Historia de los ministerios de Hacienda de España para niños
Los ministerios españoles que se han encargado de la Hacienda (que es como se llama al dinero y los bienes del Estado) tienen una historia muy interesante. Han evolucionado mucho a lo largo del tiempo para gestionar mejor los recursos de España.
Contenido
- Historia del Ministerio de Hacienda
- Los inicios: El Ministerio de Hacienda en el siglo XVIII
- Primeros pasos hacia un gobierno moderno
- La Superintendencia General y la centralización
- La búsqueda de un impuesto único
- Desafíos y reformas por conflictos
- Dos Ministerios de Hacienda y reorganización
- La gran reforma tributaria de 1845
- El Ministerio como pilar del Estado
- Control de presupuestos y gastos
- Impuestos directos y modernización
- La Constitución de 1978 y la Agencia Tributaria
- Nombres del Ministerio
- Lista de Ministros
- Lista de Secretarios de Estado de Hacienda y Presupuestos
- Galería de imágenes
Historia del Ministerio de Hacienda
Los inicios: El Ministerio de Hacienda en el siglo XVIII
El Ministerio de Hacienda se creó en el siglo XVIII, cuando la familia Borbón gobernaba España. En ese momento, el país tenía muchos problemas económicos. La idea era solucionar esta crisis y también ayudar a que el gobierno central tuviera más control sobre todos los reinos de España.
Antes de esto, la gestión del dinero del rey (la Real Hacienda) estaba dividida. En la Corona de Castilla, había organismos como el Consejo de Hacienda y la Contaduría Mayor de Cuentas. En la Corona de Aragón, existían el Baile General y el Maestre Racional. Cada reino tenía sus propias instituciones.
Después de la guerra de sucesión española, las instituciones de la Corona de Aragón desaparecieron entre 1707 y 1716. Sus funciones pasaron a ser responsabilidad de las instituciones de Castilla. Así, al principio del gobierno de los Borbones, las principales instituciones de Hacienda eran las castellanas.
Sin embargo, el sistema tradicional de Castilla tampoco funcionaba bien. Había muchos problemas de organización y el dinero que llegaba a la Corona era poco. Gran parte de los ingresos se habían "arrendado" a personas particulares, lo que significaba que el Estado perdía dinero.
Primeros pasos hacia un gobierno moderno
En 1705, se crearon dos Secretarías del Despacho Universal, que eran como los primeros ministerios. Una se encargaba de los asuntos de guerra y Hacienda, y la otra del resto de los temas del país. Este fue el inicio del sistema de gobierno que conocemos hoy.
En 1714, se aumentaron a cinco Secretarías. La de Hacienda tenía a su cargo al Intendente Universal de la Veeduría General, que era el equivalente al actual Ministro de Hacienda. Pero esta división duró poco, y en 1716, los asuntos de Hacienda se unieron a los de Justicia e Indias.
Las grandes reformas que se hicieron en el siglo XVIII necesitaban un sistema financiero fuerte. Era necesario dejar de depender de que particulares gestionaran los ingresos del Estado y crear una buena organización. Así comenzó un largo camino para mejorar la Hacienda.
Durante el reinado de Fernando VI, se empezó a recuperar el control directo de los principales ingresos e impuestos. Esto hizo que en 1754 se creara, de forma definitiva, la Secretaría de Estado y del Despacho Universal de Hacienda. Este organismo se encargaba de administrar y controlar el dinero del rey en España. Los asuntos de Hacienda de las tierras de ultramar (América) eran responsabilidad de otra Secretaría.
La Superintendencia General y la centralización
La creación de la Secretaría de Estado en 1754 significó que se necesitaba una gran organización. Esta Secretaría trabajaba junto a otros organismos que venían de la época anterior. Uno de los más importantes era la Superintendencia General de la Real Hacienda. De ella dependía la Dirección de Rentas Generales, que administraba los ingresos más importantes, como los impuestos de aduanas y los de productos como el tabaco, la sal y el plomo.
Estos organismos funcionaban de forma bastante independiente. Para evitar problemas entre la Secretaría de Estado y la Superintendencia, a menudo la misma persona era la encargada de ambas. Eran instituciones muy importantes, tanto que se construyeron grandes edificios en las principales ciudades para sus empleados.
Un ejemplo de esto son las Aduanas de Valencia, Barcelona, Málaga y Madrid. El edificio de la Aduana de Madrid es hoy la sede del Ministerio de Hacienda. Todos estos edificios fueron grandes proyectos arquitectónicos de los siglos XVIII y XIX.
La búsqueda de un impuesto único
Desde 1754, la Dirección de Rentas Generales se encargó de controlar los impuestos más importantes. El Marqués de la Ensenada, que era Secretario de Estado de Hacienda, impulsó un proyecto para hacer un registro general de propiedades en Castilla. La idea era simplificar los muchos impuestos que existían y reducirlos a uno solo, llamado la "única contribución". Este impuesto ya se había aplicado en los territorios de la antigua Corona de Aragón. Aunque el proyecto no tuvo éxito en Castilla, sentó las bases para futuras reformas.
A finales del siglo XVIII, España entró en una crisis económica, empeorada por la inestabilidad en Europa debido a la Revolución francesa. Esto afectó a la organización del gobierno. En 1790, la Secretaría de Indias desapareció, y los asuntos de impuestos de América se unieron a los de Hacienda. Así, hasta 1836, el Ministerio de Hacienda tenía dos áreas: España y las tierras de ultramar.
Desafíos y reformas por conflictos
Desde 1793, España vivió un largo periodo de conflictos que duró hasta 1845. Esto tuvo un impacto muy negativo en las finanzas del país, especialmente con la independencia de las tierras americanas. La falta de dinero hizo que la deuda pública creciera mucho. Para intentar solucionarlo, se tomaron varias medidas:
- Se emitieron "vales reales", que eran como billetes de deuda.
- Se intentó organizar la deuda pública para evitar la quiebra.
- Se pidieron préstamos como una forma habitual de conseguir dinero.
- Se creó una política para apoyar la Hacienda pública, lo que llevó a la creación del Banco de España.
- Se inició una política de "desamortización", que consistía en vender bienes que antes no se podían vender (como tierras de la Iglesia) para conseguir dinero para el Estado. Esto comenzó con Carlos IV y continuó con ministros como Mendizábal y Madoz.
- Se organizó la deuda y se adoptó un sistema de presupuestos para controlar los gastos, impulsado por Martín de Garay y consolidado por López Ballesteros en 1827.
Dos Ministerios de Hacienda y reorganización
Todos estos cambios tuvieron un impacto en la organización del Ministerio. En 1795, la Superintendencia de Hacienda se eliminó y sus funciones pasaron a la Secretaría de Estado. Entre 1808 y 1814, durante un periodo de inestabilidad, llegaron a existir dos Ministerios de Hacienda al mismo tiempo, cada uno con sus propias ideas de reforma.
Con Fernando VII, la Secretaría se reorganizó en 1816 y 1824 para intentar salvar la Hacienda pública. La reforma de 1824 creó la Dirección General del Tesoro, encargada de distribuir el dinero público.
En 1834, se reorganizó toda la administración del Estado. Se separaron las funciones judiciales de las administrativas. Los antiguos consejos se suprimieron y se crearon tribunales de justicia. Las Secretarías de Estado se organizaron con una Subsecretaría y varias direcciones generales, que eran como departamentos técnicos.
En 1836, las oficinas encargadas de la Hacienda de Indias se disolvieron. También surgió la Dirección General de Amortización, que es el antecedente de la actual Dirección General del Patrimonio del Estado. Esta se encargaba de administrar los bienes que el Estado adquiría con las desamortizaciones.
La gran reforma tributaria de 1845
Durante el reinado de Isabel II, España necesitaba una Hacienda pública fuerte para crear riqueza y dar estabilidad al país. Con el partido moderado en el poder, se llevó a cabo la importante reforma tributaria de 1845, impulsada por el Secretario de Estado, Alejandro Mon.
Esta reforma puso fin al complicado sistema de impuestos antiguo. Lo simplificó mucho, dando por primera vez más importancia a los impuestos directos (los que se pagan directamente sobre los ingresos o la propiedad) y reduciendo los indirectos (los que se pagan al comprar algo). Así comenzó una etapa de reformas constantes en la Hacienda, que sigue hasta hoy. El Ministerio de Hacienda es un organismo que siempre se adapta a los cambios del país.
La reforma de Mon también implicó una nueva estructura para el Ministerio. Se trasladó a su sede actual, el edificio de la Real Casa Aduana y Oficina de Rentas Generales, para centralizar la Secretaría y las direcciones generales de Rentas y del Tesoro, que antes tenían mucha autonomía.
El Ministerio como pilar del Estado
Si Alejandro Mon fue clave para modernizar la Hacienda en cuanto a impuestos, Juan Bravo Murillo, Ministro de Hacienda en 1849 y 1850, la convirtió en un pilar fundamental de la Administración del Estado.
Bajo su mandato, se publicó la Ley de Contabilidad de 1850. Esta ley estableció el término "Ministerio" para reemplazar el antiguo "Secretaría de Estado y del Despacho". Organizó el departamento de una forma moderna y reforzó la autoridad del Ministro sobre los directores generales. Con él, se consolidaron direcciones generales importantes como las de Impuestos Directos e Indirectos, Contabilidad (antecedente de la actual Intervención General de la Administración del Estado), Deuda y Contencioso.
Bravo Murillo también impulsó la creación de la Caja General de Depósitos, una herramienta para que el Estado no dependiera tanto de los bancos para conseguir préstamos. Sin embargo, no funcionó como se esperaba.
Las reformas de Bravo Murillo en la organización y la burocracia duraron casi todo el siglo XIX. Pero su trabajo no fue tan exitoso a nivel provincial ni en la gestión de la Hacienda.
El desarrollo del país y la necesidad de salir de las crisis financieras del siglo XIX llevaron a nuevas reformas económicas y de impuestos, impulsadas por ministros como Laureano Figuerola (1869), Navarro Reverter (1895) y Raimundo Fernández Villaverde (1902-1903). Esto, junto con la creación de nuevas leyes en España, influyó en nuevas reformas de la Hacienda Pública y en la consolidación de una nueva estructura burocrática.
Control de presupuestos y gastos
Entre 1873 y 1878, se creó la Intervención General de la Administración del Estado, que se encarga de controlar los gastos. En 1881, se creó el Cuerpo de Abogados del Estado y la Inspección General de la Hacienda Pública, para mejorar la gestión económica en las provincias. Esto llevó a la creación de las Delegaciones de Hacienda en todo el país.
Entre 1902 y 1903, se adoptó una estructura administrativa adecuada a la reforma de impuestos de Fernández Villaverde. Cada dirección general tenía su propio reglamento. En 1906, se aprobó la Ley del Catastro Parcelario de España, que ayudó a consolidar un sistema de impuestos directos. En 1911, se aprobó la Ley de Administración y Contabilidad de la Hacienda, que fue clave para controlar los presupuestos y el gasto público.
La estructura administrativa de 1902-1903 se mantuvo casi sin cambios hasta 1957. Durante este periodo, es importante mencionar que el Ministerio de Hacienda fue suprimido temporalmente entre 1923 y 1925, debido a la organización del Directorio Militar de Primo de Rivera.
Durante la Segunda República Española, también se hicieron reformas, como la creación del Tribunal Económico-Administrativo Central. Sin embargo, este periodo estuvo marcado por la guerra civil española de 1936 a 1939.
Durante la guerra, la Hacienda pública fue fundamental para conseguir fondos. El bando republicano creó el Ministerio de Hacienda y Economía en 1937. El bando nacional creó diferentes organismos desde 1936, que luego se agruparon en la Comisión de Hacienda, y en 1938 se convirtió en el Ministerio de Hacienda.
Una vez terminada la guerra, se reorganizó la administración. Los servicios de cada ministerio volvieron a llamarse "dirección general", y se restableció la estructura de 1902-1903.
En 1957, para acabar con la autarquía económica (cuando un país intenta ser autosuficiente) y modernizar la burocracia, se hicieron cambios importantes en el Ministerio. Se reformó la administración, consolidando el funcionamiento del Gobierno y la figura de las Secretarías Generales Técnicas.
Impuestos directos y modernización
1957 también fue el año de una nueva reforma de impuestos que buscaba aumentar la riqueza del país y sacarlo de la situación económica después de la guerra. Esta reforma necesitaba una Hacienda moderna, sencilla y eficiente. En 1959, se creó una Subsecretaría del Tesoro y Gastos Públicos, encargada de controlar los recursos financieros del Estado y de preparar los presupuestos. Fue entonces cuando se empezó a usar la mecanización en la administración, el inicio de la informática en los impuestos. También se impulsaron los servicios de estudio e información fiscal.
Como resultado del Plan de Estabilización de 1959, entre 1963 y 1964, se completó la reforma de la Hacienda con la aprobación de leyes importantes sobre impuestos. Se crearon nuevos impuestos (sobre la renta y sobre las empresas). Esto también implicó una reforma de los técnicos de Hacienda para que se especializaran más en el nuevo sistema de impuestos. El plan de austeridad económica de 1967 llevó a nuevas reformas, simplificando la estructura del Ministerio.
La Constitución de 1978 y la Agencia Tributaria
A partir de 1968, comenzó un proceso de renovación constante. En los años 70, la Administración de Hacienda se hizo más tecnológica. Entre 1973 y 1976, se sentaron las bases de la Hacienda actual. Los proyectos de reforma de impuestos de esos años y las leyes de 1977 prepararon el camino para la Constitución española de 1978. Los departamentos de Economía y Hacienda se unieron en 1982, y se separaron temporalmente entre 2000 y 2004.
En 1992, nació la Agencia Estatal de Administración Tributaria, un organismo público que se encarga de gestionar los impuestos del Estado y las aduanas, así como los recursos de otras administraciones y organismos públicos, tanto nacionales como de la Unión Europea. Su creación significó que la gestión de los impuestos en España se armonizó con las prácticas de otros países del mundo.
En los periodos 1982-2000 y 2004-2011, el Ministerio de Hacienda estuvo unido al Ministerio de Economía de España. Debido a esta unión, en el año 2000, el Ministerio de Hacienda perdió sus funciones sobre el Tesoro Público, que desde entonces ha estado ligado al departamento de economía.
En 2011, el Ministerio de Hacienda asumió las funciones del Ministerio de Administraciones Públicas, que había sido suprimido. En 2016, perdió las competencias relacionadas con las Administraciones Territoriales, pero mantuvo las de Función Pública. En junio de 2018, volvió a perder las competencias de Función Pública, recuperando el nombre tradicional de Ministerio de Hacienda, pero las recuperó en 2021.
Nombres del Ministerio
Los ministerios que se han encargado de la Hacienda desde el reinado de Juan Carlos I han tenido diferentes nombres:
- Ministerio de Hacienda
- durante los gobiernos de Carlos Arias Navarro (1975–1976), Adolfo Suárez (1976–1981), Leopoldo Calvo-Sotelo (1981–1982)
- durante el gobierno de José María Aznar (2000–2004)
- durante el gobierno de Pedro Sánchez (2018–2021)
- Ministerio de Economía y Hacienda
- durante los gobiernos de Felipe González (1982–1996), José María Aznar (1996–2000), José Luis Rodríguez Zapatero (2004–2011)
- Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas
- durante el gobierno de Mariano Rajoy (2011–2016)
- Ministerio de Hacienda y Función Pública
- durante los gobiernos de Mariano Rajoy (2016–2018) y Pedro Sánchez (2021–presente)