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Principado de Tarragona para niños

Enciclopedia para niños

El Principado de Tarragona fue un acuerdo especial de gobierno que se estableció en el año 1128. Fue una concesión hecha por el obispo San Olegario a un caballero llamado Roberto de Aguiló. Este acuerdo fue aprobado por el Papa y por Ramón Berenguer III, quien era el conde de Barcelona. El objetivo principal era repoblar y hacer productivas las tierras de la antigua ciudad de Tarragona y sus alrededores, que habían quedado vacías después de un largo periodo de dominio musulmán.

Cuando el obispo Olegario falleció, los acuerdos debían renovarse. El nuevo obispo, Bernardo Tort, propuso nuevas condiciones que no le gustaron a Roberto de Aguiló. Con la aprobación del Papa León IX, el gobierno de estas tierras volvió al control del conde Ramón Berenguer IV de Barcelona en el año 1151.

¿Cómo surgió el Principado de Tarragona?

La situación de Tarragona en el siglo XI

En el XI, la región de Tarragona era una zona de frontera. Estaba entre los territorios cristianos del norte y los musulmanes del sur. Primero estuvo bajo el control del Califato de Córdoba y luego del Reino musulmán de Tortosa.

Los primeros intentos de recuperación

En 1089, el Papa Urbano II pidió al conde de Barcelona y a otros líderes catalanes que ayudaran a reconstruir Tarragona. Quería que la ciudad volviera a ser un centro importante para la Iglesia. Ofreció beneficios especiales a quienes participaran, similares a los que se daban a los peregrinos que iban a Tierra Santa.

Sin embargo, al principio, el conde de Barcelona no mostró mucho entusiasmo. La región de Tarragona estaba muy abandonada y despoblada, y ya se habían hecho intentos anteriores sin éxito para recuperarla. En 1090, el conde Berenguer Ramón II hizo una donación simbólica de la ciudad y el campo de Tarragona a la Iglesia. Esto era común en esa época: se donaban derechos sobre tierras que aún no se habían conquistado.

Para impulsar la recuperación de Tarragona, el Papa Urbano II creó una orden de caballeros. Estos caballeros, que venían de diferentes partes de Europa, intentaron tomar la región, pero no lograron vencer la resistencia musulmana.

La toma de Tarragona por Ramón Berenguer III

No fue hasta el año 1116 cuando las tropas catalanas, lideradas por el conde de Barcelona Ramón Berenguer III, lograron tomar la ciudad de Tarragona. Aun así, quedaron pequeños grupos de resistencia musulmana en las montañas cercanas, como en Siurana.

El 23 de enero de 1118, el conde Ramón Berenguer III entregó la ciudad y el campo de Tarragona al obispo Oleguer de Barcelona, quien más tarde sería conocido como San Olegario. En ese momento, Tarragona era descrita como una ciudad "destruida y desierta, sin cultivos ni habitantes".

Para repoblar la ciudad y restaurar el poder de la Iglesia en Tarragona, el obispo Olegario buscó ayuda entre los nobles guerreros. Así fue como contactó a un caballero normando llamado Robert de Colei, más tarde conocido como Robert d'Aguiló, y le entregó el gobierno de Tarragona con el título de Príncipe.

Roberto de Aguiló: el primer Príncipe de Tarragona

El 14 de mayo de 1129, el obispo Olegario de Barcelona firmó el documento que entregaba el gobierno de Tarragona a Robert Bordet de Cullei, dándole el título de «príncipe de Tarragona». Robert era un caballero de Normandía que, después de casarse con la hija de un noble catalán, fue conocido como Robert d'Aguiló.

Este acuerdo era una especie de pacto feudal. Significaba que Roberto gobernaría Tarragona, pero estaría bajo la autoridad del arzobispado y del conde Ramón Berenguer III. El obispo Olegario sería la máxima autoridad religiosa, y Roberto de Aguiló gobernaría como defensor y protector de la región, con la aprobación del Papa Gelasio II y del conde de Barcelona.

Después de este acuerdo, los normandos, dirigidos por Roberto, se establecieron en Tarragona. Roberto usó una antigua torre romana, la actual Torre del Pretorio, como su castillo. Así comenzó un proceso para repoblar la ciudad, dirigido por Roberto en el lugar, pero supervisado desde Barcelona por el arzobispo Olegario y el conde Ramón Berenguer III.

Roberto de Aguiló fue un verdadero príncipe guerrero. Reclutó soldados en su tierra natal, Normandía, para fortalecer el control cristiano sobre la región. También entregó partes de las tierras de Tarragona a otros caballeros cristianos, quienes tenían la tarea de repoblar la zona. Muchas de las localidades actuales del Campo de Tarragona surgieron en esta época.

El fin del Principado de Tarragona

La situación en Tarragona se complicó cuando el obispo Olegario falleció. En 1146, Bernat Tort, un hombre de confianza del conde de Barcelona, fue nombrado nuevo arzobispo. Esto dio inicio a muchos conflictos entre el Príncipe de Tarragona y el nuevo arzobispo, quienes debían acordar la renovación de la concesión de las tierras.

En 1149, el Príncipe Roberto de Aguiló entregó el gobierno a su hijo Guillem, intentando que el señorío de Tarragona fuera hereditario. Sin embargo, el arzobispo Bernat Tort no aceptó esto. Él creía que la Iglesia Católica tenía el derecho de nombrar al sucesor del Príncipe, ya que Tarragona pertenecía al Arzobispado, según lo establecido por el conde Ramón Berenguer III en 1118.

En 1151, el arzobispo devolvió todos sus derechos sobre Tarragona a Ramón Berenguer IV de Barcelona, quien era conde de Barcelona y príncipe de Aragón. Roberto de Aguiló no aceptó esto al principio. Sin embargo, en 1153, se llegó a un acuerdo entre todas las partes. Roberto de Aguiló renunció al gobierno de Tarragona, decidiendo no enfrentarse al poderoso conde catalán y a la alta jerarquía de la Iglesia.

Roberto de Aguiló falleció entre 1154 y 1157. Con su muerte, el Principado de Tarragona dejó de existir oficialmente, ya que el arzobispo había devuelto sus derechos al conde de Barcelona, y el Príncipe Roberto había renunciado en 1153.

Sin embargo, el hijo de Roberto, Guillem d'Aguiló, no reconoció la renuncia de su padre y defendió sus derechos con las armas contra las tropas del nuevo arzobispo de Tarragona, Hugo de Cervelló. Este arzobispo también era vasallo del conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV de Barcelona.

Las disputas entre Guillem d'Aguiló y el arzobispo Hugo de Cervelló continuaron. En 1168, se celebró un juicio en Tarragona que confirmó la validez de la renuncia de Roberto. Sin embargo, se concedió a la familia Aguiló el derecho de nombrar "veguerías" y "justicias" (autoridades locales) en la región de Tarragona. Esto no le gustó al arzobispo Hugo. Ese mismo año (1168), el arzobispo ordenó la muerte de Guillem d'Aguiló en Tortosa.

Los hermanos de Guillem, Robert y Berenguer d'Aguiló, tomaron venganza y también causaron la muerte del arzobispo Hugo de Cervelló. Por ello, tuvieron que exiliarse en Mallorca en 1171. Así, cualquier intento de restablecer el Principado de Tarragona como un señorío independiente terminó. La región de Tarragona quedó definitivamente integrada en el Condado de Barcelona, bajo la autoridad del conde de Barcelona y de las Cortes Catalanas.

El Principado de Tarragona: una concesión bajo el conde de Barcelona

El documento que concedía el Principado de Tarragona a Roberto de Aguiló dejaba claro que el arzobispo había recibido la ciudad y el territorio de Ramón Berenguer III, quien era el «Ilustre conde y marqués de Barcelona y Provenza». Esto significa que el conde de Barcelona era la autoridad principal. Él estableció un "estado feudal" especial y entregó estas tierras a Roberto de Aguiló a través del arzobispo, dándole el título de princeps (príncipe). Pero Roberto era un vasallo del conde de Barcelona.

Al final, el territorio fue devuelto al conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV. El conde de Barcelona era el verdadero soberano de esas tierras. Por ejemplo, Ramón Berenguer IV firmaba documentos no solo como «conde de Barcelona, Tortosa y Lérida», sino también como «príncipe de Tarragona y Aragón». El término princeps en este contexto significaba que tenía la capacidad de ejercer el poder, no que Tarragona fuera un estado independiente. Aragón era un reino, y el campo de Tarragona era un territorio que dependía del conde de Barcelona, que la Iglesia había cedido a Roberto de Aguiló con el título de «príncipe».

Los historiadores han señalado que el título de Príncipe y la idea de Principado en este contexto hispánico tenían un significado menos importante o diferente al que se les daba en otras partes de Europa.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Principality of Tarragona Facts for Kids

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