Tomás Luceño para niños
Datos para niños Tomás Luceño |
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![]() Fotografiado por Franzen (c. 1907).
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Información personal | ||
Nacimiento | 21 de diciembre de 1844 Madrid (España) |
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Fallecimiento | 27 de enero de 1933 Madrid (España) |
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Nacionalidad | Española | |
Información profesional | ||
Ocupación | dramaturgo y poeta | |
Género | Dramaturgia | |
Firma | ||
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Tomás Luceño y Becerra (nacido en Madrid el 21 de diciembre de 1844 y fallecido en la misma ciudad el 27 de enero de 1933) fue un escritor español muy talentoso. Se dedicó a escribir obras de teatro y poemas.
Contenido
La vida de Tomás Luceño
¿Quién fue Tomás Luceño?
Tomás Luceño nació en Madrid en 1844. Su padre, Manuel Luceño, era juez, y su madre se llamaba Juana Becerra. Ambos eran de Cáceres.
Al principio, Tomás estudió ingeniería, pero luego cambió a leyes y se graduó. Trabajó como escribiente en un ministerio del gobierno. Sin embargo, debido a cambios importantes en el país en 1868, perdió su empleo.
Su trabajo en el Senado
En 1871, Tomás Luceño consiguió un puesto en el Senado de España. Allí, su trabajo era redactar el Diario de Sesiones, que es como un registro de lo que se dice en las reuniones. Con el tiempo, llegó a ser el jefe de los taquígrafos (personas que escriben muy rápido lo que se habla) y el redactor jefe. Se jubiló en 1911.
Se cuentan muchas historias divertidas sobre él en este puesto. Una vez, un ministro llamado Adelardo López de Ayala le presentó a una señora diciendo:
- —Aquí tiene usted a mi amigo Luceño, el hombre que ha escrito más tonterías en este mundo.
- La señora preguntó:
- —¿Es usted escritor?
- A lo que Luceño respondió con humor:
- —No, señora; soy taquígrafo.
Tomás Luceño también fue secretario personal de varios ministros importantes. Se casó, pero no tuvo hijos. Pasó varios veranos en Tarazona de la Mancha, un pueblo donde hoy hay una calle con su nombre.
Contribuciones y legado
Tomás Luceño fue uno de los primeros miembros de la Sociedad de Autores, una organización importante para los escritores, y formó parte de su directiva en dos ocasiones. También colaboró como humorista en la revista La historia cómica de España.
En 1910, donó muchas de sus obras a la Biblioteca Municipal de Madrid. Falleció en Madrid en 1933, a los 88 años, y fue enterrado en el cementerio de San Isidro.
Las obras de Tomás Luceño
¿Qué tipo de obras escribió?
Además de sus obras de teatro, Tomás Luceño fue un escritor muy productivo de artículos sobre costumbres de la época. Los publicaba en el semanario Blanco y Negro bajo el título "Mi teatrillo".
Se hizo muy famoso por sus sainetes, que son obras de teatro cortas y divertidas que muestran escenas de la vida cotidiana, especialmente de Madrid. Se le considera un gran continuador de este género, siguiendo los pasos de Ramón de la Cruz. Escribió unos veinte sainetes.
También destacó en el género chico, que eran obras musicales cortas. Algunas de sus piezas más conocidas son:
- Cuadros al fresco (1870): Fue su primera obra y tuvo mucho éxito.
- ¡Hoy sale, hoy...! (1884): Escrita con Javier de Burgos, con toques de crítica social.
- Un domingo en el Rastro
- El corral de comedias
- Los lunes de El Imparcial
- ¡Bateo, bateo!
- La niña del estanquero
- Un tío vivo
- ¡Viva el difunto!
- La comedianta famosa
- El maestro de hacer sainetes o Los calesines
- ¿Cuántas, calentitas, cuántas?
- La noche de "El Trovador"
- El arte por las nubes
- La revista Fiesta nacional
Además, Tomás Luceño adaptó obras de teatro clásicas de grandes autores como Calderón, Rojas Zorrilla y Lope de Vega para una colección llamada La Novela Teatral.
Su estilo y humor
El escritor Jacinto Octavio Picón admiraba mucho el ingenio y la gracia de Tomás Luceño, que contrastaban con su apariencia seria. Decía que Luceño siempre tenía una frase original y divertida para cualquier situación, y que sus chistes se hacían populares rápidamente.
- Aunque los que le rodean sean muy ingeniosos, él siempre dice algo que a nadie más se le ocurre. Saca provecho tanto de los errores de las personas como de las imperfecciones del lenguaje, con una originalidad tan rara que sus frases se repiten de boca en boca. Habla poco, no critica a nadie, sus bromas no duelen y sus críticas no ofenden. Dice lo que quiere sin que sus palabras suenen a rencor.

Tomás Luceño tenía una gran habilidad para escribir versos humorísticos y contar anécdotas. Publicó muchos en periódicos y revistas, y luego los recopiló en dos libros. Era un gran observador de las personas y sus costumbres. Por ejemplo, en sus obras, describía a:
- La gente que madruga o trasnocha en Cuadros al fresco.
- Los miedosos y pícaros que querían evitar el servicio militar en Juicio de exenciones.
- Los dueños de tiendas y sus clientes en Ultramarinos.
- Los fanáticos de la lotería y los toros en ¡Hoy sale, hoy! y Fiesta nacional.
- Los que intentaban agradar a los políticos en ¡Amén! o El ilustre enfermo.
- Los artistas de café en El teatro moderno y A perro chico.
- Los tramposos y los que querían aparentar en Carranza y Compañía.
- Los que cambiaban de opinión fácilmente en Las recomendaciones.
- Los apasionados del flamenco y las fiestas en Los lunes de El Imparcial.
A diferencia de otros autores de sainetes de su época, Luceño no conectaba a estos personajes en una historia compleja. Su objetivo era más bien mostrar diferentes tipos de personas y situaciones de la vida.
Tomás Luceño era una persona respetuosa y buscaba educar a su público con ideas de mejora y progreso para la sociedad. Por ejemplo, en su obra Un tío que se las trae, uno de los personajes dice:
- Civilización no es esto... / Es el trabajo constante, / la unión de la humanidad / en vínculos fraternales; / la fábrica, el desarrollo / de las ciencias y las artes; / y es, finalmente, marchar / mirando siempre adelante, / que sólo con el progreso / los pueblos pueden ser grandes.
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Véase también
En inglés: Tomás Luceño Facts for Kids