Pox para niños
El pox o posh es una bebida tradicional de Chiapas, México. Se elabora destilando una mezcla fermentada de piloncillo (un tipo de azúcar de caña) y maíz. Esta bebida es muy importante en las culturas tseltal y tsotsil de Chiapas, especialmente en San Cristóbal de las Casas y San Juan Chamula. Desde hace mucho tiempo, los terapeutas tradicionales, llamados j’ilol, la usan en ceremonias y rituales especiales.
Contenido
¿Qué significa la palabra Pox?
En los idiomas tsotsil y tseltal, la palabra Pox significa 'medicina' o 'curación'. También se usa para referirse a los medicamentos en general. Por ejemplo, poxtaiwanej es la palabra para médico, y poxna es la casa de las medicinas o farmacia. Esto nos muestra lo valiosa que es esta bebida para estas comunidades.
La historia del Pox en Chiapas
La producción de Pox se hacía principalmente para la gente de la región. El ingrediente principal era la panela, que se obtenía de la caña de azúcar. Esta panela llegaba desde las zonas cálidas de Chiapas a las destilerías de San Cristóbal de las Casas, que eran muchas en el estado. Las condiciones eran ideales porque la caña de azúcar era fácil de cultivar y se usaba mucho para hacer dulces.
Desafíos en la producción tradicional
En el pasado, las autoridades de la Nueva España y la Capitanía General de Guatemala querían proteger la venta de bebidas de España. Por eso, intentaron detener la producción casera de Pox, que no necesitaba muchos conocimientos para hacerse.
En 1599, las autoridades de España pensaron que era necesario controlar la producción de azúcar porque la gente la usaba mucho en dulces y bebidas. Sin embargo, la producción de Pox siguió creciendo a pequeña escala en las comunidades. A veces, la producción y el comercio de Pox eran usados por algunos grupos para reclutar y endeudar a trabajadores indígenas. En otras partes de Chiapas, el Pox era tan parte de las costumbres que incluso se pagaban algunos trabajos con botellas de esta bebida. Se usaba para el consumo familiar y para rituales de sanación, lo que a veces llevaba a que las familias tuvieran deudas.
Cambios en las leyes sobre el Pox
En 1776, algunas personas influyentes lograron que las autoridades de la Nueva España permitieran y regularan la producción de Pox. Esto ayudó a que la bebida saliera de una situación casi secreta y contribuyera con impuestos a los ingresos de los municipios.
En 1824, se apoyó más la producción local, prohibiendo la importación de bebidas de otros países. Luego, en 1831, se prohibió establecer fábricas de Pox en pueblos habitados solo por indígenas. Por eso, San Cristóbal de las Casas se convirtió en uno de los mayores productores de esta bebida en Chiapas. El gobierno local estableció que quienes llevaran Pox a los pueblos indígenas debían pagar un impuesto.
En 1864, San Cristóbal de las Casas perdió parte de su importancia en los municipios indígenas, pero mantuvo cierto control sobre las comunidades que le vendían productos agrícolas. A veces, cuando no había dinero para pagar a los trabajadores, se detenía a indígenas que habían consumido Pox en los caminos de San Cristóbal para que hicieran trabajos. Esto ocurría después de que habían gastado gran parte de sus ganancias en los muchos lugares donde se vendía Pox cerca de la ciudad. En 1868, el gobierno estatal intentó regular la fabricación de Pox en pueblos donde vivían tanto indígenas como mestizos, exigiendo un mínimo de diez familias mestizas para permitir la producción.
El papel de las mujeres en la producción de Pox
La mayoría de las personas que producían y vendían Pox eran mujeres. Esta característica ya existía desde la época colonial. En 1884, en San Cristóbal de las Casas, había muchas más mujeres adultas que hombres. Esto se debía a que muchos hombres migraban a trabajar en fincas, ya que las ciudades ofrecían pocas oportunidades para ellos. El trabajo para las mujeres era abundante, pero muy mal pagado. El negocio del Pox daba empleo a cientos de mujeres, desde llevar la bebida a los pueblos indígenas hasta elaborarla con métodos tradicionales. En 1873, de 85 fabricantes, 80 eran mujeres y solo 5 eran hombres.
¿Cómo se produce el Pox?
La producción tradicional de Pox se hacía en casa. Para empezar, se mezclaba bien la panela con agua. Este líquido dulce se dejaba reposar en bandejas durante varios días (de 5 a 7), lo que causaba una fermentación natural. Luego, con herramientas sencillas, se iniciaba la destilación. Se usaban ollas de barro con tapas que recogían el vapor de la mezcla hirviendo. Este vapor pasaba por unos tubos de carrizo, se enfriaba y se convertía en Pox. Con cada olla, se podía llenar un recipiente grande de 20 litros.
El dinero necesario para tener una destilería en casa no era mucho, lo que hacía que fuera accesible para personas con pocos recursos. Cada casa podía destilar un promedio de quince a veinte recipientes de 20 litros al mes, lo que dejaba una pequeña ganancia. Sin embargo, las crecientes cargas de impuestos eran una gran amenaza. Por esta razón, a partir de 1892, muchas de estas destilerías caseras fueron cerrando, y en pocos años se redujeron a la mitad.
Usos y ceremonias con el Pox
El maíz, un ingrediente importante para el Pox actual, tiene un significado especial para los Mayas. Representa la fertilidad y, según el libro sagrado Popol Vuh, el hombre fue creado de maíz amarillo y blanco. Antes de que existieran los alambiques para destilar, los Mayas tenían dos bebidas sagradas: el Balché y el Saka, que se hacían con maíz fermentado en agua.
Inicialmente, el Pox se usaba como una medicina o para calmar. Se creía que era un remedio para las mordeduras de serpiente, se frotaba para aliviar problemas en las articulaciones y se tomaba con moderación para curar enfermedades, limpiar la sangre y ayudar a la digestión.
Por eso, los Mayas no consideran el Pox como cualquier bebida. Para ellos, les permite conectar el mundo material con el espiritual, ayudando a sanar problemas emocionales o físicos. Según sus costumbres, cada sorbo de Pox tiene un propósito.
El Pox en los rituales de sanación
Durante los rituales de sanación, los j’iloles o curanderos, antes de atender a un enfermo, derraman un poco de Pox en el suelo para honrar a la tierra, en la cruz familiar, hacia los cuatro puntos cardinales y lanzan un poco al viento para que lo reciba el chulel, el alma del curandero.
La sociedad Maya distingue el uso del Pox en rituales o con fines sociales de lo que es un problema de salud causado por un consumo excesivo. Los j'iloles también pueden enfrentar desafíos de salud debido a su vocación, como desvelos, largas caminatas, ayunos y el consumo constante de Pox. Aquellos que son llamados a ser j'iloles se les conoce como poxtaiwanej.
El uso del Pox en los rituales de curación ha cambiado con el tiempo. Antes, se consideraba un alimento principal para las deidades. Su consumo ceremonial era compartido por el j’ilol y los asistentes para alcanzar un estado ch’ul (sagrado), que permitía un acceso limitado a la dimensión de Yan Vinajel-Yan Banomil (Otro Cielo-Otra Tierra). Esta costumbre aún es común entre los tzeltales de Cancúc y otras comunidades mayas que no han sido muy influenciadas por cambios externos.
El significado del Pox en las ceremonias ha evolucionado. De ser un alimento para las deidades, pasó a ser un medio de protección para "confundir al Diablo". Hoy en día, el j’ilol no debe consumir Pox en exceso durante el ritual, ya que esto le impediría concentrarse y ayudar a los enfermos. Ahora, el Pox se usa rociando las plantas del altar desde la boca, evitando beberlo. También se ha introducido el refresco como ofrenda para las deidades por su olor y sabor, y como bebida ritual.
Hoy, el Pox también se usa en San Juan Chamula como símbolo de amistad o de acuerdo. Por ejemplo, al final de las oraciones que cierran un evento importante, todos toman un sorbo de Pox como señal de unión, mostrando que como comunidad "están en un mismo corazón".
Véase también
En inglés: Pox (drink) Facts for Kids