Iqtá para niños
El iqtá era un sistema especial que se usaba en el mundo musulmán durante la Edad Media. Era una forma en que el gobierno pagaba por los servicios que recibía, especialmente de sus líderes militares.
Imagina que el gobierno no tenía suficiente dinero para pagar a sus soldados o funcionarios. En lugar de darles un salario, les concedía el derecho a recolectar los ingresos de una propiedad o una zona de tierra. Esta concesión podía durar mucho tiempo o incluso ser para siempre.
La persona que recibía esta concesión se llamaba iqtadar. Generalmente, era un jefe militar. Su trabajo era asegurarse de que los sistemas de riego funcionaran, defender el territorio y recolectar los impuestos de esa tierra. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurría en otros lugares, el iqtadar no tenía autoridad sobre las personas que vivían en esa tierra. Solo podía recolectar los impuestos. El gobierno, que era quien daba la concesión, podía quitarla en cualquier momento si el iqtadar no cumplía con sus deberes.
El iqtadar podía vender su derecho sobre el iqtá o dejarlo como herencia a sus hijos. Este sistema ayudó a crear una sociedad con muchos pequeños propietarios de tierras. Como no existía el derecho de primogenitura (donde solo el hijo mayor hereda todo), no se formaron grandes propiedades controladas por una sola familia.
¿Dónde se usó el iqtá?
Este sistema se utilizó en muchos lugares y épocas del mundo musulmán. Estuvo presente en:
- Los califatos omeyas de Damasco y Córdoba.
- Los califatos abasí y fatimí.
- Las dinastías búyida, selyúcidas y ayubí.
- Los imperios otomano y mongol, incluyendo el Iljanato.
- En general, en casi todas las naciones musulmanas medievales, incluso en algunas partes del África subsahariana.
¿Cómo funcionaba legalmente?
En el mundo islámico, por razones religiosas, la propiedad privada de la tierra era diferente. La tierra a menudo se consideraba propiedad de la comunidad. Se podía ceder el derecho a usarla para siempre (esto se llamaba qatiá) a los musulmanes que estuvieran dispuestos a cultivarla. A cambio, debían pagar una limosna legal llamada zakat, que era el 2.5% de sus ingresos anuales.
Si había propietarios de tierras que no eran musulmanes, ellos podían mantener sus tierras. Se les llamaba "protegidos" (dimmies). Podían trabajar, comprar, vender y heredar sus parcelas, pero debían pagar dos tipos de impuestos:
- Un impuesto sobre la tierra llamado jarach.
- Un impuesto personal llamado yizia.
El califa Omar decidió usar las tierras que se conquistaban para dar pequeñas propiedades a los soldados como forma de pago. Estas propiedades se llamaban qatai (plural: qatayun) y fueron un antecedente del sistema iqtá.
Un visir (un alto funcionario) llamado Nizam al-Mulk explicó muy bien cómo funcionaba el iqtá: Los que recibían un iqtá solo tenían derecho a cobrar los impuestos que se les habían asignado, y debían hacerlo de manera justa. Una vez que cumplían con esto, las personas que vivían en la tierra estaban seguras en sus vidas, dinero, familias y propiedades. El iqtadar no podía pedirles nada más. Si un iqtadar actuaba de forma incorrecta, debía ser castigado y se le quitaba su iqtá para que sirviera de ejemplo a otros. El iqtadar siempre debía recordar que el reino y sus habitantes pertenecían al sultán, no a él.
El iqtá en Al-Ándalus
Abderramán I, quien fundó el Emirato de Córdoba, estableció un sistema de impuestos similar al musulmán en Al-Ándalus.
Las tierras que se conquistaban eran consideradas propiedad de toda la comunidad de creyentes. El imán (líder religioso) era el encargado de administrarlas y de decidir cómo se repartía el botín. De lo que se obtenía, una quinta parte iba para el tesoro y las cuatro quintas partes restantes se repartían entre los soldados.
Abderramán I repartió las tierras siguiendo las estructuras que ya existían. Consideró la alquería (al-qarya), que era una pequeña aldea o grupo de casas, como la unidad para cobrar impuestos. Estas alquerías se repartían como iqtá entre los guerreros que habían llegado con él desde Siria (llamados yund). Estos guerreros debían enviar dos tercios de lo que recolectaban en la alquería al tesoro del gobierno.
Los árabes que ya vivían en Al-Ándalus antes de la llegada de Abderramán I (conocidos como baladíes) conservaron sus tierras. Ellos tenían que pagar un impuesto llamado ushr, además del zakat. Los propietarios cristianos o judíos también mantuvieron sus tierras, pero pagaban el jarach, un impuesto que era decidido por el imán y que solía ser más alto que el ushr.
Véase también
En inglés: Iqta' Facts for Kids