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Respuesta a Sor Filotea de la Cruz para niños

Enciclopedia para niños
Archivo:Carta atenagórica
La publicación de la Carta Atenagórica provocó la Respuesta a Sor Filotea y acarreó a Sor Juana la prohibición de continuar su trabajo intelectual.

La Respuesta a Sor Filotea de la Cruz fue escrita por Sor Juana Inés de la Cruz en marzo de 1691, como contestación a todas las recriminaciones que le hizo el obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz, bajo el seudónimo de Sor Filotea de la Cruz. No fue publicada hasta 1700, en Fama y obras póstumas del Fénix de México (Madrid: Manuel Ruiz de Murga) gracias a que Juan Ignacio María de Castorena Ursúa y Goyeneche obtuvo los escritos de Sor Juana, a partir de su condena por la Inquisición, los llevó a España y editó la obra.

El obispo de Puebla advierte que ninguna mujer debería afanarse por aprender de ciertos temas filosóficos. En su defensa, Sor Juana señala a varias mujeres doctas, como Hipatia de Alejandría, una filósofa neoplatónica. Escribe sobre su intento fallido y el constante dolor que su pasión al conocimiento le ha traído, pero con todo expone que es mejor tener un vicio a las letras que a algo peor. También justifica el vasto conocimiento que tiene de todas las materias de educación: lógica, retórica, física e historia, como complemento necesario para entender y aprender de las Santas Escrituras.

Contexto histórico

La "Respuesta a sor Filotea," fechada el primero de marzo de 1691 constituyó una reacción a una carta publicada por el obispo de Puebla Manuel Fernández de Santa Cruz que criticaba la Carta atenagórica escrita por Sor Juana y publicada por él mismo. Suceso que provocó la respuesta de la poetisa quien a través de la escritura defiende su labor intelectual y en la que reclamaba los derechos de la mujer a la educación. Conviene saber que la "Respuesta a sor Filotea" cierra el ciclo de una comunicación interrumpida, donde la "Carta Atenagórica" es la primera de la serie, y en medio de éstas se encuentra la "Carta de sor Filotea."

Por lo tanto, la Respuesta constituye esta defensa pública, a través de la cual sor Juana Inés vierte todo su saber para contestar ampliamente a los juicios que Manuel Fernández de Santa Cruz, obispo de Puebla, había emitido en su carta deI 25 de noviembre de 1690, intitulada "Carta de sor Filotea de la Cruz a sor Juana Inés de la Cruz."

Extractos

"El escribir nunca ha sido dictamen propio, sino fuerza ajena; que les pudiera decir con verdad: Vos me coegistis. Lo que sí es verdad que no negaré (lo uno porque es notorio a todos, y lo otro porque, aunque sea contra mí, me ha hecho Dios la merced de darme grandísimo amor a la verdad) que desde que me rayó la primera luz de la razón, fue tan vehemente y poderosa la inclinación a las letras, que ni ajenas reprensiones --que he tenido muchas--, ni propias reflejas --que he hecho no pocas--, han bastado a que deje de seguir este natural impulso que Dios puso en mí: Su Majestad sabe por qué y para qué; y sabe que le he pedido que apague la luz de mi entendimiento dejando sólo lo que baste para guardar su Ley, pues lo demás sobra, según algunos, en una mujer; y aún hay quien diga que daña. Sabe también Su Majestad que no consiguiendo esto, he intentado sepultar con mi nombre mi entendimiento, y sacrificársele sólo a quien me le dio; y que no otro motivo me entró en religión, no obstante que al desembarazo y quietud que pedía mi estudiosa intención eran repugnantes los ejercicios y compañía de una comunidad; y después, en ella, sabe el Señor, y lo sabe en el mundo quien sólo lo debió saber, lo que intenté en orden a esconder mi nombre, y que no me lo permitió, diciendo que era tentación; y sí sería."

"Empecé a deprender gramática, en que creo no llegaron a veinte las lecciones que tomé; y era tan intenso mi cuidado, que siendo así que en las mujeres --y más en tan florida juventud-- es tan apreciable el adorno natural del cabello, yo me cortaba de él cuatro o seis dedos, midiendo hasta dónde llegaba antes, e imponiéndome ley de que si cuando volviese a crecer hasta allí no sabía tal o tal cosa que me había propuesto deprender en tanto que crecía, me lo había de volver a cortar en pena de la rudeza."

"Pues ¿qué os pudiera contar, Señora, de los secretos naturales que he descubierto estando guisando? Veo que un huevo se une y fríe en la manteca o aceite y, por contrario, se despedaza en el almíbar; ver que para que el azúcar se conserve fluida basta echarle una muy mínima parte de agua en que haya estado membrillo u otra fruta agria; ver que la yema y clara de un mismo huevo son tan contrarias, que en los unos, que sirven para el azúcar, sirve cada una de por sí y juntos no. Por no cansaros con tales frialdades, que sólo refiero por daros entera noticia de mi natural y creo que os causará risa; pero, señora, ¿qué podemos saber las mujeres sino filosofías de cocina? Bien dijo Lupercio Leonardo, que bien se puede filosofar y aderezar la cena. Y yo suelo decir viendo estas cosillas: Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito."

"Y esto es tan justo que no sólo a las mujeres, que por tan ineptas están tenidas, sino a los hombres, que con sólo serlo piensan que son sabios, se había de prohibir la interpretación de las Sagradas Letras, en no siendo muy doctos y virtuosos y de ingenios dóciles y bien inclinados; porque de lo contrario creo yo que han salido tantos sectarios y que ha sido la raíz de tantas herejías; porque hay muchos que estudian para ignorar, especialmente los que son de ánimos arrogantes, inquietos y soberbios, amigos de novedades en la Ley (que es quien las rehúsa); y así hasta que por decir lo que nadie ha dicho dicen una herejía, no están contentos. De éstos dice el Espíritu Santo: In malevolam animam non introibit sapientia. A éstos, más daño les hace el saber que les hiciera el ignorar."

"¿Llevar una opinión contraria de Vieyra fue en mí atrevimiento, y no lo fue en su Paternidad llevarla contra los tres Santos Padres de la Iglesia? Mi entendimiento tal cual ¿no es tan libre como el suyo, pues viene de un solar? ¿Es alguno de los principios de la Santa Fe, revelados, su opinión, para que la hayamos de creer a ojos cerrados?"

Véase también

  • Lectura feminista de la obra de Sor Juana Inés de la Cruz
  • Carta de Monterrey
  • Carta Atenagórica
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