Antonio Stella para niños
Antonio Stella fue un pintor italiano que vivió en la segunda mitad del siglo XVI. Se estableció en la ciudad de Valladolid, en España. Su apellido a veces aparece escrito como Estela en algunos documentos.
Antonio Stella pintó muchos cuadros de diferentes tamaños por encargo para varios lugares de Castilla. También se han encontrado dibujos suyos y un mural hecho con la técnica de la grisalla, que usa solo tonos de un mismo color, generalmente gris. Falleció en Valladolid en 1591, ciudad de la que se consideraba vecino.
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¿Quién fue Antonio Stella, el pintor romano?
Los primeros años de Antonio Stella
Hasta hace relativamente poco tiempo, a finales del siglo XX, no se sabía mucho sobre de dónde venía Antonio Stella o cómo fue su vida. Se sabía que era extranjero porque él mismo se describía como "pintor extranjero" viviendo en Valladolid.
Algunos historiadores pensaban que era español o que había aprendido a pintar en España. Otros, como Elías Tormo y Diego Angulo, creían que podría haber venido de Malinas (una ciudad en Bélgica) o de Francia. El historiador García Chico sugirió que Stella llegó a Valladolid alrededor de 1586, basándose en que en ese año alquiló una casa en una calle de la ciudad.
¿Cómo era la vida de Antonio Stella en Valladolid?
A finales del siglo XX, gracias a una investigación muy detallada, se encontraron documentos importantes. Uno de ellos fue una copia de su testamento, que es el documento donde una persona deja sus últimas voluntades.
En estos documentos, se le menciona como "pintor romano" o "pintor patricio romano", lo que confirmó que venía de Roma, Italia.
Gonzalo de Villasante, que era un importante sacerdote en Tordesillas y Valladolid, vivía en la misma ciudad. Parece que tenía una gran amistad con Antonio Stella, ya que fue la persona principal encargada de cumplir los deseos de Stella en su testamento.
En su testamento, Stella mencionó varias cosas:
- Obras de arte que había acordado pintar y por las que no le habían pagado (la mayoría de estas obras no se han encontrado todavía).
- Sus propias deudas.
- Los murales en grisalla que había pintado en el monasterio de Palazuelos.
También pidió a un artista florentino llamado Benedetto Rabuyate, que vivía en Valladolid, que valorara sus "papeles, pinturas y colores" que tenía hechos o empezados. Stella confiaba en que Benedetto lo haría con amistad y honestidad.
Al leer su testamento, podemos darnos cuenta de cómo era Antonio Stella: una persona amable, buen amigo y muy cariñoso con su sobrino, que era su única familia.
Las obras más importantes de Antonio Stella
Antonio Stella trabajó en Castilla durante los últimos años del siglo XVI. Por las obras que se han conservado y estudiado, se cree que era especialmente bueno haciendo retratos.
El retrato del obispo Jerónimo Manrique de Lara
En la capilla de San Segundo de la catedral de Ávila se encuentra uno de sus cuadros más importantes y de mejor calidad. Es un retrato del obispo Jerónimo Manrique de Lara, quien fundó esa capilla.
El obispo estuvo en Valladolid en 1590, y esa es la fecha que se puede ver en el cuadro junto a la firma del pintor. El retrato se colocó en la capilla de San Segundo para decorarla. En 1648, la iglesia lo movió y lo puso sobre la tumba del obispo, que había sido enterrado allí en 1606.
En el siglo XVIII, la capilla fue renovada. En 1712, se encargó un marco muy lujoso para el cuadro a Marcos Tejada, un maestro de arquitectura, por el que se pagaron 470 reales. El cuadro mide 1,80 metros de alto por 1,02 metros de ancho. Muestra al obispo de pie, vestido con su ropa de iglesia. Tiene un marco dorado muy bonito que tiene una forma especial alrededor de la cabeza del obispo, y encima de esa forma se ve el escudo de armas del personaje.
Otros encargos y lienzos notables
Antonio Stella también tuvo como cliente en Valladolid a Juan Manuel de Lacerda, quien había sido obispo de Zamora y de Sigüenza. En octubre de 1587, Stella firmó un acuerdo con él para pintar cuatro cuadros: tres sobre el Nacimiento, la Resurrección y el Espíritu Santo, y otro sobre la conversión de San Pablo. Por estos cuadros, Stella recibió 200 ducados.
Estos cuadros pasaron como herencia a Juan Manrique de Lara. Sin embargo, los archivos muestran que Juan Manrique de Lara no quería pagar los cien ducados que aún se debían por ellos.
Gracias al testamento de Stella, sabemos de la existencia de otros cuadros que, por ahora, no se sabe dónde están:
- Una pintura de la Magdalena, encargada por un monje llamado Juan de Salaçar.
- Un retrato de Luis de la Cerda, valorado en 200 reales, que se reclamaban a su viuda.
- Un retrato encargado por "un fulano de alegría que vive en León", por el que aún se debían veintitrés reales.
En esta lista también se menciona la pintura que hizo para la catedral de Palencia con el tema de San Juan Evangelista y San Bartolomé. Este cuadro se conserva y forma parte de un retablo del siglo XVI que está en una de las naves de la catedral.
Murales y dibujos de Antonio Stella
En otras partes de su testamento, Stella habla de su compromiso con el monasterio de Palazuelos. Allí, en una sacristía conocida como "chirola", había pintado unos murales usando la técnica de la grisalla. Parece que, cuando escribió su testamento, el pintor tenía algunas deudas por materiales de trabajo, y los frailes del monasterio también le debían dinero.
Los descubrimientos más recientes sobre este pintor son dos dibujos. Uno de ellos muestra a San Jerónimo arrepentido (y está firmado por Stella), y el otro representa a Moisés frente al faraón.