Soneto con estrambote para niños
Un estrambote (que viene de la palabra italiana strambotto) es como un "extra" que se añade al final de un poema. Imagina que un poema es una canción con una estructura fija, como un soneto. El estrambote sería una pequeña parte adicional, un verso o varios, que se le pega al final. A menudo, se usa para darle un toque divertido o inesperado al poema.
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¿Qué es un Estrambote en la Poesía?
Un estrambote es una sección de versos que se añade al final de un poema que ya tiene una forma definida. Es muy común encontrar estrambotes en los sonetos, que son poemas de catorce versos. El estrambote funciona como una especie de "cola" o "remate" para el poema.
¿Cómo se usa un Estrambote?
Los estrambotes se utilizan casi siempre para crear un efecto humorístico o para sorprender al lector. Es como si el poema terminara de una manera, y de repente, el estrambote añade un giro inesperado o una broma. Esto hace que el poema sea más original y memorable.
El Origen de la Palabra "Estrambote"
La palabra "estrambote" viene del italiano. De ella también deriva el adjetivo "estrambótico". Cuando decimos que algo es "estrambótico", nos referimos a que es muy raro, extravagante o que no sigue un orden normal. Esto nos da una pista de cómo el estrambote puede cambiar el tono de un poema de forma inesperada.
Un Ejemplo Famoso: El Soneto de Cervantes
Uno de los ejemplos más conocidos de un soneto con estrambote es el poema "Al túmulo del rey Felipe II de España en Sevilla", escrito por el famoso autor Miguel de Cervantes.
Este soneto tiene los catorce versos normales de un soneto. Pero, después de esos catorce versos, Cervantes añadió tres versos más. Esos tres versos extra son el estrambote. En este poema, el estrambote le da un final muy divertido y sorprendente a la historia que se cuenta.
Aquí puedes ver el poema y cómo el estrambote cambia el final:
AL TÚMULO DEL REY FELIPE II EN SEVILLA (Miguel de CERVANTES)
¡Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla!,
porque ¿a quién no sorprende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?
¡Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo!, ¡oh gran Sevilla,
Roma triunfante en ánimo y nobleza!
Apostaré que el ánima del muerto
por gozar este sitio hoy ha dejado
la gloria, donde vive eternamente.
Esto oyó un valentón y dijo: "Es cierto
cuanto dice voacé, señor soldado,
Y el que dijere lo contrario, miente."
Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada
miró al soslayo, fuese y no hubo nada.