Jerónimo de Cabrera para niños
Jerónimo de Cabrera (1580-1618) fue un pintor español que vivió en una época de grandes cambios artísticos. Su estilo se enmarca en el Manierismo, una forma de arte que buscaba la elegancia y la sofisticación. Sus obras más conocidas se encuentran en lugares muy importantes como el Monasterio de El Escorial y el Palacio de El Pardo.
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Jerónimo de Cabrera: Un Pintor del Siglo de Oro Español
Jerónimo de Cabrera fue un artista activo durante el llamado Siglo de Oro español. Aunque no se sabe exactamente dónde nació, sí se conoce que en 1594, cuando tenía unos trece años, comenzó su formación como aprendiz de pintor. Durante seis años, aprendió en el taller de Juan de Cimbranos. Su familia no tenía muchos recursos, ya que su padre, que era calcetero, no sabía firmar.
Sus Primeros Pasos como Artista
Más adelante, Jerónimo de Cabrera tuvo la oportunidad de trabajar con un pintor más conocido, Juan Pantoja de la Cruz. En 1608, Pantoja de la Cruz mencionó en su testamento que Cabrera estaba trabajando en su casa en una serie de cuadros para un retablo, que era un conjunto de pinturas para un altar, encargado por el duque de Lerma.
Un año después, en 1609, Cabrera se mudó a El Escorial, donde vivió hasta 1613. Allí, junto con otro artista llamado Bernardino del Agua, se dedicó a restaurar los frescos del claustro (un patio cubierto con arcos) y a realizar otras obras en el famoso monasterio.
Trabajos Importantes en Palacios Reales
En 1613, Jerónimo de Cabrera recibió un encargo muy importante: pintar los frescos de los techos de las habitaciones del Rey y de la Reina en el Palacio Real de El Pardo.
Los Frescos del Palacio de El Pardo
Las pinturas del Cuarto del Rey, que contaban la historia del rey Asuero, se han perdido con el tiempo. Sin embargo, se conservan las del Cuarto de la Reina, que narran la Historia de Ester. Esta historia bíblica se muestra en nueve escenas que ocupan la parte central del techo. Alrededor de estas escenas, hay doce espacios triangulares con figuras femeninas que representan virtudes, y también círculos con los doce signos del zodiaco, que corresponden a los meses del año. En las esquinas, se pueden ver las cuatro estaciones. El estilo de estos frescos es similar al del siglo XVI, y no se nota la influencia de Juan Pantoja de la Cruz en ellos.
En octubre de 1617, las obras ya debían estar terminadas, porque Cabrera escribió un informe al rey mencionando estos trabajos, además de algunas pinturas al óleo que hizo para el convento de capuchinos del Real Sitio. También se encargó de pintar el sepulcro del Cristo yacente de Gregorio Fernández para que pareciera de mármol.
Sus Últimos Años y Legado
Un año después, en 1618, Jerónimo de Cabrera hizo su testamento en el Palacio de El Pardo, ya que estaba enfermo. Dejó a su esposa parte del trabajo que había hecho en el Palacio y que aún no le habían pagado. El pintor valenciano Teodosio Mingot firmó como testigo. Se cree que Mingot colaboró con Cabrera en otras pinturas para el palacio de El Pardo. Jerónimo de Cabrera falleció ese mismo año, dejando un legado de importantes obras en palacios reales.