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Economía fascista para niños

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La política económica fascista es un tema que los historiadores han estudiado mucho. Algunos expertos, como David Baker, creen que el fascismo tenía un sistema económico propio y diferente de otras ideas. Otros, como Stanley G. Payne y Robert O. Paxton, piensan que, aunque las economías fascistas tenían cosas en común, no había una forma única de organizarlas.

Algunos historiadores, como Gerald Feldman y Timothy Mason, dicen que el fascismo no tenía una idea económica clara y que las decisiones de sus líderes no siempre seguían una lógica económica. En general, los movimientos fascistas no tenían principios económicos fijos, solo querían que la economía ayudara a construir una nación fuerte.

Por eso, los expertos creen que los fascistas no tenían una ideología económica definida. Más bien, seguían lo que la gente quería, los intereses de quienes los apoyaban y las necesidades de la Segunda Guerra Mundial. Los gobiernos fascistas controlaban la propiedad privada, pero no la hacían propiedad del Estado. Las grandes empresas trabajaban muy de cerca con los gobiernos de la Italia fascista y la Alemania nazi. Los líderes de estas empresas apoyaban los objetivos del gobierno, y a cambio, el gobierno tomaba decisiones económicas que beneficiaban a sus aliados comerciales.

Mientras que otros países capitalistas occidentales buscaban que el Estado tuviera más control sobre la industria en esa época, la Alemania nazi hizo lo contrario: transfirió propiedades y servicios públicos al sector privado. Por eso, a los regímenes fascistas se les ha descrito como capitalistas con un gobierno muy fuerte o totalitario.

¿Cómo funcionaban las economías fascistas?

Una característica importante de las economías fascistas era el dirigismo. Esto significa que el gobierno tenía una gran influencia y controlaba cómo se producían los bienes y cómo se usaban los recursos. En general, las empresas trabajaban al servicio del Estado.

El fascismo veía las relaciones humanas de una manera particular, buscando promover a los individuos exitosos. En la práctica económica, esto significaba apoyar los intereses de los empresarios que tenían éxito, mientras que se limitaba la acción de los sindicatos y otras organizaciones de trabajadores. El historiador Gaetano Salvemini dijo en 1936 que el fascismo hacía que los ciudadanos pagaran por los errores de las empresas privadas, porque "el Estado paga por los errores de la empresa privada... El beneficio es privado e individual. La pérdida es pública y social". Los gobiernos fascistas fomentaban que las empresas buscaran ganancias y daban muchas ventajas a las grandes compañías. Pero a cambio, exigían que toda la actividad económica sirviera al interés nacional, aunque la realidad no siempre fue así.

Una idea importante en la economía fascista era que la prosperidad llegaría de forma natural una vez que la nación tuviera un gran cambio cultural y espiritual. A menudo, diferentes miembros de un partido fascista daban opiniones muy distintas sobre las políticas económicas. Una vez en el poder, los fascistas solían adoptar el programa económico que creían más útil para lograr sus metas políticas. Los regímenes fascistas que duraron mucho tiempo, como la Italia fascista de Benito Mussolini, hicieron cambios importantes en su política económica varias veces. Stanley Payne afirma que, aunque los movimientos fascistas defendían la propiedad privada, un objetivo común era eliminar la autonomía y, en algunos casos, la existencia del capitalismo a gran escala.

¿Qué diferencias había con otras ideas económicas?

El fascismo se oponía tanto al socialismo como al capitalismo liberal. Decían que ofrecían una "tercera vía", una alternativa económica que no era ni el capitalismo sin control ni el comunismo. Favorecían el corporativismo y la colaboración entre las diferentes clases sociales. Creían que la existencia de diferencias y clases sociales separadas era buena, a diferencia de los socialistas. El fascismo defendía que el Estado debía ser el mediador en las relaciones entre estas clases, a diferencia de los capitalistas liberales.

En la mayoría de los casos, los gobiernos fascistas no fomentaban o incluso prohibían el comercio internacional. Creían que demasiado comercio haría que la economía nacional dependiera del dinero de otros países y, por lo tanto, sería vulnerable a sanciones económicas internacionales. La autosuficiencia económica, conocida como autarquía, era una meta principal para la mayoría de los gobiernos fascistas.

El fascismo era muy militarista, y por eso, los gobiernos fascistas a menudo aumentaban mucho el gasto en el ejército.

Archivo:Mussolini Caterpillar
Mussolini de pie sobre una oruga, símbolo del movimiento italiano hacia la autosuficiencia y la producción de alimentos.

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Véase también

Kids robot.svg En inglés: Economics of fascism Facts for Kids

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