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Bartolomé Esteban Murillo para niños

Enciclopedia para niños

Bartolomé Esteban Murillo (bautizado el 1 de enero de 1618 en Sevilla, fallecido el 3 de abril de 1682) fue un pintor muy importante del estilo barroco en España. Al principio, su estilo era más natural, pero luego evolucionó hacia un barroco más completo, con una forma de pintar que a veces se adelantaba al rococó. Creó algunas de sus obras más famosas e imitadas, como las de la Inmaculada Concepción o el Buen Pastor representado como un niño.

Murillo fue una figura central en la escuela de pintura de Sevilla. Tuvo muchos alumnos y seguidores que extendieron su influencia hasta el siglo XVIII. Fue el pintor español más conocido y valorado fuera de España en su época. La mayoría de sus obras eran de temas religiosos para iglesias, conventos y para la devoción personal. Sin embargo, a diferencia de otros grandes maestros españoles de su tiempo, también pintó escenas de la vida cotidiana a lo largo de gran parte de su carrera.

Archivo:Bartolomé Esteban Murillo - Autorretrato
Autorretrato, hacia 1670, óleo sobre lienzo, 122 x 107 cm, Londres, National Gallery. En este cuadro, pintado para sus hijos, Murillo se retrató dentro de un marco ovalado, mostrando con orgullo las herramientas de su oficio: lápiz, papel, compás, paleta y pinceles.

La vida de Murillo y sus obras

Murillo y la iglesia de Santa María Magdalena (Sevilla)
Partida de bautismo del pintor del 1 de enero de 1618.
Pila donde fue bautizado.

Murillo nació a finales de 1617 y fue bautizado el 1 de enero de 1618 en la iglesia de Santa María Magdalena de Sevilla. Fue el menor de catorce hermanos. Sus padres fueron Gaspar Esteban, barbero, y María Pérez Murillo, que venía de una familia de joyeros y tenía parientes pintores. Aunque a veces firmaba como Esteban, usaba más el apellido de su madre, Murillo.

Su padre era un barbero, cirujano y sangrador con buena posición económica. A los nueve años, Murillo quedó huérfano de padre y madre. Su hermana mayor, Ana, y su esposo, también barbero cirujano, se hicieron cargo de él. Murillo vivió con ellos hasta que se casó en 1645.

¿Cómo se formó Murillo como pintor?

Archivo:Vision of Fray Lauterio Murillo 1640
La Virgen con fray Lauterio, san Francisco de Asís y santo Tomás de Aquino, hacia 1638-1640, óleo sobre lienzo, 216 x 170 cm, Cambridge, Fitzwilliam Museum.

No hay muchos documentos sobre los primeros años de Murillo y su aprendizaje como pintor. Se sabe que en 1633, con quince años, pidió permiso para viajar a América con algunos familiares. En esa época, o un poco antes, debió empezar su formación artística. Es muy probable que aprendiera en el taller de Juan del Castillo, quien estaba casado con una hija de un tío de Murillo que también era pintor.

La influencia de Castillo se ve en las primeras obras de Murillo, pintadas entre 1638 y 1640. Estas incluyen La Virgen entregando el rosario a Santo Domingo y La Virgen con fray Lauterio, san Francisco de Asís y santo Tomás de Aquino. Estas obras tienen un dibujo claro y colores alegres.

Algunos historiadores dicen que Murillo pintó cuadros religiosos para vender en América. También se decía que viajó a Madrid y a Italia, pero no hay pruebas de ello. Un pintor de la época, Antonio Palomino, que conoció a Murillo, decía que en sus primeros años se había encerrado en casa para estudiar la naturaleza y así mejorar su habilidad. Cuando expuso sus primeras obras públicas para un convento en Sevilla, la gente se sorprendió y lo admiró. Su estilo inicial, que se ve en estas obras, pudo aprenderlo en Sevilla de artistas como Zurbarán o Francisco de Herrera el Viejo.

Sevilla en el siglo XVII

A principios del siglo XVII, Sevilla era una ciudad muy importante. Tenía el monopolio del comercio con América y era una de las ciudades más grandes de Europa. Aunque su población disminuyó un poco por la peste de 1599 y la expulsión de los moriscos, seguía siendo una ciudad cosmopolita.

A partir de 1627, la ciudad empezó a sentir una crisis debido a la disminución del comercio con América y las guerras. Pero el mayor impacto fue la epidemia de peste de 1649, que redujo la población a la mitad, con unos 60.000 muertos. La ciudad no se recuperó de esto.

Archivo:Retratodejosuavanbellers8
Josua van Belle, 1670, óleo sobre lienzo, 125 x 102 cm, Dublín, National Gallery of Ireland. Murillo retrató a este comerciante neerlandés con una actitud elegante, típica de los retratos del norte de Europa.

La crisis afectó a todos, pero las clases populares fueron las más golpeadas. En 1652 hubo un pequeño motín por el hambre. La caridad ayudó a aliviar la pobreza. La Hermandad de la Caridad, que ayudaba a los pobres y enfermos, fue muy importante. Murillo, que era un hombre muy religioso, se unió a esta hermandad en 1665.

Aunque la Iglesia también sintió la crisis, la demanda de obras de arte religioso no paró. Los templos y conventos seguían enriqueciéndose con donaciones. El comercio con América, aunque disminuyó, seguía dando trabajo a artistas. Muchos comerciantes extranjeros vivían en Sevilla, haciendo de ella una ciudad cosmopolita. Algunos de ellos, como Justino de Neve, Josua van Belle y Nicolás de Omazur, encargaron obras a Murillo. Estos comerciantes ayudaron a que la fama de Murillo se extendiera fuera de España.

Primeros encargos importantes

En 1645, Murillo se casó con Beatriz Cabrera Villalobos. Tuvieron diez hijos, pero solo cinco sobrevivieron a la madre, que falleció en 1663. Solo uno de sus hijos, Gabriel, parece haber seguido el camino de la pintura.

Archivo:Bartolome murillo-diego de alcala
San Diego de Alcalá dando de comer a los pobres, hacia 1646, óleo sobre lienzo, 173 x 183 cm, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

El mismo año de su matrimonio, Murillo recibió su primer encargo importante: once cuadros para el convento de San Francisco de Sevilla, en los que trabajó de 1645 a 1648. Estos cuadros, que ahora están dispersos, contaban historias de santos franciscanos. Se enfocaban en la vida de oración, la alegría franciscana y el amor al prójimo.

En obras como San Diego de Alcalá dando de comer a los pobres, Murillo mostró un fuerte estilo naturalista. Pintó a personas humildes con dignidad, y ya se notaba su interés por los temas infantiles, algo que nunca dejaría de lado. Aunque algunas de sus obras de esta época tenían un estilo más antiguo, como el claroscuro, otras ya mostraban novedades, como la luz suave que envuelve a las figuras en La muerte de Santa Clara. También se ve el dinamismo en La cocina de los ángeles, donde los ángeles están ocupados en sus tareas. Murillo se inspiró en grabados flamencos para algunas de sus figuras.

De 1649 a 1655: el impacto de la peste

Archivo:Sagrada Familia del pajarito (Murillo)
Sagrada Familia del pajarito, hacia 1649-1650, óleo sobre lienzo, 144 x 188 cm, Madrid, Museo del Prado. Murillo crea un ambiente íntimo y cotidiano, abordando el tema religioso con una visión muy humana.

Después de la terrible peste de 1649, no se conocen grandes encargos para Murillo, pero sí muchas imágenes religiosas. En estas obras, el uso de la luz y la sombra se hizo más emotivo, interpretando los temas sagrados con una humanidad delicada e íntima. De este período son varias versiones de la Virgen con el Niño y la Sagrada Familia del pajarito. También pintó por primera vez el tema de la Inmaculada Concepción, renovando su forma de representarla en Sevilla.

En el ámbito de la pintura de escenas cotidianas, de este momento es el Niño espulgándose o Joven mendigo del Museo del Louvre. Es la primera vez que Murillo se dedica a pintar escenas populares con niños. Aunque esta obra tiene un toque de tristeza, en sus obras posteriores de este tipo, el pesimismo desaparece y los niños muestran más vitalidad y alegría. También pintó Vieja hilandera y Vieja con gallina y cesta de huevos, que son escenas de la vida diaria, casi como retratos.

Sevilla en el siglo XVII era un centro importante de cultura religiosa. La devoción popular era muy fuerte. La peste de 1649 hizo que la gente se volcara aún más en la fe. La demanda de pinturas religiosas era muy alta, no solo para iglesias, sino también para hogares privados. Esto explica la gran producción de Murillo en estos años, con muchas repeticiones de temas y copias hechas en su taller.

La llegada de Herrera el Mozo a Sevilla y el barroco completo

Archivo:LavisióndeSanAntonio
San Antonio de Padua, 1656, óleo sobre lienzo, Catedral de Sevilla. Este cuadro marca un cambio importante en el estilo de Murillo hacia el barroco completo.

En 1655, Francisco de Herrera el Mozo llegó a Sevilla. Su influencia se notó de inmediato en el San Antonio de Padua, un cuadro grande que Murillo pintó para la catedral un año después. En esta obra, Murillo rompe con la forma tradicional de separar el cielo y la tierra, usando una composición diagonal y una luz difusa que unifica los espacios.

De 1655 son también los cuadros de San Isidoro y San Leandro, figuras monumentales bañadas por una luz plateada. Obras como Lactación de San Bernardo y Imposición de la casulla a San Ildefonso también muestran su gusto por la luz y las figuras grandes, pero con un uso más sutil de la luz que anticipa su estilo posterior.

Dos conjuntos importantes de esta época son los tres lienzos sobre la vida de Juan el Bautista y la serie del Hijo pródigo. Para esta última, Murillo se inspiró en grabados de Jacques Callot, pero adaptó las escenas a su propio estilo y al ambiente sevillano. En el cuadro El hijo pródigo hace vida disoluta, se ve una escena de la vida cotidiana con detalles realistas.

Años de gran éxito

En 1658, Murillo pasó unos meses en Madrid. No se sabe por qué viajó, pero es posible que quisiera conocer las últimas tendencias en pintura. Al regresar a Sevilla, ayudó a fundar una academia de dibujo en 1660. El objetivo era que los pintores y aprendices pudieran practicar el dibujo del cuerpo humano con modelos reales. Murillo fue su primer copresidente.

Archivo:Bartolomé Esteban Perez Murillo - Birth of the Virgin - WGA16372
Nacimiento de la Virgen, 1660, París, Museo del Louvre.

De 1660 es una de sus obras más admiradas: el Nacimiento de la Virgen del Museo del Louvre. En el centro, un grupo de mujeres y ángeles se agrupan alegremente alrededor de la recién nacida, de la que emana una luz que ilumina la escena. Murillo crea efectos atmosféricos y usa la luz de forma muy estudiada, lo que recuerda a la pintura holandesa, como la de Rembrandt.

Las influencias holandesas y flamencas también se ven en sus paisajes, que fueron muy elogiados. Aunque no pintó muchos paisajes puros, los fondos de sus composiciones narrativas son excelentes. Un ejemplo son los cuatro lienzos de la serie de historias de Jacob que pintó para el marqués de Villamanrique. En estos cuadros, Murillo muestra su habilidad para crear paisajes amplios y luminosos, con atención a los detalles de la naturaleza.

Grandes encargos de Murillo

Las pinturas para Santa María la Blanca

En 1661, el Papa Alejandro VII proclamó una constitución apostólica que apoyaba la creencia en la Inmaculada Concepción de María. Esta noticia fue recibida con gran entusiasmo en España.

Pinturas para la iglesia de Santa María la Blanca
El sueño del patricio.
El patricio Juan y su esposa ante el papa Liberio.
Pintados entre 1662 y 1665, los dos medios puntos de más de 5 metros de ancho que decoraban la nave central, actualmente en el Museo del Prado, narran la fundación de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma.

Para conmemorar esto, la iglesia de Santa María la Blanca en Sevilla fue remodelada. El canónigo Justino de Neve encargó a Murillo cuatro cuadros para decorar sus paredes. Las obras de la iglesia terminaron en 1665.

Los cuadros de Murillo, con forma de medio punto, representaban historias de la fundación de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma. Dos de ellos están ahora en el Museo del Prado y los otros dos en el Museo del Louvre y una colección privada inglesa.

Las dos primeras obras son magistrales. En El sueño del patricio Juan y su esposa, Murillo representa el momento en que la Virgen se les aparece en sueños para pedirles que construyan un templo. Murillo los pinta dormidos, con una luz suave que ilumina la escena y crea un ambiente tranquilo.

La historia continúa con El patricio Juan y su esposa ante el papa Liberio. Murillo divide la escena, mostrando al patricio y su esposa ante el papa, que tuvo el mismo sueño, y a la derecha, una procesión que va hacia el monte para verificar el sueño. Murillo usa la luz para destacar las figuras y crear profundidad.

Pinturas para la iglesia de los capuchinos de Sevilla

Archivo:Índice de Biografías - Esteban Murillo - Santo Tomás de Villanueva dando limosna
Santo Tomás de Villanueva, hacia 1668, óleo sobre lienzo, 283 x 188 cm, Sevilla, Museo de Bellas Artes de Sevilla. Murillo llamaba a este cuadro su Lienzo.

Entre 1665 y 1669, Murillo pintó 16 lienzos para la iglesia del convento de los capuchinos de Sevilla. Estos cuadros, que ahora están en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, incluyen algunas de las obras más importantes de su mejor época. Las figuras de San Leandro y San Buenaventura y Santas Justa y Rufina muestran la habilidad del pintor para crear retratos llenos de humanidad.

En los cuadros dedicados a santos franciscanos, como San Francisco abrazando a Cristo en la Cruz, la suavidad de luces y colores intensifica el carácter íntimo de las visiones místicas, sin dramatismo. La Adoración de los pastores de esta serie muestra cómo Murillo usaba la luz para crear espacio, a diferencia de sus primeras obras.

Santo Tomás de Villanueva, al que Murillo llamaba "su Lienzo", es un gran ejemplo de su maestría. Murillo lo representa rodeado de mendigos a los que ayuda, mostrando que el conocimiento sin caridad no es nada. La escena tiene una gran profundidad, con luces y sombras que guían la vista. Las expresiones de los mendigos son muy variadas y realistas.

La serie de las obras de misericordia para el Hospital de la Caridad

Pinturas para la iglesia del Hospital de la Caridad
Abraham y los tres ángeles, Ottawa, National Gallery.
El regreso del hijo pródigo, Washington, National Gallery of Art.
La curación del paralítico en la piscina probática, Londres, National Gallery.
Murillo pintó entre 1666 y 1670 seis cuadros que explican las obras de Misericordia para la iglesia de la Hermandad de la Caridad. En 1672 entregó otros dos cuadros de altar.

La Hermandad de la Caridad, que ayudaba a enterrar a los muertos, se revitalizó después de la peste de 1649. Miguel Mañara, un hombre rico, impulsó la construcción de una nueva iglesia y la reforma de la hermandad para acoger a vagabundos y enfermos.

Mañara probablemente ideó el programa decorativo de la iglesia, eligiendo a Murillo y Valdés Leal para las pinturas. Murillo pintó seis cuadros que representaban las obras de misericordia. Cuatro de ellos fueron robados durante la guerra y ahora están en diferentes museos, mientras que dos se conservan en su lugar original. Estos cuadros incluyen: La curación del paralítico (visitar a los enfermos), San Pedro liberado por el ángel (redimir a los cautivos), Multiplicación de los panes y los peces (dar de comer al hambriento), El regreso del hijo pródigo (vestir al desnudo), Abraham y los tres ángeles (dar posada al peregrino) y Moisés haciendo brotar el agua de la roca de Horeb (dar de beber al sediento).

Los críticos han elogiado la habilidad de Murillo para no repetirse, su dominio de las expresiones de los personajes y la amplitud del espacio arquitectónico en sus obras. Murillo se inspiró en otros pintores, pero siempre los reinterpretó con su sensibilidad única.

Archivo:John of god murillo
San Juan de Dios (detalle), 1672, Sevilla, iglesia del Hospital de la Caridad.

El ciclo de las obras de misericordia se completaba con una escultura del Entierro de Cristo de Pedro Roldán. Además, Murillo entregó otros dos cuadros en 1672: San Juan de Dios y Santa Isabel de Hungría curando a los tiñosos, que aún se conservan en su lugar. Estas obras servían como ejemplo de caridad heroica, mostrando a los santos ayudando a los enfermos y necesitados. Murillo representaba a los mendigos enfermos de forma muy realista, lo que a veces generó críticas, pero también elogios por su capacidad de combinar lo sublime con lo cotidiano.

Otros temas religiosos

La Inmaculada Concepción

Murillo pintó cerca de veinte cuadros sobre la Inmaculada Concepción, un tema muy popular en Sevilla. Aunque no inventó esta forma de representar a la Virgen, la renovó.

Archivo:Bartolomé Esteban Perez Murillo 021
Inmaculada Concepción de El Escorial, hacia 1660-1665, óleo sobre lienzo, 206 x 144 cm, Madrid, Museo del Prado.

La más antigua de sus Inmaculadas es probablemente la Concepción Grande (Museo de Bellas Artes de Sevilla), pintada hacia 1650. En esta obra, Murillo rompió con la forma estática de las Inmaculadas anteriores, dándole a la figura un dinamismo y un movimiento ascendente. La Virgen viste túnica blanca y manto azul, y Murillo eliminó muchos de los símbolos tradicionales, dejando solo la luna bajo sus pies y el fondo luminoso que la envuelve.

Otra obra importante es el retrato de fray Juan de Quirós (Palacio arzobispal de Sevilla), donde el fraile aparece ante una imagen de la Inmaculada. Murillo creó un efecto de "cuadro dentro del cuadro". El modelo de la Virgen, con las manos cruzadas y la vista elevada, es el que el pintor usaría en sus muchas versiones posteriores.

La Inmaculada de Santa María la Blanca también incluía retratos de devotos. Esta obra y su pareja, el Triunfo de la Eucaristía, se explican por textos que las acompañan, asociando la Inmaculada con la Eucaristía como una manifestación del amor de Dios.

La Inmaculada de El Escorial (Museo del Prado), pintada hacia 1660-1665, es una de las más bellas y conocidas. Murillo usó una modelo adolescente y creó una figura ondulante con colores armoniosos. La Inmaculada Concepción de los Venerables o Inmaculada Soult (Museo del Prado), pintada hacia 1678, es probablemente la última. En ella, la Virgen es más pequeña y está rodeada de muchos ángeles, anticipando el estilo rococó. Este cuadro fue muy valorado y se vendió por una suma muy alta en su momento.

Jesús niño y san Juanito

Archivo:BuenPastorMurillo1660
El Buen Pastor, hacia 1660, óleo sobre lienzo, 123 x 101 cm, Madrid, Museo del Prado.

Murillo también pintó con frecuencia la Virgen con el Niño de cuerpo entero, generalmente en obras pequeñas para oratorios privados. La mayoría de estas fueron pintadas entre 1650 y 1660, con un estilo naturalista que resalta la belleza femenina y la gracia infantil. La influencia de Rafael se ve en la elegancia de las Vírgenes y la expresión de los sentimientos maternales. También se nota la influencia flamenca en el tratamiento de los ropajes y los colores pastel.

Con el mismo estilo naturalista, Murillo abordó otros temas de la infancia de Cristo, como la Huida a Egipto o la Sagrada Familia. Su interés por la infancia se manifiesta también en las figuras aisladas del Niño Jesús o de San Juanito. La versión de San Juanito del Museo del Prado, pintada hacia 1675, es muy popular, con el Niño y el cordero dibujados con pinceladas fluidas.

Del tema del Buen Pastor, Murillo hizo tres versiones infantiles. La del Museo del Prado, de 1660, muestra al Niño con una oveja, mirando al espectador con un aire melancólico. Otra versión en Londres, con Jesús guiando el rebaño, da más espacio al paisaje. Los niños de la concha del Museo del Prado, donde Jesús y San Juanito juegan, es una imagen devocional muy popular por su técnica depurada.

Temas de la Pasión

Archivo:Cristo despues de la Flagelacion Murillo 1665
Cristo después de la flagelación, óleo sobre lienzo, 113 x 147 cm, Boston, Museum of Fine Arts.

En la pintura de Murillo, las escenas de martirio son raras. Son mucho más frecuentes las imágenes devocionales que se centran en los aspectos emotivos, sin un contexto narrativo, como en sus temas de la Pasión de Cristo.

El Ecce homo, a menudo en pareja con la Dolorosa, es el tema de la Pasión que más se repite. También es frecuente el Cristo tras la flagelación, un tema no evangélico pero muy tratado por los predicadores, que invitaba a la contemplación del redentor humillado.

Relacionado con esto, el tema del Cristo a la columna con san Pedro en lágrimas invita a la reflexión sobre el arrepentimiento. Murillo pintó una pieza notable para Justino de Neve sobre una lámina de obsidiana de México.

En las imágenes de Cristo en la cruz, Murillo siguió modelos de grabados flamencos. Cristo se representa generalmente ya muerto, con la herida de la lanza y sujeto por tres clavos. Suelen ser piezas pequeñas para la devoción privada, con las marcas del sufrimiento atenuadas para no distraer de la belleza de la figura de Cristo.

Temas de la vida cotidiana

La pintura de escenas de la vida diaria

Archivo:Bartolomé Esteban Perez Murillo - Young Boys Playing Dice - WGA16394
Niños jugando a los dados, hacia 1665-1675, óleo sobre lienzo, 140 x 108 cm, Múnich, Alte Pinakothek.

Murillo pintó alrededor de 25 cuadros de escenas de la vida diaria, principalmente con niños. La mayoría de las primeras noticias sobre estas obras vienen de fuera de España, lo que sugiere que fueron encargadas por comerciantes flamencos en Sevilla para el mercado del norte de Europa. Algunos de ellos, como los Niños jugando a los dados, ya se mencionaban en inventarios de Amberes en 1698.

Aunque pudo recibir influencias de otros pintores, el enfoque de Murillo en este tipo de pintura es único. Sus figuras, a menudo niños mendigos o de familias humildes, transmiten optimismo y alegría. El pintor busca el momento feliz del juego o de la merienda. La tristeza del Niño espulgándose (Museo del Louvre, hacia 1650) desaparece en obras posteriores (1665-1675).

Comparando el Niño espulgándose con Abuela despiojando a su nieto (Múnich), se ve el cambio: la tristeza se va y lo que atrae al pintor es el espíritu infantil siempre dispuesto a jugar. La alegría infantil es la protagonista de Niño riendo asomado a la ventana (National Gallery de Londres), donde la simple sonrisa del muchacho es la anécdota. También se ve en Muchacho con un perro del Ermitage.

Cuadros como Dos niños comiendo de una tartera y Niños jugando a los dados (Múnich) muestran la alegría de los niños que, a pesar de sus pocos recursos, disfrutan de la vida. En la Dulwich Picture Gallery, Invitación al juego de pelota a pala y Tres muchachos o Dos golfillos y un negrito muestran reacciones psicológicas ante situaciones inesperadas. En este último, un niño negro pide un trozo de tarta a otros dos, y uno reacciona divertido mientras el otro intenta esconderla.

Con el mismo tono amable, Murillo retrató a personas sencillas. Dos mujeres en la ventana (Washington, National Gallery of Art) es una escena de la vida cotidiana. La Muchacha con flores (Dulwich Picture Gallery) podría ser una alegoría de la Primavera. Murillo también pintó otras alegorías, como La Música, Baco y el Amor.

Retratos

Archivo:Retrato de Nicolás Omazur
Nicolás de Omazur, 1672, óleo sobre lienzo, 83 x 73 cm, Madrid, Museo del Prado.

Murillo pintó un número relativamente pequeño de retratos a lo largo de su carrera, con una gran variedad de estilos. El retrato del canónigo Justino de Neve (Londres, National Gallery) es un ejemplo del retrato español, destacando la dignidad del personaje. Retratos de cuerpo entero como Don Andrés de Andrade (Metropolitan de Nueva York) o Caballero con golilla (Museo del Prado) muestran influencias de Velázquez y Van Dyck.

Los retratos de Nicolás de Omazur (Museo del Prado) y su esposa Isabel de Malcampo, con un marco que parece real, siguen el estilo flamenco y neerlandés. Sus dos autorretratos también usan este efecto de marco ilusorio, mostrando las herramientas de su oficio.

Un retrato muy particular es el de Don Antonio Hurtado de Salcedo, también llamado El cazador (hacia 1664), donde el personaje aparece de caza con un sirviente y perros.

Últimos trabajos y fallecimiento

Archivo:Bartolome murillo-bodas
Las bodas de Caná, hacia 1670-1675, óleo sobre lienzo, 179 x 235 cm, Birmingham, The Barber Institute. Murillo representa una escena llena de color y variedad, con toques orientales y muchos objetos.

Después de la serie del Hospital de la Caridad, Murillo no recibió encargos tan grandes. Hubo hambruna en 1678 y un terremoto en 1680. Los recursos se destinaron a la caridad, y el embellecimiento de los templos se pospuso. Sin embargo, Murillo siguió teniendo trabajo gracias a amigos como Justino de Neve y comerciantes extranjeros. Nicolás de Omazur, por ejemplo, llegó a tener 31 obras de Murillo, incluyendo Las bodas de Caná. Otro comerciante, Giovanni Bielato, dejó siete cuadros de Murillo a un convento en su ciudad natal.

La leyenda dice que Murillo murió por una caída de un andamio mientras pintaba en el convento de capuchinos de Cádiz. Se dice que la caída le causó una lesión que no quiso que le revisaran, y por eso falleció poco después. Lo cierto es que Murillo empezó a trabajar en la obra de Cádiz a finales de 1681 o principios de 1682, y falleció el 3 de abril de 1682 en Sevilla. Su testamento, fechado el día de su muerte, menciona que dejó dos lienzos sin terminar, incluyendo el gran lienzo de los Desposorios místicos de santa Catalina para el altar mayor de los capuchinos de Cádiz. Su discípulo Francisco Meneses Osorio se encargó de terminarlo.

Alumnos y seguidores de Murillo

Archivo:Bartolome murillo-santa catalina cadiz
Los desposorios místicos de santa Catalina, óleo sobre lienzo, 449 x 325 cm, Cádiz, Museo de Cádiz. Murillo falleció mientras trabajaba en esta obra, que fue terminada por Francisco Meneses Osorio.

A finales del siglo XVII, el estilo amable y tranquilo de Murillo, con sus Vírgenes y santos llenos de una dulzura delicada, se impuso en Sevilla. Su influencia se extendió por gran parte de la pintura sevillana del siglo siguiente. Sin embargo, sus seguidores solo imitaban sus modelos y composiciones, sin alcanzar la maestría de Murillo en el dibujo, la luminosidad y la transparencia del color.

Entre sus alumnos directos, el más conocido es Francisco Meneses Osorio, quien terminó la obra de Murillo en Cádiz. Otros pintores como Cornelio Schut, Jerónimo de Bobadilla, Juan Simón Gutiérrez y Esteban Márquez de Velasco también fueron influenciados por Murillo. Sebastián Gómez, conocido como el "esclavo pintor" de Murillo, también siguió su estilo.

La influencia de Murillo continuó en el siglo XVIII con Alonso Miguel de Tovar y Bernardo Lorente Germán. La corte española, durante su estancia en Sevilla de 1729 a 1733, mostró gran admiración por Murillo, especialmente la reina Isabel de Farnesio, que compró muchas de sus obras. En esa época, la pintura de Murillo era muy valorada fuera de España, incluso más que la de otros grandes maestros.

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Véase también

Kids robot.svg En inglés: Bartolomé Esteban Murillo Facts for Kids

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Bartolomé Esteban Murillo para Niños. Enciclopedia Kiddle.