaciones de conocimiento y reconocimiento mutuo". Bourdieu ve el capital social como una herramienta que ayuda a quienes lo poseen y que se puede construir a propósito. A diferencia de Putnam, Bourdieu usa el concepto para mostrar cómo la desigualdad puede pasar de una generación a otra. Él señala que las personas ricas y poderosas usan su "red de amigos" para mantener ventajas para ellos, su clase social y sus hijos.
Confianza y reciprocidad (Sander, Putnam, Coleman)
Thomas Sander lo define como "el valor colectivo de todas las redes sociales (la gente que conoces) y la tendencia que surge de estas redes a hacer cosas por los demás (reglas de ayuda mutua)". Desde este punto de vista, el capital social destaca los beneficios que vienen de la confianza, la ayuda mutua, la información y la cooperación en las redes sociales. "Crea valor para las personas conectadas y también para los que están cerca".
Por otro lado, las reglas negativas de ayuda mutua sirven para evitar comportamientos dañinos o violentos.
James Coleman definió el capital social como "una variedad de cosas que tienen dos elementos en común: todas son parte de la estructura social y facilitan ciertas acciones de las personas dentro de esa estructura". Es decir, el capital social es todo lo que ayuda a las personas a actuar, ya sea individualmente o en grupo, y que se genera por las redes de relaciones, la ayuda mutua, la confianza y las reglas sociales. Para Coleman, el capital social es un recurso neutral que facilita cualquier tipo de acción, pero si la sociedad mejora o no, depende de cómo lo usen las personas.
Según Robert D. Putnam, el capital social se refiere a "las conexiones entre las personas: las redes sociales y las reglas de ayuda mutua y confianza que surgen de ellas". Para Putnam y sus seguidores, el capital social es clave para construir y mantener la democracia. Putnam cree que el capital social está disminuyendo en Estados Unidos, lo que se ve en la menor confianza en el gobierno y la menor participación ciudadana. También sugiere que la televisión y el crecimiento de las ciudades han hecho que Estados Unidos esté menos "conectado". Putnam piensa que el capital social se puede medir por la cantidad de confianza y ayuda mutua en una comunidad o entre personas.
Asociación cívica (Fukuyama)
Francis Fukuyama define el capital social como las reglas generalmente aceptadas que permiten a las personas cooperar, como la norma de ayuda mutua o las creencias religiosas. El capital social se forma a través de interacciones repetidas a lo largo del tiempo y, según él, es fundamental para el desarrollo y difícil de crear solo con políticas públicas. La importancia del capital social para el desarrollo económico es que estas reglas de comportamiento reducen los costos de las transacciones, como los contratos legales. Fukuyama sugiere que, aunque el capital social es bueno para el desarrollo, también puede tener un costo para quienes no forman parte del grupo, con consecuencias no deseadas para el bienestar general.
Fukuyama, basándose en Alexis de Tocqueville y lo que describió como el "arte de la asociación" de los estadounidenses, sostiene que el capital social es lo que produce una sociedad civil (grupos de personas que se unen por intereses comunes). Aunque la participación ciudadana es importante para la democracia y el desarrollo, Fukuyama dice que "la participación ciudadana de una persona puede ser el interés propio de otra". Por lo tanto, aunque el capital social puede ayudar al desarrollo económico al reducir costos y aumentar la productividad, también puede afectar la democracia si los grupos de interés especiales obtienen beneficios. Sin embargo, Fukuyama cree que, a pesar del riesgo de que una sociedad tenga demasiado capital social, es peor tener muy poco y no poder organizarse para lograr cosas buenas para todos.
Lazos sociales
Carlos García Timón explica que las partes estructurales del capital social se relacionan con la capacidad de una persona para establecer conexiones fuertes y débiles con otros. Esto se enfoca en las ventajas que vienen de cómo está organizada la red de una persona o grupo. Las diferencias entre lazos "débiles" y "fuertes" fueron explicadas por Granovetter (1973). La parte relacional se enfoca en cómo es la conexión entre las personas. La mejor manera de describirla es a través de la confianza en los demás, su cooperación y la identificación que una persona tiene dentro de una red. Hazleton y Kennan (2000) añadieron un tercer aspecto: la comunicación. La comunicación es necesaria para acceder y usar el capital social, intercambiando información, identificando problemas y soluciones, y manejando conflictos.
Según Boisot (1995), y Boland y Tenkasi (1995), la comunicación significativa requiere que las personas que se comunican compartan al menos un contexto. La parte cognitiva se enfoca en los significados, ideas e interpretaciones compartidas que las personas o grupos tienen entre sí.
Véase también
En inglés: Social capital Facts for Kids