Antonio Pérez Rubio para niños
Antonio Pérez Rubio (Navalcarnero, 1822-Madrid, 1888) fue un pintor español. Se le conoce por sus obras que muestran escenas de la vida diaria y las costumbres de su época, un estilo llamado "costumbrismo".
Contenido
¿Quién fue Antonio Pérez Rubio?
Antonio Pérez Rubio nació en Navalcarnero, un pueblo cerca de Madrid, en 1822. Desde joven, mostró interés por el arte y se formó en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado. Esta escuela era parte de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, una institución muy importante en Madrid. Allí, tuvo como maestro a Carlos Luis de Ribera, quien le enseñó las bases de la pintura.
Sus inspiraciones artísticas
Además de sus estudios, Antonio Pérez Rubio pasaba mucho tiempo en el Museo del Prado. Este museo fue una gran fuente de inspiración para él. Le encantaban las obras de grandes maestros como Diego Velázquez y Francisco de Goya. En esa época, Goya no era tan famoso como ahora, pero Antonio ya reconocía su talento. También le gustaba leer libros clásicos, lo que influyó en los temas de sus pinturas.
Se dice que Antonio pintaba por las noches y que le gustaba pasear y charlar en los cafés de Madrid. Llevó una vida tranquila y sencilla, dedicada por completo a su arte.
¿Cómo era el estilo de Antonio Pérez Rubio?
Antonio Pérez Rubio tenía un estilo de pintura muy particular. Se le consideraba un pintor con una "vena goyesca", es decir, que su forma de pintar recordaba a Goya. Al igual que otros artistas de su tiempo, admiraba mucho a Velázquez.
Temas y técnicas de sus obras
Le gustaba pintar escenas típicas de Madrid y de España, con un toque crítico y diferente al arte oficial de la época. Su estilo era "abocetado", lo que significa que sus pinturas parecían bocetos o dibujos rápidos, con pinceladas sueltas y mucho color. Sus obras tenían un toque gracioso y expresivo, aunque no siempre con un dibujo muy detallado.
Pintó muchos temas, incluyendo:
- Escenas inspiradas en Goya.
- Momentos importantes de la historia de España.
- Historias de libros famosos, especialmente las de Miguel de Cervantes, como Don Quijote.
- Algunas obras religiosas, pero con su propia interpretación.
¿Qué logros tuvo en su carrera?
Antonio Pérez Rubio empezó a ser conocido alrededor de 1859. Participó en varias exposiciones de arte en Madrid, donde sus obras fueron reconocidas.
Reconocimientos en exposiciones
En la Exposición Nacional de 1862, ganó una medalla de tercera clase por su obra Meninas y pajes de la época de Felipe IV jugando al escondite. Este cuadro fue comprado por el infante Sebastián Gabriel, un importante coleccionista de arte.
En la Exposición Nacional de 1866, volvió a ganar una medalla de tercera clase. Esta vez fue por su boceto Don Quijote pronunciando el discurso de la edad de oro, que fue adquirido por el Estado. Otra de sus obras, Entierro del pastor Crisóstomo, también inspirada en Cervantes, pasó a formar parte de la colección del infante Sebastián Gabriel.
Aunque en 1871 no tuvo tanto éxito y recibió algunas críticas por su estilo "inacabado", Antonio siguió pintando. De hecho, acentuó ese estilo en obras posteriores, donde las figuras se veían casi como manchas de color. Un ejemplo de esto es Susana y los viejos, que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Córdoba.
En 1876, el Estado compró su obra Intriga contra Francisco de Quevedo y Villegas en los jardines del Palacio del Buen Retiro. En 1881, ganó una medalla de segunda clase por La farsa de Ávila, un cuadro histórico con su estilo particular.
Últimos años y legado
En sus últimos años, Antonio Pérez Rubio fue muy activo. Ayudó a fundar el Círculo de Bellas Artes en 1880 y participó en sus exposiciones. En 1884, el Museo del Prado adquirió dos de sus cuadros históricos: Francisco I, rey de Francia, entrando prisionero en la Torre de los Lujanes y El rey Felipe IV en Navalcarnero.
En 1887, presentó otras tres obras que también fueron al Museo del Prado: Salida de la venta por Don Quijote encantado con toda la comitiva, El carnaval de Madrid (Impresión) y Ocaso de un artista. Esta última obra podría ser un autorretrato o una reflexión sobre su propia vida. En sus últimos años, Antonio visitaba mucho el Museo del Prado para hacer copias de cuadros, lo que le ayudaba a mantenerse económicamente.
Antonio Pérez Rubio falleció en Madrid en diciembre de 1888, a los 66 años, tras un accidente. Debido a su situación económica, la Asociación de Escritores y Artistas, con la que había colaborado, ayudó a pagar su funeral.