Real Cámara para niños
La Real Cámara era una sección especial dentro del Consejo de Castilla, un grupo importante de consejeros que ayudaba al rey a gobernar. Se encargaba de asuntos muy importantes, como nombrar a personas para cargos de la iglesia y decidir sobre temas de justicia.
Desde el siglo XV, la mayoría de los líderes del Consejo de Castilla eran personas de la iglesia. El rey Carlos V decidió crear un grupo más pequeño dentro del Consejo para ayudarle a elegir a las personas adecuadas para puestos importantes, tanto de la iglesia como del gobierno.
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¿Qué fue la Real Cámara y cómo empezó?
Imagina el Consejo de Castilla como un gran equipo de personas sabias que aconsejaban al rey sobre cómo manejar el reino. El rey Carlos V tuvo una idea en el año 1518 para mejorar la forma en que se tomaban ciertas decisiones. Quería establecer un grupo más pequeño y selecto dentro del Consejo.
Los orígenes de la Real Cámara
Este grupo, que se llamó Real Cámara, se organizó mejor en 1523. Aunque desde el año 1387 ya existían cuatro ministros letrados (expertos en leyes) llamados "Silenciarios", que manejaban asuntos secretos directamente con el rey en su "Real Cámara", el nuevo grupo de Carlos V fue diferente.
El rey Carlos V eligió a tres o cuatro consejeros del Consejo de Castilla para que formaran parte de esta Real Cámara. Ellos se reunían con el rey para discutir y aconsejarle sobre diversos temas. Al principio, la Real Cámara no tenía tareas fijas.
La Real Cámara bajo Felipe II
Fue el rey Felipe II quien, en 1588, le dio a la Real Cámara responsabilidades muy específicas. A partir de ese momento, se encargó de:
- Todo lo relacionado con el Real Patronato eclesiástico: esto significaba que el rey, a través de la Cámara, tenía el poder de proponer y nombrar a las personas para muchos cargos importantes de la iglesia.
- Asuntos de Gracia: conceder favores o beneficios especiales.
- Asuntos de Justicia: resolver ciertos casos legales.
Desde entonces, el Presidente o Gobernador del Consejo de Castilla siempre asistía a las reuniones de la Real Cámara. El primer presidente en hacerlo fue Don Francisco de Zapata y Cisneros, conde de Barajas.
Estructura y funciones de la Real Cámara
Para manejar todas sus nuevas responsabilidades, la Real Cámara se organizó con varias secretarías.
Las Secretarías de la Real Cámara
Según las órdenes de Felipe II, se crearon tres secretarías principales:
- La Secretaría de Gracia.
- La Secretaría del Patronato Real eclesiástico.
- La Secretaría de Justicia.
Cada una se encargaba de los documentos y asuntos de su área. Más tarde, cuando el Consejo de Aragón desapareció, se añadió la "Protonotaría" de Aragón, que era su secretaría principal. Así, la Real Cámara llegó a tener cuatro secretarios. Sin embargo, en 1717, el rey ordenó que la Secretaría de Justicia se uniera a la de Gracia, volviendo a tener tres secretarías.
La importancia de la Real Cámara
El rey Felipe III confirmó y amplió las funciones de la Real Cámara en 1608, especialmente en lo que respecta al Real Patronato eclesiástico. Esto significaba que ningún otro consejo o tribunal podía intervenir en estos asuntos.
En el siglo XVII, la Real Cámara era tan importante que el rey, siguiendo su consejo, nombraba a más de 60.000 personas para cargos de la iglesia y del gobierno. Además, concedía muchísimos favores y beneficios.
Al principio, la autoridad de la Real Cámara solo se extendía a los reinos de Castilla, León y Navarra, y a las provincias de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava. Pero en 1707, su poder se extendió también a los territorios de la Corona de Aragón.
Casos y procedimientos
Los casos que se trataban en la Real Cámara eran principalmente sobre el Real Patronato, es decir, cualquier asunto en el que el rey tuviera interés en relación con la iglesia. Estos casos eran revisados por el secretario correspondiente, quien preparaba los documentos y las sentencias que la Cámara dictaba. Para notificar las decisiones, los secretarios elegían a "Escribanos Reales", que eran como notarios.
El esplendor bajo Carlos III
Durante el reinado de Carlos III, la Real Cámara alcanzó su mayor importancia. En 1784, se le ordenó a la Cámara preparar listas de sacerdotes y personas de la iglesia que fueran muy meritorias, para que el rey pudiera nombrarlos para cargos importantes. Al año siguiente, el Papa Pío VI aprobó estas decisiones, lo que demostró el gran respeto que se tenía por la Real Cámara.