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Antiguo convento de la Encarnación de San Cristóbal de Las Casas para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Antiguo convento de la Encarnación
Monumento histórico
(00012)
San Cristobal de las Casas Chiapas 2002 16.jpg
Torre del Carmen
Localización
País MéxicoFlag of Mexico.svg México
División Coat of arms of Chiapas.svg Estado de Chiapas
Subdivisión Coat of arms of San Cristobal de Las Casas.svg San Cristóbal de las Casas
Información religiosa
Culto Iglesia católica
Diócesis Diócesis de San Cristóbal de las Casas
Uso Abierta al culto
Estatus Templo y ex convento
Declaración Monumento histórico INAH México I-0010601514
Historia del edificio
Construcción siglo XVII
Datos arquitectónicos
Tipo Templo
Estilo Mudéjar

El antiguo convento de la Encarnación de San Cristóbal de Las Casas, conocido hoy como el templo del Carmen, es uno de los edificios más importantes y bonitos del estado de Chiapas, en México. Su construcción comenzó a finales del siglo XVI, y está muy relacionado con cómo se organizaba la sociedad, la política, la economía y la cultura en esa parte de lo que antes era la provincia de Guatemala.

Historia del Convento de la Encarnación

¿Por qué se fundó el convento?

La idea de fundar el convento de la Encarnación surgió de las peticiones de los habitantes españoles de Ciudad Real en 1587. Ellos querían un lugar seguro para sus hijas, especialmente las de familias importantes. Buscaban que sus hijas recibieran protección, cuidado y una educación adecuada a su posición social. También se preparaba a las jóvenes para el matrimonio o, si lo deseaban, para la vida religiosa como monjas.

El convento recibía a mujeres de diferentes edades y orígenes. Había hijas de españoles adinerados que llegaban con sus ayudantes, jóvenes que querían ser monjas, y también algunas mujeres solteras o viudas, tanto españolas como criollas y, en ocasiones, indígenas.

¿Quién autorizó la fundación del convento?

El Rey Felipe II de España respondió rápidamente a la petición de los habitantes de Ciudad Real. Autorizó la fundación del monasterio con una orden real el 30 de noviembre de 1595. En esta orden, el Rey mencionaba que había muchas jóvenes nobles en Ciudad Real, hijas de exploradores y pobladores, que deseaban un monasterio para vivir de forma tranquila y dedicada.

El convento fue dedicado a Nuestra Señora de la Encarnación. Quedó bajo el cuidado de las monjas de la orden de la Inmaculada Concepción, también conocidas como Concepcionistas franciscanas. Esta orden ya había fundado otros conventos en la Nueva España, incluyendo la Ciudad de México, Guadalajara, Mérida, Oaxaca, Puebla y Guatemala.

Las primeras monjas, tres en total, llegaron del convento de San Jerónimo en Guatemala. Eran dirigidas por la madre superiora María de la Concepción. Su llegada a San Cristóbal de las Casas fue un evento importante. El 1 de mayo de 1610, las monjas entraron solemnemente a su nuevo hogar. Fueron acompañadas en una procesión por las órdenes religiosas de Santo Domingo y San Francisco, las autoridades y la gente del pueblo, con una gran fiesta y cánticos religiosos.

Construcción del Edificio

El terreno para el convento fue el mismo donde estaba el templo de San Sebastián Mártir desde 1595. Se decidió que se mantendría el recuerdo y la devoción a San Sebastián. Después, se construyeron los demás edificios y habitaciones anexas.

La construcción estuvo a cargo de albañiles que probablemente vinieron de Oaxaca y Guatemala. El fraile Tomás de Blanes, de la orden de Predicadores, dirigió los trabajos. Gran parte del templo se construyó gracias a donaciones de materiales y terrenos que los habitantes de Ciudad Real ofrecieron. Querían que las novicias vivieran cómodamente, aunque esto no evitó problemas futuros.

La construcción del convento fue un poco lenta. Las monjas tuvieron que vivir temporalmente en una finca cercana al palacio del obispo durante cuatro meses. Finalmente, en septiembre de ese año, pudieron mudarse a su convento.

Desafíos y problemas del convento

La vida dentro del convento no siempre fue fácil. El monasterio y sus habitantes enfrentaron graves problemas de salud, como las epidemias de viruela y sarampión en 1750. También sufrieron desastres naturales en Ciudad Real, como inundaciones en 1652, 1676, 1785, 1864 y 1868. Hubo incendios y terremotos entre 1676 y 1679. Estos eventos causaron nuevos problemas económicos para reparar el convento y mantener a las novicias.

Detalles Arquitectónicos del Templo

¿Cómo era el interior del templo?

Documentos antiguos y estudios actuales nos dan una idea de cómo era el interior del convento y cómo se usaba para el culto cuando se fundó. El Cabildo de la Catedral de Ciudad Real, que apoyaba al convento, registró los altares, adornos y figuras religiosas del templo. Mencionan que ayudaron al convento con una imagen de Nuestra Señora para el Altar Mayor, y figuras de San Agustín, San Gregorio, San Ambrosio, San Jerónimo, un retrato del papa Pío V y un Agnus Dei. Todo esto era para el culto y la decoración del altar principal.

Antes de un incendio el 23 de marzo de 1993, que dañó gran parte del templo, se describía que la nave del convento llevaba a un crucero con un solo brazo que funcionaba como capilla. Esta capilla aún conservaba esculturas de los siglos XVII y XVIII, como un crucifijo de estilo guatemalteco. Esta capilla se construyó en 1764 para la hermandad de "Nuestra Señora del Carmen".

El templo tenía un techo de madera tallada y entrelazada, y muchos altares de estilo neoclásico. También había un altar con cinco pequeñas pinturas de santos, incluyendo a San Joaquín y la Sagrada Familia. Frente a este altar, había un nicho central con una figura de Santa Ana con la Virgen niña, hecha en el siglo XVIII.

La estructura del convento no tiene las portadas gemelas que se ven en la mayoría de los templos de monjas en la Nueva España. Esto se debe a que fue construido en el espacio del antiguo templo de San Sebastián. La imagen de San Sebastián, de excelente calidad guatemalteca, se perdió en el incendio de 1993.

Con la salida de las monjas a mediados del siglo XIX, muchos de los altares, pinturas y adornos del templo fueron tomados por el gobierno, vendidos o quizás llevados a otros monasterios. Muchos otros seguramente fueron destruidos.

La Torre Mudéjar: Un Elemento Único

Uno de los elementos más llamativos del antiguo monasterio de la Encarnación es su famosa torre mudéjar, construida en 1677. Manuel Toussaint la llamó así por su parecido con la arquitectura mudéjar de España, que tuvo adaptaciones interesantes en el Nuevo Mundo.

La torre tiene tres partes, cada una con características propias. Aunque las tres tienen una base cuadrada, su estructura muestra funciones diferentes. La base principal tiene un arco que conectaba el convento con el templo y servía como paso para personas y carruajes. La segunda parte, más pequeña, tiene ventanas y una rica decoración de elementos hechos con argamasa, y era el acceso al antecoro. Finalmente, la tercera parte, la más pequeña, tiene ventanas que permiten ver las campanas y termina en una cúpula que se añadió en el siglo XVIII.

La Vida Diaria en el Convento

¿Cómo era el día a día de las monjas?

La vida dentro del convento seguía las costumbres de los conventos de la Nueva España. Se centraba en las prácticas religiosas y la educación. Sin embargo, las novicias no estaban completamente aisladas del mundo exterior. Las oraciones diarias y las enseñanzas morales y religiosas se ofrecían también a las niñas de la ciudad. Además, se realizaban otros servicios para ayudar a la población.

La enseñanza se dividía en tres áreas:

  • Doctrina cristiana: El catecismo.
  • Educación básica: Lectura y escritura en español y latín, y matemáticas básicas.
  • Oficios del hogar: Habilidades relacionadas con el cuidado de la casa, como bordar, tejer y cocinar.

El objetivo era formar mujeres con principios cristianos, preparándolas para ser futuras madres.

Requisitos y reglas para entrar al convento

Para ingresar al convento, las novicias debían cumplir con ciertos requisitos (que no siempre se respetaban) y seguir las reglas y promesas de la orden. Estas promesas incluían la obediencia, la pobreza y la dedicación a la vida religiosa dentro del convento.

Había dos reglamentos principales: la regla general de las Concepcionistas y un reglamento interno. Ambos regulaban la vida diaria y las funciones de la orden dentro del convento. Uno de los capítulos de estos reglamentos describía cómo debía ser el hábito de las monjas: "Sea el hábito una túnica y escapulario blanco de estameña, y un manto de estameña o paño vasto de color cielo azul, traigan el manto y escapulario de Nuestra Señora, cerca de los rayos del sol, con corona de estrellas en la cabeza, con guarnición llana y decente, que no sea de oro, piedras y esmaltes…".

La comunidad del convento estaba formada por monjas de velo negro (las que ya habían hecho sus promesas), monjas de velo blanco (las novicias), mujeres sin promesas (generalmente viudas) y niñas de diferentes edades.

¿Cómo se financiaba el convento?

La fundación del convento recibió apoyo del Rey, con una donación anual de quinientos pesos. Pero el convento también obtenía ingresos de otras maneras. Recibía limosnas y donaciones, y cobraba intereses por propiedades que poseía (aunque a veces no se pagaban a tiempo, causando problemas legales). También recibía dinero de las capellanías, que eran fondos establecidos por las mismas religiosas al ingresar al convento.

Las dotes eran una fuente común de ingresos para mantener el convento. La cantidad requerida para entrar variaba de quinientos a dos mil quinientos pesos. Sin embargo, a veces se aceptaban mujeres sin dote, o se les buscaba una persona adinerada que las apoyara. El convento también ganaba dinero cobrando por la educación que ofrecía a las niñas y recibiendo multas de prisioneros. El apoyo de los obispos y otras autoridades, las herencias recibidas y la ayuda de la hermandad de Nuestra Señora del Carmen, propia del templo, cubrían los gastos y el sustento de las novicias.

El fin de la vida conventual

La vida diaria de las monjas del convento de la Encarnación en Ciudad Real se vio muy afectada a principios del siglo XIX, durante el largo periodo de la guerra de independencia. A mediados de ese siglo, el gobierno de Benito Juárez implementó reformas que afectaron radicalmente la vida de todas las órdenes religiosas en México.

Finalmente, entre 1861 y 1863, se decretó el cierre del convento de la Encarnación de San Cristóbal, lo cual se hizo efectivo en 1867. Esto obligó a las monjas a dejar sus antiguos aposentos, que se convirtieron en un cuartel militar y luego fueron divididos. Las monjas tuvieron que refugiarse en casas particulares cercanas al convento. Algunas lograron sobrevivir con dificultad, haciendo y vendiendo galletas y otros dulces hasta sus últimos días.

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Antiguo convento de la Encarnación de San Cristóbal de Las Casas para Niños. Enciclopedia Kiddle.