Palacio Maldá para niños
El palacio Maldá (en catalán: Palau Maldà) es un edificio barroco del siglo XVII construido en Barcelona que cuenta con la protección de Bien Cultural de Interés Local.
Fue construido como gran casa residencial por la familia Cortada, posteriormente barones de Maldà, entre las calles del Pi y de Perot lo Lladre, en el "barrio de la Catedral" (actualmente conocido como "barrio gótico" y también como "Barcelona de los Austrias"). Dispone de planta baja y dos pisos. Actualmente acoge Galerías Maldà, el Cinema Maldà, el teatro Maldà (Círculo Maldà) y el hotel Maldà del grupo Cool Rooms.
Entre los barones de Maldá y Maldanell, a quienes perteneció, encontramos el escritor Rafael de Amat y de Cortada, más conocido como Barón de Maldá, donde vivió y escribió, en parte, su monumental obra titulada Calaix de Sastre.
En el siglo XIX, mediante enlace matrimonial, pasará a manos de los marqueses de Castellbell.
Después de la Guerra Civil Española se convertirá en cines, galerías comerciales y viviendas. En la década de 1980 se acondiciona una sala de conciertos y teatro denominada Círculo Maldá. En el Palacio también se encuentran los cines Maldá y las Galerías Maldá.
Contenido
El edificio
Entorno
El palacio Maldá se encuentra entre las calles Pi y Perot lo Lladre, muy cerca de la iglesia del Pi. Contaba con un jardín, que en 1942 se convirtió junto con la planta baja en las actuales Galerías Maldá.
Exterior
Es un gran edificio que consta de planta baja, dos pisos y tejado a dos aguas. Su planta tiene forma de “L”. En la fachada principal, que da a la calle del Pi, se abren cinco vanos por planta siguiendo los mismos ejes longitudinales. Los vanos de la planta baja son adintelados, de arco rebajado. Destaca el pórtico de entrada a las galerías, con un arco escarzano moldurado de grandes dimensiones y enmarcado con piedra.
Los vanos de los pisos superiores se abren a balcones individuales con barandilla de hierro forjado y voladizo moldurado. Las puertas están enmarcadas por grandes sillares de piedra. La fachada está rematada por una gran cornisa, en la que resulta más evidente el modo en el que la fachada se adapta a la forma curva que describe la calle. El paramento es de pequeños sillares con encintado o esgrafiado y grandes sillares, bien cortados, en la esquina.
Interior del palacio
En la época de su construcción, a mediados del siglo XVII, se decía que este palacio tenía los interiores más suntuosos de toda Barcelona. En la planta principal se situaban los espacio públicos del palacio, los grandes salones tenían artesonados o techos de yeso con escudos policromados, chimeneas de mármol, etc. En la planta superior se encontraban las habitaciones y espacios privados de la familia y los cuartos del personal de servicio.También tenía un gran jardín, que ocupaba el interior de la manzana, junto con las caballerizas, que se encontraban en la planta baja y que en 1942 se transformaron en las Galerías Maldá. Tras la Guerra Civil los pisos superiores se compartimentaron en viviendas.
Al acceder por el pórtico de entrada a las galerías, a mano derecha, se encuentra un gran arco rebajado de piedra con impostas molduradas, que lleva a las escaleras de acceso al Cinema Maldà. Al restaurarse este cine en 2006, se descubrió la huella dejada por la conocida como Capilla vasca de Barcelona, que durante más de dos años permaneció abierta al culto en plena Guerra Civil. En el muro donde estaba la pantalla apareció una hornacina que presidía aquel espacio, uno de los antiguos salones que servía como pequeño teatro en la época en que los barones de Maldà residían en el edificio. Tras la Guerra Civil, ese mismo espacio albergó un teatro de marionetas y, ya en 1945, el Cinema Maldà.
Historia
A mediados del siglo XVII, la familia de Jaime de Cortada, un próspero mercader que adquirió en 1667 la baronía de Maldà y Maldanell, hizo construir este palacio como residencia familiar sobre una enorme parcela, la más grande de Ciudad Vieja dedicada a una sola edificación.
En este palacio vivió Rafael de Amat y de Cortada (1746-1819), conocido por ser el primer Barón de Maldà y por haber escrito Calaix de sastre, un diario personal de más de cincuenta volúmenes, considerado un documento histórico de gran importancia, que testimonia de forma directa los hechos y costumbres de su época. Además, se considera uno de los textos más importantes de la narrativa catalana entre los siglos XVIII y XIX, y antecedente del costumbrismo y del periodismo local. Rafael de Amat arregló algunas de las estancias del palacio para ofrecer conciertos y representaciones privadas, costumbre arraigada entre la aristocracia del siglo XVIII.
Después de que los barones de Maldà decidieran trasladar su residencia familiar a San Feliú de Llobregat y alquilar el palacio de la calle del Pi, el edificio devino durante un tiempo en sede del Fomento de la Producción Nacional, patronal catalana fundada en 1868 y considerada como la más antigua de Europa.
En el siglo XIX, el palacio pasó a manos de los marqueses de Castellbell a través de enlaces matrimoniales. Estos trataron de devolver el palacio a la opulencia del pasado, pero el estallido de la Guerra Civil frustró sus planes. El marqués de Castellbell construyó las galerías en 1939 en el antiguo jardín, inspirado en el éxito comercial de espacios similares de otras ciudades europeas, cuyo modelo novedoso era el de calles cubiertas por estructuras de vidrio.
Después de la Guerra, los pisos superiores se convirtieron en apartamentos, mientras que la planta baja y los jardines se transformaron en las Galerías Maldá, las galerías comerciales más antiguas de Barcelona, inauguradas en 1942. En 1945 se inauguró, también en la planta baja, en el lateral de las galerías, el Cinema Maldà.
En la década de 1980, Alfonso de Vilallonga y Cabeza de Vaca, 8º barón de Maldá, quien había heredado parte de la propiedad de su padre, Salvador de Vilallonga y de Càrcer, 8º marqués de Castellbell, reformó algunas estancias para acoger conciertos y veladas musicales. Sus hijos, encabezados por el compositor Alfonso de Vilallonga y Serra, 9º barón de Maldà, acabarían convirtiendo aquellas estancias en la sala teatral conocida como El Maldà, inaugurada oficialmente en 1996. La propiedad sigue en manos de la familia Vilallonga.