Familiar de la Inquisición para niños
Un familiar de la Inquisición era una persona que ayudaba a la Inquisición española como informante. No necesitaban ser parte del clero ni hacer votos religiosos. Su trabajo principal era recoger información sobre lo que pasaba en la sociedad y reportarlo a la Inquisición. Eran como una red de información secreta.
Estas personas se beneficiaban económicamente por sus informes y estaban protegidas de ser investigadas por las mismas razones que ellos denunciaban. Como los nombres de quienes acusaban no se hacían públicos, los familiares eran temidos. Ser un familiar se consideraba un honor, ya que demostraba que la persona tenía una buena reputación y les daba ciertos privilegios, como poder llevar armas.
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¿Qué era un Familiar de la Inquisición?
La Inquisición necesitaba ayuda para cubrir grandes áreas y porque no tenían suficiente personal. Por eso, crearon las figuras de los familiares y los comisarios. El familiar era una persona común que trabajaba para el tribunal. Al principio, su función era proteger a los inquisidores. A cambio, recibían privilegios, como no tener que pagar algunos impuestos. También, ser familiar significaba que la persona era considerada de buena familia y sin problemas en su pasado. Por todo esto, era un puesto muy deseado.
Con el tiempo, el trabajo de los familiares cambió. Empezaron a usarse para vigilar lo que hacía la gente en el campo. Su misión principal era denunciar, buscar y detener a personas que se creía que tenían creencias diferentes a las de la Iglesia. Ellos no juzgaban, eso lo hacían los tribunales. Como los acusados no sabían quién los había denunciado, los familiares eran muy temidos.
¿Cómo se nombraban y de dónde venían?
Los familiares eran nombrados por los inquisidores de cada región. La mayoría venían del pueblo, eran artesanos o mercaderes. Sin embargo, con el tiempo, cuando el puesto de familiar se volvió más sobre prestigio y privilegios, también se unieron caballeros que buscaban esos beneficios.
¿Cuántos Familiares había?
Al principio, se pensó en tener un familiar por cada doscientos vecinos. Pero esta regla no se mantuvo, porque muchos campesinos y comerciantes querían los privilegios que el cargo ofrecía. El aumento de familiares fue diferente en la corona de Aragón y en la de Castilla.
En la Corona de Aragón
En la Corona de Aragón, en las Cortes de Monzón de 1512, se discutió cuántos familiares debía haber. Se acordó reducir su número, pero parece que estos acuerdos no se cumplieron. Por ejemplo, en Cataluña, aunque se había pedido que el número se redujera a treinta y cuatro en 1512, en 1567 ya había setecientos ochenta y cinco familiares.
En 1567, hubo una protesta por el gran número de familiares y sus privilegios, que iban en contra de las leyes. Esta protesta tuvo algo de éxito en las ciudades. A finales de ese siglo, el número de familiares se había reducido a diecinueve en Barcelona, nueve en Gerona y cuatro en Tarragona. Sin embargo, esta reducción no ocurrió en las zonas rurales, donde el número siguió creciendo.
En la Corona de Castilla
En la Corona de Castilla, el rey Felipe II, cuando era regente en ausencia de su padre, firmó un documento el 10 de marzo de 1553. En este documento, se acordó cuántos familiares podía tener la Inquisición en cada lugar:
- En ciudades como Sevilla, Toledo y Granada, habría cincuenta familiares.
- En Valladolid, Cuenca y Córdoba, cuarenta familiares en cada una.
- En Murcia, treinta familiares.
- En Llerena y Calahorra, veinticinco familiares en cada una.
- En pueblos con tres mil vecinos, hasta diez familiares.
- En pueblos con mil vecinos, seis familiares.
- En pueblos con quinientos vecinos o menos, cuatro familiares. Si era un puerto de mar o una zona de frontera, también cuatro familiares.
También se estableció que los familiares debían ser personas tranquilas y pacíficas, adecuadas para un trabajo tan importante, para no causar problemas en los pueblos. El Inquisidor General y el consejo debían asegurarse de que no se excediera este número y de que las personas fueran las adecuadas. Además, se daría una lista del número de familiares a las autoridades locales para que supieran cuántos debía haber y quiénes eran.
Sin embargo, lo que decía este documento no se cumplió. En esos años, la Inquisición se había vuelto muy poderosa y podía desafiar a las autoridades del reino. Se cree que el número total de familiares pudo llegar a veinte mil, aunque otros historiadores dicen que estuvo entre diez mil y doce mil entre 1570 y 1629. Es posible que este número aumentara aún más en la década de 1630, que fue el momento de mayor crecimiento.