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Mateo Hernández para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Mateo Hernández
1927-02-05, La Esfera, Mateo Hernández.jpg
Retrato de Mateo Hernández (La Esfera, 1927).
Información personal
Nacimiento 21 de mayo de 1884
Béjar (España)
Fallecimiento 25 de noviembre de 1949
Meudon (Francia)
Nacionalidad Española
Información profesional
Ocupación Escultor

Mateo Hernández Sánchez (1884-1949) fue un importante escultor español. Es muy conocido, especialmente en Francia, por su habilidad para trabajar la piedra directamente, sin usar moldes.

Mateo Hernández: El Escultor de Animales

Mateo Hernández nació en Béjar, un pueblo de Salamanca, España, el 21 de septiembre de 1884. Su familia se dedicaba a trabajar la piedra, así que desde pequeño estuvo en contacto con este material.

Sus Primeros Pasos y Viaje a París

Después de casarse, Mateo se mudó a Salamanca en 1906. Allí, gracias a la ayuda de Miguel de Unamuno, consiguió una beca para estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes.

En 1908, Mateo Hernández ya estaba mostrando sus obras en la Exposición Nacional de Bellas Artes en Madrid. Expuso un autorretrato y varios retratos.

A finales de 1909 o principios de 1910, Mateo decidió irse a París, Francia. Al principio, no sabía francés y se sentía un poco perdido.

Encontró trabajo en una obra de construcción y, como era muy bueno tallando piedra, pudo ganarse la vida. Llevaba una carta de Miguel de Unamuno para el famoso escritor Rubén Darío, a quien visitó y le hizo un busto de yeso en 1912.

En 1912, Mateo conoció a Fernande Carton Millet, una joven estudiante. Desde ese día, Mateo y Fernande estuvieron juntos hasta la muerte del escultor, excepto por un tiempo en que Mateo regresó a Salamanca.

Éxito y Reconocimiento en París

En París, Mateo Hernández se unió a un grupo de artistas que vivían de forma libre y creativa. Empezó a trabajar la "talla directa", que significa esculpir directamente sobre grandes bloques de piedra.

Su tema favorito eran los animales. Mateo tenía una conexión especial con ellos y, además, le resultaba más fácil conseguir animales como modelos que personas, debido a sus dificultades económicas.

Archivo:Mateo Hernandez Otarie granit noir
Escultura de Mateo Hernández

En 1920, Mateo Hernández llamó mucho la atención en el Salón de Otoño de París con varias de sus obras. Su escultura Pantera fue comprada por el barón de Rothschild por una gran cantidad de dinero, lo que le abrió las puertas a la fama.

Obras Famosas y Exposiciones

Gracias a este éxito, Mateo pudo trabajar con más tranquilidad económica. A finales de 1923, compró un enorme bloque de piedra de dos metros de largo. Durante más de dos años, trabajó en una de sus obras más famosas, La pantera de Java, también conocida como Pantera Kerrigan. Esta escultura se encuentra hoy en el Museo Metropolitano de Nueva York.

En 1925, La pantera de Java se expuso en la Exposición Internacional de Artes Decorativas de París. Con ella, Mateo ganó el Gran Premio de Escultura y se consolidó como un escultor muy importante.

En esos años, también creó otras esculturas de animales impresionantes, como La grulla coronada (que está en el Museo de Béjar) y El águila real. También hizo bustos de personas como Eugenio Pérez de Tudela y Miguel Ángel Asturias.

Archivo:Mateo Hernandez escultor
Foto de Mateo Hernández dando los últimos toques a la escultura de águila real.

Aunque era muy famoso en Francia, en España no era tan conocido. En 1927, la Sociedad de Amigos del Arte organizó una exposición de sus obras en Madrid. Mateo envió 37 esculturas, incluyendo la famosa Pantera de Java. La exposición fue inaugurada por la infanta Isabel y visitada por el rey Alfonso XIII y otros miembros de la familia real.

Un Artista Consagrado

Desde 1928, cuando se instaló en Meudon, Francia, hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Mateo Hernández se convirtió en un escultor totalmente reconocido. En su gran propiedad de Meudon, pudo crear obras de mayor tamaño, las esculturas monumentales que siempre había soñado.

En 1928, el Museo de Artes Decorativas le dedicó una exposición, lo que significó un reconocimiento oficial a su trabajo. En 1930, el presidente de Francia le otorgó la Legión de Honor, uno de los premios más importantes del país. Esta exposición fue muy especial porque rara vez se dedicaba a un artista que no hubiera nacido en Francia.

Años más tarde, con una exposición en Nueva York, su obra se hizo conocida en todo el mundo. Durante la Segunda Guerra Mundial, su actividad artística se detuvo. Con el tiempo, su salud empezó a empeorar. A pesar de lo que le decían los médicos, siguió trabajando en obras que requerían mucho esfuerzo, como Osa y osezno, por la que recibió el Premio de Honor en 1949.

El Final de su Vida y su Legado

Mateo Hernández falleció el 25 de noviembre de 1949 en Meudon. Su entierro fue muy discreto. Debido a ciertas circunstancias de la época, el traslado de sus restos a España y su entierro en Béjar tuvieron algunos retrasos y silencios oficiales, a pesar de que su pueblo natal estaba muy orgulloso de él.

El cónsul general de España en París tuvo que aclarar algunos detalles sobre su estado civil para poder organizar el traslado de sus restos. Mateo había expresado a sus amigos su deseo de ser enterrado en Béjar.

Finalmente, el 29 de noviembre de 1949, el cuerpo de Mateo Hernández fue enterrado temporalmente en el cementerio de Meudon, mientras se esperaba el momento adecuado para llevarlo a su pueblo natal.

El alcalde de Béjar se interesó mucho por el traslado de los restos. El Ministerio de Asuntos Exteriores de España autorizó el traslado, y el 14 de diciembre, los restos de Mateo Hernández llegaron a la frontera de Irún. En la estación de París, Fernande Carton, el cónsul general y el cónsul adjunto de España despidieron el féretro.

El Museo Mateo Hernández

Mateo Hernández había donado al Estado español una gran colección de esculturas de su última etapa y algunas anteriores. Entre ellas destacan La Bañista, una de sus obras maestras, y su monumental El escultor sentado.

Aunque al principio estas obras estaban destinadas al actual Museo Reina Sofía, finalmente el Estado las entregó a la ciudad de Béjar. Allí, se exhiben unas cincuenta piezas en el Museo Mateo Hernández, que se encuentra en el antiguo Hospital de San Gil.

En Béjar, una calle lleva su nombre en su honor. En Salamanca, un instituto de educación secundaria (IES Mateo Hernández) también lleva su nombre, y allí se puede encontrar una réplica de una estatua de un búho. Además, otra calle de Salamanca también fue nombrada en su honor.

Galería de imágenes

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