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Callejón del Brinco del Diablo para niños

Enciclopedia para niños

La Leyenda del Callejón del Brinco del Diablo es una de las historias más famosas de La Piedad, Michoacán. La Piedad, también conocida como La Piedad Cabadas, es una ciudad en el estado de Michoacán de Ocampo. Es conocida por sus edificios antiguos como el Santuario del Señor de La Piedad, las Casas Consistoriales y el Templo de San Sebastián (hoy llamado La Purísima).

Esta ciudad también es famosa por sus muchos mitos y leyendas que la gente cuenta. En La Piedad hay muchos callejones donde, según las historias, habitan seres mágicos y misteriosos que divierten y asustan a quienes las escuchan.

La Historia de Raquel y Ruiz

La leyenda cuenta la historia de amor entre la hermosa Raquel y su querido Ruiz. Ruiz era un charro mexicano, un jinete muy hábil. Cada noche, él visitaba a su amada Raquel. Ella siempre lo esperaba en su balcón, cerca del Río Lerma, desde donde veía el hermoso atardecer y cómo empezaba la noche.

Una noche oscura y llena de misterio, justo a la medianoche, Raquel recibió una visita inesperada. Un jinete se acercó a su balcón y dijo ser Ruiz. Pero Raquel no le creyó, porque conocía muy bien la voz de su amado. El jinete, montado en su caballo, insistió en que era el hombre que ella esperaba. Ante tanta insistencia, Raquel salió a verlo. Cuando Raquel vio la mirada de su visitante, empezó a rezar y a gritar. Un gran miedo la invadió en ese momento.

Poco después, se escuchó una guitarra y la hermosa voz del charro Ruiz. Él nunca encontró a su amada. La leyenda dice que el jinete misterioso era una criatura de la oscuridad que había tomado a Raquel por la cintura. Con la ayuda de su caballo, dio un salto tan grande que cruzó todo el callejón y desapareció en la oscuridad de la noche.

Versión de Manuel Ayala Tejeda

Archivo:Moon rise
Ambiente en el que se desarrolla la leyenda

Esta versión de la leyenda fue escrita por don Manuel Ayala Tejeda, quien es el cronista de la ciudad. Él ha escrito muchas historias de La Piedad en el periódico local y en libros, como "Aquí en La Piedad". Esta versión es un poema:

En una noche negra de pésimos augurios el legendario callejón se llenó de ruidos y brillos infernales, malos olores, espantos, angustias y desmayos. Raquel, la princesa del cuento, que esperaba a su galán – su adorado Ruiz, bella estampa del charro mexicano – cayó como rosa en mar revuelto al sentir la caricia de una mano negra que le dejaba en la mejilla rubicunda la marca diabólica del fuego. Todo se produjo con la rapidez del rayo. Jinete y corcel, negros como la fama de una suegra, se precipitaron cuesta abajo en ese vericueto urbano que mereció del vulgo el nombre de Callejón del Brinco del Diablo. Estimado lector: lo creas o no lo creas, yo no lo invento. Como me lo contaron te lo cuento.

Otra Versión de la Leyenda

Archivo:Cervantino2015 18
Imagen similar al jinete que se acercó al balcón de Raquel

Otra versión de esta leyenda añade más detalles interesantes. Por ejemplo, menciona la costumbre mexicana de llevar serenatas a una mujer en su casa. También incluye la importancia de las oraciones para vencer el miedo y a los espíritus. Además, esta versión da una idea más clara de dónde ocurrió la leyenda.

Aquella noche, la luna nueva lentamente se ocultaba robando poco a poco la tenue luz que iluminaba la faz de la tierra. Una luz débil, con escasos brillos de plata iluminó la majestuosa figura de Raquel que aguardaba en su balcón, muy cercano al río Lerma, la llegada de su amado: un hombre de apellido Ruiz, que venía todas las noches a verla. Eran ya las doce de la noche, pues así lo anunciaban al reloj de su alcoba y pese a que Ruiz vendría desde Yurécuaro, se dijo para sí: “para él que es un gran jinete, y para el empuje de su fogoso alazán tostado, la distancia no es larga”, concluyó con hondo suspiro y con gran deseo de verlo a la mayor brevedad posible. Los perros, movidos por extraño pavor aullaban desesperados, mientras la luna iluminaba las desiertas calles de la ciudad; todo acontecía por donde los sonidos se escuchaban, aquel ambiente extraño y pavoroso acompañaba al rítmico ruido que producen las herraduras de los caballos. A los instantes siguientes apareció por la calle un apuesto jinete, montado en un brioso y fuerte caballo que prontamente redujo la distancia, hasta quedar situado en el balcón de la bella Raquel; tras esperar unos segundos se dirigió a la dama exclamando apasionado: “Adorada Raquel, aquí me tienes. Mucho he tardado; mas escucha por qué princesa mía”. Raquel no le dejó continuar, un súbito temor se apoderó de ella y con palabras que lo reflejaban, se lo refirió a Ruiz al momento mismo que agregaba: “Veo en tus ojos un miedo que me aterra, y los vagos perfiles de tu rostro se me antoja macabra pesadilla” Sí, la cara de Ruiz reflejaba un aspecto desconocido, algo diabólico y terrible; en su instinto de mujer algo le decía que aquello no era normal, por eso fue que espantada le pidió a su acompañante se alejara: “Vete, vete Ruiz; te lo suplico; quiero rezar… ¡tengo miedo, mucho miedo!”. La respuesta fue de inaudita furia por parte del apuesto charro quien determinante sentenció: “¡Calla, calla! ¿Irme? ¡No, no me iré sin ti; tú serás mía, mía eternamente! ¿Lo oyes Raquel? ¡Eternamente! Así lo quiero y así tendrá que ser. Pese a los cielos.” En ese mismo instante se escucharon los melodiosos sonidos de una guitarra, acompañados de una voz de un hombre, aquella voz de inmediato fue conocida por Raquel, ¡Era la voz de Ruiz! una voz que enamoraba entonaba un romántico madrigal, pero… ¿Y quién es su acompañante? Era una criatura de la oscuridad, que tomando por la cintura a la bella mujer, arrió su caballo y este dio un brinco tan fenomenal que superó los paredones que formaban el suelo de irregular cantera, tepetate y tierra, la criatura con su preciada carga se perdió entre las tinieblas fundidas con la nieblas emanada de las riberas del río. Desde que esto ocurrió el lugar fue conocido por todas las personas vecinas de la ciudad como: “El Callejón del Brinco del Diablo.”

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Callejón del Brinco del Diablo para Niños. Enciclopedia Kiddle.