Francisca Josefa del Castillo para niños
Datos para niños Francisca Josefa del Castillo y Guevara |
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Retrato alegórico de la Madre Francisca Josefa del Castillo.
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Información personal | ||
Nombre completo | Francisca Josefa de la Concepción del Castillo y Guevara | |
Otros nombres | Madre Francisca Josefa de la Concepción | |
Nacimiento | 6 de octubre de 1671 Tunja |
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Fallecimiento | 7 de agosto de 1742 Tunja |
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Nacionalidad | Colombiana | |
Religión | Católica | |
Información profesional | ||
Ocupación | Escritora, autobiógrafa, monja y filósofa | |
Obras notables | Afectos espirituales Vida |
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Orden religiosa | Orden Franciscana | |
Francisca Josefa de la Concepción del Castillo y Guevara (nacida en Tunja, Nuevo Reino de Granada, en octubre de 1671 y fallecida en Tunja el 7 de agosto de 1742) fue una importante monja y escritora. Se la conoce también como Madre Francisca Josefa de la Concepción o Madre Castillo. Es considerada una de las figuras más destacadas de la literatura de la época colonial en lo que hoy es Colombia.
Contenido
Los primeros años de Francisca Josefa
Francisca Josefa nació en una familia influyente de Tunja. Su padre, Don Francisco Ventura del Castillo y Toledo, llegó de España en 1661. Él trabajaba para el rey como teniente de corregidor y alcalde mayor de minas, lo que significaba que era una autoridad importante en la región.
Su madre, María Guevara Niño y Rojas, era de Tunja y tenía raíces vascas. Francisca Josefa fue la menor de sus hijos. Desde muy pequeña, mostró una personalidad tranquila y pensativa.
Su madre le enseñó a leer y la introdujo a los escritos de Santa Teresa de Jesús. Esto fue muy importante para Francisca, ya que la ayudó a descubrir su deseo de dedicarse a la vida religiosa.
La vida en el convento

A los 18 años, Francisca Josefa decidió ingresar al Convento de Santa Clara la Real en Tunja. Aunque su familia al principio no estaba de acuerdo, ella siguió su vocación.
Pasó dos años como seglar (persona que vive en el mundo sin ser religiosa) y dos como novicia. Finalmente, el 24 de septiembre de 1694, a los 23 años, se convirtió oficialmente en monja. Adoptó el nombre de Francisca Josefa de la Concepción.
En el convento, Francisca Josefa compró su propia celda. Esta celda tenía una ventana que daba a la capilla y otra a un huerto con árboles. Hoy en día, esa celda es un lugar que los visitantes pueden conocer.
A pesar de que los recursos para estudiar eran limitados en el convento, Francisca Josefa era muy inteligente. Logró aprender latín y pudo leer la Biblia directamente. Su inteligencia a veces causaba envidia entre otras monjas.
Durante su tiempo en el convento, tuvo acceso a la biblioteca. Se cree que leyó obras de importantes pensadores como San Juan de la Cruz y Santo Tomás de Aquino. Los sacerdotes que la guiaban la animaron a escribir sobre sus experiencias espirituales.
Francisca Josefa realizó muchas tareas en su comunidad. Fue sacristana, enfermera, maestra de las monjas más jóvenes y secretaria. Fue elegida abadesa (la líder del convento) en cuatro ocasiones: en 1715, 1718, 1729 y 1738. También aprendió a tocar el órgano.
Sus obras literarias
El mismo año en que se hizo monja, su confesor, el padre Francisco de Herrera, le pidió que escribiera sobre sus sentimientos y pensamientos espirituales. Así nació una de sus obras más importantes, los Afectos espirituales.
También escribió una autobiografía, un libro sobre su propia vida, que llamó simplemente Vida. Empezó a escribirla alrededor de 1713, por orden de otro sacerdote, el padre Diego de Tapia. Además, escribió muchas composiciones cortas en verso y en prosa.
Sus escritos fueron reunidos y publicados por su sobrino, Antonio María del Castillo y Alarcón. La Vida se publicó en 1817 en Filadelfia (Estados Unidos), y los Afectos espirituales en 1843 en Bogotá.
Una característica interesante de sus obras es que no usa fechas exactas (días, meses o años). En cambio, anota la fiesta del santo que correspondía según el calendario de la iglesia.
Francisca Josefa del Castillo es reconocida por muchos expertos como una de las escritoras más importantes de la literatura colombiana de la época colonial.
Una de sus poesías más conocidas es el Afecto 45, que se titula Deliquios del Divino Amor en el corazón de la criatura, y en las agonías del huerto. En este poema, ella expresa sus profundos sentimientos espirituales.
- El habla delicada
- del amante que estimo,
- miel y leche destila
- entre rosas y lirios.
- Su meliflua palabra
- corta como rocío,
- y con ella florece
- el corazón marchito.
- Tan suave se introduce
- su delicado silbo,
- que duda el corazón,
- si es el corazón mismo.
- Tan eficaz persuade,
- que cual fuego encendido
- derrite como cera
- los montes y los riscos.
- Tan fuerte y tan sonoro
- es su aliento divino,
- que resucita muertos,
- y despierta dormidos.
- Tan dulce y tan suave
- se percibe al oído,
- que alegra de los huesos
- aun lo más escondido.
- Al monte de la mirra
- he de hacer mi camino,
- con tan ligeros pasos,
- que iguale al cervatillo.
- Mas ¡ay! Dios que mi amado
- al huerto ha descendido,
- y como árbol de mirra
- suda el licor más primo.
- De bálsamo es mi amado,
- apretado racimo
- de las viñas de Engadi,
- el amor le ha cogido.
Su poesía busca inspirar a las personas a ser mejores y a acercarse a Dios. Ella quería describir el camino que lleva de lo terrenal a lo espiritual. En sus escritos, la Madre del Castillo esperaba ser una guía para otros, compartiendo su propia experiencia y su forma de vida dedicada a la fe.
Véase también
En inglés: Francisca Josefa de la Concepción Facts for Kids
- Literatura de Boyacá