Chiara Lubich para niños
Datos para niños Chiara Lubich |
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Silvia Lubich | |
Nacimiento | 22 de enero de 1920 Trento, ![]() |
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Fallecimiento | 14 de marzo de 2008, Rocca di Papa, ![]() |
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Sepultura | Capilla del Centro del Movimiento de los Focolares | |
Residencia | Rocca di Papa | |
Nacionalidad | Italiana | |
Religión | Iglesia católica | |
Lengua materna | Italiano | |
Familia | ||
Hijos | 0 | |
Educación | ||
Educada en | Università Ca' Foscari | |
Información profesional | ||
Ocupación | Líder espiritual | |
Movimiento | Movimiento de los Focolares | |
Distinciones |
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Chiara Lubich (su nombre de nacimiento era Silvia) fue una maestra y escritora italiana. Nació en Trento, Italia, el 22 de enero de 1920, y falleció en Rocca di Papa, Italia, el 14 de marzo de 2008. Ella fundó y dirigió el Movimiento de los Focolares, una organización que busca la unidad y la hermandad entre todas las personas del mundo.
Chiara Lubich era católica y es considerada una de las mujeres más importantes de la Iglesia. Fue una figura clave en el diálogo entre diferentes religiones y culturas. Gracias a su esfuerzo por construir puentes de paz y unidad, recibió muchos premios. Entre ellos, el Premio UNESCO para la Educación a la Paz en 1996 y el Premio Derechos Humanos del Consejo de Europa en 1998.
Su nombre es reconocido en la historia de la espiritualidad por su inspiración en el Evangelio y su impacto en la sociedad. Varias universidades le otorgaron doctorados honoris causa, que son títulos especiales que reconocen su gran contribución.
Contenido
- ¿Quién fue Chiara Lubich?
- Sus primeros años
- El Movimiento de los Focolares
- Un descubrimiento importante
- Las lecciones de la guerra
- Una decisión de vida
- La fuerza del Evangelio
- Ayudando a los más necesitados
- Un proyecto de unidad global
- Una nueva forma de vivir la fe
- Una elección difícil
- El primer "focolar"
- Momentos de dificultad
- Aprobación de los Papas
- El encuentro con Igino Giordani
- Un tiempo de luz especial
- Un mensaje para el mundo
- Una obra en construcción
- Por la "caída de los muros de Occidente"
- "Mujer del diálogo"
- Sus últimos años y legado
- Obras de Chiara Lubich
- Galería de imágenes
- Véase también
¿Quién fue Chiara Lubich?
Sus primeros años
Chiara Lubich fue bautizada como Silvia. Más tarde, adoptó el nombre de Chiara cuando se unió a una orden religiosa en 1942. Era la segunda de cuatro hermanos. Su madre, Luigia Marinconz, era muy creyente, mientras que su padre, Luigi, tenía ideas políticas diferentes a las del gobierno de la época.
Infancia y educación
El padre de Chiara trabajaba en un periódico que fue cerrado por el gobierno. Esto hizo que la familia pasara por momentos difíciles y tuviera que vivir con poco dinero. Para ayudar en casa, Chiara empezó a dar clases particulares desde muy joven. Su madre y unas monjas le enseñaron una fe cristiana fuerte. De su padre y su hermano, Gino, aprendió a preocuparse por los demás.
A los 15 años, Chiara se unió a un grupo católico juvenil y pronto se convirtió en una líder. Desde pequeña, siempre buscó la verdad y a Dios. Estudió para ser maestra de primaria y le encantaba la filosofía. Quiso ir a la universidad, pero no consiguió una beca. Aunque se sintió triste, tuvo la certeza de que Dios sería su maestro.
Trabajó como maestra en varias escuelas entre 1938 y 1943. En 1943, empezó a estudiar en la Universidad Ca’ Foscari de Venecia, pero tuvo que dejar sus estudios al año siguiente debido a la guerra.
El Movimiento de los Focolares
Un descubrimiento importante
Durante la Segunda Guerra Mundial, mientras el mundo sufría mucho, Chiara hizo un descubrimiento que cambió su vida: Dios es Amor. Esta idea fue la chispa que encendió su deseo de trabajar por la paz y la unidad. Esto ocurrió en 1942, después de hablar con un fraile. Chiara se unió a una orden religiosa y eligió el nombre de Chiara, inspirada en santa Clara de Asís. Sus ideas atrajeron a otras jóvenes, y Natalia Dallapiccola fue la primera en seguirla.
Las lecciones de la guerra
En 1943, la ciudad de Trento fue bombardeada. La guerra trajo mucha destrucción y sufrimiento. El hermano de Chiara, Gino, se unió a grupos que luchaban contra el gobierno de entonces y fue arrestado. Para Chiara, esta situación le enseñó que todo en la vida puede desaparecer, pero "solo Dios permanece". Ella estaba segura de que "el amor es la salvación". Compartió esta idea con su familia y amigos, y pronto más jóvenes se unieron a ella.
Una decisión de vida
A finales de 1943, Chiara sintió una llamada muy fuerte a dedicar su vida a Dios. El 7 de diciembre, hizo un voto de castidad, comprometiéndose para siempre. Este acto personal fue el comienzo de una nueva obra: el Movimiento de los Focolares.
La fuerza del Evangelio
En los refugios antiaéreos, donde se escondían de los bombardeos, Chiara y sus primeras compañeras solo tenían el Evangelio. Lo leían y las palabras, que ya conocían, cobraron un significado nuevo y profundo. Se dieron cuenta de que esas palabras eran para todas las épocas y que debían vivirlas. Así encontraron la manera de responder al amor de Dios y de ayudar a reconstruir la sociedad.
Ayudando a los más necesitados
La guerra causó mucha pobreza. Chiara y sus amigas se dedicaron a ayudar a los más pobres de Trento, viendo en ellos a Jesús. Compartían lo poco que tenían. Gracias a que más personas se unieron, empezaron a recibir alimentos, ropa y medicinas en abundancia. Experimentaron que al dar, recibían mucho más. Chiara organizó un plan para "resolver el problema social de Trento". En 1947, este plan se llamó "fraternidad en acción". En 1948, Chiara anunció que compartirían sus bienes, como hacían los primeros cristianos. En pocos meses, 500 personas ya participaban en esta ayuda mutua.
Un proyecto de unidad global
En esos tiempos difíciles, Chiara vio un gran proyecto: la unidad de toda la humanidad. Un día, en un sótano, abrieron el Evangelio y encontraron la oración de Jesús por la unidad: "para que todos sean uno". Esas palabras les parecieron muy importantes y entendieron que la unidad era lo más importante.
Para lograr la unidad, Chiara descubrió que el mayor dolor de Jesús fue cuando gritó en la cruz: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?". Desde ese momento, Chiara y sus seguidores eligieron amar a "Jesús abandonado", es decir, a Jesús en el sufrimiento de los demás. Se dieron cuenta de que al amar el dolor, este se transformaba en alegría. Vieron cómo las barreras entre las personas caían, y cómo la diversidad podía ser una riqueza.
El amor mutuo, vivido de forma radical, les trajo una alegría y paz nuevas. Sentían que Jesús estaba presente entre ellos, cumpliendo su promesa: "Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos". Chiara creía que esta unidad debía extenderse a todo el mundo. En 1946, ya hablaba de una hermandad universal, diciendo que debíamos amar a la patria de los demás como a la nuestra.
Una nueva forma de vivir la fe
Chiara y sus compañeras vivían el Evangelio de forma sencilla. Sin darse cuenta, estaban creando una nueva forma de vivir la fe, llamada "espiritualidad de la unidad". Con el tiempo, esta espiritualidad fue reconocida por la Iglesia Católica y otras iglesias cristianas. Chiara la explicó y profundizó en sus escritos, convirtiéndose en un gran tesoro de ideas y experiencias. Esta forma de vida tuvo un impacto en la sociedad, la cultura, la política y la economía.
Una elección difícil
En mayo de 1944, Trento sufrió otro bombardeo devastador. La casa de Chiara quedó en ruinas y su familia fue evacuada. Chiara tomó una decisión difícil pero crucial: quedarse en la ciudad para apoyar al grupo de jóvenes que la seguían. Al buscar a sus compañeras, encontró a una mujer muy triste por la muerte de su familia. Esto hizo que Chiara decidiera dejar a un lado su propio dolor para ayudar a los demás.
El primer "focolar"
En otoño de 1944, Chiara y algunas compañeras encontraron un pequeño apartamento. Allí formaron una comunidad a la que llamaron "focolar", que significa "hogar" y simboliza una familia unida. Este nombre lo dieron las personas que sentían el "fuego" del amor que ardía en el grupo. El focolar se convirtió en el corazón del Movimiento. En 1948, se formó el primer focolar masculino. En 1953, el focolar incluyó también a personas casadas, como Igino Giordani, lo que abrió un nuevo camino para muchas familias.
Momentos de dificultad
Después de 1945, el Movimiento de los Focolares enfrentó críticas y acusaciones. Vivir el Evangelio de forma tan radical, compartir los bienes y buscar la unidad, generaba sospechas. Algunos pensaban que era una nueva forma de protestantismo o de comunismo. La palabra "amor", poco común en el ámbito católico de entonces, también se malinterpretó.
Chiara y su grupo decidieron hablar con el obispo, monseñor Carlo de Ferrari. Él los escuchó y les dijo: "Aquí está el dedo de Dios, sigan adelante". Confirmó que esta experiencia era algo nuevo. El 1 de mayo de 1947, el obispo aprobó oficialmente los "Focolares de la Caridad". En 1949, la Iglesia reconoció que los Focolares eran diferentes de la orden franciscana.
A pesar de esto, las acusaciones continuaron. En 1951, una autoridad del Vaticano inició una larga investigación. Durante este tiempo, Chiara vivió una prueba muy difícil, comparándola con una semilla que muere para dar fruto.
Aprobación de los Papas
La larga espera terminó en 1962, cuando el Papa Juan XXIII dio la primera aprobación oficial al Movimiento. Esta aprobación fue confirmada en 1964 por el Papa Pablo VI. El Movimiento creció rápidamente y el Papa Juan Pablo II aprobó sus nuevos estatutos en 1990.
En 1984, Juan Pablo II reconoció la "radicalidad del amor" en el carisma de Chiara. Al año siguiente, el Papa aceptó que una mujer siempre dirigiera el Movimiento, que incluye a sacerdotes, religiosos y obispos. Él dijo: "¡Quizás! Lo veo como una expresión del perfil mariano de la Iglesia", lo que abrió nuevas perspectivas para el papel de la mujer en la Iglesia. Juan Pablo II también nombró a Chiara consultora de un consejo del Vaticano.
El encuentro con Igino Giordani
Chiara se mudó de Trento a Roma. El 17 de septiembre de 1948, conoció a Igino Giordani, un político, escritor y periodista, padre de cuatro hijos. Giordani, que conocía mucho la historia de la Iglesia, entendió lo que Dios estaba haciendo a través de Chiara y decidió seguirla. Se convirtió en una parte importante del focolar, y muchos otros casados siguieron su ejemplo. Giordani también ayudó a desarrollar el diálogo entre cristianos y la dimensión social de la espiritualidad del Movimiento. Chiara lo reconoció como cofundador. Actualmente, se está estudiando su proceso para ser declarado beato.
Un tiempo de luz especial
En el verano de 1949, Chiara y sus compañeras fueron a descansar al Valle di Primiero. Allí, Chiara tuvo una serie de experiencias espirituales muy profundas, que se conocen como "Paraíso '49". En estas experiencias, Chiara sintió que entendía los secretos del Cielo, el misterio de Dios y el plan de Dios para el Movimiento de los Focolares. Compartió estas experiencias con Igino Giordani y las jóvenes, haciéndolos parte de la misma vivencia. Esta fue una experiencia fundamental para la nueva espiritualidad comunitaria.
Un mensaje para el mundo
En septiembre de 1949, Chiara regresó a Roma. Comenzó una nueva etapa: llevar la luz y la experiencia de Dios y la unidad a toda la humanidad, para que todo, desde la política hasta el arte, se transformara.
El encuentro con Pasquale Foresi
Ese mismo año, Chiara conoció a Pasquale Foresi, un joven que buscaba respuestas espirituales. Foresi se convirtió en uno de los colaboradores más cercanos de Chiara y ella lo consideró también "cofundador", junto con Igino Giordani.
Expansión del Movimiento
El Movimiento de los Focolares se extendió rápidamente: en Italia después de la guerra (1945), en Europa (1956), en América Latina (1958), en América del Norte (1961), en África (1963), en Asia (1966) y en Australia (1968).
La Mariápolis: Ciudades de unidad
Entre 1950 y 1959, cada verano, jóvenes, familias, profesionales, políticos, sacerdotes y obispos se unían a Chiara en las montañas de Trento. En un ambiente de vacaciones, experimentaban la nueva vida del Evangelio. Personas de diferentes países, como italianos, franceses y alemanes, veían cómo desaparecían los rencores de la guerra. Así nació la "Mariápolis" (ciudad de María), un primer ejemplo de sociedad multicultural renovada por el Evangelio. En 1953, incluso el presidente del Consejo de Ministros italiano, Alcide De Gasperi, estuvo presente. En 1959, 10.000 personas de 27 países se reunieron en el Valle di Primiero.
Ese mismo verano, Chiara habló a un grupo de políticos sobre la unidad entre los pueblos, diciendo que había llegado el momento de amar la patria de los demás como la propia. En 1956, nació la revista Città Nuova, donde Chiara presentó el ideal de que el bien de una persona se convierta en el bien de todos.
Una obra en construcción
Chiara siempre dijo que ella era solo un instrumento en manos de Dios. Su obra se construyó en años difíciles y tuvo un desarrollo sorprendente, con muchas ramas y movimientos después de la aprobación de la Iglesia en los años sesenta. Chiara repetía que nunca tuvo un plan, sino que seguía la voluntad de Dios día a día.
Su atención a las personas y a los problemas del mundo le abrió un horizonte infinito. Le dio un corazón nuevo para ver y sanar las divisiones, y para ayudar a través de acciones y obras.
Ayuda en tiempos de conflicto: "los voluntarios de Dios"
Chiara se conmovió mucho por un conflicto en Hungría en 1956. En Viena, conoció a un joven refugiado que aún tenía el arma con la que había luchado. Chiara pensó que la raíz de ese problema era la falta de Dios. Inspirada por el Papa Pío XII, Chiara hizo un llamado para construir una nueva sociedad basada en el amor, la justicia y la verdad. Respondieron trabajadores, médicos, agricultores, políticos y artistas. Así nacieron los "voluntarios de Dios", la primera de muchas ramas del Movimiento.
Por la renovación de la sociedad: Humanidad Nueva
A partir de los años cincuenta, Chiara creó centros específicos para la política, la economía, la medicina y el arte. Estos fueron los inicios de un gran movimiento que, a partir de 1968, se llamó "Por una nueva sociedad" y luego "Humanidad Nueva".
Jóvenes: una revolución de amor
En los años sesenta, hubo mucha inquietud entre los jóvenes. Antes de las grandes protestas de 1968, Chiara lanzó otra revolución: la revolución del amor basada en el Evangelio. Hizo un llamado a los jóvenes de todo el mundo a unirse. Muchos jóvenes respondieron, y así nació el Movimiento Gen (Generación Nueva).
En 1972, Chiara predijo que el encuentro entre pueblos y culturas sería "irreversible" y cambiaría la humanidad. Propuso un nuevo modelo de persona: el "hombre-mundo", que es alguien que se siente parte de toda la humanidad. Más tarde, surgieron movimientos más grandes: Jóvenes por un Mundo Unido (1985) y, para los adolescentes, Chicos por un Mundo Unido (1984).
Apoyo a las familias: Movimiento Familias Nuevas
Los cambios sociales de los años sesenta también afectaron a la familia. En 1967, Chiara pidió a las familias que ya vivían la unidad que ayudaran a las familias con problemas o en riesgo de separación. También les pidió "vaciar los orfanatos". Así se formó el movimiento Familias Nuevas.
Hacia la unidad en la Iglesia
Desde 1946, Chiara se comunicaba con religiosas, sacerdotes y religiosos franciscanos que querían vivir la unidad. Más tarde, también los obispos redescubrieron su vocación y ayudaron a la unidad y renovación de la Iglesia. Chiara creó ramas específicas para ellos.
África: buscando la justicia
En 1964, Chiara recibió un pedido urgente de ayuda del pueblo de Fontem, en Camerún, que estaba en peligro. Chiara envió médicos y enfermeros del Movimiento. Ella misma visitó Fontem en 1966, 1969 y 2000. Allí se construyeron un hospital, escuelas y otras obras. Chiara dijo que era una forma de "hacer justicia para saldar la deuda de Europa con África". Fontem se convirtió en un lugar que mostraba la hermandad entre europeos y africanos, y entre las diferentes etnias locales. Al regresar de Fontem en 1969, Chiara habló sobre la importancia de las culturas africanas y dijo: "No estamos completos si no 'somos humanidad'. Somos humanidad si llevamos dentro todas las culturas".
Europa del Este: más allá del muro
En 1954, Chiara se reunió con un obispo que había huido de Checoslovaquia y le contó sobre la situación de la Iglesia en su país. Desde 1955, con el apoyo del Papa Pío XII, algunos miembros del Movimiento se trasladaron a Checoslovaquia y Alemania Oriental. Chiara les dio una regla clara: ser "trabajadores perfectos" y vivir el amor respetando las leyes del país. Chiara visitó Berlín nueve veces, antes y después de la construcción del muro. En 1991, 6.500 miembros del Movimiento de Europa del Este se reunieron por primera vez con Chiara en Polonia.
Por la "caída de los muros de Occidente"
En noviembre de 1989, cayó el Muro de Berlín, marcando el fin de un periodo de tensión en Europa. Chiara dijo: "Y ahora deben caer también los muros de Occidente". En los años noventa y principios del nuevo milenio, Chiara siguió trabajando por la unidad en la escena internacional.
Una Economía de Comunión
En mayo de 1991, Chiara visitó San Pablo, Brasil. La pobreza de las favelas la inspiró a crear el proyecto de la Economía de Comunión (EdC). Este proyecto busca cambiar las reglas del sistema económico para luchar contra la pobreza y la exclusión. Empresarios de diferentes continentes aplicaron este proyecto, y generó mucho interés en el mundo académico. Chiara recibió un doctorado honoris causa en economía. En 1999, presentó la Economía de Comunión en una conferencia en Francia. El presidente de Brasil reconoció la EdC como una forma innovadora de combatir la pobreza.
Una política por la unidad
En un momento de crisis política en Italia, el 2 de mayo de 1996, Chiara propuso la fraternidad a un grupo de políticos de diferentes partidos. Ella creía que la hermandad, usada como principio político para el bien común, debía guiar las relaciones entre los políticos. Esta idea se extendió a otros países de Europa, Asia y América, dando origen al Movimiento Político por la Unidad (MppU).
Chiara habló sobre la fraternidad como categoría política en encuentros con parlamentarios de Eslovenia, Francia, República Checa, Brasil, Italia, España e Inglaterra. También intervino en una conferencia mundial de religiones por la paz en la sede de la ONU en Nueva York en 1997. En 2001, propuso el espíritu de hermandad universal como clave para la unidad de Europa y del mundo. Su última intervención pública fue en Roma en 2004.
Una cultura interdisciplinaria
Chiara impulsó la Escuela Abbá, un centro de estudios que busca entender cómo la espiritualidad de la unidad puede influir en diferentes áreas del conocimiento. Este centro, fundado a principios de los años noventa, ha explorado las implicaciones de las ideas de Chiara en campos como el arte, la medicina, la política, la pedagogía, la ecología y la comunicación.
Con los años, estas ideas han sido reconocidas en el ámbito académico. Chiara recibió muchos doctorados honoris causa de universidades en Europa, América y Asia. Por ejemplo, en junio de 1997, la Universidad La Salle de México le otorgó un doctorado honoris causa en Filosofía. En 1998, en Argentina, fue declarada visitante ilustre y recibió un doctorado en la Universidad de Buenos Aires. Se reunió con líderes religiosos, como el cardenal Jorge Bergoglio (futuro Papa Francisco). En diciembre de 2007, Chiara fundó el Instituto Universitario Internacional Sophia.
"Mujer del diálogo"
En un mundo con muchos conflictos, Chiara se convirtió en una pionera del diálogo. Promovió el diálogo entre personas dentro de la Iglesia católica, con cristianos de otras iglesias, con seguidores de otras religiones e incluso con personas sin creencias religiosas. Sus ideas más innovadoras no solo aplicaban los principios del Evangelio, sino que también buscaban la interacción con otras culturas y religiones, sin intentar que nadie cambiara su fe. Ella veía el diálogo como el camino principal para lograr la unidad de la familia humana, ayudando a las personas a redescubrirse como hermanos.
Este "diálogo de la vida" entre diferentes creencias, culturas y pueblos busca la paz y la unidad, basándose en la justicia y la libertad. No es un diálogo solo para líderes, sino para todas las personas. Muchos líderes religiosos reconocieron su trabajo. Los budistas tailandeses, por ejemplo, dijeron que Chiara era "una madre excepcional, que posee solamente el amor y lo da totalmente". El Papa Juan Pablo II llamó a los miembros de su obra "apóstoles del diálogo".
Chiara siempre dijo que el primer paso para el diálogo es "hacerse uno", lo que significa amar sin egoísmo, ponerse en el lugar del otro y ver el mundo desde su perspectiva.
Reconciliación entre los cristianos
El trabajo de Chiara por la unidad entre cristianos comenzó en 1961 en Alemania. Allí, invitada por unas religiosas, Chiara compartió su experiencia cristiana. Tres pastores luteranos presentes se conmovieron y decidieron que su espiritualidad se difundiera también en su iglesia.
Muchos líderes cristianos reconocieron en su espiritualidad un puente para el encuentro entre las diferentes iglesias. En 1966, Chiara fue recibida en Londres por el arzobispo de Canterbury, líder de la Comunión Anglicana.
Entre 1967 y 1972, visitó Estambul ocho veces y tuvo un diálogo profundo con el patriarca ortodoxo de Constantinopla, Athenágoras I. También se reunió con líderes de las Iglesias Luterana y Reformada.
Cuando Chiara falleció, el secretario general de la Federación Luterana Mundial, Dr. Ismael Noko, reconoció que muchos luteranos se habían inspirado en ella. Desde 1967, Chiara también colaboró con el Consejo Ecuménico de las Iglesias. Su secretario general, Samuel Kobia, expresó su gratitud por el don que Chiara fue para el movimiento ecuménico. Chiara también tuvo una amistad profunda con Frère Roger Schutz, fundador de la comunidad de Taizé. Hoy, miles de cristianos de diferentes iglesias comparten la espiritualidad de Chiara, contribuyendo a la unidad.
Unidad entre movimientos católicos
En 1998, en la plaza de San Pedro en el Vaticano, se realizó el primer gran encuentro de movimientos y comunidades católicas, convocado por Juan Pablo II. El Papa habló de la importancia de estos movimientos para la Iglesia. Chiara habló junto a otros líderes. Desde entonces, se dedicó con pasión a profundizar la unidad entre los fundadores y miembros de estos movimientos.
"Juntos por Europa"
Esta nueva era de unidad inspiró a los líderes de movimientos de otras iglesias a unirse. A partir de 1999, se creó una red de colaboración entre católicos y luteranos, que se extendió a muchas otras iglesias en Europa. El resultado fue una gran iniciativa llamada "Juntos por Europa", que busca dar un alma nueva al continente. La primera gran manifestación, con Chiara como protagonista, fue en 2004 en Stuttgart, con 9.000 personas y otros 163 eventos simultáneos.
Con otras religiones por la paz
A medida que el mundo se volvía más multicultural y multirreligioso, Chiara abrió nuevas perspectivas para el diálogo interreligioso desde 1981. En 2004, en Londres, Chiara propuso una estrategia de hermandad para cambiar las relaciones internacionales y vislumbrar el "nacimiento de un mundo nuevo": la unidad de la familia humana.
En 1977, en Londres, recibió el Premio Templeton por el progreso de las religiones. En su discurso, habló de los primeros contactos del Movimiento de los Focolares con judíos, musulmanes y budistas, y citó a grandes místicos de estas religiones que exaltan el amor. Esto le dio la señal de que debía desarrollar el diálogo interreligioso.
En 1981, Chiara expuso su experiencia espiritual en Tokio ante 10.000 miembros de una asociación budista, invitada por su fundador. Fue la primera mujer y cristiana en hablar en un templo budista. En enero de 1997, visitó Tailandia y habló ante 800 monjes y monjas budistas.
En mayo de ese mismo año, visitó una mezquita en Nueva York, donde compartió su experiencia cristiana, citando elementos comunes con el islam, ante 3.000 musulmanes. Allí estableció un pacto de hermandad con su líder.
En abril de 1998, se reunió en Buenos Aires con miembros de la comunidad judía de Argentina y Uruguay.
En 2001, realizó su primer viaje a la India. Una profesora hindú dijo: "Es la hora de derribar los muros de la separación y descubrir el jardín del otro". Instituciones hindúes le otorgaron el Premio "Defensora de la paz". Regresó en 2003 y conoció a la líder de un gran movimiento hindú.
En 2002, en la Jornada de oración por la paz en Asís, presidida por Juan Pablo II, Chiara fue una de las encargadas de dar un testimonio oficial por la paz en representación de la Iglesia católica.
Diálogo con personas sin creencias religiosas
En 1978, Chiara impulsó el Centro para el diálogo con personas sin creencias religiosas. En el primer congreso en 1992, afirmó que estas personas son una parte esencial del Movimiento de los Focolares, porque sus valores de solidaridad y justicia contribuyen al proyecto de unidad.
Diálogo con la cultura
Chiara impulsó el desarrollo de redes internacionales de estudiosos y expertos de diferentes disciplinas. La espiritualidad de Chiara ha influido en diversos campos como el arte, la medicina, la política, la pedagogía, la ecología y la comunicación.
Sus últimos años y legado
La "noche de Dios"
Como otras personas de gran profundidad espiritual, Chiara también experimentó momentos de gran dificultad, que en el lenguaje místico se llaman "noche". Su vida estuvo marcada por "cumbres luminosas de amor y abismos oscuros de dolor". La más profunda fue la "noche de Dios" al final de su vida (2004-2008), cuando sintió que "Dios se había ocultado". Esta "noche" personal se proyectaba sobre "la noche de nuestra época". Una vez más, Chiara señaló como salida el sufrimiento de Jesús en la cruz, cuando gritó el "abandono" del Padre. Ella vio "signos de resurrección" en las diferentes expresiones de su obra, impulsadas por el amor fiel a "Jesús abandonado" en los dolores y oscuridades. Su último mensaje público terminaba con una nota de esperanza: "Si caminamos hacia adelante en estos caminos podremos decir de verdad: 'Mi noche no tiene oscuridad', porque todas las cosas resplandecen en la luz".
El último adiós
A principios de febrero de 2008, Chiara fue hospitalizada en Roma. Recibió la visita del patriarca Bartolomeo I y una carta del Papa Benedicto XVI, quien reconoció su compromiso constante por la unidad de la Iglesia, el diálogo y la hermandad entre los pueblos. El 13 de marzo de 2008, al no haber más posibilidades médicas, fue dada de alta. Falleció serenamente al día siguiente, el 14 de marzo, en su casa de Rocca di Papa, a los 88 años.
El funeral
El funeral se celebró en Roma el 18 de marzo. Miles de personas, incluyendo muchas personalidades civiles y religiosas de diferentes iglesias y religiones, asistieron y dieron su testimonio. Un monje budista tailandés dijo: "Desde ahora, Chiara y su gran Ideal son herencia de la humanidad entera". Los medios internacionales cubrieron ampliamente el evento. El Papa Benedicto XVI agradeció a Dios por el don de "esta mujer de intrépida fe", siempre fiel a la Iglesia, que tuvo la capacidad de intuir el pensamiento de los Papas. El cardenal Bertone, secretario de Estado, leyó el mensaje del Papa y celebró la misa.
El 27 de enero de 2015, se inició el proceso para que Chiara Lubich sea declarada beata y santa. El Papa Francisco envió un mensaje destacando que su vida y obra "han encendido para la Iglesia una nueva luz en el camino hacia la unidad". El 10 de noviembre de 2019, se cerró la primera fase del proceso, que continúa en el Vaticano.
Obras de Chiara Lubich
Sus libros, traducidos al español, son publicados por Ciudad Nueva. Algunos de ellos son:
- Todos Uno
- El arte de amar en la familia
- El atractivo de nuestro tiempo
- Buscando las cosas de arriba
- Cristo a través de los siglos
- Dios con nosotros
- ¿Por qué me has abandonado?
- Santificarse juntos
- La vida, un viaje
- Lo esencial de hoy
- Un pueblo de santos
- El tiempo queda
- El grito
- Chiara Lubich. La Doctrina Espiritual
- María, transparencia de Dios
- Un camino nuevo
- Construir el "Castillo exterior"
- Unidos hacia el Padre
- La unidad y Jesús abandonado
- El arte de amar
- Meditaciones
- María, corazón de la humanidad
- Ser Palabra viva
- Dios te ama inmensamente
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Chiara Lubich Facts for Kids