Revuelta bereber para niños
La Revuelta Bereber fue un levantamiento importante que ocurrió en el norte de África (conocido como Magreb) y en la península ibérica (al-Ándalus) entre los años 739 y 743 de nuestra era. Esta revuelta fue contra el Califato Omeya de Damasco, que era el gobierno principal de los musulmanes en ese momento. Fue la primera vez que una parte tan grande del Imperio Islámico se separó del control central.
Los bereberes, que eran el grupo étnico principal en el norte de África, se rebelaron por varias razones. Se sentían tratados de forma injusta por los gobernantes árabes, a pesar de que muchos bereberes se habían convertido al islam. También estaban descontentos por los impuestos altos y por la forma en que se les trataba en el ejército. Además, una corriente religiosa llamada jariyí, que buscaba más igualdad entre todos los musulmanes, ganó muchos seguidores entre ellos.
La revuelta comenzó en Tánger, una ciudad importante en el actual Marruecos. Al principio, fue liderada por Maysara al-Matghari, quien luego fue reemplazado por otros líderes bereberes. Aunque los rebeldes ganaron algunas batallas importantes, no lograron tomar las ciudades más grandes como Cairuán (en el norte de África) o Córdoba (en al-Ándalus). Sin embargo, sí consiguieron controlar grandes zonas, y algunas de ellas nunca volvieron a estar bajo el dominio de Damasco.
Después de esta revuelta, el Magreb se dividió en muchos pequeños estados gobernados por líderes tribales bereberes. Años más tarde, el propio Califato Omeya de Damasco cayó. Un príncipe de esa familia, Abderramán I, huyó a al-Ándalus y estableció allí un gobierno independiente en el año 756.
Contenido
¿Qué causó la Revuelta Bereber?
El descontento de los bereberes creció debido a las decisiones de los gobernadores omeyas, que controlaban el norte de África y al-Ándalus desde Cairuán.
Trato injusto y discriminación
Desde que los musulmanes conquistaron el norte de África, los líderes árabes no trataron bien a sus aliados no árabes, especialmente a los bereberes. Aunque los bereberes se habían convertido rápidamente al islam, se les daba menos parte del botín de guerra y se les asignaban las misiones más difíciles en las batallas. Por ejemplo, a menudo estaban en la primera línea de combate, mientras que las fuerzas árabes se mantenían en la retaguardia.
Algunos gobernadores árabes, como Yazid ibn Abi Muslim, trataron a las fuerzas bereberes con desprecio, lo que aumentó el resentimiento.
Impuestos y tributos
Los gobernadores árabes también seguían cobrando impuestos especiales y tributos a las poblaciones no árabes que se habían convertido al islam. Esto iba en contra de las leyes islámicas, que decían que los musulmanes no debían pagar ciertos impuestos. Estas prácticas se hicieron comunes bajo los califas Walid I y Suleimán I.
En el año 718, el califa Omar II intentó reducir las tensiones prohibiendo estos impuestos especiales a los musulmanes no árabes. Sin embargo, los problemas económicos del califato en las décadas de 720 y 730 hicieron que los gobernantes buscaran nuevas formas de recaudar dinero. Bajo el califa Hisham (desde el 724), se encontraron maneras de seguir cobrando impuestos, por ejemplo, vinculando el impuesto a la tierra en lugar de a la persona, lo que afectaba a todos, sin importar su religión.
Influencia religiosa jariyí
Debido a este descontento, los bereberes recibieron bien las ideas de los jariyíes, un grupo religioso del Medio Oriente. Los jariyíes predicaban una forma estricta del islam y prometían un nuevo orden donde todos los musulmanes serían iguales, sin importar su origen. Sus ideas se extendieron entre las tropas y la gente bereber, lo que llevó a pequeños levantamientos. Por ejemplo, en el año 721, el gobernador de Ifriqiya, Yazid ibn Abi Muslim, fue asesinado después de retomar un impuesto especial y humillar a su guardia bereber.
En el año 734, Ubayd Allah ibn al-Habhab fue nombrado gobernador de Cairuán. Su llegada significó un aumento de la presión fiscal sobre las poblaciones no árabes. Dio instrucciones a sus delegados en Córdoba y Tánger para que cobraran más impuestos. Además, las costosas expediciones militares contra el reino franco, que fueron rechazadas por Carlos Martel entre 732 y 737, aumentaron la necesidad de más dinero, lo que llevó a más impuestos.
El inicio de la revuelta
Levantamiento en el Magreb
La decisión de Ubayd Allah ibn al-Habhab de aumentar los impuestos llevó a Omar ibn al-Moradi, gobernador de Tánger, a declarar a los bereberes de su zona como "pueblo conquistado". Esto permitía tomar sus propiedades y esclavizarlos, lo que era una forma de obtener dinero para el califato. Otras fuentes dicen que simplemente se duplicaron los impuestos.
El descontento, impulsado por los predicadores jariyíes, se convirtió en una rebelión de las tribus bereberes en el oeste del actual Marruecos. Las tribus Ghomara, Berghwata y Miknasa eligieron a Maysara al-Matghari como su líder. Algunas crónicas dicen que era un aguador pobre, pero es más probable que fuera un importante jefe tribal.
La oportunidad para la revuelta surgió a finales del año 739 o principios del 740. El general de Ifriqiya, Habib ibn Abi Obeida al-Fihri, recibió órdenes de ir a una expedición contra Sicilia, dejando desprotegida la zona occidental del Magreb.
Tan pronto como el ejército de Habib se fue, Maysara reunió a varias tribus bereberes. Sus soldados se raparon la cabeza como señal de su fe jariyí y escribieron frases del Corán en sus armas. Marcharon hacia Tánger, que cayó rápidamente, y el odiado gobernador Omar al-Moradi fue asesinado. Maysara entonces se proclamó "príncipe de los creyentes", un título similar al de califa.
Después de dejar una guarnición en Tánger, el ejército de Maysara avanzó por el oeste del actual Marruecos, ganando más seguidores y expulsando a las fuerzas omeyas de la región.
El gobernador omeya en Cairuán, Ubayd Allah ibn al-Habhab, se sorprendió por la revuelta. Inmediatamente llamó a su general Habib de Sicilia para que regresara con sus tropas. Mientras tanto, Ubayd Allah envió una fuerza de caballería de élite, liderada por Jalid ibn Abi Habib al-Fihri, hacia Tánger para contener a los rebeldes. También preparó un pequeño ejército de reserva para proteger Tremecén.
Las fuerzas bereberes de Maysara se enfrentaron a la caballería árabe de Jalid ibn Abi Habib. Después de un breve choque, Maysara ordenó a su ejército retirarse a Tánger. El comandante árabe decidió no perseguirlos y bloqueó la ciudad, esperando los refuerzos de Habib.
Mientras tanto, los rebeldes bereberes se reorganizaron y cambiaron de líder. Maysara fue depuesto y ejecutado. Los jefes tribales bereberes eligieron a Jalid ibn Hamid al-Zanati como su nuevo "califa". Las razones de este cambio no están claras, pero podrían estar relacionadas con la retirada de Maysara o con su falta de fanatismo religioso.
La Batalla de los Nobles
El nuevo líder bereber, Jalid ibn Hamid al-Zanati, decidió atacar la caballería árabe antes de que llegaran los refuerzos. Los rebeldes rodearon y aniquilaron a la caballería árabe de Jalid ibn Abi Habib en un enfrentamiento conocido como la "Batalla de los Nobles". Fue una masacre de la élite árabe de Ifriqiya, que ocurrió alrededor de octubre o noviembre del año 740.
La noticia de esta derrota causó pánico entre los árabes. El ejército de reserva en Tremecén entró en caos. La represión contra supuestos conspiradores jariyíes provocó un levantamiento masivo en la ciudad, extendiendo la rebelión al centro del Magreb (actual Argelia).
El ejército de Habib ibn Abi Obeida, que venía de Sicilia, no llegó a tiempo para evitar la masacre. Al darse cuenta de que no podía enfrentarse al ejército bereber, se retiró a Tremecén, pero la ciudad estaba en medio de disturbios. Habib se atrincheró fuera de Tremecén y pidió refuerzos a Cairuán, y de allí al califa en Damasco.
Cuando el califa Hisham se enteró de las malas noticias, prometió enviar un gran ejército para aplastar la revuelta.
La situación en al-Ándalus
Hay algunas historias que dicen que el gobernador de al-Ándalus, Uqba ibn al-Hayyach, envió un ejército para ayudar en Tánger, pero fue derrotado. Sin embargo, los historiadores modernos dudan de estas versiones.
Lo que sí es seguro es que las noticias de la victoria bereber en el norte de África llegaron a al-Ándalus, donde los bereberes eran mucho más numerosos que los árabes. Temiendo una rebelión, la élite árabe de al-Ándalus rápidamente depuso a Uqba ibn al-Hayyach en enero del 741 y puso en su lugar a Abd al-Malik ibn Qatan al-Fihri, un líder local más popular.
La expedición desde Siria
En febrero del 741, el califa Hisham nombró a Kulthum ibn Iyad al-Qasi como nuevo gobernador de Ifriqiya. Kulthum llegó con un nuevo ejército árabe de 27.000 hombres, reclutados de diferentes regiones de Siria y Egipto. El califa también nombró a su sobrino, Balch ibn Bishr al-Qushayri, como su segundo al mando.
La caballería siria, liderada por Balch ibn Bishr, llegó primero a Cairuán en el verano del 741. Su estancia no fue buena. Los sirios actuaron con arrogancia y se enfrentaron a las autoridades de la ciudad, lo que causó fricciones.
Además, los soldados sirios provenían de tribus diferentes a las de los árabes que ya estaban en Ifriqiya y al-Ándalus. Había una antigua rivalidad entre estas tribus, lo que empeoró la situación.
Kulthum ibn Iyad, con el grueso de las fuerzas, no entró en Cairuán, sino que se apresuró a unirse a las tropas de Ifriqiya que quedaban, lideradas por Habib ibn Abi Obeida al-Fihri, cerca de Tremecén.
La unión de las fuerzas del norte de África y de Siria no fue fácil. Las noticias de los problemas en Cairuán llegaron a las tropas de Ifriqiya, y los sirios trataron a sus aliados de forma arbitraria. Habib y Balch discutieron, y sus ejércitos casi se enfrentan. Kulthum ibn Iyad logró mantenerlos unidos, pero el resentimiento entre ellos sería importante más adelante.
El ejército bereber rebelde, bajo Jalid ibn Hamid al-Zanati, era enorme (se habla de 200.000 hombres), pero muy mal equipado. Muchos solo tenían piedras y cuchillos, y sus ropas eran sencillas. Se afeitaban la cabeza como señal de su fe. Su fanatismo les daba una gran moral, y su conocimiento del terreno les daba una ventaja.
La Batalla de Bagdura
Los ejércitos árabe y bereber se encontraron en Bagdura (cerca de Fez, en el actual Marruecos) en octubre-noviembre del 741. Ignorando los consejos de los experimentados soldados de Ifriqiya, Kulthum ibn Iyad cometió errores tácticos. Los bereberes lograron desorganizar a la caballería siria, y la infantería bereber, que era más numerosa, atacó a la árabe. Los árabes fueron rápidamente derrotados. Se estima que dos tercios de ellos murieron o fueron capturados. Entre los muertos estaban el gobernador Kulthum ibn Iyad al-Qasi y el comandante de Ifriqiya, Habib ibn Abi Obeida al-Fihri.
Los regimientos sirios que quedaron, unos 10.000 hombres, se reagruparon bajo el sobrino de Kulthum, Balch ibn Bishr al-Qushayri, y se dirigieron hacia el Estrecho de Gibraltar, con la intención de cruzar a al-Ándalus. Un pequeño grupo de Ifriqiya se unió a ellos, pero el resto de las tropas de Ifriqiya huyeron hacia Cairuán. El ejército bereber persiguió a los sirios y los asedió en Ceuta.
Ofensiva contra Cairuán
El líder bereber Jalid ibn Hamid al-Zanati, que había logrado dos grandes victorias, dejó de ser mencionado en las crónicas poco después de la batalla de Bagdura (741). Sin embargo, las noticias de las victorias rebeldes hicieron que más tribus bereberes se unieran al levantamiento, que se extendió por todo el Magreb y al-Ándalus.
La amenaza más grande para el califato surgió al sur de Ifriqiya, donde el líder jariyí Oqasha ibn Ayub al-Fezari reunió un ejército bereber y sitió las ciudades de Gabès y Gafsa.
Con lo que quedaba del ejército de Ifriqiya, el cadí (juez) de Cairuán, Abd al-Rahman ibn Oqba al-Ghaffari, logró derrotar y dispersar al ejército de Oqasha cerca de Gafsa en diciembre del 741. Pero no tenía suficientes tropas para perseguirlos, y Oqasha rápidamente reagrupó sus fuerzas.
Al enterarse del desastre de Bagdura, el califa Hisham ordenó al gobernador de Egipto, Handhala ibn Safwan al-Kalbi, que se hiciera cargo de Ifriqiya. En febrero del 742, Handhala envió su ejército egipcio hacia el oeste y llegó a Cairuán en abril del 742, justo cuando Oqasha intentaba atacar de nuevo. Las fuerzas de Handhala rechazaron a Oqasha.
Cuando Oqasha estaba reagrupando sus fuerzas, llegó del oeste un gran ejército bereber bajo el mando de Abd al-Wahid ibn Yazid al-Hawwari, con unos 300.000 hombres, el ejército bereber más grande jamás reunido. Oqasha y Abd al-Wahid acordaron atacar Cairuán juntos, desde el sur y el norte.
Batallas de El-Qarn y El-Asnam
Advertido de la aproximación de los grandes ejércitos bereberes, Handhala ibn Safwan intentó evitar que se unieran. Envió caballería para retrasar el avance de Abd al-Wahid por el norte, y él mismo llevó el grueso de sus fuerzas hacia el sur, enfrentándose a Oqasha en una sangrienta batalla en El-Qarn, donde lo hizo prisionero. Handhala también sufrió muchas pérdidas y ahora se enfrentaba al enorme ejército de Abd al-Wahid. Las fuentes dicen que Handhala armó a toda la población de Cairuán para reforzar sus filas. En lo que fue posiblemente la batalla más sangrienta de la revuelta, Handhala ibn Safwan derrotó al ejército bereber de Abd al-Wahid ibn Yazid en El-Asnam, cerca de Cairuán, alrededor de mayo del 742. Entre 120.000 y 180.000 bereberes, incluyendo a Abd al-Wahid, murieron en el campo de batalla. Oqasha fue ejecutado poco después.
Aunque Cairuán y el centro de Ifriqiya se salvaron para el califato, Handhala ibn Safwan tuvo que enfrentarse a la difícil tarea de recuperar el control de las provincias occidentales, que seguían en manos de los rebeldes bereberes.
La revuelta en al-Ándalus
El cambio de gobernador en al-Ándalus a Abd al-Malik ibn Qatan al-Fihri a principios del 741 ayudó a calmar el descontento bereber. Pero cuando se supo la noticia del desastre de Bagdura, la rebelión estalló en las guarniciones al norte del río Duero en octubre del 741. Los comandantes árabes fueron depuestos, y los puestos avanzados fueron abandonados para formar un ejército que avanzó hacia las ciudades del sur.
Aunque no se conocen los nombres de los líderes de la revuelta, se sabe que se organizaron en tres grupos: uno fue hacia Toledo, otro hacia Córdoba y el tercero hacia Algeciras, donde esperaban tomar la flota y unirse a los bereberes del norte de África.
La evacuación de las guarniciones musulmanas del norte permitió al rey cristiano Alfonso I de Asturias ocupar fácilmente los fuertes vacíos, expandiendo su control. También hubo ataques asturianos en pueblos y ciudades del Duero, lo que obligó a la población a moverse hacia el norte, creando una zona despoblada conocida como el "Desierto del Duero".
Los sirios en al-Ándalus
Durante la mayor parte del invierno de 741-742, los sirios que quedaban de la expedición, unos diez mil hombres bajo Balch ibn Bishr al-Qushayri, estuvieron atrapados en Ceuta, asediados por los rebeldes bereberes. El gobernador de al-Ándalus, Abd al-Malik ibn Qatan al-Fihri, temía que la presencia de los sirios empeorara la situación y les negó ayuda para cruzar el Estrecho. Incluso torturó a un comerciante que les había enviado barcos con grano.
Pero pronto llegaron noticias de que los tres grupos del ejército bereber se acercaban desde el norte. Como no tenía suficientes fuerzas árabes para enfrentarlos, el gobernador Abd al-Malik no tuvo más remedio que pedir ayuda a los sirios. Después de negociar un acuerdo, les garantizó el paso seguro a al-Ándalus, con la promesa de que regresarían al norte de África en un año. Para asegurarse, tomó rehenes sirios.
Los soldados sirios, liderados por Balch ibn Bishr al-Qushayri, cruzaron el Estrecho a principios del 742. Inmediatamente interceptaron a la columna bereber que iba hacia Algeciras. Después, se unieron al ejército árabe de al-Ándalus y derrotaron al grueso de las fuerzas bereberes cerca de Córdoba en la primavera del 742. Poco después, derrotaron al tercer grupo bereber que estaba asediando Toledo.
A pesar del acuerdo, los sirios no mostraron intenciones de irse de la península. Cuando el gobernador Abd al-Malik insistió, Balch ibn Bishr al-Qushayri lo depuso y se proclamó gobernador, alegando ser el sucesor de su tío. En venganza por lo ocurrido con el comerciante de Ceuta, ordenó torturar al gobernador depuesto hasta la muerte. Esto desató una guerra civil entre los sirios y los árabes de al-Ándalus. Los sirios ganaron una batalla decisiva cerca de Córdoba en agosto del 742, pero Balch ibn Bishr al-Qushayri fue herido de muerte. El mando de las tropas sirias pasó a Thalaba ibn Salama al-Amili.
En la guerra civil que siguió, la cuestión bereber pasó a un segundo plano. Finalmente, las partes pidieron al emir de Ifriqiya, Handhala ibn Safwan al-Kalbi, que resolviera sus diferencias. Handhala envió a su primo Abu al-Jattar ibn Darar al-Kalbi como nuevo gobernador de al-Ándalus. Llegó en mayo del 743 y buscó la paz, liberando prisioneros y permitiendo que los soldados sirios se asentaran en diferentes zonas del sur de la península, como Elvira (Granada), Málaga, Sevilla y Jaén.
A los soldados sirios se les asignó una parte de los impuestos de sus regiones y se les dio responsabilidades fiscales y militares, aunque bajo el gobierno de al-Ándalus.
La llegada de los soldados sirios tuvo un gran impacto en la historia de al-Ándalus. Aumentó el número de personas consideradas "árabes" en el sur de la península. Sin embargo, su tendencia a no someterse a las autoridades superiores hizo que fueran una fuerza autónoma, lo que a veces desestabilizó el gobierno central de al-Ándalus.
Consecuencias de la revuelta

Se considera que la Revuelta Bereber terminó en el año 742 o 743, después de que los ejércitos bereberes no lograran tomar Cairuán o Córdoba. Sin embargo, grandes territorios del Magreb occidental y central, en los actuales Marruecos y Argelia, siguieron sin estar bajo el control de Damasco. Allí se establecieron nuevos estados bereberes, como Barghawata (hacia el 744), Abu Qurra (hacia el 742) y el emirato Midrárida (hacia el 758). Mientras tanto, el control árabe se mantuvo más fuerte en al-Ándalus y en Ifriqiya.
Más tarde, otras dinastías, no bereberes pero con apoyo bereber, llegaron al poder. Por ejemplo, los rustamíes, de origen persa, establecieron un imanato en el 761 en la zona de Tahert (actual Argelia). También los idrisíes, que se consideran fundadores del actual Marruecos, surgieron hacia el 789.
Muchas otras zonas controladas por los jariyíes en esa época no llegaron a formar estados organizados.
Véase también
En inglés: Berber Revolt Facts for Kids
No hay que confundir la Revuelta Bereber del siglo VIII con otras revueltas bereberes más recientes:
- Guerra del Rif (1911-1927)
- Revuelta del Rif (1958-1959)