José Ferrer (pintor) para niños
José Ferrer (Alcora, 1746-1815) fue un pintor español. Se especializó en pintar flores y bodegones, que son cuadros de objetos inanimados como frutas o jarrones.
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¿Quién fue José Ferrer?
José Ferrer nació en Alcora el 23 de diciembre de 1746. Es muy probable que aprendiera a pintar con su padre, Vicente Ferrer. Su padre era pintor de cerámica en la fábrica del conde de Aranda. También es posible que José asistiera a la escuela de aprendices de la Real Fábrica de Alcora. Allí, pudo aprender más sobre el arte de forma académica, además de lo que ya sabía de forma artesanal.
Sus primeros pasos como artista
En 1767, José Ferrer se inscribió en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos en Valencia. Allí, empezó a pintar temas históricos. Por ejemplo, en 1776, ganó un concurso con un dibujo llamado El rey don Jaime recibiendo a los embajadores del Gran Khan. Este dibujo se puede ver hoy en el Museo de Bellas Artes de Valencia.
Aunque al principio no fue aceptado como "académico de mérito" en la Academia de San Carlos, José Ferrer logró ser reconocido como un gran pintor de flores. En 1775, el Colegio de fabricantes de tejidos de seda le pidió que creara y dirigiera una escuela para dibujar flores. Sin embargo, esta escuela no llegó a funcionar.
Reconocimiento y estilo artístico
Alrededor de 1780, la Junta de Comercio de Barcelona le encargó varias pinturas de flores. Estas obras, que se conservan en la Acadèmia de Sant Jordi, servían como modelos para los estudiantes de arte. En 1781, José Ferrer abrió su propia fábrica de cerámica en Ribesalbes, que funcionó hasta 1806. Además, desde 1799, fue el encargado de la Real Fábrica de Alcora y director de pintura. Finalmente, en 1795, fue nombrado "académico de mérito" de San Carlos. Para ello, presentó un cuadro sobre el tema La expulsión de los mercaderes del templo.
Obras destacadas de José Ferrer
Los cuadros de flores y bodegones de José Ferrer tienen un estilo muy particular. Aunque se basan en la tradición de los siglos pasados, se distinguen por sus fondos de color azul. Además, sus pinturas tienen un acabado muy pulido y brillante, como si fueran de porcelana. Esto se puede ver claramente en algunas de sus composiciones de flores de Barcelona y en los dos pequeños bodegones que están en el Museo del Prado, pintados en 1781.
